viernes, 16 de septiembre de 2022

CLAVES PARA SOBREVIVIR, TRIUNFAR O SER EXITOSO EN UN MUNDO INVERTIDO


Por: Domingo Caba Ramos

 Nunca actúe en función de lo que establece la ley, la ética, la moral, las normas de respeto y las buenas costumbres. Así solo se comportan los seres atrasados o desfasados.

2.     Cuando sea jefe o director, especialmente en la administración pública, no lo piense dos veces: robe, sobrevalúe, falsifique, acose, amenace, evada impuestos y haga daños sin parar. Muy pronto los frutos se verán, el ascenso socioeconómico llegará, los reconocimientos sobrarán, decenas de torneos deportivos se lo dedicarán y, lo que es más importante, nadie dirá de usted que es un vulgar «pendejo», «palomo», «tonto» o «pariguayo»

3.     En el momento de realizar una acción que choque con la ley, la moral y las buenas costumbres, jamás piense en sus hijos, en sus hermanos, en su padre y en su madre. Eso es «romanticismo barato». Así solo piensan los seres pendejos, atrasados o desfasados. El ser moderno piensa de otra forma.

4.     El día en que no tenga ropa con que vestirse, no se preocupe mucho : salga desnudo a la calle y de seguro que medio país justificará su conducta alegando que eso no es nada, que estos son otros tiempos , que eso de andar vestido es cosa del pasado, y que solo los seres atrasados o desfasados pueden rechazar semejante proceder

5.     Nunca honre a su madre y a su padre. Todo lo contrario, irrespételos, maltrátelos, abandónelos, desprotéjalos… y de seguro que en cualquier momento las mentes modernas o no atrasadas le entregarán una placa de reconocimiento declarándolo como el MEJOR HIJO DEL MUNDO, muy conscientes de que proteger, amar y dar calor a nuestros progenitores son conductas propias de hijos que todavía viven en el pasado, o que no se han puesto a tono con los nuevos tiempos.

6.     Si usted es artista, cantante o compositor, o le han hecho creer que lo es, lleve a las letras de sus composiciones el más sucio, cloacal o letrinesco de los contenidos. Evite de estas, por todos los medios el alto valor literario y humano. Adicional a esto, en su conducta social sea irreverente, procaz , preñe sus palabras de un contenido indecoros, crea escándalos sociales, desnúdese en público si hay que hacerlo, ya que eso vende, genera éxitos y fama; pero además tendrá el favor y justificación de las mentes modernas o no desfasadas, quienes a propósito de su conducta, calificada de aberrante por las mentes atrasadas, dirán que usted es una realidad, que estos son otros tiempo, que es necesario adaptarse al momento actual, y que las canciones donde la alta calidad literaria y musical imperaban es cosa del pasado.

7.     En el trabajo, «no se mate mucho», vaya cuando pueda, llegue a la hora que pueda, robe cuando pueda y trabaje al ritmo que pueda, y si así actúa, es posible que en el momento menos esperado usted se convierta en jefe del más cumplidor, competente y respetuoso de sus compañeros.

8.     No te empeñes tanto en demostrarle a tu enamorada de que eres un hombre serio, que estudia, trabaja y procede de buena familia. Eso no influirá absolutamente en nada para conquistar el amor de esa mujer. Eso, a ella, «no le da ni frío ni calor». Igualmente no muestres mucho interés en evitar que ella tenga noticias acerca de tu pasado y presente oscuros, ni de que eres casado con hijos. Esta referencia tampoco influirá para que ella rechace tu propuesta amorosa. Simplemente demuéstrale que el dinero y los bienes materiales te sobran, y olvídate del mundo. El sí o aceptación surgirá como por encanto, y una vez formalizada la relación, ella, a ti, ciegamente te amará, todo te lo aceptará, todo te lo perdonará, todo lo comprenderá, todo te lo justificará…, pues condenar el maltrato a una mujer es también un proceder propio de mentes atrasadas o desfasadas.

9. En fin, frente a las conductas consideradas moral y legamente incorrectas por las mentes atrasadas, «NO LE PARE», «LLÉVATE DE MÍ…», como dice la frase barrio - juvenil, cumpla al pie de la letra las recomendaciones antes presentadas y le aseguro que muy pronto a usted lo veremos hasta tirando la primera bola en un juego de Grandes Ligas.




miércoles, 10 de agosto de 2022

CALLAR CUADO ESCUCHAMOS O «ESCUCHAR CON DISCRECIÓN»


En la mañana de hoy d, sin búsqueda intencionada, di con un programa llamado El sol de la mañana. Producto del calor o emoción que generaba el tema tratado, hubo más de un momento en los cuales los cinco comunicadores que lo realizaban todos a un mismo tiempo.  No les entendía absolutamente ni una palabra. Fue entonces cuando recordé, una vez más, las sabias palabras del brillante escritor español, José Martínez Ruiz, Azorín, (1873 – 196) cuando escribió: «“Una de las artes más difíciles es saber escuchar. Cuesta mucho hablar bien; pero cuesta tanto el escuchar con discreción…».

La conducta lingüística de los referidos comentaristas, todos con estudios universitarios realizados, demuestra que «escuchar con discreción…» (callar mientras se escucha) es casi imposible en la República Dominicana, mucho más si el hablante interviene en un debate o discusión acalorados. Demuestra la profunda crisis que afecta actualmente a la escucha activa o a lo que algunos lingüistas llaman «Competencia atencional»

jueves, 28 de julio de 2022

EL EXTRAÑO LLANTO DEL COMPAY REJO


Por : Domingo Caba Ramos


«- ¡No llore, Compay Rejo, por favor, no llore!»

 El mandato, de implorante y casi plañidero acento, se escuchó más de una vez entre los tertulianos:

 «- ¡No llore, Compay Rejo, por favor, no llore!» 

 Pero el hombre continuaba llorando…

 En el momento en que el hecho se desarrollaba, una quietud general reinaba en cada uno de los espacios del ambiente campestre. Las ramas de los árboles apenas se movían. Del sol solo se percibía una imagen tenue de la luz crepuscular que cual extensa alfombra amarillenta se explayaba en el lejano horizonte. Los grillos comenzaban a entonar su nocturno y sinfónico concierto y, debajo de las ramas, una anciana gallina realizaba inútiles esfuerzos por ascender al “palo” que le serviría de lecho.

En el vecindario, todo era paz, calma, tranquilidad. Cuando el reloj las siete marcó, ya ellos, como era su diaria costumbre, estaban reunidos, listos para dar inicio a una más de sus habituales tertulias. En la “enramá”, ahí estaban ellos: Yeyo, Doroteo, doña Vira, Buro y el Compay Rejo.

 En la reunión, no había tema que quedara fuera de la agenda, esto es, se abordaban desde asuntos comunitarios, políticos, deportivos, económicos, etc., hasta culminar con los chismes del momento. Sin embargo, lo que más salero o sazón les imprimía a esos nocturnos encuentros eran los chistes picantes o de doble sentido, matizados casi siempre de rojiza tonalidad contados con incomparable gracias por doña Vira. Chistes que entre los tertulianos gustaban bastante, no solo por su hilarante y jocoso contenido, sino por la risa estridente que, como expresión de autocelebración, emitía su relatora al terminar de contarlos.

