viernes, 5 de diciembre de 2014

EL NIÑO QUE VIVIÓ EN LA CÁRCEL (*)



Por: Domingo Caba Ramos

 “El novelista crea caracteres y a menudo sucede que esos caracteres se le rebelan al autor y actúan conforme a sus propias naturalezas, de manera que con frecuencia una novela no termina como el novelista lo había planeado, sino como los personajes de la obra lo determinan con sus hechos”

 (Juan Boch)
                                                           Dr Frank Espino

 «El día empezó brisoso.Joel se levantó como siempre a las 6:00 de la mañana. Abrió la ventana de madera reforzada con material de zinc, que miraba al este, y se dijo para sí: “A pesar del vientaso, el cielo luce despejado…"» (Cap. 1)

Así comienza la trama en “El niño que vivió en la cárcel”, la singular novela de dramática esencia escrita por el destacado médico ginecólogo, Francisco Espino Torres.

Toda trama supone necesariamente el planteamiento de una historia, de un problema que se complica en la medida en que esa historia se desarrolla, desarrollo este que a la vez contribuye a crear la tensión narrativa que aumenta a la par con la progresión de la historia contada.

 Y eso, en realidad, es lo que sucede en “El niño que vivió en la cárcel”. El narrador atrapa al lector en el mismo primer párrafo y lo suelta al final del relato, en el preciso momento en que Joel, ¡por fin!, logró desvelar el misterio que durante cuarenta y cinco años mantuvo envuelto el secreto relativo a su verdadera paternidad.

 Todo sucedió en tiempos del “corte” o matanza de haitianos llevada a cabo en la República Dominicana durante la dictadura de Trujillo. Juana, una negra que parecía haitiana sale a comprar leche para mitigar el hambre del negrito hijo que lleva en los brazos. Unos guardias la apresan por ser negra y no portar la declaración de nacimiento del niño (Joel) y es conducida a la cárcel junto a este.

 Para evitar que el pequeño muriera de hambre y frío, la madre se lo concede en adopción a un soldado del régimen (Niple). Joel es ya un hombre y cree que Niple es su padre biológico. Esta creencia se mantuvo hasta que doña Carmen, cuñada suya, levanta el velo que descubre la verdad.

La obra está inspirada en un hecho real, recreado, naturalmente, por la fantástica imaginación del narrador. Se trata de una dramática y desgarrante historia en la que el elemento humano aparece en primer plano.

 La novela como subgénero narrativo, ¿para qué sirve?, ¿Cuál es su función?

 En virtud de su naturaleza eminentemente estética, la novela, como expresión del arte literario, cumple una función lúdica, por cuanto su intención primaria consiste en recrear la realidad a través de la palabra. Pretende conmover la sensibilidad del lector o despertar en este sensaciones y sentimientos. Significa esto, que más que reproducir la realidad, el novelista lo que hace es recrearla o inventar un mundo imaginario semejante o parecido al mundo de la experiencia.

Pero aparte de esta función, la novela tiene como propósito crear conciencia y producir cambios en el seno de la estructura social. George Lukács (1885 - 1971), brillante pensador marxista de origen húngaro, establece al respecto que “la novela debe ocuparse de la vida del hombre que vive, cargado de problemas, convertido él mismo en problema, en este nuestro mundo absurdo”

 En parecidos términos escriben los profesores y ensayistas españoles Martín Duque y Marino Fernández Cuesta, cuando, citando a Ortega y Gasset, afirman que:

«La función esencial de la novela moderna es describir una atmósfera, a diferencia de otras formas épicas, cuya misión es referir una acción concreta» (1973:99)

Merced al planteo precitado, vale resaltar que el Dr. Espino describe una realidad en la que la atmósfera de la tiranía trujillista se percibe en cada uno de los nueve capítulos que conforman la obra. El sabe muy bien lo que es el drama, por la condición del actor teatral que fue durante sus años juveniles cuando cursaba estudios de medicina en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). No debe extrañar, pues, el intenso tono dramático que a todas luces se aprecia en el entramado narrativo de “El niño que vivió en la cárcel”

En la historia de la literatura dominicana no abundan los médicos que se hayan destacados como creadores literarios, y en el género de la novela, mucho menos. El doctor Espino, sin embargo, nos sorprende con esta su primera novela. A él, que, en su condición de médico ginecólogo, ha contribuido con sus conocimientos científicos a que tantas madres paran a sus tiernas criaturas humanas, esta vez le ha correspondido dar a luz una criatura literaria emanada de su fértil imaginación creadora.

 ¡Enhorabuena!, Dr. Espino.

(*) -Palabras leídas por el autor en  el acto de puesta en circulación , el 3 de diciembre del 2014, en el salón de actos de la Clínica  Unión Médica ( Santiago de los Cablleros )



martes, 2 de diciembre de 2014

LA MONA CURIOSA Y DOÑA ASUNCION.


  Por : Domingo Caba Ramos.

  La historia de “La mona curiosa” es tan curiosa como el curioso personaje que le sirve de protagonista. La leí hace ya varios años en uno de los textos narrativos que conforman la rica y siempre aleccionadora literatura infantil de la hermana república de Cuba.

