sábado, 11 de abril de 2009

EL VIAJE DE LA LENGUA
(Apuntes sobre el español de América)

- Quinta parte -

“La tendencia a identificar a la América española con Andalucía en el orden linguítico, con apoyo en el supuesto predominio de los andaluces en la conquista y colonización del Nuevo Mundo, es cosa antigua ya; pero carece de fundamento sólido…”

- Pedro Henríquez Ureña -


TEORIAS SOBRE EL ESPAÑOL DE AMERICA

Son diversas las teorías que se han propuesto con el propósito de explicar o definir la base del español americano. Entre estas, por su importancia o relevancia, merecen citarse las siguientes:

1. Zonificación del español de América.
2. Influencia del sustrato indigenista.
3. Base dialectal andaluza.

De todas ellas, la que más encendidas polémicas ha generado, ha sido la muy famosa y menos controversial tesis andalucista. Por esa razón, esta vez sólo ella será considerada.

La tesis andalucista.

El problema de las relaciones existentes entre el andaluz y el español de América ha dado lugar a lo que podría considerarse como la más controversial de todas las discusiones que se han llevado a cabo en el escenario lingüístico hispanoamericano.

Aunque esta tesis se remonta al siglo XVIII, la misma se inicia con el romanista Max Leopold Wagner, quien en su estudio “El español de América y el latín vulgar” (1920) la amplía o enriquece al sostener que en el español de América influyeron variantes dialectales provenientes del sur de España. Aclara que ese influjo se hizo más patente en las áreas costeras americanas pobladas, en época temprana de la colonización, por habitantes procedentes del sur de la península ibérica, la mayoría de los cuales eran andaluces y extremeños. Este punto de vista, si no válido – apunta Germán de Granda – es el primero que plantea la influencia andaluza en las zonas costeras del Nuevo Mundo.

Según Wagner y demás defensores de la tesis andalucista, el español de América no es más que una prolongación del español hablado en el sur de España, particularmente en Andalucía y Extremadura, debido a que los primeros colonizadores de América eran, en su gran mayoría, extremeños y andaluces. Plantea que en el orden lingüístico la coincidencia es casi absoluta, básicamente en la fonética, toda vez que los principales rasgos fonéticos característicos del habla andaluza se dan también en la modalidad lingüística americana: seseo, yeísmo, eliminación o aspiración de /s/ implosiva y eliminación de la /d/ intervocálica, entre otros.

Un año después que Wagner diera a conocer su estudio, el dominicano Pedro Henríquez Ureña publicó un ensayo titulado “Observaciones sobre el español de América” (1921), trabajo en el cual el reconocido humanista expresa su rechazo a la influencia andaluza en el español americano. En el precitado trabajo, y refiriéndose a las investigaciones que sobre esta variante dialectal se habían realizado, Henríquez Ureña establece que:

« Ante tanta diversidad fracasa una de las generalizaciones más frecuentes: el andalucismo de América; tal andalucismo, donde existe – es sobre todo en las tierras bajas - , puede estimarse como desarrollo paralelo y no necesariamente como influencia del sur de España» (Pág.359) Entiende el gran maestro y lingüista que tal influjo no pudo ser posible debido a que entre los colonizadores que llegaron a América, los andaluces no constituían mayoría ( 42.9%), hecho que sí ocurría con los procedentes del norte de España ( 43.7%) . Los andaluces eran pues minoría, según Pedro H. Ureña, y su dialecto, por consiguiente, de ningún modo, podía constituirse en la base del dialecto americano.

