jueves, 31 de enero de 2013

¿QUIÉN FUE JULIO JAIME JULIA
 Por: Domingo Caba Ramos


En noviembre del pasado año, el Ministerio de Cultura organizó en Moca la VIII Feria Regional del Libro Espaillat 2012, esta vez dedicada al destacado intelectual mocano, Julio Jaime Julia (1922 - 1993). Al leer su nombre en la prensa, un periodista amigo me preguntó: ¿Quién fue Julio Jaime? Fue entonces cuando consideré oportuno publicar de nuevo dos artículos que años antes yo había escrito en el Listín Diario: 1) Julio Jaime Julia y el Caonabo de Oro, 2) Don Julio Jaime Julia (In Memoriam)

 1. JULIO JAIME JULIA Y EL CAONABO DE ORO

 «A raíz de la muerte de don Román Franco Fondeur en octubre del pasado año (1989), sobre él escribimos en este mismo diario lo siguiente:

"Este hombre de hablar pausado y de inocultable timidez amó como el que más a esa manifestación exclusivamente humana que todos conocemos con el nombre de cultura. Y merced a este amor puso todo su empeño, conocimientos y la mayor parte de sus años de vida al servicio de la educación, la ciencia y la cultura; pero muy especialmente, al servicio de la juventud”.

 Lo mismo tenemos que decir en esta oportunidad acerca del doctor Julio Jaime Julia, prestante y digno representante de la intelectualidad dominicana, a quien la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE) entregó recientemente el premio CAONABO DE ORO, una de las distinciones literarias de más alta categoría que esa entidad otorga cada año a figuras destacadas en el campo del periodismo y las letras dominicanas. Y es que Moca, la bien llamada heroica Villa del Viaducto, no sólo ha parido hombres capaces de liberar al país de las garras de odiosas dictaduras, sino también mujeres y hombres que como don Julio Jaime Julia han realizado una doble labor en favor del progreso educativo, científico, artístico y cultural de nuestra nación.

 El doctor Julio J. Julia, además de poeta, historiador y abogado, es un fecundo escritor y un incansable investigador. Más de cincuenta títulos conforman su abundante cosecha bibliográfica, parte de los cuales afloran a mi mente: “Notas para la historia de Moca”, “Antología poética duartista”, “Gabriela Mistral en Santo Domingo”, “Del árbol del olvido”, “Antología de Américo Lugo”, “El libro jubilar de Pedro Henríquez Ureña”, “Antología de escritores mocanos”, “Guzmán Espaillat, el civilista”, “Para la historia del Ateneo Dominicano”, etc.

 Forma parte del reducido grupo de dominicanos que más libros han escrito y a la cabeza de los cuales figura el fenecido historiador don Emilio Rodríguez Demorizi.

Este “honesto intelectual de sobria vida y pensar alto”, como justicieramente lo calificó el doctor Mariano Lebrón Saviñón, ha consagrado la mayor parte de su existencia al quehacer cultural, ámbito en el que además de acucioso investigador ha brillado como un verdadero orientador. De ahí que haya recorrido toda la provincia Espaillat y gran parte de la Región del Cibao dictando conferencias o participando en actividades afines, en tanto que su residencia ha perdido su naturaleza privada para convertirse en una especie de “archivo” público a cuyo seno van a parar cuantos estudiantes y personas necesitan realizar una tarea escolar, una tesis de grado o desarrollar cualquier otro trabajo de investigación.

Pero no sólo eso.

El Dr. Julia también ha desempeñado importantes funciones vinculadas al mundo de la cultura: Director del Archivo General de la Nación (Santo Domingo). Presidente del Ateneo Dominicano (Santo Domingo), Director de la Biblioteca Pública “Gabriel Morillo” (Moca), Director del Departamento de Extensión Cultural del Ayuntamiento de Moca, Director - fundador del Grupo Cultural “Pedro Henríquez Ureña” (Moca) y miembro del consejo de redacción de la revista “Presencia Mocana”, entre otras.

 Conforme a semejante proceder, queda claramente establecido que para el autor de “Nueva antología de poetas mocanos” el conocimiento sólo tiene validez en la medida en que se intercambie o comparta con los demás. Y que el egoísmo intelectual, cualidad bastante consustancial a las mentalidades mediocres, jamás ha encontrado posada en la mente y comportamiento del egregio escritor mocano que nos ocupa.