 Todos celebraban, hasta casi desmayarse, los cuentos de doña Vira, muy especialmente Yeyo y el Compay Rejo, los cuales no bien terminaban de escucharlos, estallaban en imparables carcajadas, al mismo tiempo que dejaban caer hacia atrás sus cuerpos, no sin antes levantar sus sucios pies descalzos.

 Pero esa noche, inexplicablemente, algo inusual parecía ocurrirle al Compay Rejo. Nada lograba despertarle su fino sentido del humor. De ahí que mientras los demás reían sin parar, después de escuchar lo último de doña Vira, él, por el contrario, lucía inquieto, preocupado, reflexivo, en completo silencio. Y cuando sus amigos, por fin, terminaron de reír, aquel hombre, de manera extraña y repentina, estalló en llanto. Un llanto inesperado, sorpresivo, que no tardó en concitar el asombro de todos los allí presentes.

 Todos quedaron pasmados, absortos, boquiabiertos. Y es que al Compay Rejo nadie, absolutamente nadie, lo había visto llorar, ni siquiera en momentos tan dolorosos como aquellos en que fallecieron algunos de sus más queridos y cercanos parientes.

Yeyo, por el impacto, apenas cerraba la boca. Le resulta difícil creer lo que en ese instante veía y escuchaba. Amigo de infancia del Compay Rejo, de los ojos de este, nunca le había visto salir una sola lágrima. Por eso no paraba de mirarlo. Una mirada, cruzada con la de doña Vira, en la que se mezclaban la sorpresa, la preocupación y la ironía.

«-¿Qué le parece vale Doro? Y yo que creía que los ojos del Compay Rejo solo estaban ahí para ver y dormir, pero jamás para llorar ni botar lágrimas. Y mire ahora… ¡Carajo!, lo último no se ha visto…»

Doroteo no contestó. Momentáneamente prefirió guardar silencio, mientras sus dedos acariciaban suavemente el borde delantero del viejo sombrero de guano y de anchas alas que cubría su canosa cabeza. Intentó hablar, pero al ver a su amigo bañado en lágrimas, bajó la cabeza y calló.

 Buro tampoco hablaba, solo observaba. En ningún momento articuló palabras. Con los pocos dientes que aún le quedaban sostenía el cachimbo, tomaba un trago de café y sonreía. Así era este raro personaje: frío, indiferente, calculador, un auténtico estoico a quien nada ni nadie le robaba el sueño.

El canto de los grillos se percibía cada vez más armónico y compacto, en tanto que la vieja amapola, cual guardiana del bosque, lucía cada vez más imponente. Hacia ella dirigió el vale Doro su mirada, como si tratara de obtener del simbólico y grandioso árbol la explicación que tanto deseaban sobre el caso que ocupaba su atención.

 «- Así es mano Yeyo. Yo también toy sorprendió. Lo mihmo pensaba yo» -, contestó Doro minutos después, de manera lacónica y casi para sí.

 Así, más de una vez, se ha contado la historia; pero la historia, vale aclararlo, no es como como la cuentan. El error de quienes cuentan la historia consiste en contarla como si realmente el Compay Rejo comenzó a llorar después de escuchar el último chiste de doña Vira. Y no fue así.

 Terminado el relato, los demás integrantes de la tertulia empezaron de inmediato a reír, no así el Compay Rejo, cuya risa inició cuando las de los demás habían terminado. Y tan sentida, efusiva y prolongada fue su carcajada, que, más que eso, parecía un interminable, desesperado e incontrolable llanto, tanto que no obstante aclarado el caso, aún parece escucharse el mandato, de implorante y casi plañidero acento:

 « - ¡No llore, Compay Rejo, por favor, no llore!»

 

miércoles, 13 de julio de 2022

ACERCA DE LOS NOMBRES DE CALLES, ESCUELAS Y OTRAS INSTITUCIONES


(A los regidores, diputados y senadores dominicanos)

 Por: DOMINGO CABA RAMOS

 La muerte impacta fuertemente el alma, mucho más si esta ocurre  de manera  trágica o súbita. Es entonces cuando se abren las ventanas de la emoción y se cierran las puertas del razonamiento. La imagen del que fallece se eleva hasta lo más alto del honor, independientemente de lo intrascendentes y hasta nocivas que hayan sido sus acciones en vida.  Es entonces cuando en la República Dominicana, al recién fallecido se le rinde un no siempre merecido homenaje póstumo, consistente en inmortalizar su nombre, asignándoselo a una calle, a una escuela o cualquier otra institución. Luego, en el futuro, vendrán las preguntas sin respuestas:

¿Por qué se le asignó ese nombre? ¿Quién fue esa persona?  ¿Qué hizo? ¿Cuáles fueron sus extraordinarios aportes en bien del desarrollo educativo, social, científico y cultural   del país o de la comunidad en la que su nombre se exhibe de manera eterna?

En Moca, por ejemplo, hay un liceo que se llama “Eladio Peña de la Rosa”. ¿Quién fue este profesor? ¿Qué vínculos tuvo con el pueblo mocano? Absolutamente ningún tipo de relación.

Eladio Peña de la Rosa fue un profesor que el 27 de octubre de 1969 murió, herido de bala, en un incidente ocurrido en horas de la noche en el Liceo Eugenio María de Hostos, Santo Domingo, en el momento en que aquí se celebraba una reunión de estudiantes. La muerte violenta del educador conmovió la conciencia nacional y  motivó protesta en todo el país. Eso fue más que suficiente para que hoy tres liceos: uno en Moca, otro en Barahona y un tercero en la capital, lleven su nombre, esto es, se honró la memoria de alguien, no necesariamente por la magnitud de sus hechos en vida, sino por el impacto que generó su muerte.

En Licey al Medio existe otra escuela que lleva el nombre de un dirigente estudiantil nativo de este municipio, asesinado en 1970 por la policía, en Moca, en cuyo liceo vespertino recién fundado, “Eladio Peña de la Rosa”, estudiaba.  En su entierro, los agentes del orden (policía balaguerista)  mataron a otros dos estudiantes.

¿Por qué le asignaron el nombre del dirigente estudiantil al precitado centro docente? Sencillamente por la forma trágica en que se produjo su deceso, así como por el malestar general, la ira popular y el impacto emocional que este hecho originó a nivel nacional; pero especialmente en los pueblos del Cibao.

Independientemente de los méritos que tanto el educador como el estudiante antes referidos pudieran tener, la medida de inmortalizar sus nombres es susceptible de cuestionamientos por cuanto en las respectivas comunidades existían, en ese momento, y aún existen, educadores con méritos más que suficientes para recibir este homenaje. Porque, ¿cómo es posible que a un liceo de Moca lo llamaran  “Eladio Peña de la Rosa”, en un momento en que en este municipio  no existía un centro educativo que llevara el nombre de  insignes educadores  vinculados a la llamada Villa del Viaducto, como fueron, entre otros,  Aurora Tavares Belliard y Aída Cartagena Portalatín?

Debe quedar claro que no por haber trabajado en una escuela, un maestro merece que esta lleve su nombre. Para merecer esta distinción, ese maestro tuvo que haber realizado aportes trascendentes o extraordinarios que hayan contribuido al desarrollo social, educativo, científico y cultural.  A nadie se le debe otorgar distinciones excepcionales o extraordinarias por ejecutar acciones normales u ordinarias. Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero, nuestros héroes deportivos, fueron exaltados  al Salón de la Fama del beisbol grande, no simplemente por jugar en las grandes ligas, sino porque sus números, trayectorias  comportamientos, dentro y fuera del  terreno de juego, fueron extraordinarios.

