sábado, 29 de diciembre de 2012

LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA Y EL ALTO COSTO DE LAS OBRAS LITERARIAS.

Por: Domingo Caba Ramos.

 “El hábito y el amor a la lectura literaria forman la mejor llave que podemos entregar al niño para abrirle el mundo de la cultura universal”. 

 (Pedro Henríquez Ureña)

 Casi todos los tratadistas en la materia, y nuestra práctica docente así lo confirma, coinciden en postular que el modo más efectivo de enseñar literatura consiste en poner al alumno en contacto directo y constante con el texto literario.

“La literatura-apunta José Romera Castillo - es un instrumento válido en la formación de los individuos porque se proyecta sobre la problemática vital de estos, sirve para transformar la realidad y, a la vez, es instrumento de goce y placer” (Didáctica de la Lengua y la Literatura, 1979, pág. 145).

Y en lo que respecta a las metas que se persiguen con su enseñanza, el connotado metodólogo y crítico literario español plantea que con la literatura se pueden conseguir, entre otros objetivos:

 a) Incrementar la capacidad de observación, reflexión, análisis, crítica y comunicación, para conseguir que el docente no sea un autómata, sino dueño de sí mismo.

 b) Conocer para comprender mejor el pensamiento ajeno y, así, ejercitar el suyo.

 c) Utilizar mejor el lenguaje, teniendo los textos literarios como espejo en donde mirarse.

 d) Proporcionar hábitos críticos sobre todo con el comentario de textos.

 e) Iniciar a los alumnos en la escritura creadora, es decir, en la manifestación de sus pensamientos y sentimientos para desarrollar la capacidad creativa. 

Nótese la gran importancia que en cada uno de los objetivos propuestos confiere el autor a la práctica de la lectura, análisis y crítica de obras literarias. Y es que el máximo propósito de todo programa, clase o curso de literatura debe estar dirigido a desarrollar la capacidad creativa, de análisis y el espíritu crítico del educando, de tal manera que este cuente con las habilidades necesarias que le permitan descubrir los valores estéticos, así como desentrañar las ideas, mensaje o sentido profundo de un texto literario.

 Para que dicho propósito se materialice, Romera Castillo entiende que “el papel del profesor se ha de invertir al tradicional. El docente será un orientador, un sembrador de semillas, no un señor feudal. Sus conocimientos, por mucho que sepa, son débiles, para basar en ellos su autoridad o una autoridad de saberlo todo que raya más con la magia que con la ciencia”. (ob. cit., pág. 147).

 Solo así el estudiante encontrará sentido a la clase de literatura. Solo así el profesor logrará vencer o desterrar, como bien lo aconsejaba el ilustre poeta Antonio Machado, “la solemne tristeza de las aulas”.

Nuestro gran maestro y lingüista, Pedro Henríquez Ureña, en un enjundioso trabajo titulado “Aspectos de la enseñanza literaria en la escuela común”, formula al respecto la siguiente pregunta: ¿Cómo habremos entonces de enseñar literatura en nuestras escuelas secundarias? Y acto seguido responde:

“Del único modo posible: poniendo al estudiante en contacto con grandes obras. En nuestros pueblos de la América española esta manera de enseñanza demanda gran atención del profesor: hay que acostumbrar al estudiante a leer mucho y hay que comprobar que lee; hay que habituarlo a la lectura de obras difíciles, allanándole la vía con explicaciones y aclaraciones de orden histórico y lingüístico, pero también haciéndole comprender que nada de sólido y duradero se alcanza sin trabajo”. (Tomado de la Revista Scritura, del Departamento de Letras de la UASD, No. 2, 1981. pág.137)

 Sabemos que en el sistema educativo dominicano resulta mucho más que difícil cumplir estrictamente con estos principios metodológicos. La razón es bastante sencilla: muchas, por no decir la mayoría, de esas grandes obras que atinadamente recomienda leer el hijo mayor de Salomé Ureña no aparecen en las librerías, muy especialmente en las ubicadas fuera de la capital del país, y cuando aparecen, sus precios son tan altos que ningún estudiante de escasos recursos económicos estaría en condición de comprarlas.