« La semejanza con Andalucía – escribe el maestro en otro de sus libros – se pensaba que podría deberse al supuesto predominio andaluz en la conquista y la colonización. Pero las investigaciones sistemáticas hacen pensar, hasta ahora, que no hubo predominio andaluz. Y las peculiaridades en que se apoya la semejanza no siempre existían en los siglos XV y XVI…» (El español en Santo Domingo, 1978, Pág. 166) Si bien no niega las coincidencias entre el andaluz y las diferentes hablas hispanoamericanas, considera que tales similitudes se deben a un desarrollo paralelo y no al influjo de la modalidad andaluza. Afirmaba que el español de América era diferente al de España, por cuanto era el producto de una evolución autónoma sucedida al margen del influjo de elementos ultramarinos

Los jucios de Henríquez Ureña sobre el no influjo andaluz en el español de América fueron corroborados o encontraron apoyo en otro gran maestro, hispanista e investigador de la realidad lingüística hispanoamericana: Amado Alonzo

Estudios posteriores sobre este mismo asunto realizados, entre otros, por los afamados hispanistas Peter Boyd- Bowman, Rafael Lapesa, Diego Catalán, D. Ramón Menéndez Pidal, Tomás Navarro Tomás y Germán De Granda Gutiérrez permitieron demostrar que efectivamente, y contrario a las conclusiones de Pedro H. Ureña, hubo mayoría andaluza entre los pobladores españoles del Nuevo Mundo durante el primer siglo de la colonización y conquista de este continente. El último de estos prestigiosos dialectólogos, Germán De Granda, es bastante concluyente en su planteamiento cuando afirma que la matriz andaluza del español americano es un hecho que no soporta discusión a la luz de las modernas investigaciones realizadas con el propósito de explicar el origen y evolución de la variante dialectal hispanoamericana.

14/11/09
EL VIAJE DE LA LENGUA
(Apuntes sobre el español de América)

- Cuarta parte –

« Salimos perdiendo, salimos ganando… Se llevaron el oro, nos dejaron el oro… Se llevaron todo y nos dejaron… Nos dejaron la palabra»

(Pablo Neruda)

El doctor Germán De Granda Gutiérrez, consagrado investigador y Profesor Emérito de la Universidad de Valladolid, si bien coincide con Guitarte en situar un período de origen, propone otros diferentes:
1. Período de transición.
2. Período de cristalización
3. Período de consolidación

Para cada uno de estos estadios, De Granda establece límites cronológicos.

El primer período ( de origen ), según él, podría abarcar desde la llegada de Colón (1492) hasta 1535-1543, por ser esta la época en que se constituyen los virreinatos de México ( 1535) y Perú (1543) El segundo podría ir de 1543 hasta fines siglo XVI. El tercero abarcaría todo el siglo XVII, y el último se extendería hasta el final de la época colonial.

Después de presentar estos límites temporales, De Granda pasa a describir los rasgos característicos de cada período.

El período de origen se caracteriza por la no institucionalización de la conquista y colonización del territorio americano. A Colón – señala el connotado lingüista español – le fracasó el modelo de organización conocido como Factoría Colombina, hecho este que dio lugar a un estado general de libertinaje socioeconómico denominado o descrito por Guitarte como “ El período de la conquista individual” En esta etapa – sostiene De Granda – en el orden lingüístico va reinar la misma anarquía que existía socialmente. Ello así, porque los expedicionarios, provenientes de diferentes zonas de España, no modificaron, en el trayecto de Sevilla a Santo Domingo, los rasgos de sus respectivas hablas, originándose de esa manera todo un proceso de heterogeneidad o difusión lingüística.

En la segunda etapa se forman los virreinatos de México y Perú. Termina en esta el proceso de colonización anárquica y comienza la colonización organizada y reglamentada con el surgimiento de instituciones administrativas de tipo económico y cultural (audiencias, gobernaciones, universidades, etc.) que ponen fin a las tendencias individuales de tipo anárquico que caracterizó al período anterior. Este nuevo orden tuvo también sus repercusiones en el ámbito lingüístico, por cuanto la reglamentación social puesta en práctica hizo pensar a la élite emergente en una norma lingüística que permitiera el buen manejo de la lengua.