Con los nombres de las calles sucede lo mismo.

En nuestro país sobran los héroes y dominicanos ilustres, tales como  patriotas, escritores, filántropos, educadores, investigadores, líderes religiosos, sindicales, etc.; pero, a pesar de eso, las principales calles y   avenidas de la capital dominicana aparecen identificadas con nombres como los  de Abrahán Lincoln, George Washington, John F. Kennedy, Winston Churchill, Charles Summer, José Ortega y Gasset, Charles de Gaulle, Albert Thomas, Tiradentes (nombre de José Joaquín da Silva Xavier, prócer de la independencia de Brasil) y otros extranjeros que honestamente  no sé qué hicieron en bien de la nación dominicana.   

Específicamente sobre John F. Kennedy, el acucioso historiador Bernardo Vega ha objetado el hecho de que el exmandatario estadounidense ostente la denominación de la transitada vía, por cuanto en archivos oficiales de Washington descubrió negociaciones y actitudes perjudiciales al pueblo dominicano que en determinados momentos de su gestión observó dicho mandatario.

En Santiago existe un sector llamado Urbanización Real. La mayoría de sus calles llevan nombres de la realeza inglesa o española. Entre estas, merecen citarse: las calles  Princesa Margarita, Príncipe Carlos, Príncipe Alberto, Princesa Diana, Reina Sofía… ¿Existe una sola razón que justifique tan risible y cómica medida? ¿Cómo es posible que un ayuntamiento apruebe semejante desatino, fiel ejemplo de esa aldeana alcahuetería que tanto nos caracteriza?

Pero no solo eso. En la Ciudad Corazón es fácil encontrar vías con los nombres de Cuba, Puerto Rico, Ponce, México, Italia, España, República de Israel y de otras naciones. Esto, cuando no por agradecimiento, podría argumentarse que se debe al hecho de resaltar las buenas relaciones que deben existir entre los pueblos. De ser así, debe entonces primar la reciprocidad, esto es, esos vínculos armónicos que quizás se intenta proyectar, deben ser el resultado de un sentimiento de doble vía. Merced a este juicio, valdría preguntarse: ¿Existe en algunos de los países precitados una calle que lleve el nombre de República Dominicana?

Pero no solo lo antes expresado. El caso se torna mucho más grave y preocupante aún, cuando los ayuntamientos y el Congreso Nacional autorizan el cambio del nombre de un héroe nacional o de un ciudadano de luminosa y merecidísima trayectoria, por el de una persona sin ejecutorias comunitarias relevantes o que muy poco ha aportado a la sociedad. También cuando de repente se decide cambiar el nombre de una institución, asignándole uno nuevo y sustituyéndolo por el viejo nombre que ya forma parte de tradición, se ha convertido en un símbolo histórico y está sólidamente grabado en la conciencia colectiva de la comunidad. Por esa razón, no resulta extraño que esa colectividad, en cuya conciencia yace atada la antigua denominación, continúe usando esta y rechace por completo la nueva que se intenta implantar. Y por esa razón, nadie, absolutamente nadie, llama Johnny Pacheco (nuevo nombre) al Gran Teatro del Cibao ni José Francisco Peña Gómez (nuevo nombre) al Aeropuerto Internacional de las Américas.

Por último, siempre he considerado que debe existir una estrecha relación entre la actividad que se realiza en una determinada institución y aquella en que se destacó el ser que lleva el nombre de esta. Porque, ¿cómo es posible que se identifique un centro de salud con el nombre de «Prof. Juan Bosch» y un centro docente con el de «General Gregorio Luperón?»

Los nombres de calles, escuelas y otras instituciones públicas deben asignarse atendiendo a los mandatos del cerebro, no del corazón.  Las autoridades municipales y nuestros legisladores deberían tomar este asunto más en serio y extremar las exigencias en el momento en que se les someta a su consideración perpetuar un determinado nombre. La redacción de un reglamento, ya que al parecer no existe, que establezca las condiciones que un ciudadano dominicano debe reunir para que su nombre sea inmortalizado, es una tarea que urgentemente la Liga Municipal Dominicana, los ayuntamientos y el Congreso Nacional deberían asumir. Solo así, los dominicanos dejaríamos de rumiar el malestar y la vergüenza que invaden nuestros cerebros cada vez que observamos un nombre de persona colocado en la intersección de una calle o en la parte frontal de una institución oficial.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

viernes, 24 de junio de 2022

¿SANTIAGUERO, SANTIAGUENSE O SANTIAGUÉS?


Por: DOMINGO CABA RAMOS 

Posiblemente no existan en la República Dominicana otras voces gentilicias que hayan generado más dudas y discusiones que las empleadas para referirse a los nativos del municipio de Santiago de los Caballeros: santiaguero, dirán unos; santiaguense, afirmarán otros; santiagués, expresarán unos terceros.

En la conformación de los gentilicios, habíamos escrito ya en en este mismo diario, no existen normas académicas que establezcan cómo llamar a los nativos de un lugar. Esas voces distintivas, la comunidad lingüística las crea, las asume y utiliza como sello de identidad, y es el uso colectivo que los hablantes hacen de ellas,  lo que define su validez. Al no depender de reglas fijas, en su caso tampoco rige el criterio de corrección, vale decir, en lugar de usos correctos o incorrectos, cuando de los gentilicios se trata, lo preferible sería hablar de validez o no validez. 

Esa pertinencia o validez está determinada, no por su mayor o menor sujeción a una regla gramatical, sino por el peso de la costumbre, de la convención y permanente presencia en la lengua coloquial. En tal virtud, deberán considerarse válidos o representativos todos aquellos gentilicios que, como antes se planteó, la comunidad o parte de ella, los haya adoptado como tales por la fuerza de la costumbre; pero muy especialmente, los que han sido impuestos por la mayoría de los hablantes de esa comunidadAl margen de esta consideración, sin embargo, es muy común que se apele a la autoridad o al criterio académico para atribuirle valor a un gentilicio, considerándolo o no correcto en virtud de lo que acerca de su significado establezca en su diccionario la Real Academia Española (RAE). 

Conforme al juicio precedente, conviene aclarar que si bien son muchos los gentilicios que aparecen consignados como entradas en el diccionario académico, ello se debe a que la RAE los recoge del habla viva en un determinado momento (sincronía ) y los registra en dicho lexicón, más con intención  descriptiva que prescriptiva. De ahí que aparezcan en este, voces gentilicias, tales como “santiaguense/santiagués”, cuyos usos generalizados no se corresponden con la realidad lexicográfica o el auténtico sello de identidad del lugar sobre el cual versan: Santiago de los Caballeros,  toda vez que los hablantes de esta demarcación, en su mayoría, se identifican como “santiagueros”.  Escasamente a un nacido en el municipio de Santiago de los Caballeros se le escuche usar el término “santiaguense” y mucho menos “santiagués”. 