 En Santiago, por ejemplo, no hay para qué buscar, entre otras, obras tan brillantes en su género como la tragicomedia M’hijo el dotor, del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez; El señor presidente, del narrador guatemalteco Miguel Ángel Asturias; Los gobernadores del rocío, del novelista haitiano Jacques Roumain; Lavorágine, del colombiano José Eustasio Rivera, y Solo cenizas hallarás, del destacado narrador dominicano, Pedro Vergés. Y si usted pregunta cuántos cuestan, por ejemplos, obras maestras como Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez o Los hermanos Karamasov, del novelista ruso Fedor Dostoievski, le responderán que RD$775 la primera y RD$675 la segunda.

 Ante tan adversa realidad, al profesor de literatura no le queda otro camino que apelar a la poco recomendada práctica del fragmentarismo, la que si bien tiene su importancia, toda vez que un fragmento, llámese este capítulo, estrofa, acto, etc., puede despertar el interés por el contenido total de la obra, tiene de negativo que impide al alumno formarse sobre esta, esa visión general que sólo se logra con la lectura completa del texto literario.

Ahora que ya el 4% del PIB para la educación se pondrá en ejecución, se impone, pues, la necesidad de que el Estado Dominicano, a través del Ministerio de Educación, implemente una política cultural tendente a abaratar los precios de las obras literarias, de manera que el verbalismo expositivo no cubra todo el tiempo en que se desarrolla la acción docente, y la enseñanza de la literatura resulte, en consecuencia, más activa, dinámica, significativa y, sobre todo, placentera.

jueves, 20 de diciembre de 2012

CARTA ABIERTA AL INSTITUTO DUARTIANO.

 Por: Domingo Caba Ramos


 Respetables miembros del Instituto Duartiano:

 Como parte de las actividades programadas para celebrar el bicentenario del nacimiento de nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, hecho ocurrido el 26 de enero de 1813, la institución que ustedes dignamente representan solicitó a la Liga de Beisbol Profesional de la República Dominicana ( LIDOM) que durante el desarrollo del campeonato de beisbol invernal 2012 – 2013 se interprete en cada juego la canción titulada “Canto a la Patria”, del laureado compositor dominicano, Juan Luis Guerra. La LIDOM acogió positivamente esa solicitud, como bien se lee en una nota publicada en su página de Internet, en la que se informa que «Acogiendo una atinada iniciativa del Instituto Duartiano, en cada partido del evento se difundirá el tema “Canto a la Patria”, de la autoría de Juan Luis Guerra, previa invitación a los presentes a través de los altoparlantes a ponerse de pies y guardar la debida reverencia al Padre de la Patria»

 Esa patriótica iniciativa, así como cualquier otra encaminada a rendir homenaje de “amor, respeto y gratitud” al padre de nuestra Independencia, me parece, realmente, muy atinada. Lo que sí me parece muy no atinado es el tema musical que se ha seleccionado para rendir ese homenaje, no porque este carezca de valor literario, sino porque en ese “Canto a la Patria”, no late el ideal duartiano ni mucho menos arde la pira del patriotismo.

 Ese “Canto”, señores académicos, no conecta con nuestros símbolos patrios y la grandeza histórica de nuestro Libertador, ni mucho menos entraña el sentimiento patriótico del pueblo dominicano. Más que esto, lo que puede es crear confusión en niños y adolescentes que bien pudieran asumirlo como un himno patrio en un momento en que la Escuela Dominicana, desafortunadamente, no le confiere ya la importancia que a los himnos a la Patria antes se le daba.