En tal virtud, quienes hemos tenido la grata oportunidad de saborear el néctar de sus jugosos aportes, no podíamos sentirnos más que regocijados con la decisión adoptada por la ADPE de conceder el CAONABO DE ORO de este año a quien de manera desinteresada consagró su juventud y ha puesto su talento y saber al servicio de su comunidad, de la región del Cibao y de su país en general» (Listín Diario: 6 / 11 / 90)

2. DON JULIO JAIME JULIA (In Memoriam)

 La infausta noticia me la transmitió uno de mis hermanos por la vía telefónica: “Murió el doctor Jaime Julia”. Luego de reponerme del natural sobresalto que producen informes de esta naturaleza, sentencié en voz alta, como si tratara de que el viento dispersara el mensaje por todos los rincones del territorio nacional: “Con la muerte de este hombre, Moca pierde a uno de sus más ilustres hijos y las letras dominicanas a uno de sus más dignos y fieles representantes.”

 Aunque había leído parte de sus libros, al doctor Julia tuve el honor de conocerlo directamente en 1979 cuando participaba de un curso de Historia Comparada por él organizado en su pueblo natal e impartido por connotados historiadores dominicanos.

 De voz pausada, impecable dicción, lento caminar, escasa carne e investigador incansable, la vida de este artífice de la cultura dominicana, se desenvolvió en medio de los más altos valores de espíritu y estuvo signada por sustanciales y nobles realizaciones. Cincuenta libros publicados, veinte inéditos y las diferentes funciones que ocupó al frente de importantes instituciones culturales (Archivo General de la Nación, Ateneo Dominicano, etc.) constituyen muestras más que fehacientes de lo antes dicho.

En noviembre de 1990 la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores decidió otorgarle el premio CAONABO DE ORO, una de las distinciones de más prestigio que esa entidad concede años tras años a quienes han brillado en el campo de las letras nacionales. Para la ocasión escribimos en las páginas de este mismo diario, entre otras ideas:

 “Este honesto intelectual de sobria vida y pensar alto, como justicieramente lo calificó el doctor Mariano Lebrón Saviñón, ha consagrado la mayor parte de su existencia al quehacer cultural, ámbito en el que además de acucioso investigador ha brillado como un verdadero orientador. De ahí que haya recorrido toda la provincia Espaillat y gran parte de la Región del Cibao dictando conferencias o participando en actividades afines, en tanto que su residencia ha perdido su naturaleza privada para convertirse en una especie de archivo público a cuyo seno van a parar cuantos estudiantes y personas necesitan realizar una tarea escolar, una tesis de grado o realizar cualquier otro trabajo de investigación”. 

Con él estreché amistad en 1983. Me encontraba en el proceso de elaboración de la tesis de grado para optar por el título de Licenciado en Filosofías y Letras. Faltaban unos datos y un amigo me informó que sólo el doctor Jaime Julia podría disponer de los mismos. Y en efecto, así sucedió. Partí hacia su vieja y añorada casona y allí me recibió el autor de “Antología de Américo Lugo” con la más deferente receptividad.

Departimos animadamente. Encasillarlo en el tópico específico que ocupaba mi atención resultó una tarea mucho más que difícil. En la medida en que su emoción aumentaba, se iban abriendo las puertas de su rico e inagotable almacén cognoscitivo y en tal virtud saltaba de un tema a otro, de un libro a otro, de una experiencia a otra. Y me habló, con sorprendente propiedad, de los más diversos aspectos del saber humano.

Ya al final del edificante encuentro puso en mis manos unos apuntes manuscritos. “Sé que te servirán bastante para los fines de la investigación que realizas”, expresó con inconfundible satisfacción. Y acto seguido aclaró: “Tales datos formarán parte de mi próximo libro. Tú te conviertes así en la primera persona que los manejas”. Obviamente se refería al texto que pocos años después publicaría con el título de “Notas para la historia de Moca” (1985)

 Así era don Julio Jaime Julia, un verdadero artífice de la cultura dominicana. Parodiando las palabras que en su libro “Haz de luces” expresara acerca de la insigne educadora higüeyana Mercedes Alfau Pilier, ante la sentida muerte del destacado intelectual mocano que nos ocupa, entendemos de rigor finalizar las consideraciones precedentes afirmando:

 ¡La colectividad mocana jamás olvidará a aquel corazón nobilísimo que sólo latió para el bien de su pueblo! (Listín Diario: 15 - 5 - 93)