En la aceptación y difusión de las voces gentiliciasen ocasiones prima lo subjetivo, las preferencias, los gustos y el punto de vista particular del hablante. A tono con este planteo, para identificar a los naturales de un determinado espacio geográfico, se prestigia el uso de una de esas voces, no en virtud de su alta frecuencia en los actos habituales del habla, sino motivado por el deseo de que sea esta voz el gentilicio que mejor lo represente. Fue lo que sucedió, por ejemplo, con el el destacado abogado y genealogista, doctor Julio Genaro Campillo Pérez (1922/2001), quien hasta la hora de su muerte defendió la tesis de que el nombre que debía utilizarse para nombrar a los nacidos en  la ciudad de Santiago de los Caballeros debía ser “santiaguense” y no “santiaguero” ni “santiagués”, ante las circunstancias, según su justificación, de que estos dos últimos, «ya han sido consagrados para otras ciudades con el mismo nombre de Santiago».  Así lo deseaba el afamado historiador, a pesar de que la realidad lingüística siempre ha demostrado que en este municipio, vale reiterarlo, muy pocos de sus habitantes emplean el término “santiaguense”. 

Nada genera más confusión, duda, polémica y vacilación que el uso de las voces gentilicias.  Esto quizás se deba a que una parte considerable de los comunitarios no saben por cuál de esas voces   decidirse, si por la que aparece registrada en el Diccionario de la Real Academia Española o por la que cotidianamente se oye en boca de los hablantes. 

Ocurre también que a un mismo lugar se le asignan denominaciones distintas, formadas por sufijos diferentes: santiaguero, santiagués y santiaguense (Santiago de los Caballeros). Existen también sustantivos que designan ciudades o regiones del mismo nombre en países diferentes  pero con  gentilicios distintos, formados por sufijos también distintos : Santiago  (de Chile ), santiaguino ; Santiago (de Cuba ) santiaguero ; Santiago (de Compostela, santiagués ; Santiago  (del Estero, Argentina ), santiagueño ; Santiago  (de los Caballeros ) , santiaguero, santiaguense y santiagués. De estas tres últimas formas, la primera, a la luz de la realidad lexicográfica, resulta ser la dominante por su alta frecuencia en el uso cotidiano de la lengua.


domingo, 19 de junio de 2022

LA PERSONALIDAD NARCISISTA

Entre los rasgos de la personalidad asociados a la conducta del sujeto, y que pueden repercutir en el comportamiento ético de la persona, figuran los rasgos narcisistas. Estos rasgos, cuando son excesivos, (“soy bueno y perfecto)” pueden acarrear serias desventajas o desagradables consecuencias: la persona no escuchará consejos, no aprenderá de sus propios errores, exagerará sus logros, será arrogante, sus autoelogios serán muy comunes, su humildad brillará por su ausencia, carecerá de empatía y solo le concederá valor o importancia todo aquello que esté ligado a su YO.

La persona con sentimientos de superioridad reaccionará siempre a la defensiva, en muchas ocasiones muy molesta, frente a cualquier situación donde su imagen de perfección e invulnerabilidad sea afectada, por ejemplo, cuando un superior le reprende e indica algo o cuando le digan que se ha equivocado.

 

viernes, 3 de junio de 2022

NOTAS PARA LA HISTORIA DE TAMBORIL


 (Con motivo del 109 aniversario de su fundación)
 Por: Domingo Caba Ramos.

AHORA QUE TAMBORIL,  CON SU INDUSTRIAL E INTERNACIONAL FERIA CIGARRERA, ESTÁ EN LA PANTALLA  DEL MUNDO, PLÁCEME COMPARTIR DE NUEVO ESTE TRABAJO PUBLICADO EN EL 2013.



 1.- UBICACIÓN, LÍMITES Y EXTENSION.

 El municipio de Tamboril está situado en la parte noreste de la provincia de Santiago, al pie de la ladera sur de la Cordillera Septentrional, a 230 ms. (754.4 pies) sobre el nivel del mar y a 55 ms. (180.4 pies) sobre el nivel de la ciudad de Santiago.

 Con una extensión territorial de 71.4 kms. cuadrados, Tamboril limita al norte con la provincia de Puerto Plata; al sur, con el municipio de Licey al Medio; al este con la provincia Espaillat y al oeste, con el municipio de Santiago.

 11. SOBRE EL ORIGEN DEL NOMBRE. 

 La palabra tamboril, según el diccionario académico, significa «tambor pequeño que, colgado del brazo izquierdo, se toca con sólo palillo o baqueta, y, acompañado por lo común al pito, se usa en las danzas populares»

 También se conoce con el nombre de tamboril al instrumento musical de percusión membranófono de forma cilíndrica percutido o golpeado con baqueta, típico de la península ibérica. Es similar al tambor, pero se diferencia de este en que posee caja más estrecha y alargada y el sonido se produce al golpear una membrana tensa con un palo.

El tambor se define como un “instrumento músico de percusión, de madera o metal, de forma cilíndrica, hueco, cubierto por dos bases con piel estirada, y el cual se toca con dos palillos”. El tamboril se toca golpeando con un solo palo. El tambor con dos. El tamboril es de origen español. El tambor, de origen africano. Esto quiere decir, que Tamboril es un municipio cuyo nombre entraña uno de los rasgos por excelencia de nuestra identidad o ser nacional, por cuanto se asocia a uno de los instrumentos empleados para ejecutar nuestro principal baile folklórico.

 Conforme a lo antes dicho, no resulta extraño, pues, el cultivo y valor que en este pueblo se les confiere a nuestras más autenticas manifestaciones folklóricas tales como el baile de palos, celebración fiestas patronales, poesía popular, entre otras.

Acerca del porqué del nombre Tamboril, cuyo nacimiento se remonta a la época de la colonización, hay que afirmar que su origen y aparición se pierden en las brumas del pasado y el manto de las inferencias. Si bien existen varias teorías que intentan explicar dicho origen, ninguna de ellas, desde el punto de vista científico, puede considerarse definitivamente cierta por no existir las pruebas que la validen.

 La primera de esas teorías establece que en tiempos muy remotos residían en esta zona unos indios que solían divertirse haciendo sonar unos tambores cuya música se esparcía por toda la comarca.

 Una segunda versión da cuenta que en una oportunidad, las huestes españolas dirigidas por Gines de Gorvalán, al pasar por esta zona o por lo que para aquella época no era más que una humilde aldea indígena, decidieron acampar aquí y construyeron sus casas de campaña a la orilla de un arroyo que descendía de la cordillera septentrional. Que ese arroyo, al llegar a la parte llana, formaba un pequeño charco o poza al cual iban a parar las piedras arrastradas por la corriente. Y que esas piedras, al caer en el charco, producían un extraño sonido que al ser escuchado por uno de los españoles acampados, hizo que este exclamara bastante sorprendido: «¡Suena como un tamboril!»

 La tercera versión, y al parecer la mas socorrida, sostiene que por una de las comunidades cercanas, específicamente Haina, cruzaba un río cuyas aguas, al chocar con unas rocas situadas al fondo de una pendiente, producían un sonido similar al de un tambor, dando lugar, este fenómeno natural, al nombre de Tamboril.

Debido circunstancias diversas en el curso de su desarrollo histórico, a Tamboril se le ha identificado, dentro y fuera del municipio, con las metafóricas denominaciones de «La villa de los samanes», «La tierra de Tabaré» y «Pajiza Aldea», esta última, la más popular y conocida de todas.