Por eso me sorprende poderosamente que la recomendación para que se entone dicho “Canto” en los estadios haya provenido del Instituto Duartiano, organismo que por tener como función proyectar los auténticos ideales del fundador de la Trinitaria, bien pudo aprovechar tan oportuna ocasión y sugerir que se cantara el HIMNO A DUARTE, en cuyas letras vibra el alma nacional, letras que aprendimos cuando niño en la escuela, razón por la cual yacen posadas en un rinconcito del corazón de todos los dominicanos. Y es que en ninguna otra composición, como en la escrita por Ramón Emilio Jiménez, se plasma con rasgos tan definidores la verdadera personalidad y grandeza histórica de Juan Pablo Duarte.

 Interpretando el HIMNO A DUARTE en los estadios, con la proyección de sus letras y la imagen del Patricio en pantalla gigante, se logran varios propósitos: rescatarlo del olvido, inyectarlo en la conciencia de de niños, jóvenes y adolescente, poniéndolos así en contacto con una canción que talvez nunca han escuchado, pero que sí representa nuestros más auténticos valores nacionales. Por último, traer a la mentes de la masa de adultos presentes, los más dulces y patrióticos recuerdos de sus años de infancia, años en que quizás, en la escuela donde cada uno estudiaba, tuvieron que izar o bajar la bandera nacional al son de las notas gloriosas de dicho canto.

 Es por esas y otras razones que me atrevo a sugerirles que tanto en la serie semifinal como en la final del presente campeonato, en lugar del “Canto a la Patria”, de Juan Luis Guerra, se entone el “Himno a Duarte”, de Ramón Emilio Jiménez.

Respetuosamente, Prof. Domingo Caba Ramos. 

sábado, 15 de diciembre de 2012

LA CORRUPCIÓN NO ADMINISTRATIVA 

Por: Domingo Caba Ramos

«Me he propuesto hacer un abordaje médico y psicológico del país en el que cuento, analizo y llego a la conclusión de que el país está sumergido en una enfermedad grave que es el “tigueraje”» (Dr. José Dúnker)

Desde la muerte de Trujillo hasta la fecha es mucho lo que se ha escrito acerca de la corrupción administrativa en la República Dominicana. Sin embargo, de la otra corrupción, la no administrativa, es muy poco lo que ha dicho, a pesar de que diariamente recibimos de ella sus letales efectos.

 A los dominicanos solo parece preocuparle el derroche de los recursos del Estado llevado a cabo por un determinado funcionario; pero no así las prácticas fraudulentas en que fuera de la administración pública se incurre cuando se brinda o solicita un servicio. Con tal de lograr un propósito, en esta tierra de Duarte, Caamaño y Luperón, todo vale. No creo que exista otra parte del mundo en el que como la patria dominicana tenga tanta presencia el famoso principio maquiavélico aquel de que «El fin justifica los medios»

Por eso estamos sumergidos, no solo en una grave enfermedad llamada “tigueraje”, al decir de nuestro reputado siquiatra, José Dúnker, sino en la cultura del fraude, del engaño o del aprovechamiento. Por eso debemos estar siempre a la defensiva. Por eso el mecánico, el plomero, el técnico de radio o televisión, el abogado, el médico, etc., te dobla y hasta triplica el costo normal del servicio prestado si te ven la cara de forastero , que andas en un buen vehículo o saben que vives en un sector residencial.

Los casos sobran y se repiten todos los días:

 Un plomero, para corregir una filtración en mi casa, cuya labor tardó solo cuarenta minutos me solicitó el pago de cuatro mil pesos. Casi me da un paro cardíaco. Se produjo el natural regateo y el estafador con traje de plomero, aceptó que le pagara solo mil pesos.

En 1999 solicité en Santiago los servicios profesionales de un abogado y profesor universitario de (Q.E.P.D.) con tal de recuperar los doscientos mil pesos que el administrador de una empresa constructora no pretendía devolver, después de haber violado el contrato de venta de un apartamento. El estafador con traje de abogado recuperó el dinero, pero para que este llegara a mis bolsillos tuve que someter el caso ante la fiscalía del distrito judicial de esta ciudad.