Apelando a la teoría de R. Le Page, este segundo período de conformación del español de América propuesto por Germán de Granda, se intentó pasar de una sociedad lingüísticamente difusa ( carencia de un ideal o modelo lingüístico a seguir ) a una sociedad focalizada ( preocupación por un ideal de lengua relacionado con una norma lingüística) Esas tendencias hacia la focalización lingüística que en esta fase empiezan a esbozarse logran su mayor repunte en el tercer período en el que van a surgir dos zonas o áreas lingüísticamente contrapuestas : una zona difusa y otra focalizada.

En el cuarto y último período, los pueblos de Hispanoamérica adquieren su personalidad socioeconómica. Se establecen aquí zonas ricas o centrales (México, Lima, Guatemala, zona alta de Ecuador) y zonas pobres o marginales (el Caribe, las Antillas, Chile, Paraguay, Argentina y Venezuela)

De Granda estima que a las zonas centrales debieron corresponder las sociedades focalizadas, caracterizadas por el uso de la modalidad lingüística del norte de España, la cual era formalizada, conservadora y gozaba de gran prestigio, mientras que las comunidades difusas coincidían con las zonas periféricas en cuyo ámbito prevalecía la modalidad sureña o meridional, la que contrario a la anterior estaba exenta de reglamentación, era no conservadora y, por ende, estigmatizada. En esta los hablantes tendían a eliminar o aspirar la /s/ implosiva o en posición final de sílaba y palabra, eliminaban la /d/ intervocálica, confundían /r/ y /l/ en posición implosiva, y eran, además, yeístas y seseantes. Estos rasgos lograron imponerse sobre los de la modalidad norteña, pasando a conformar, aunque en forma no definitiva, las características del español de América. Se trata de rasgos que identifican la lengua hablada en cada uno de los pueblos hispanoamericanos y que por ser comunes a uno y otro pueblo permiten la intercomunicación o comprensión entre los mismos.

Son estos rasgos descritos por De Granda Gutiérrez los que permiten considerar que el español de América constituye una unidad en su relación con el peninsular. Con este, la variante dialectal hispanoamericana coincide en todos los rasgos fundamentales del castellano. Sin embargo, ambas modalidades están distanciadas por rasgos diferenciales que en nada afectan su carácter unitario. Existen, igualmente, variantes internas que le restan carácter homogéneo al español americano, pero que en modo alguno dificultan o impiden la comunicación entre los hablantes del mundo hispánico, toda vez que la base común favorece el intercambio. Así parece haberlo concebido el maestro y dialectólogo antes aludido cuando al respecto sostiene que:

« Lo que podría existir es unidad en la variedad y variedad en la unidad… »

7/11/08
EL VIAJE DE LA LENGUA.
(Apuntes sobre el español de América)

- Tercera parte -

Desde los primeros informes remitidos a los Reyes Católicos, Colón insertó en su Diario de navegación la afirmación de que la raza aborigen “mejor se libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con amor y no por fuerza” Y al referirse a los indios de la Española, los describe y presenta a los Reyes afirmando que son «la mejor gente del mundo y más mansas; y sobre todo que tengo mucha esperanza en Nuestro Señor de que Vuestras Altezas los harán todos cristianos…» Con estas palabras, fácil resulta apreciarlo, el Almirante comenzaba a sentar las bases de la empresa que más tarde las páginas de la historia registrarían con el nombre de Evangelización de América.

