LECTURA Y ORTOGRARFIA
Por : Domingo Caba Ramos
No hace mucho un ingeniero industrial me remitió vía correo electrónico una breve comunicación parte de cuyo texto decía así:
« La reunión se llevara a cabo a la sinco de la tarde en el salon de conferencia y en ella trataremos asunto muy inportante para la compañía y para todo los enpleado …»
Al saber que un profesional fue el autor de un texto con tales faltas ortográficas, una pregunta afloró casi de manera inconsciente a mis labios:
¿Cómo es posible que una persona provista de un título universitario pueda incurrir en tan elementales desaciertos ortográficos?
Y aunque me imaginaba la respuesta, no tardé mucho en confirmarla : el susodicho ingeniero es uno de los tantos dominicanos que sufren de “ lecturofobia”, esto es, de los muchos que les tienen terror a la lectura o pesan los libros antes de leerlos . Cuando estudiante lo obligaron a leer tres obras literarias, las únicas que ha leído en su vida, en los periódicos quizás mensualmente suele leer una que otra nota deportiva y, como si todo esto fuera poco, parece disfrutar cuando afirma que “ la librerías conmigo difícilmente progresen”
Pedagógicamente está más que comprobado que el poco hábito de lectura constituye una de las principales causas que originan las faltas frecuentes que se comenten en el acto de la escritura. Que a escribir correctamente aprendemos cuando internalizamos en nuestros cerebros o nos familiarizamos con la imagen gráfica de esos dibujitos llamados letras. Y ese proceso de familiarización o fijación de los rasgos físicos de las palabras sólo es posible lograrlo a través de la lectura constante. O, lo que es lo mismo, a mayor actividad lectora, mayor calidad de la escritura.
Por eso no resulta extraño que personas con muy bajo nivel de instrucción, pero muy dedicadas a la práctica de la lectura, muestren un dominio ortográfico, cuando no perfecto, aceptable. Y por eso no tiene nada de extraño que profesionales como el ingeniero precitado escriban tal y cual como aparece en la nota más arriba transcrita.
Porque como muy acertadamente afirma el lingüista y profesor universitario, Santiago Cabanes :
« La lengua hablada entra por el oído y sale por la boca; los mudos los son por sordos. Pero la lengua escrita entra por los ojos y sale por la punta del lapicero o por la pantalla de la computadora; y todo por la magia de la lectura. Por lo tanto: buena escritura = mucha y buena lectura»
7/3/2007
Por : Domingo Caba Ramos
No hace mucho un ingeniero industrial me remitió vía correo electrónico una breve comunicación parte de cuyo texto decía así:
« La reunión se llevara a cabo a la sinco de la tarde en el salon de conferencia y en ella trataremos asunto muy inportante para la compañía y para todo los enpleado …»
Al saber que un profesional fue el autor de un texto con tales faltas ortográficas, una pregunta afloró casi de manera inconsciente a mis labios:
¿Cómo es posible que una persona provista de un título universitario pueda incurrir en tan elementales desaciertos ortográficos?
Y aunque me imaginaba la respuesta, no tardé mucho en confirmarla : el susodicho ingeniero es uno de los tantos dominicanos que sufren de “ lecturofobia”, esto es, de los muchos que les tienen terror a la lectura o pesan los libros antes de leerlos . Cuando estudiante lo obligaron a leer tres obras literarias, las únicas que ha leído en su vida, en los periódicos quizás mensualmente suele leer una que otra nota deportiva y, como si todo esto fuera poco, parece disfrutar cuando afirma que “ la librerías conmigo difícilmente progresen”
Pedagógicamente está más que comprobado que el poco hábito de lectura constituye una de las principales causas que originan las faltas frecuentes que se comenten en el acto de la escritura. Que a escribir correctamente aprendemos cuando internalizamos en nuestros cerebros o nos familiarizamos con la imagen gráfica de esos dibujitos llamados letras. Y ese proceso de familiarización o fijación de los rasgos físicos de las palabras sólo es posible lograrlo a través de la lectura constante. O, lo que es lo mismo, a mayor actividad lectora, mayor calidad de la escritura.
Por eso no resulta extraño que personas con muy bajo nivel de instrucción, pero muy dedicadas a la práctica de la lectura, muestren un dominio ortográfico, cuando no perfecto, aceptable. Y por eso no tiene nada de extraño que profesionales como el ingeniero precitado escriban tal y cual como aparece en la nota más arriba transcrita.
Porque como muy acertadamente afirma el lingüista y profesor universitario, Santiago Cabanes :
« La lengua hablada entra por el oído y sale por la boca; los mudos los son por sordos. Pero la lengua escrita entra por los ojos y sale por la punta del lapicero o por la pantalla de la computadora; y todo por la magia de la lectura. Por lo tanto: buena escritura = mucha y buena lectura»
7/3/2007
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