 Un hermano nuestro va a un taller a cambiar el tambor de su carro. En lo que montaban la pieza nueva se ausentó durante media hora. Cuando regresó, ya la pieza estaba supuestamente instalada. ¿Cuál? La misma que estaba dañada.

 Un anciano residente en San José de las matas recibe de su hijo radicado en Nueva York un moderno televisor. Lo enciende y al notar que no funciona, arranca en su B.M.W y se lo lleva a un técnico en Santiago. El televisor estaba en perfecto estado, pero el don no sabía manipularlo. Consciente de eso, el ladrón con traje de técnico tomó el soldador, quitó varias piezas supuestamente en mal estado y le dijo al hombre que debía comprarlas, traérselas y regresar al día siguiente a buscar el aparato, no sin antes decirle que el trabajo valía quinientos pesos. Cuando el anciano volvió al taller, esta vez se presentó en un lujoso y moderno carro marca Lexus. Esto fue más que suficiente para que nuestro técnico, en lugar de quinientos, le cobrara mil pesos, a los que hay que añadir a su favor, las piezas nuevas compradas.

Una pariente nuestra le cogió con practicarse una cirujía plástica en la nariz. Más de un cirujano honesto le había dicho que médicamente esa cirujía no procedía. Ella, sin embargo, insistió y habló con un famoso estafador con traje de cirujano plástico de Santiago, muy ligado a los medios de comunicación, el cual simuló haber realizado el procedimiento quirúrgico, después que mi pariente le depositara en su cuenta la suma de cinco mil dólares.

¿Y no es también corrupción la aberrante conducta de un “profesor” o mal llamado “educador” consistente en cambiar notas por sexo o dinero?

 Quizás se deba a que la conducta irregular de muchos funcionarios sirva de ejemplo negativo a la población, pero lo cierto es que la corrupción no administrativa es tan dañina y común como la admnistrativa.

jueves, 29 de noviembre de 2012

ACERCA DE LA VOZ "PRIMERAMENTE" Y OTROS MITOS LINGUÍSTICOS.


Por: Domingo Caba Ramos.

En  el uso y enseñanza de la lengua española son diversos los falsos conceptos o mitos gramaticales que cada cierto tiempo se crean y difunden. Y es tal la magnitud y/o reiteración de su difusión, que no obstante su esencia falaz, lo hablantes  los asumen y defienden como si se tratara de verdades incuestionables. Alcanzan, de esa manera, la categoría de auténticas falacias: argumentos falsos aparentemente verdaderos.

Entre los más comunes y divulgados mitos gramaticales merecen citarse los siguientes:

·       «El  acento destruye el diptongo»
·       «Las letras mayúsculas no se acentúan»
·       «La palabra ‘etcétera’ ya no se usa, sino ‘entre otros’»
·       «La z debe pronunciarse diferente a la s »
·       «No se debe decir ‘primeramente’, porque no existe ‘segundamente’, ‘terceramente’, etc.»
Son falsos o carentes de soportes lingüísticos los juicios precedentes porque:

1.       El diptongo nunca se destruye. En palabras como ‘María’, por ejemplo, nunca ha existido diptongo, sino hiato. Y en virtud de este planteo, a todas luces carece de pertinencia lingüística alegar que la tilde presente en dicho nombre destruyó el diptongo; sencillamente porque no se puede destruir lo que no existe.

2.       El empleo de las mayúsculas no exime de marcar la tilde siempre que así lo establezcan las reglas generales de acentuación.