111. CONSTITUCION JURIDICA.

 El territorio dominicano, en el curso de su proceso histórico, ha sufrido cambios importantes y numerosos en su estructura territorial, así como en los nombres que cada una de las divisiones resultantes han originado. Cada nueva división política ha sido el resultado de la medida administrativa tomada por el gobierno de turno y/o de la reforma constitucional que en un determinado régimen fue llevada a cabo. Tal realidad, como podrá apreciarse en las líneas que siguen, contribuyó de manera determinante en la conformación jurídica del municipio de Tamboril.

 El 27 de septiembre de 1866 fue aprobada una de las tantas reformas que se le han hecho a nuestra Carta Magna. Según esta, (Art. 3) el territorio dominicano se divide en provincias, las provincias en distritos, estos en comunes, las comunes en puestos militares y estos en secciones.

 En 1875, la denominación Puesto Militar, fue sustituida por la de Cantón o Puesto Cantonal. En tal virtud, Tamboril, que antes se conoció con el nombre de “Los Liceyes” y más tarde “Las Estancias”, fue elevado a la categoría de Cantón o Puesto Cantonal, mediante el decreto No. 1433, de fecha 19 de julio del antes citado año, emitido por el presidente de turno, Ignacio María González.

 Fue elevado a la categoría de municipio el 3 de junio de 1900, en virtud de la resolución No.4002 emitida por el Congreso Nacional.. Cuatro días después, el presidente de turno, Juan Isidro Jiménez, firma el decreto mediante el cual le fue dado el nombre de “Cantón de Peña” al puesto cantonal de Tamboril, en honor al prócer y general mocano Gerónimo de Peña, muerto gloriosamente en combate contra los  haitianos en la célebre batalla de Sabana Larga.

. Pero no obstante haber sido llamada oficialmente Peña, la generalidad de sus habitantes de aquí continuaron identificando a dicha comunidad con el tradicional e histórico nombre de Tamboril.

 En 1907, durante la gestión del presidente Ramón Cáceres, nuestra carta magna sufrió una de las tantas reformas que se le han hecho desde su redacción en 1844. Producto de esa reforma, el término Cantón o Puesto Cantonal quedó abolido y se restableció el nombre de Común. A partir de ese momento a la comunidad de Cantón Peña se le llamó simplemente Peña o Común de Peña, denominación que se mantuvo vigente hasta 1962.

 La Constitución votada el 1 de diciembre de 1955 varió el concepto territorial, y en virtud de ese cambio, las antiguas comunes recibieron el nombre de municipios.

 En 1962, un grupo compuesto de 1,670 prestantes ciudadanos nativos del municipio de Peña, provincia Santiago solicitaron al Consejo de Estado que se restableciera el nombre de Tamboril a dicho municipio.

Considerando que los argumentos esgrimidos o circunstancias señaladas en dicha solicitud justificaban la restauración del antiguo nombre de la citada localidad, el Consejo de Estado, presidido por Rafael F. Bonelly promulgó, el 27 de junio, la ley #5977, mediante la cual la Común de Peña recuperó el nombre original de Tamboril el cual había perdido, irónicamente, en el mismo año, 1900, en que fue elevada a la categoría de municipio.

 IV. POBLACION.

 Según el censo de población del 2002, el municipio contaba con 49,810 habitantes, el 44% de los cuales vivía en la zona urbana. Tenía una densidad poblacional de 698 habs. /kms². El censo anterior (1993) arrojó como resultados la suma de 38922 habitantes.

 Esta cifra significa que entre los años 1993 y 2002 en Tamboril se experimentó un crecimiento poblacional de 3.1% anual, en tanto que e l crecimiento promedio por año en el período 1970 – 2002 fue de 800 habitantes. A partir de estos datos, y según proyecciones realizadas por técnicos en la materia, se estima que para el año 2010 en Tamboril puede operarse un aumento poblacional cercano a los 10,000 habitantes. Actualmente el municipio cuenta con un distrito municipal (Canca La Piedra), seis secciones y 36 parajes. Desde el año 2002 encabeza el gobierno municipal el síndico Francisco Álvarez (Juan Bo), dirigente del Partido Revolucionario Dominicano.



 INDICADORES DEL MUNICIPIO - 2002.

 Extensión territorial                                     71.4kms²
 Población total                                            49,810 habitantes. 
Población urbana                                         21,939 habitantes (44%) 
Población rural                                              27,871 habitantes (56%)
 Densidad poblacional                                   698 habs. /km² 
Tasa de crecimiento 1993 – 2002                   3.1% anual 
Proyección población 2007                             57,551 habitantes. 
Proyección población 2010                             10,000 habitantes. 

 V. ECONOMIA.

 Considerado el más industrial de los municipios de República Dominicana, Tamboril es uno de los pilares de la producción agrícola, cosechando frutos, víveres especialmente, que abastecen los mercados de Santiago. No obstante esta realidad, históricamente esta comunidad se ha destacado por su producción industrial, de manera preferencial, por la fabricación artesanal de cigarros, la cual, en las últimas décadas, se ha impuesto al procesamiento de embutidos y chocolate que originalmente, y durante muchos años, se constituyó en la actividad económica distintiva de este pueblo.

Conforme a lo antes expuesto, no resulta extraño que Tamboril cuente con experimentados técnicos en la materia, considerados entre los mejores del país y cuyos servicios de asesoría son solicitados con regularidad no sólo en el mercado nacional, sino más allá de nuestras fronteras. Por esa razón, no debe sorprender también que una empresa de reconocida fama mundial en la industria del tabaco como La Aurora, del consorcio E. León Jiménez, haya nacido en Guazumal, una de las comunidades que forman parte del municipio.

En tamboril, la industria tabacalera está conformada por 30 fábricas ( grandes y pequeñas ) dedicadas a la elaboración de puros, preferiblemente para el mercado de exportación, las cuales generan empleos para unos 1200 trabajadores y unos ingresos aproximados a los tres millones de pesos semanales.. El desarrollo de este sector, unido a las remesas que reciben cientos de hogares de familiares residentes en el exterior, más el comercio formal e informal y la existencia de dos parques de Zona Franca, inciden de manera positiva en el proceso de dinamización de la economía en este municipio.

 La Zona Franca está conformada por seis naves industriales que concentran la cantidad de 1283 empleados directos y mueven alrededor de 16 millones de pesos semanales.

En cuanto a la riqueza mineral de este municipio, la misma está representada por el ámbar, considerado entre los más bellos y valiosos del mundo.

                                                              
                                                                             Eugenio de Jesús Marcano


 VI. HIDROLOGIA.

 El principal río es el Licey. La cuenca de este se encuentra en la vertiente sur de la Cordillera Central y tiene un área de 549 kms². Nace el río a una altura de 700 metros sobre el nivel del mar y su cauce tiene una longitud de 55 kilómetros. Desemboca en el río Camú.

 El pico Peñón, el extremo más elevado del municipio y considerado como una reserva ecológica, opera como tanque de almacenamiento de las aguas que nutren los manantiales que dan origen a los ríos Licey Blanco, Licey Prieto y Yaroa. Estos, unidos nutren o dan lugar al nacimiento del río Licey, el mismo que hace dos años aumentó su caudal y al desbordarse produjo una muerte y cuantiosos daños materiales.

