sábado, 29 de junio de 2024

CÁPSULAS LEXICOSEMÁNTICAS


Por : Domingo Caba Ramos

1.     Presidente / presidenta

En los círculos académicos, la pregunta es mucho más que recurrente: ¿Cuál es la forma válida: presidenta o la presidenta?

La Real Academia Española (RAE), en la decimonovena edición (1970) de su Diccionario de la lengua española (DRAE), no registra el término “presidenta”. Sólo aparece “presidente”, asignándole, entre otros significados : « Que preside» y « El que preside» Tampoco lo registra el académico y laureado lexicógrafo español, don Manuel Seco, en su muy valioso y consultado “Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española” (1986), en el cual sólo se hace alusión al susodicho vocablo, “presidenta”, para definirlo como el “femenino del nombre presidente”.

La intensificación de la presión ejercida por grupos feministas a partir de 1989, en pos del uso de una lengua no sexista o inclusiva, fue determinante para que la docta corporación lingüística decidiera incluir la voz “presidenta” en la vigésima segunda edición (2001) del precitado lexicón, y, en tal virtud,  aporta acerca de ella las siguientes acepciones :

presidenta.

1. f. Mujer que preside.

2. f. presidente (‖ cabeza de un gobierno, consejo, tribunal, junta, sociedad, etc.).

3. f. presidente (‖ jefa del Estado).

4. f. coloq. Mujer del presidente.


También figura el vocablo “presidenta” como entrada en el Diccionario Panhispánico de dudas, publicado en el 2005 por la Real Academia Española y la Asociación de Academias Españolas. Según este texto académico, “presidenta”, lo mismo que “presidente”, es la ‘Persona que preside algo’ y, en una república, jefe del Estado’.
«Aunque su terminación corresponde, como norma general, a nombres comunes en cuanto al género (el/la presidente), el uso mayoritario ha consolidado ya hoy el femenino específico presidenta, documentado en español desde finales del siglo xv y único que se recomienda usar en la actualidad» (p.520).

Significa lo antes expresado que la voz “presidenta” es forma válida y preferible a “presidente” para referirse a las mujeres que desempeñan tal puesto. El diccionario académico la registra y define como «Persona que preside un Gobierno, consejo, tribunal, junta, sociedad, acto, etc.»

Resulta a todas luces extraño el tratamiento lingüístico que la RAE le ha dado al sustantivo “presidente”, participio activo del verbo presidir, por cuanto otros participios iguales, cuyos sufijos terminan en ente, tales como estudiante, comandante, oyente, dirigente, cantante, residente, gobernante, entre otros, no han recibido el mismo tratamiento académico, vale decir, el DRAE no registra los sustantivos estudianta, comandanta, oyenta, dirigenta, cantanta, residenta, gobernanta… Tal práctica resultaría insostenible desde el punto de vista morfosintáctico, pero no se descarta que así lo deseen o comiencen a demandarlo los grupos feministas y demás defensores y propulsores de la llamada lengua con perspectiva de género.

2.      Alguien/ Álguienes

Un día de estos escuché a reputado comunicador de la ciudad de Santiago de los Caballeros utilizar el pronombre indefinido “álguienes”, así en plural: «Parece que álguienes de los actuales funcionarios serán removidos del cargo el próximo 16 de agosto…». A propósito, vale aclarar que el pronombre indefinido “alguien”, lo mismo que otros como “algo”, “nadie” y “cada” como bien lo establece la Nueva gramática de la lengua española, en su estructura morfológica ofrece una forma única, sin variaciones formales, razón por la cual carece de número plural.

Solo en forma excepcional y en casos en que funcione como sustantivo podría pluralizarse, en enunciados como «No sé quiénes son los álguienes que tocan la puerta…»; pero con valor pronominal, conviene reiterarlo, su forma es invariable. En tal caso, si hace referencia a más de un individuo, convendría entonces reemplazar a “alguien” por otro indefinido como “algunos”: «Parece que algunos de los actuales funcionarios serán removidos del cargo el próximo 16 de agosto…».

26/6/2024

 


CLAVES PARA SER EXITOSO EN UNA SOCIEDAD LIGHT O MORAMENTE INVERTIDA


Por: Domingo Caba Ramos

«El hombre light, emerge en sociedades moralmente enfermas… Se trata de un ser sumamente superficial, entregado al dinero, al poder, al éxito y al gozo ilimitado y sin restricciones…Todo le interesa, pero a nivel superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que percibe y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. Todo se torna en él etéreo, leve, volátil, banal, permisivo…»

Enrique Rojas

 Ciertamente quien desee sobrevivir, triunfar o cosechar éxitos en esta posmodernidad que nos arropa, debe pensar diferente a como en épocas pasadas se pensaba. Debe comportarse de manera distinta, y las conductas de los demás también debe valorarlas de manera diferente. Sus valores, principios, juicios y visión del mundo tienen que ser radicalmente opuestos a los valores, principios, juicios y visión del mundo de sus antepasados; pues de lo contrario corre el riesgo de perecer devorado por el látigo censor y excluyente de los sustentadores o promotores de los nuevos valores.