3.       Es incierto  que la palabra etcétera  ya no se usa o fue excluida del repertorio léxico del mundo hispanohablante. Tanto la voz ‘etcétera’ como la construcción léxica ‘entre otros’ se emplean para cerrar   enumeraciones inconclusas, como bien lo establece el Diccionario Panhispánico de dudas (2005), de la Asociación de Academias de la Lengua Española : « Procedente de la expresión latina ‘et caetera’, se usa siempre para cerrar enumeraciones incompletas. En la escritura va siempre precedida de una coma y se emplea frecuentemente en forma abreviada» ( Pág. 279)

4.       Una de las características del español de América es el  SESEO, fenómeno lingüístico que consiste en pronunciar como s la z y la c, esta última ante las vocales e, i, (ciguapa – ceguera. Tales letras representan el mismo fonema (el fonema /s/), razón por la cual  no debe establecerse entre ellas distinción fonética. De ahí que la sílaba za, en la palabra zapato, deba pronunciarse igual que la sílaba sa, en la palabra sapo. O, lo que es lo mismo, en Hispanoamérica se escribirá “zapato”, pero se pronunciará siempre “sapato”.Sencillamente, en el mundo hispanohablante la z nunca debe pronunciarse.

¿Primeramente o en primer lugar?

En cuanto a la voz “Primeramente”, vale aclarar que se trata de un adverbio de tiempo que significa “Previamente, anticipadamente, antes de todo”. Con este valor, dicha voz tiene como correlatos o términos alternativos los adverbios “Últimamente” y “Finalmente”.   Esto significa que  la acción que no se realizó primeramente, fue porque se ejecutó últimamente o finalmente.


 a) “Tan pronto llegamos, fuimos primeramente a visitar a nuestros padres.
b) Primeramente deben devolver el dinero, luego veremos lo que hacemos.

 Primeramente se emplea también  como adverbio de orden: Así aparece recogido en el Diccionario de la Real Academia Española. En este texto   igualmente aparecen los términos: segundamente, terceramente, y cuartamente; pero se indica que están en desuso. Como adverbio ordinal   se utiliza para introducir el primer elemento de una enumeración o de una serie discursiva. Sus correspondientes correlatos son: En primer lugar, en segundo lugar, en tercer lugar, etc.:

a)     Primeramente leyó la obra, luego la analizó y después la expuso ”
b)     “Primeramente redactó un resumen, luego estudió el contenido y al final se examinó”

Todo lo antes expuesto es más que ilustrativo para reiterar que se trata de un falso concepto o mito gramatical el tan propalado argumento de que no debemos decir "primeramente" porque no existe "segundamente" ni "terceramente", etc.

domingo, 25 de noviembre de 2012

ODA HEROICA A LAS HERMANAS MIRABAL



Por: Domingo Caba Ramos.

"…Muchos dominicanos fueron asesinados en 1960, entre ellos tres hermanas de la sección de Conuco, Salcedo, pertenecientes a la respetada familia Mirabal, cuyos esposos estaban encarcelados por participar en la conspiración originada por la invasión del 14 de Junio del año anterior. El asesinato de las Hermanas Mirabal, ocurrido el 25 de Noviembre de 1960, colmó los ánimos de la gente sensata y decente contra Trujillo y acrecentó la atmósfera de profunda animadversión que ya existía contra el Gobierno…"

( FRANK MOYA PONS )




En esta fecha, 25 de noviembre ,  el pueblo dominicano recuerda con dolor el bestial asesinato de las hermanas Patria, Teresa y Minerva Mirabal perpetrado por  el régimen trujillista un día como hoy, pero del año  1960.

 “El ojo de la bestia”, dice nuestra aguerrida poetisa Carmen Natalia, “les siguió las pisadas” hasta dispararles o introducirles “plomo a la espalda como hacen los cobardes”

 En su “Oda heroica a las hermanas Mirabal”, a mi juicio, uno de los más bellos y
estremecedores poemas lírico-épicos de la literatura dominicana, Carmen Natalia Martínez, petromacorisana y militante antitrujillista, condena la acción ejecutada en contra de tres mariposas que si bien fueron “hechas para el beso”, fueron “pasto de las balas”. 

