Por: DOMINGO CABA RAMOS
Posiblemente no existan en la República Dominicana otras voces gentilicias que hayan generado más dudas y discusiones que las empleadas para referirse a los nativos del municipio de Santiago de los Caballeros: santiaguero, dirán unos; santiaguense, afirmarán otros; santiagués, expresarán unos terceros.
En la conformación de los gentilicios, habíamos escrito ya en en este mismo diario, no existen normas académicas que establezcan cómo llamar a los nativos de un lugar. Esas voces distintivas, la comunidad lingüística las crea, las asume y utiliza como sello de identidad, y es el uso colectivo que los hablantes hacen de ellas, lo que define su validez. Al no depender de reglas fijas, en su caso tampoco rige el criterio de corrección, vale decir, en lugar de usos correctos o incorrectos, cuando de los gentilicios se trata, lo preferible sería hablar de validez o no validez.
Esa pertinencia o validez está determinada, no por su mayor o menor sujeción a una regla gramatical, sino por el peso de la costumbre, de la convención y permanente presencia en la lengua coloquial. En tal virtud, deberán considerarse válidos o representativos todos aquellos gentilicios que, como antes se planteó, la comunidad o parte de ella, los haya adoptado como tales por la fuerza de la costumbre; pero muy especialmente, los que han sido impuestos por la mayoría de los hablantes de esa comunidad. Al margen de esta consideración, sin embargo, es muy común que se apele a la autoridad o al criterio académico para atribuirle valor a un gentilicio, considerándolo o no correcto en virtud de lo que acerca de su significado establezca en su diccionario la Real Academia Española (RAE).
Conforme al juicio precedente, conviene aclarar que si bien son muchos los gentilicios que aparecen consignados como entradas en el diccionario académico, ello se debe a que la RAE los recoge del habla viva en un determinado momento (sincronía ) y los registra en dicho lexicón, más con intención descriptiva que prescriptiva. De ahí que aparezcan en este, voces gentilicias, tales como “santiaguense/santiagués”, cuyos usos generalizados no se corresponden con la realidad lexicográfica o el auténtico sello de identidad del lugar sobre el cual versan: Santiago de los Caballeros, toda vez que los hablantes de esta demarcación, en su mayoría, se identifican como “santiagueros”. Escasamente a un nacido en el municipio de Santiago de los Caballeros se le escuche usar el término “santiaguense” y mucho menos “santiagués”.
En la aceptación y difusión de las voces gentilicias, en ocasiones prima lo subjetivo, las preferencias, los gustos y el punto de vista particular del hablante. A tono con este planteo, para identificar a los naturales de un determinado espacio geográfico, se prestigia el uso de una de esas voces, no en virtud de su alta frecuencia en los actos habituales del habla, sino motivado por el deseo de que sea esta voz el gentilicio que mejor lo represente. Fue lo que sucedió, por ejemplo, con el el destacado abogado y genealogista, doctor Julio Genaro Campillo Pérez (1922/2001), quien hasta la hora de su muerte defendió la tesis de que el nombre que debía utilizarse para nombrar a los nacidos en la ciudad de Santiago de los Caballeros debía ser “santiaguense” y no “santiaguero” ni “santiagués”, ante las circunstancias, según su justificación, de que estos dos últimos, «ya han sido consagrados para otras ciudades con el mismo nombre de Santiago». Así lo deseaba el afamado historiador, a pesar de que la realidad lingüística siempre ha demostrado que en este municipio, vale reiterarlo, muy pocos de sus habitantes emplean el término “santiaguense”.
Nada genera más confusión, duda, polémica y vacilación que el uso de las voces gentilicias. Esto quizás se deba a que una parte considerable de los comunitarios no saben por cuál de esas voces decidirse, si por la que aparece registrada en el Diccionario de la Real Academia Española o por la que cotidianamente se oye en boca de los hablantes.
Ocurre también que a un mismo lugar se le asignan denominaciones distintas, formadas por sufijos diferentes: santiaguero, santiagués y santiaguense (Santiago de los Caballeros). Existen también sustantivos que designan ciudades o regiones del mismo nombre en países diferentes pero con gentilicios distintos, formados por sufijos también distintos : Santiago (de Chile ), santiaguino ; Santiago (de Cuba ) santiaguero ; Santiago (de Compostela, santiagués ; Santiago (del Estero, Argentina ), santiagueño ; Santiago (de los Caballeros ) , santiaguero, santiaguense y santiagués. De estas tres últimas formas, la primera, a la luz de la realidad lexicográfica, resulta ser la dominante por su alta frecuencia en el uso cotidiano de la lengua.
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