«Al exponer tales conceptos – aclara al respecto Max Henríquez Ureña –Colón era el intérprete de un propósito que sabía grato a los Reyes Católicos: la conquista espiritual del Nuevo Mundo» (“Panorama histórico de la literatura dominicana”, 1965, tomo 1, Pág. 14)

Para hacer posible ese ideal, la lengua jugaría un importante papel por cuanto la cristianización implicaba necesariamente un proceso previo de hispanización o castellanización. Como bien lo concibe Ángel Rosenblat cuando sostiene que « Las instrucciones Reales de toda la primera época involucraban la enseñanza del español» (La hispanización de América, Pág. 193) Y más adelante (Pág. 194) enfatiza la idea al considerar que « El castellano era el instrumento de la catequización…»

La enseñanza de la doctrina cristiana, y con ella la del español, estuvo a cargo de los frailes (fundamentalmente franciscanos y dominicos) que viajaban en las expediciones a cumplir dicha misión en cada uno de los territorios conquistados. Acudían, al decir de Rosenblat, a “hispanizar” o a “castellanizar” al Nuevo Mundo.

Pero la labor evangelizadora de los misioneros no resultó tan sencilla como pudo haberlo concebido Colón y sus gentes. Es cierto que la convivencia entre indios y españoles favoreció el intercambio de lenguas en uno y otro sentido. Es cierto que un grupo considerable de indios aprendió la lengua de los conquistadores; pero también es cierto que la gran mayoría de la población indígena se resistió a abandonar sus hábitos lingüísticos, mostrando, en consecuencia, un abierto rechazo por la lengua española.

Ante este hecho, los predicadores muy pronto comprendieron que los objetivos hispanizadores trazados por la corona no se alcanzarían a través de la enseñanza del español a los aborígenes. Que era necesario invertir el método de acción seguido hasta ese momento : en lugar de los indios dedicarse al aprendizaje de la lengua de los conquistadores, eran estos quienes debían aprender las lenguas de aquellos para filtrar por medio de ellas los patrones culturales del imperio español y destruir por efecto de esta filtración los modelos culturales nativos, o, como apunta Rosenblat, para « penetrar en ese mundo misterioso y temible de los indios, conocer sus costumbres, comprender su mentalidad, descifrar sus sentimientos y pensamientos, describir su historia, su vida» ( Ob. Cit.,Pág. 198 )

Podría pensarse que en virtud de este cambio de actitud, las lenguas aborígenes terminaron de imponiéndose sobre el español, pero realmente no sucedió así. Los españoles, lo mismo que su religión y sus costumbres, lograron implantar su lengua en las nuevas tierras descubiertas. Y no podía ocurrir de otra forma, toda vez que el poder imperial que ellos representaban necesariamente tenía que ponerse de manifiesto en el plano de la lengua, y esta realidad, unida al maltrato que de ellos recibían los indios, dio origen a que muy pronto desaparecieran no sólo las lenguas de estos, sino también ellos mismos como raza. En este orden, y refiriéndose a los indios de las antillas mayores, don Jacobo de Lara afirma que poco después del descubrimiento “Se había extinguido la lengua taína en dichas islas, sobre todo en La Española donde el puñado de indios que aún quedaba, hablaba el idioma de sus conquistadores, un castellano salpicadote taíno…” (“Sobre Pedro Henríquez
Ureña y otros ensayos”, 1982, Pág. 275)

En términos parecidos se expresa Maximiliano Jiménez Sabater, al sostener que por desigual el enfrentamiento lingüístico entre taínos y españoles, estos no solamente lograron ir imponiendo su idioma al nuevo pueblo sojuzgado, sino que por espacio de sesenta años provocaron el exterminio de una población calculada entre 300,000 a más de un millón de habitantes” (“El español en República Dominicana” Suplemento Isla Abierta, No. 292, marzo, 1987)

De todos modos, lo que nadie osa negar es que como producto de ese enfrentamiento se operó un proceso de adopción recíproca en el que por un lado voces del español pasaron a las lenguas nativas de América y, por otro, palabras y conceptos aprendidos en los nuevos territorios fueron incorporados por los conquistadores en la lengua peninsular.