Veamos el contenido del poema :


ODA HEROICA A LAS HERMANAS MIRABAL

           «No hubo blancura igual a su blancura,
           nardo, azucena, lirio…magnolia de su carne,
           carne hecha para el beso, fue pasto de las balas,
           las Mirabal cayeron bajo el plomo cobarde.

           No hubo dulzura igual a su dulzura,
           los ríos se crecieron para llorar por ellas,
           palomas con el pecho florecido en claveles,
           las Mirabal cayeron de cara a las estrellas.

           Ayudadme a subirlas al pedestal de piedra,
donde grava la historia los nombres de sus mártires,
ayudadme a decir qué cosa grande hicieron
estas mujeres- cíclopes, estas mujeres-ángeles.

Allí donde más hondo fue el dolor de los hombres,
y más honda la herida sangrante de la tierra,
donde fue más profundo el surco de las lágrimas,
y más amargo el llanto… allí bajaron ellas.

Allí donde más alto fue el grito de combate,
y más enhiesto el puño frente a las bayonetas,
donde más levantada fue la frase precisa,
y  más erguido el pecho… allí bajaron ellas.

Allí donde más lejos llegó la valentía,
y apuró el sacrificio su retama postrera,
allí donde más lejos plantara el heroísmo,
su bandera de sangre… allí bajaron ellas.

El ojo de la bestia les siguió la pisada,
ojo y plomo a la espalda, como hacen los cobardes,
la tierra abrió los brazos para ceñir sus cuerpos,
las Mirabal cayeron taladas como árboles…»

Las manos del verdugo deshojaron los nardos,
cortaron, como, tallos las lenguas silenciadas,
las estrellas besaron su carne por vez última,
las Mirabal cayeron con el plomo a la espalda.

Mas ya el nardo no es nardo, pues se ha vuelto piedra,
piedra el enhiesto puño. Piedra la frente alta,
piedra el pecho y los ojos y la boca sin lengua,
las Mirabal cayeron para alzarse en estatuas.

Y sus bocas, sin lenguas, han de seguir hablando,
y sus tres corazones palpitando en la piedra,
perennemente vivas en el alma del pueblo,
las Mirabal cayeron para volverse eternas.




domingo, 18 de noviembre de 2012

JUAN SANCHEZ LAMOUTH Y DIONISIO LOPEZ CABRAL : CURIOSAS COINCIDENCIAS.



Por : Domingo Caba Ramos 




Juan Sánchez Lamouth,  destacado poeta, nació en la ciudad de Santo Domingo el 24 de junio de 1929, y falleció un día como hoy, 18 de noviembre de 1968. Era uno de los poetas preferidos del también poeta Dionisio López Cabral (1956 – 2006), quien al igual que su ídolo literario  murió un día como hoy, 18 de noviembre del 2006. 

Ambos desarrollaron una vida bohemia, falleciendo uno y otros muy jóvenes, víctima de los efectos del alcoholismo.

 Ambos carecieron de una elevada formación académica, pero sí estaban dotados de una sólida sensibilidad literaria. 

Ambos eran sumamente pobres, de origen humilde, de extracción barrial.

 Por su pobreza, vida sencilla,  su bohemia existencia y condición de  personas humildes, ambos recibieron el menosprecio de la élite intelectual dominicana.  

 Uno y otro eran dos especies de peregrinos de la cultura: Mientras que Lamouth recorría y  su voz poética tronaba en las calles de  los barrios de Santo Domingo, López Cabral hacía lo mismo en las calles del Centro Histórico de Santiago.

 Finalmente, ambos produjeron una obra poética que por su  incalculable valor  y calidad  enaltece las letras nacionales.