En fin, vivimos en un posmoderno e invertido mundo light, en el que pensar y actuar al revés se constituyen en las claves del éxito, como al revés se debe proceder como condición necesaria para desentrañar el contenido profundo del presente artículo.

Merced a lo antes expresado, entiendo que para sobrevivir y ser exitoso en la República Dominicana, se requiere, entre otras líneas de conductas, proceder como a continuación se describe:

1.   Nunca actúe en función de lo que establece la ley, la ética, la moral, las normas de respeto y las buenas costumbres. Así solo se comportan los seres atrasados o desfasados.

2.     Cuando sea jefe o director de una institución, especialmente en la administración pública, no lo piense dos veces: robe, sobrevalue, falsifique, acose, amenace, evada impuestos y haga daños sin parar. Muy pronto los frutos se verán, el ascenso socioeconómico llegará, los reconocimientos sobrarán, decenas de torneos deportivos se lo dedicarán y, lo que es más importante, nadie dirá de usted que es un vulgar «pendejo», «palomo», «tonto» o «pariguayo»

3.   En el momento de realizar una acción que choque con la ley, la moral y las buenas costumbres, jamás piense en sus hijos, en sus hermanos, en su padre y en su madre. Eso es «romanticismo barato». Así solo piensan los seres «pendejos» o «pariguayos». El ser moderno piensa de otra forma.

4.      El día en que no tenga ropa con que vestirse, no se preocupe mucho: salga desnudo a la calle y de seguro que medio país justificará su conducta, alegando que eso no es nada, que estos son otros tiempos, que eso de andar vestido es cosa del pasado, y que el primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, nunca anduvieron vestidos.

5.     Jamás honre a su madre y a su padre. Todo lo contrario, irrespételos, maltrátelos, abandónelos, desprotéjalos… y de seguro que en cualquier momento las mentes modernas o no atrasadas le entregarán una placa de reconocimiento declarándolo como el «El mejor hijo del mundo», muy conscientes de que proteger, amar y dar calor a nuestros progenitores son conductas propias de hijos que todavía viven en el pasado, o que no se han puesto a tono con los nuevos tiempos.

6.    Si usted es artista, cantante o compositor, o le han hecho creer que lo es, lleve a las letras de sus composiciones el más sucio, cloacal o letrinesco de los contenidos. Evite en estas, por todos los medios, el alto valor literario y humano. Adicional a esto, en su conducta social sea irreverente, procaz , preñe sus palabras de un contenido indecoroso, crea escándalos sociales, desnúdese en público si hay que hacerlo, ya que eso vende, genera éxitos y fama; pero además tendrá el favor y justificación de las mentes modernas o no desfasadas, quienes a propósito de su conducta, calificada de aberrante por las mentes atrasadas, dirán que usted es una realidad, que estos son otros tiempo, que es necesario adaptarse al momento actual, y que las canciones donde la alta calidad literaria y musical imperaban es cosa del pasado.

7.     En el trabajo, «no se mate mucho», vaya cuando pueda, llegue a la hora que pueda, robe cuando pueda y trabaje al ritmo que pueda, y si así actúa, es posible que en el momento menos esperado usted se convierta en jefe del más cumplidor, competente y respetuoso de sus compañeros.

8.     No te empeñes tanto en demostrarle a tu enamorada de que eres un hombre serio, que estudia, trabaja y procede de buena familia. Eso no influirá absolutamente en nada para conquistar el amor de esa mujer. Eso, a ella, «no le dará ni frío ni calor». Igualmente, no muestres mucho interés en evitar que ella tenga noticias acerca de tu pasado y presente oscuros, ni de que eres casado con hijos. Esta referencia tampoco influirá para que ella rechace tu propuesta amorosa. Simplemente demuéstrale que el dinero y los bienes materiales te sobran, y olvídate del mundo. El sí o aceptación surgirá como por encanto, y una vez formalizada la relación, ella, a ti, ciegamente te amará, todo te lo aceptará, todo te lo perdonará, todo lo comprenderá, todo te lo justificará…, pues condenar el maltrato a una mujer es también un proceder propio de mentes atrasadas o desfasadas.

9.    En fin, frente a las conductas consideradas moral y legalmente incorrectas por las mentes no modernas , «no le pare», «llévate de mí…», como dice la frase barrio - juvenil, cumpla al pie de la letra las recomendaciones antes presentadas y le aseguro que muy pronto a usted lo veremos hasta tirando la primera bola en un juego de las Grandes Ligas.