Desaparecidos los indios, la Corona apeló al recurso de introducir negros africanos al Nuevo Mundo en condición de esclavos para reemplazar la ya extinguida fuerza de trabajo indígena, generándose así, un nuevo conflicto idiomático que habría de incidir de manera significativa en la conformación del español de América, puesto que como resultado del mismo, el grupo étnico emergente logró asimilar en forma casi absoluta la lengua de sus amos, la cual, a su vez, se enriqueció bastante con el aporte lingüístico africano. Merced a esta realidad, el español de América se constituye en la expresión última, vale decir, la expresión lingüística resultante de la mezcla del español peninsular con las lenguas aborígenes americanas y algunas lenguas africanas.

Algunos estudiosos de la lengua han sido lo suficientemente específicos al proponer los períodos de conformación del español americano. Guillermo Guitarte, por ejemplo, propone tres etapas:

1) Período de origen.
2) Período de institucionalización.
3) Período de independencia.

El primero de esos períodos abarca la época más temprana de la colonización. El segundo comprende la segunda época, y el tercero cubre la época posterior a la independencia de los pueblos hispanoamericanos.

31/10/2008
EL VIAJE DE LA LENGUA
(Apuntes sobre el español de América)

- Segunda parte -


Quizás no exista otra variante dialectal que como el español de América haya sido objeto de tantos estudios dentro y fuera del mundo hispanohablante. Talvez no nos encontremos con otra modalidad lingüística acerca de la cual se hayan formulado tantas teorías y juicios contrapuestos. No obstante esta realidad, el destacado investigador y lingüista mexicano, Juan M. Lope Blanch, considera que el español de América continúa siendo “un ilustre desconocido…” Entre las diversas teorías que se han propuestos en su intento de explicar el desarrollo histórico del español de América, se destacan, por su importancia y relevancia, las que versan acerca de la base dialectal, delimitación en áreas lingüísticas y la influencia del sustrato indígena en su conformación.

En el presente trabajo, si bien serán abordados otros aspectos de vital interés relacionados con el tema tratado, se prestará especial atención a los tres problemas antes citados. Del español de América, serán objeto de enfoque y tratamiento, entre otros, los aspectos siguientes: origen, períodos de conformación, base lingüística, áreas dialectales, características, variedad y unidad. Tal enfoque habrá de relizarse, como es natural, a partir de la lectura de algunos de los trabajos que acerca de esta modalidad idiomática han sido escrito por famosos dialectólogos americanos y europeos, tales como Pedro H. Ureña, M.L. Wagner, L. Canfield, Amado Alonso, Juan Manuel Lope Blanch, Angel Rosenblat, Guillermo Guitarte, Rodolfo Lenz y Germán de Granda Gutiérrez. Las ideas y/o posturas teóricas de cada uno de estos autores serán sometidas a un proceso de dialéctica confrontación por entender que sólo así podemos formarnos una idea más objetiva de la compleja realidad dialectal del ámbito lingüístico hispanoamericano.

Como ya fue expresado en la primera parte de este ensayo, el español de América comenzó a formarse a partir del mismo día en que Cristóbal Colón pisó por primera vez tierras americanas (oct.12, 1492). En el curso del proceso formativo o largo camino recorrido por esta variante del español peninsular han debido mediar estadios o momentos decisivos para su nacimiento y posterior desarrollo. En ese sentido, hay quienes hablan de las sucesivas nivelaciones del idioma que tuvieron lugar antes y durante la conquista, así como de los enfrentamientos lingüísticos que de estos acontecimientos se derivaron.

Lo de las nivelaciones se explica si se toma en cuenta que los expedicionarios que acompañaron procedían de diferentes regiones de España y hablaban, en tal virtud, dialectos distintos. Este hecho creaba la necesidad de nivelar u homogenizar esos dialectos como única manera de poder entenderse en el proyecto común que llevarían a cabo. De aquí que se hayan señalado tres tipos de nivelaciones:

Nivelación originada en Sevilla. Lugar en cuyo puerto los expedicionarios de procedencias diversas debieron adoptar un código lingüístico común por las necesidades prácticas que tenían para poder intercomunicarse.