 En una de las comunidades de Tamboril, Guazumal, se encuentran varios pozos de agua potable que al decir de expertos en la materia podrían ser parte de un acueducto, el primer acueducto español de América, construido por los españoles hace ya más de quinientos años. De todos estos pozos, sólo uno se encuentra emanando agua, por cuanto los demás yacen bajo tierra o cubierto por matorrales. Dicho pozo, mejor conocido como La Tina de Guazumal y venerado por las personas de aquí como patrimonio de la comunidad, nunca se ha secado, y el agua que del mismo emana, según la creencia de algunos, además de emplearse para el consumo humano, posee poderes curativos, vale decir, sirve para curar determinadas enfermedades.

 VII. EQUIPAMIENTO SOCIAL. 

 Tamboril, no obstante su reducida extensión territorial y cercanía con la ciudad de Santiago, cuenta con una infraestructura social y material que le imprimen a dicho poblado visos de gran ciudad. Su equipamiento social así lo confirma.

 Ese equipamiento, en lo que atañe al sector salud, está conformado por un hospital público y tres clínicas privadas que ofrecen servicios generales, dos en el área urbana y una en el distrito de Canca La piedra. En la zona rural funcionan dos policlínicas.

 En las áreas educativas y deportivas el panorama es mucho más luminoso. Funcionan aquí tres liceos secundarios, 32 escuelas públicas ,13 colegios privados, una biblioteca municipal, un club rotario, un canal de televisión, un polideportivo, un estadio de béisbol ,otros estadios para jugar softball y su tradicional e histórico centro sociodeportivo mejor conocido con el nombre de “ La Cancha”

Fue Tamboril el primer municipio de la provincia de Santiago en contar con cuerpo de bomberos, club rotario y banda de música. Y fue el primero en donde funcionó una emisora de radio: la desaparecida Radio Tamboril, trasladada años después a Santiago con el nombre de Radio Águila.

 En diciembre del pasado año ( 2008 ), el ayuntamiento de este municipio inauguró un simbólico y bello museo construido en honor a las hermanas Mirabal, justo a la orilla del precipicio por donde fueron lanzados los cadáveres de las tres mariposas, vilmente asesinadas por la tiranía trujillista.

                                                                Dr. Armando Martínez ( Ico)


 VIII. DEPORTES... 

En el mundo de los deportes, Tamboril ocupa un lugar digno de ser tomado en cuenta. Existen aquí equipos organizados de sofball, voleibol, béisbol y baloncesto, cada uno de los cuales participa activamente en los torneos intermunicipales que periódicamente se llevan a cabo en la provincia de Santiago.

En lo que a béisbol se refiere, varios de sus hijos lograron dar el salto del amateurismo al profesionalismo. Entre estos: Luís Martínez, primer pelotero profesional que tuvo Tamboril, Fabio Alegría ( Quitipe ), Nelson Pichardo, Oscar Ureña ( El caballo ) Alejandro Taveras ( Alejandrito ), miembro actual del equipo técnico de las Águilas Cibaeñas y Eddy Ramos, nativo de la sección Don Pedro, y quien en los dos últimos años ( 2007 y 2008 ) ha vestido los uniformes de los Tigres del Liceo y Toros des Este.

 En béisbol amateur, hay que resaltar la estelar participación de Juan Germosén, considerado por la crónica deportiva especializada como el mejor segunda base dominicano de todos los tiempos en su categoría.

 En cuanto a la práctica del voleibol, la calidad en esta población siempre se ha impuesto, al extremo de que hubo una época (décadas 70 – 80) en que los tamborileños fueron considerados como los verdaderos azotes o monarcas de esta disciplina, tanto en su categoría masculina como femenina. De ahí que fueron campeones en forma consecutiva desde el año 1977 hasta 1986, y desde 1987 a 1991. En esta rama del deporte fueron muchos los atletas que lograron alcanzar fama, destacándose, entre otros, por su brillante actuación: Magaly Peña, Martha Germosén, Felipe Rosario, Víctor Polanco, Ely Martínez, y, de manera particular, el legendario Alberto (Tule) Guareño.De las últimas generaciones, vale resaltar la estelar participación del joven Edward Rojas, selección nacional y el más brillante atleta del voleibol tamborileño de los últimos años.

 En lo que a Tule respecta, de él hay que afirmar que ha sido el más completo atleta tamborileño de todos los tiempos. No sólo brilló como volibolista, sino también en el béisbol amateur y en softbol. Y aunque no con tantos éxitos, jugó también baloncesto. En la actualidad se desempeña como profesor de Educación Física en uno de los liceos del municipio. Es además manager del equipo de softbol “Los bandidos de un solo brazo”, productor de un programa deportivo a través del canal de televisión de su pueblo y miembro de la crónica deportiva de Santiago.

Pero no sólo en los deportes. 

Tamboril es un pueblo que siempre se ha distinguido por ser ardiente defensor de los principios democráticos y las libertades públicas, así como por su lucha en contra de las injusticias sociales. En este sentido son muchos los movimientos que aquí se han organizado y que a la postre han dado sus frutos.

Conforme a lo antes expresado, justo es reconocer las actividades antitrujillistas desplegadas por los señores José Rafael Espaillat ( Che ) y Cándido Rivas, quienes por sustentar principios en contra de la tiranía tuvieron que soportar en más de una oportunidad los rigores de amargas e injustas prisiones. Un hijo de este último, Carlos Rivas, durante los temibles doce años de gobierno del doctor Joaquín Balague, jugó un papel de primerísima importancia como líder sindical, dentro y fuera de Tamboril, organizando a los obreros y coordinado intensas jornadas de luchas que perseguían el logro de mejores condiciones de trabajo y el respeto los derechos de los trabajadores. En tal virtud, también fue víctima de persecuciones, torturas y constantes apresamientos.

 En este orden vale destacar la participación de Anastacio Jiménez (Tatán) en la lucha revolucionaria, quien además de formar parte de la guerrilla encabezada por Manolo Tavárez Justo, líder del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, se unió a los combatientes constitucionalistas que en 1965 se lanzaron a las calles a demandar el respeto a la Constitución y el retorno de Juan Bosch al poder.

 La sección Los Amaceyes, Tamboril, fue el escenario escogido por el político y combatiente santiagués, Sebastián Emilio Valverde (Chanito), para sublevarse o declararle la guerra al gobierno encabezado por el general mocano Ramón Cáceres (Mon). Y fue en ese mismo lugar donde el general Piro Estrella, junto a Antonio de la Maza y algunos hombres más, decidió sublevarse y empuñar las armas para combatir la dictadura de Trujillo.

 Chanito Valverde murió el 13 de agosto de 1903, víctima de una escaramuza tendida por las tropas leales al gobierno de turno. Sus restos yacen sepultados en el cementerio de Carlos Díaz.

                                                                           Monseñor Flores Santana

 IX. PERSONALIDADES DESTACADAS. 

 Tamboril es una comunidad relativamente pequeña, pero indiscutiblemente bastante emprendedora. En ella nos encontramos con hombres y mujeres que han contribuido significativamente al desarrollo educativo, científico, económico, artístico, deportivo y cultural de nuestra sociedad. Son muchos los hijos de esta tierra que han incursionado en el campo de las artes, las letras, las ciencias, el comercio y otras áreas de la vida nacional. A saber:

 • EN LA POLITICA - 1) Federico Velásquez y Hernández (1867 – 1934) - Nativo de Guazumal, Tamboril. Médico, profesor universitario exvicepresidente de la República y uno de los políticos y funcionarios públicos más honestos que ha dado el país. 