ASÍ NO, POETA



DIONISIO LOPEZ CABRAL (1956 – 2006), “El poeta del pueblo”, falleció en su ciudad natal, Santiago de los Caballeros, un día como hoy, el 18 de noviembre del 2006. Una semana antes de su muerte, luego de visitarlo en su lecho de enfermo, publiqué, en los periódicos El Nacional y La Información, el artículo que a continuación me complace compartir con todos mis amables lectores:



ASI NO, POETA
 
(En reconocimiento y respeto al “Poeta del pueblo”, Dionisio López Cabral)
Por: Domingo Caba Ramos

“Con el viento que no ha llegado
mi verso limpia distancias”

(Manuel del Cabral)

«En la noche de este primer lunes de noviembre, vi al poeta postrado en su lecho de enfermo, paralizados sus movimientos y apagado, por inviolables imperativos médicos, el eco persistente de su voz huracanada.

En la noche de este primer lunes de noviembre, lo vi tendido en una de las camas distribuidas en la siempre indeseada quinta planta del principal recinto hospitalario de la Región del Cibao, con su triste mirada perdida en la distancia.

En la noche de este primer lunes de noviembre, observé su cuerpo exhausto o desprovisto de esa fuerza vital que siempre hemos percibido en la voz y en los corporales movimientos del famoso bardo santiaguero.

En la noche de este primer lunes de noviembre, supe que algunos de sus amigos, entre ellos, poetas y escritores , en un decoroso gesto de fraternal y poco común solidaridad que los enaltece, en ocasiones han tenido que bañarlo y ayudarlo a levantar del lecho nada grato en el que desde hace veinte días yace acostado.

En la noche de este primer lunes de noviembre, impulsado talvez por su convencido “aguiluchismo”, y consciente, posiblemente, de mi irrenunciable “escogidismo”, tan pronto me vio, suavemente bajó el volumen del radito que yacía encima de su pecho adolorido, para informarme con firmeza, pero sin su efusión característica: « Las Águilas están ganando y El Escogido perdiendo… »

En fin, en la noche de este primer lunes de noviembre percibí el dolor plasmado en su rostro demacrado, y al contemplarlo en tan enfermizo estado, me pareció escuchar el eco persistente de una voz interior que me invitaba a decir con pesaroso e imperativo acento:

No poeta, así no, así no quiero verte.

Quiero verte recorrer las calles de tu pueblo en una noche cualquiera, preñando de versos, símbolos y metáforas el vientre de la Gran Ciudad.
 

No poeta, así no, así no quiero verte.
 

Quiero verte iluminando el horizonte con el “ayer de tu canto”
 

No poeta, así no, así no quiero verte.
 

Quiero verte una vez más multiplicando tu voz a través de tus líricos gritos, calificados por tu amigo entrañable, Tomás Morel, como “puñaladas que agujerean las noches misteriosas de lo insondable”

 No poeta, así no, así no quiero verte.

Quiero verte de nuevo en tu habitat, construyendo tus siempre originales, repentinos y breves versos. Tan breves, que parecen “escritos casi sin palabras”. Versos de tan rápida lectura, que bien podríamos compararlos con esos relámpagos que iluminan, con su efímero fulgor, el horizonte sombrío: llegan y tan veloz desaparecen, que su existencia difícil resultaría admitirla, de no ser por la estela de luz que dejan tras sus pasos.

No poeta, así no, así no me gusta verte.

Mas que en la cama de una quinta y aborrecible planta hospitalaria , prefiero verte pletórico de vitalidad, desplazándote, como siempre lo has hecho, de un escenario cultural a otro, discutiendo sobre arte y literatura, declamando, pariendo poemas, gestando cultura y violentando rígidos protocolos , para tronar con tu verbo explosivo, ya sea para defender tu punto de vista sobre un tema específico, o para declamar o dar a conocer el último parto de tu fértil imaginación creadora o algunos de los tantos versos que de manera repentina afloran a la fuente inagotable de tu manantial poético. Porque tú, poeta, con mucha propiedad bien podría decir lo mismo que sobre sí pregonó el famosísimo gaucho cantor, Martín Fierro:

“Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar,
al pie del eterno padre,
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua,
ni me falte la palabra,
el cantar mi lengua labra,
y, poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra”
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