Por curiosa, la mona de nuestra historia era sumamente intrigante y conflictiva. Y todo por su odiosa práctica de emitir opiniones, ofrecer informaciones y formular preguntas que bordeaban el mundo íntimo de los otros animales. Preguntas e informaciones que casi siempre molestaban y desencadenaban la ira de todos los habitantes del bosque.

Al sapo, por ejemplo, un buen día le pregunta que por qué sus ojos eran tan grandes y feos; al camello que a qué se debía esa joroba que ningún otro animal poseía; con el elefante insiste en que le explique el porqué de su extraño moco y grandes patas. Y no arrepentida por la carrera que con el fin de agredirla le dieron los tres animales antes citados, molestos por los cuestionamientos, se encuentra con la jirafa, a la que sin mediar palabras, luego de secarse el sudor, le pregunta : “ ¿ Por qué tú usas piyama…? ¿A qué se debe ese pescuezo tan largo?

 Repuesta de la agresiva persecución que en su contra también emprendió la jirafa, la mona, triste y cabizbaja, se sentó en una piedra a meditar. Su entrañable amiga, la chiva, al observarla en semejante estado anímico, le pregunta:

-“¿Qué le pasa doña mona que tan angustiada la veo?”

 _ “Soy una desgraciada, nadie me quiere, todos quieren golpearme o matarme…” – contestó. Y acto seguido procedió a contarle a su amiga lo que le había sucedido. Al oír el relato, la respuesta de la chiva no se hizo esperar:

“_ No, mi amiga mona, usted no es tan fatal como piensa. La fatalidad se la está creando usted por decir lo que no debe decir y preguntar lo que no debe preguntar. Respete el mundo íntimo de los demás y elimine la costumbre de hacer preguntas necias y emitir juicios que rocen ese mundo, y le aseguro que todos los animales la apreciarán y nadie la rechazará ni intentará nunca matarla o agredirla”

 "COSAS DE DOÑA ASUNCIÓN"

 Doña Asunción, concebida, al parecer, a imagen y semejanza de la mona curiosa, también tiene su historia. Una historia fantástico - realista relatada por José Luis Perales en una de sus populares canciones, “ Cosas de doña Asunción”, en la que nos cuenta cómo esta dama solía reunirse todas las tardes, a las cinco, junto al maestro, el boticario y el cura del lugar para desarrollar así placenteras jornadas de cálidas y chismográficas murmuraciones.Así describe Perales a doña Asunción :

 "Son las cinco de la tarde, 
comienza la reunión,
 la partida de canasta, 
la carla de religión. 

La maestra, el boticario, 
el cura y doña asunción; 
el café de media tarde,
 y algo de conversación.

 Y hablarán... del hijo de don Ramón,
 tan listo que parecía, 
y se ha convertido en pastor .

No se si me engañaré, 
comenta doña asunción, 
pero anoche vi a fulano, 
que rondaba el callejón..."

 Y una tercera   historia, referida por mí, inspirada en una doña Asunción de carne y huesos, como la que a continuación me permito describir:

 A pesar de poseer formación universitaria y ejercer el más formativo de los oficios, su conducta verbal semeja la de aquellas comadres de barios que han convertido el chisme y la intriga en sus pasatiempos favoritos.

 En la institución donde trabaja o ha trabajado y, posiblemente, en el vecindario urbano donde reside, ella todo lo sabe o procura saberlo, todo lo indaga, todo lo pregunta, todo lo comenta, todo lo informa. Y cuando por alguna razón no logra conseguir la respuesta deseada, entonces se la inventa, la presume, la infiere y la comunica como si se tratara de la más incontrovertible de las verdades.

No importa lo mucho que sus viperinas palabras contribuyan a empañar la imagen moral de quienes la rodean. Su lengua, mortal como el veneno de la víbora y destructora como la furia del huracán, no conoce descanso, nunca calla, nunca disfruta vacaciones, siempre está en constante movimiento: preguntando, informando, enjuiciando, opinado, murmurando y lacerando o enturbiando ajenas reputaciones. Y merced a tan intrigante y cloacal actitud, es muy común que de su boca emanen consideraciones del tipo:

“¿Supiste lo que le que ocurrió a Doroteo…?” 
“¿Y tú no sabes que Susa es amante o se entiende con Yeyo…!” 
“¡Señores!, ¿y ustedes saben la última…? 

Por eso, y sin que ella siquiera se lo imagine, todos la llaman “lengua de jabón”.

El secreto para ella no existe, no es más que una ilusión o una simple palabra formada por siete letras, y la discreción, un don o cualidad carente por completo de sentido. Por eso en ella nadie confía. Por eso a ella todos le temen. Todos toman frente a ella las previsiones de lugar para no verse envuelto en las redes venenosas de su lengua ponzoñosa.

Ella, vale reiterarlo, es un ser con existencia real, no un personaje fantástico de esos a que no tiene acostumbrado García Márquez en sus geniales y mágicas narraciones. Un ser que si bien posee nombre propio, he preferido ocultar su identidad , por ética y delicadeza,  tras el nombre imaginario de doña Asunción.

Cada vecindario, centro de trabajo y grupo social cuenta con su doña Asunción o con su mona curiosa o mono curioso. Descubrir a este tipo de espécimen humano siempre será importante como una forma de bloquear o reducir los dañinos afectos de su nociva conducta lingüística.