Nivelación en Canarias. Lugar en el que los expedicionarios solían hacer escala en su ruta hacia el Nuevo Mundo.

Nivelación en Santo Domingo.Una tercera nivelación del español de América se materializó en Santo Domingo o Isla Española por ser este el punto geográfico a dónde venían a parar los expedicionarios para ser distribuidos hacia los demás territorios americanos. “Santo Domingo – apunta Pedro Henríquez Ureña – fue el primer centro de americanización del español. Y citando al afamado lingüista colombiano Rufino José Cuervos señala que: “Puede decirse que La Española fue en América el campo de aclimatación donde empezó la lengua castellana a acomodarse a las nuevas necesidades. Como en esta isla ordinariamente hacían escala y se formaban o reforzaban las expediciones sucesivas, iban llevando a cada parte el caudal lingüístico acopiado, que después seguían aumentando o acomodando en los nuevos países conquistados” (El español en Santo Domingo, 1978, Pág. 43) En La Española los conquistadores aprendían nuevos términos los cuales eran llevados a las regiones que poco a poco iban explorando.


ENFRENTAMIENTOS LINGUISTICOS.

El encuentro y convivencia entre indios y españoles dio lugar al primer choque cultural y, por ende, al primer enfrentamiento lingüístico del Nuevo Mundo. Y este enfrentamiento entre el español y las lenguas aborígenes americanas estuvo propiciado por las aspiraciones expansionistas del imperio español. En otras palabras, fue el resultado del proceso de conquista y colonización llevado a cabo por Cristóbal al servicio de la corona española.

El primer problema que confrontaron los españoles al llegar a las Antillas fue de naturaleza lingüística, toda vez que no poseían una terminología común que les permitiera entenderse con los indios y dominar sin grandes tropiezos la realidad americana. Se trataba, pues, de infranqueables barreras idiomáticas que exploradores y colonizadores tenían que vencer como única manera de materializar las hegemónicas intenciones de la ambiciosa empresa colombina. Tan pronto el descubridor entró en contacto con la realidad americana, pudo darse cuenta que la conquista política del Nuevo Mundo sólo podía ser posible a partir de la conquista espiritual de los indios que lo poblaban, de tal modo que estos aceptaran pacíficamente el nuevo orden que se le trataba de imponer. Merced a este empeño y convencidos de que sin unidad lingüística no puede haber dominio político, los españoles optaron por aprender las lenguas de los aborígenes y al mismo tiempo la corona recomendó que se enseñara a estos el idioma de los conquistadores. De esta manera se cumplió lo expresado por Antonio de Nebrija cuando en el prólogo de su Gramática Castellana (1492) escribió que “siempre la lengua fue compañera del imperio”

9/1/09
CAPSULAS LEXICOSEMANTICAS.
(A doña Marcela de Mirabal)

1. El VIH no es una enfermedad .

El VIH es un virus, el virus de inmunodeficiencia humana o el mismo que causa la mortífera enfermedad llamada sida. Sin embargo, son muchos los redactores que en su afán de no repetir la palabra sida, apelan al recurso de usar las siglas VIH, olvidando talvez que al proceder así, no se están refiriendo al nombre de la enfermedad, sino al virus que la origina. Se trata de un uso a todas luces erróneo, puesto de manifiesto en frases como las siguientes:

« Son muchos los enfermos de VIH que prefieren no revelar su enfermedad…» 2) « Los expertos calculan que aproximadamente el 50% de los enfermos de VIH podrían beneficiarse de esta nueva pastilla…»

En uno y otro caso debió hablarse de « enfermos del sida…»