• EN LAS LETRAS Y EN LAS ARTES - Tomás Hernández Franco (1904 – 1952) – Miembros de los Independientes del 40. Poeta, periodista, cuentista, ensayista, diplomático y autor de una de las obras cumbres de la literatura dominicana : el poema Yelidá ; Dagoberto López - Escritor, destacado poeta y gestor cultural) ; Aurelio Rosario - Poeta y escritor ; Johan Rosario - Escritor, periodista y narrador ; Anastasio Jiménez (Tatán) – Abogado, escritor , poeta y ensayista ; Elsa Brito de Domínguez - Maestra y poetisa ; Tony Capellán - Pintor ; José Mercader - caricaturista y escritor ; Héctor J. Cruz - periodista e historiador deportivo ; Frank Marino Hernández Ensayista ; Vickiana - Cantante ; Zacarías Ferreiras Cantante ; Quico Rodríguez -Cantante ; Hussaíno Germosén - Famoso clarinetista, director de bandas musicales y profesor de generaciones de músicos tanto en Moca como en Tamboril; Tomás Hernández Tolentino – Poeta. Muerto a destiempo en un accidente de tránsito. Era hijo de Tomás Hernández. Franco.

                                                                             Tomás Herrnández Franco

De ascendencia tamborileña son igualmente los escritores Luís Córdoba y Enegildo Peña. El primero es cuentista, gestor cultural, miembro de Casa de Arte y la Alianza Cibaeña. El segundo es Subsecretario de Estado de Cultura con asiento en Santiago, poeta, ensayista, miembro de Casa de Arte y uno de los gestores culturales más activos de esta ciudad.

 • EN LAS CIENCIAS - José de Jesús Jiménez Amonte.- (1905 – 1982) – Nativo de Guazumal, Tamboril.Científico naturalista, médico, botánico, taxonomista e investigador incansable. El 1952 publicó su primer libro de Botánica; Eugenio de Js. Marcano (Jeno) – Nació en Licey Arriba, Tamboril (1924). Profesor investigador, botánico y entomólogo, está considerado como uno de los más preclaros científicos naturalistas de República Dominicana. Murió en el 2003.
                                                                   Profesora Elsa Brito de Domínguez


 • EN EDUCACION – En esta área merecen citarse, entre otros ilustres maestros, a Sergio Hernández.- Consagrado educador nativo de Guazumal, en 1907 se convirtió en el primer maestro graduado de Tamboril. Tuvo la osadía de izar la bandera a media asta en señal de duelo por la muerte de Andrés Perozo, llevada a cabo por la dictadura trujillista; Elsa Brito – Poetisa, maestra y gestora cultural. Don Juan Collado y su esposa doña Fresdevinda ( doña Fredé ) de Collado ; Fausto Germosén , Mercedes Rodríguez ( doña Mercedita ), maestros de múltiples generaciones de estudiantes; Alfonso Lantigua ( El maestro Alfonso ) – Nativo de Canca La Reina, Moca, estableció residencia ( final de 1920 ) en la comunidad de Carlos Díaz, Tamboril, en donde se convirtió en un verdadero orientador y líder comunitario. Agricultor, además de maestro, nunca cobró un centavo por las clases que impartía; Ligia y Delfia de la Rosa, consideradas como primeras maestras graduadas nativas de Tamboril.
                                                                                  Maestro Hussaíno Germosén

 • COMUNICADORES SOCIALES - Es bastante significativa la cantidad de periodistas nativos de este municipio, la mayoría de los cuales se ha destacado en el ejercicio de su profesión. Entre estos conviene mencionar a Luís Céspedes Peña, Perfecto Martínez, Juan Bonilla, Héctor J. Cruz, Isabel Guzmán, Frank Reyes, Ramón Martínez, Nicolás Santos, Arturo Taveras, Andrés Bonilla, Johan Rosario, Carmen Rosario, Magdaleno Bonilla.

En la otrora Radio Tamboril se desarrolló un grupo de locutores que nacieron y/o residieron en Tamboril : Cheíta de León, Francisco Torres Flores, Ramón Edilio Estrella ( Elenito ), Chiche López, Eddy Martínez, Héctor Veras, Donaldo Izquierdo, Ramón Cruz Porte, Robert Cabrera, Máximo Ferreiras, Martín Ramos y Arismendis Martínez ( Aris ). Posiblemente, sea este último el más recordado de los locutores tamborileños, no sólo por la singular emoción que le imprimía a su ejercicio profesional, sino también por haber producido un programa, “El ALBUM DE LA UNA”, que en su momento hizo historia en la radio de Tamboril, Santiago y el Cibao.

                                                             Profesora doña  Fredesvina Altagracia  Halls Vda. Collado


  • EN EL ÁREA INDUSTRIAL Y/O COMERCIAL - En este renglón vale citar nombres de comerciantes e industriales tamborileños que han fundado empresas líderes en su rama como el señor Bolívar Reinoso, conocido por su larga trayectoria en el procesamiento de pastas alimenticias y haber fundado el Grupo Princesa ; Rafael Caraballo ( Baby ), presidente fundador de la empresa Negociado de Vehículos ( NEVESA ) y Fernando Aníbal Capellán, presidente del Grupo M, consorcio textilero que, por la cantidad de empresas que lo conforman y los miles de trabajadores que en el mismo laboran, convierte a su presidente – fundador en el mayor empleador no sólo de la Región del Cibao, sino también del país.

                                                                               Fernando Anibal Capellán

De Tamboril son también monseñor Juan Antonio Flores Santana, Ing. Domingo Rodríguez, profesor universitario, destacado ecologista y actual Director Regional de Medio Ambiente; arquitecto Rafael Tomás Hernández Ramos ; doctor Armando Martínez ( Ico ), quien supo ejercer su profesión de médico armado de un auténtico sentimiento hipocrático e inusual espíritu filantrópico; el doctor Guillermo Santana, reputado ginecólogo nativo de Guazumal, y quien obstante residir en Santo Domingo, su buena voluntad siempre se pone de manifiesto en el levantamiento de cuantas obras contribuyan a impulsar el desarrollo social y material del pueblo que lo vio nacer y crecer.

 Oriundo de Tamboril (Carlos Díaz) es la familia Estrella Sadhalá, famosa por su lucha vertical en contra de la dictadura de Trujillo, y descendiente del general Piro Estrella, a quien la historia le atribuye haber dado, en Los Amaceyes, el primer grito de rebeldía contra la tiranía trujillista, en 1930, simultáneamente con el grito de guerra emitido en la loma del Mogote, provincia Espaillat, por el bravo general mocano, Cipriano Bencosme.

 Conviene señalar que en esta población vivió y murió el presidente y general mocano Horacio Vásquez, junto a su distinguida esposa, doña Trina de Moya, nativa de La Vega y autora del Himno a las madres. Uno y otro yacen sepultados en la iglesia San Rafael, de este municipio.

                                                                                  Dr. José de Jesús Jiménez Almonte


 X. CULTURA, COSTUMBRES Y TRADICIONES.

 Tamboril es un pueblo decididamente apegado a sus valores tradicionales. Manifestaciones folklóricas ya extinguidas en otras zonas de la República, aquí se preservan y cultivan con inusitado entusiasmo. Entre estas merecen citarse las famosas retretas dominicales, a cargo de la banda de música, hoy lamentablemente un tanto en vía de extinción; el famoso palo encebado y el juego de las corridas de sacos; se toca y baila la música de palos hasta en bares y discotecas, como si se tratara de un baile normal, hecho que ha contribuido grandemente a la difusión aquí de este contagioso ritmo.