 

 

EL ATENEO AMANTES DE LA LUZ : MÁS ALLÁ DEL NOMBRE

(Con motivo del 150 aniversario de su fundación)

Por: DOMINGO CABA RAMOS

Manuel de Jesús Peña y Reynoso, maestro, periodista, combatiente, político, poeta, ensayista y crítico literario, nació en Licey al Medio, Santiago, el 2 de diciembre de 1934 y falleció en La Habana, el 3 de agosto de 1915. A los veintitrés años de edad, en 1957, emigró a Santiago de Cuba, en donde además de trabajar como profesor, se sumó a la lucha independentista contra el imperio español, y merced a esta bélica campaña, le correspondió combatir y logró ascender hasta ocupar el privilegiado cargo de secretario particular de los líderes Carlos Manuel de Céspedes y de su compatriota, el general Máximo Gómez.

En 1973 retornó a su suelo nativo y fijó residencia en su «patria en la patria» como afectivamente él denominaba a la ciudad de Santiago de los Caballeros. Fue tal el sombrío panorama educativo y cultural que al llegar a esta encontró, que muy pronto concibió la idea que   todas esas «breñas en el campo intelectual de nuestra pobre patria…» solo era posible iluminarlas mediante la puesta en práctica de un cívico y educativo plan encaminado a fundar nuevas escuelas, eliminar el desorden reinante en las ya existentes y dotar a la prensa de mayor vida, dinamismo y libertad. 

Merced a esa cívica, educativa y cultural visión, Peña y Reynoso fundó y dirigió numerosos centros docentes, no solo en Santiago, sino también en Puerto Plata, Montecristi y Santo Domingo. E igualmente fundó y dirigió en Santiago varios periódicos, tales como El Eco del Yaque (1875), El Cibaeño (1875) La situación (1876) y La Esperanza (1880). En Santo Domingo, además, colaboró con El Listín Diario y El Oasis y con El Porvenir, en Puerto Plata.

Aparte de su fecunda e intensa campaña docente y periodística, Peña y Reynoso supo proyectar luz con su no menos importante labor literaria, expresada a través de su producción poética y sus trabajos de crítica literaria. Se trata de una labor en la que la proyección del sentimiento, propia de la expresión artística, apenas late o parece sucumbir ante el didáctico empuje de la prosa que orienta y el verso que edifica. Como a propósito, y refiriéndose a su labor poética, escribe Joaquín Balaguer en su Historia de la literatura dominicana:

«Si por algo ha de perdurar en la historia de nuestra poesía, el nombre de Manuel de Jesús de Peña y Reynoso, no es seguramente por lo que su obra, tan pobre de verdadero sentimiento lírico, representa en sí misma, sino más bien por lo que ella significa como expresión de una de las más firmes y persistentes vocaciones con que han contado hasta hoy en el país el civismo y la enseñanza…» (1992 :153)

Pero independientemente de los aportes culturales antes citados, la obra magna del maestro Peña y Reynoso, o la que corona su ideal de “elevación moral e intelectual” de los dominicanos a través de la educación es la fundación del Ateneo Amantes de la luz el día 4 de junio de 1874. Y desde que las puertas de este se abrieron al público, tres meses después, el 13 de septiembre, de manera ininterrumpida ha ofrecido sus servicios a Santiago, al Cibao y al país. De esa manera, en el presente mes se ha estado celebrando el ciento cuenta aniversario de la fundación de una las más antiguas y archiprestigiosas instituciones culturales de la República Dominicana. Una magna obra creada, al decir de su fundador «para no envejecer en medio de la opresión, de la guerra civil, de la miseria, de la vergüenza…, y principalmente para ilustrar a los más jóvenes de su generación que eran los llamados a regir los destinos de la patria»

Pienso que, en estos ciento cincuenta años de vida institucional, los propósitos que dieron origen al Ateneo Amantes de la luz, se han logrado mucho más allá de los que quizás deseaban materializar Peña y Reynoso y demás gestores.

 Pienso que más que «amantes de la luz», sus fundadores fueron verdaderos creadores de luces intelectuales, científicas, educativas y culturales.

Pienso que más que amar la luz, Peña y Reynoso y todos sus colaboradores contribuyeron a preñar de luz el camino que conduce al conocimiento, a la investigación, a la creación y a la configuración de una nueva visión de la sociedad dominicana en particular y del mundo en general.

Pienso que tanto en el pasado como en el presente accionar del Ateneo prestigian el contenido del lema plasmado galantemente en el borde de su escudo: LUZ, PROGRESO Y HARMOANÍA

Pienso, finalmente, que más allá del simple sentimiento de «amar la luz», los amantes de la luz de 1874 contribuyeron con la creación de su histórico y productivo ateneo a iluminar las mentes de los miles de estudiantes, profesionales, lectores e investigadores que han ido a parar a sus salas tras la búsqueda del dato o de la imagen que posiblemente solo en su biblioteca o en su hemeroteca puedan encontrarse.

¡Muchas felicidades! para esta centenaria y superdistinguida institución educativa y cultural, orgullo para Santiago y el resto del país. Y nuestro reconocimiento, igualmente, para sus actuales socios y directivos, encabezados por el dinámico comunicador, abogado y profesor universitario, Carlos Manuel Estrella.