 Sus fiestas patronales, dedicadas a San Rafael, son de las más alegres y concurridas de la Región, por cuanto a las mismas se dan cita habitantes de todos los pueblos circunvecinos. Para elegir la reina de estas fiestas rige un procedimiento bastante original y no menos motivador: la que haya alcanzado el más alto índice académico entre las alumnas de los diferentes centros educativos del municipio, será proclamada reina. El mismo criterio se emplea para la elección del resto de la corte.

 Uno de los rasgos que más distingue a los habitantes del municipio de Tamboril es el acendrado amor que estos sienten por su pueblo. Quizás no exista otra zona del país cuyos moradores muestren mayor cariño o defiendan con tanto ardor el lar donde nacieron. Tal sentimiento aparece fiel expresado en la famosa declaración del poeta Hernández Franco: « Yo fui tamborileño en París, en York, en Centroamérica y en Santiago…»

 Merced a ese amor los tamborileños radicados en Nueva York se reúnen todos los domingos en el Centro Comunal “Tamboril”, ubicado en Manhatan, a intercambiar impresiones, compartir recuerdos y proporcionarse ese calor humano que necesita todo aquel que se encuentra lejos de su patria chica. Y merced a ese amor esos mismos tamborileños regresan a su pueblo en octubre de cada año a celebrar con sus amigos y parientes las fiestas patronales, participando en competencias deportivas, actos de reconocimientos a munícipes destacados y en otras importantes actividades.

DOMINGO CABA RAMOS.
 Notas preparadas para la Tertulia del Balcón
 Ateneo Amantes de la Luz.
Santiago, Rep. Dom.
Enero 24, 2009

domingo, 29 de mayo de 2022

TRUJILLO Y EL HIMNO NACIONAL


Por: Domingo Caba Ramos

                                                                                         Dictador Rafael L. Trujillo Molñina

 «Trujillo oficializó el Himno, lo que no pudo conseguir fue formar parte de sus versos»

 (Arístides Incháustegui)

El 30 de mayo de 1934,  hace  ya  ochenta y siete años, el entonces presidente de la República Dominicana,  Rafael Leónidas Trujillo Molina, promulgó la ley que declaró oficial el himno que treinta y siete años antes (1883) habían compuesto el laureado músico, José Reyes ( 1835-1905 ) y el poeta, abogado y  maestro puertoplateño, Emilio Prud - Homme (1856 - 1932).

Del Himno Nacional es muy poco lo que sabe el dominicano promedio. Pero como toda expresión cultural y manifestación humana, nuestro canto patriótico también tiene su historia:

Compuesto en el primer semestre de 1883, se tocó y cantó por primera vez el día 17 de agosto de ese mismo año en una de las veladas patrióticas celebradas por la prensa nacional en los salones de la Logia Esperanza (Santo Domingo), para conmemorar el vigésimo aniversario de la Restauración política de la República.

Conviene aclarar, sin embargo, que este no fue este el primer himno patriótico que se compuso en el país. Treinta y nueve años antes (1844), el poeta y patriota Félix María del Monte (1819 -1899), y el coronel músico Juan Bautista Alfonseca (1810 - 1875), compusieron, días después de proclamada la Independencia Nacional, el himno que nuestra historia literaria registra con el nombre de Canción dominicana o Himno a la independencia. Este himno, contrario a lo que sucedió con el de Reyes y Prud - Homme
caló muy poco en el gusto y ánimo del pueblo, y nunca logró el reconocimiento oficial. Esto, posiblemente, se debió a que la referida pieza poética, más que dominicana, mejor puede considerársele como un canto antihaitiano y prehispánico a la vez, carente por completo de un genuino sentimiento dominicanita. Así se pone de manifiesto, por ejemplo, en el primer verso del patriótico texto, en el cual el poeta llama “españoles” a los dominicanos:

« Al arma españoles,

volad a la lid,

tomad por divisa,

vencer o morir…»

No ocurrió lo mismo con el himno de Prud - Homme, en cuyo primer verso, el poeta emplea nuestro original e histórico gentilicio: “quisqueyano “:

«Quisqueyanos valientes alcemos,

nuestro canto con viva emoción…»

Acerca de Prud - Homme y su canto a la Patria, Carlos Federico Pérez (1912/1984), poeta, periodista, escritor, ensayista, profesor, historiador, académico, novelista y diplomático, apunta lo siguiente:

« Sin embargo, fue su estro el que acertó con el tono vibrante, pleno de sonoridades, del Himno Nacional. Si a esta pieza ha de asignársele una filiación literaria, desde luego que le convendría la romántica, por su calidad en la expresión del entusiasmo patriótico, al unísono con el fervor por la libertad» (Evolución poética dominicana, 1987, p.202)

En los primeros años de su creación, el Himno Nacional tuvo poca difusión. Apenas se escuchaba en la ciudad capital y sólo los días 27 de febrero y 16 de agosto de cada año. Al decir del maestro José de Jesús Ravelo (1876/1951), es en 1894, año en que se celebró en la capital dominicana el cincuentenario de la Independencia Nacional, cuando realmente se inicia el proceso de popularización del himno, debido a las muchas veces que hubo que ejecutarlo para solemnizar los diferentes actos que se desarrollaron como parte de dicha celebración.

Luego se oye en Azua, después en Puerto Plata y en el Cibao se difunde con motivo de inauguración el Ferrocarril Santiago - Puerto Plata, celebrada el 16 de agosto del 1897. En este mismo año, el Congreso Nacional resolvió declararlo oficialmente mediante ley, Himno Nacional de la República Dominicana. Para entonces gobernaba el país el general Ulises Heureaux (Lilís), el cual engavetó, en lugar de promulgar la ley, dándole así oportunidad al dictador Trujillo de consumar la oficialización definitiva del himno el día 30 de mayo de 1934, en virtud de la
Ley No. 700.

“Trujillo - apunta Arístides Incháustegui (1938 – 2017) - oficializó el Himno, lo que no pudo conseguir fue formar parte de sus versos”. Extraño comportamiento este, asumido por un gobernante que aprovechó su mandato presidencial para “trujillizar” al país, identificando con su nombre o el de algún pariente cercano, a pueblos, calles, parques, instituciones, etc. y que incluso fue capaz de modificar nuestra Constitución para cambiar el nombre de Santo Domingo, capital de la República, por el de Ciudad Trujillo.

No faltaron, naturalmente, poetas serviles que animados por el solo propósito de conseguir o mantener intacto el favor del jefe propusieron insertar el nombre de este en una de las estrofas del himno y en un verso que dijera: «Trujillo creador de la paz». A tono con esa idea, el ya citado tenor e historiador dominicano afirma que:

 “En vez, cuando algún poeta llegó tan lejos como a ofrecer, para su inclusión en el Himno Nacional: 'Trujillo creador de la paz', el pueblo que sabía que Trujillo no había creado nada (y mucho menos la paz), guardó silencio, y hasta los incondicionales de siempre prefirieron respetar ese silencio (Eme, Eme, No. 17, Pág. 95). 

Con ese silencio, el Himno Nacional se convirtió en uno de los pocos valores nuestros que Trujillo respetó.

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura.

dcaba5@hotmail.com