2. La palabra etcétera mantiene su vigencia .


Persiste la falsa creencia, talvez porque falsamente así se ha difundido, que ya “la palabra etcétera no se usa”, y que en su lugar debe emplearse la construcción léxica “entre otros” Apropósito, conviene aclarar que tanto una como otra forma, ‘etcétera’ y ‘entre otros’, se emplean para poner fin a una enumeración que parece no terminar. Específicamente acerca de la voz etcétera, en el “Diccionario Panhispánico de dudas” (2005), de la Asociación de Academias de la Lengua Española, se lee lo siguiente:

« Procedente de la expresión latina ‘et caetera’, se usa en español para cerrar enumeraciones incompletas. En la escritura va siempre precedida de una coma y se emplea frecuentemente en forma abreviada etc.» (Pág. 279)

El contenido de la cita precedente es más que ilustrativo para convencernos de que se incurre en un falso concepto o no es cierto, como afirman muchos, que el vocablo que nos ocupa, ‘etcétera’, se encuentra en desuso o fue excluido del repertorio léxico del mundo hispanohablante.

3. Sobre el verbo aperturar .

Los hispanohablantes, y muy particularmente los dominicanos, somos bastante prolíferos “inventando” o creando formas verbales. Sustantivo que cae en nuestras manos es sustantivo que de inmediato lo transformamos en verbos. De ahí que formas, entre otras, como implementar, correccional izar, asquerosear, cualquierizar, desguavinar y, el verbo que nos ocupa, aperturar, se escuchen o lean con inusitada frecuencia en el uso cotidiano de la lengua.

Aperturar, término formado a partir del sustantivo apertura, se ha puesto de moda o empezado a utilizarse, especialmente en el léxico bancario, con el significado de abrir. Su uso, de acuerdo al criterio académico, no está justificado y, por tanto, debe evitarse. En su lugar debe emplearse el verbo abrir. Significa esto, que una cuenta bancaria se abre, nunca se apertura.

4. “Dar de sí antes de pensar en sí”

En el mundo rotario se mantuvo vigente durante muchos años el lema “ Dar de sí antes de pensar en sí” Debido a que Rotary International es una organización destinada a fomentar el ideal de servicio y desarrollar la buena voluntad , posiblemente el sentido profundo que dicha organización quiso comunicar a través del más usado de sus lemas fue :“ Dar de mí antes de pensar en mí”, sentido que dista mucho de la estructura semántica del lema que nos ocupa, toda vez que al decir “ Dar de sí antes de pensar en sí”, lo que realmente estamos afirmando es “ Dar de él antes de pensar en él”. Y ello así, debido a que si es variante o forma pronominal del pronombre de tercera persona él, mientras que me y mi se nos presentan como variantes o formas del pronombre de primera persona del singular, yo. Un caso igual sucede en frase como “El golpe que recibí en la cabeza fue tan fuerte que permanecí durante diez minutos fuera de si” ¿No sería fuera de mí?

5. La preposición “tras”: ¿Causa, simultaneidad o posterioridad?

La preposición “tras”se emplea con excesiva frecuencia
en los medios de comunicación. Y muy frecuente también es el uso erróneo que de la misma se hace.

“Tras” es una preposición inseparable o forma simplificada del prefijo latino ‘trans’,que soporta, entre otros, los significados de : 1) ” detrás de…” : “ Me marcharé tras el jefe” ; 2 ) “ a continuación de…”: “ Tras de este tiempo vendrán otros mejores” ; 3) “después de…”, aplicado al espacio o al tiempo : “ Falleció tras haber recibido horas antes un tiro en la nuca…” Y de manera figurada significa “en busca de…”: “Corre tras el dinero”. Quiere decir esto, que tras, básicamente, significa posterioridad o ‘en situación posterior’, nunca ‘causa’ o “a causa de…”, ni mucho menos ‘simultaneidad’ como equivocadamente parecen concebirlo muchos periodistas al redactar oraciones del tipo:

a)“Tras anunciar la marcha en contra de los parquímetros para el martes 13 de noviembre, el edil, periodista y profesor universitario entiende que debe ser rescindido el acuerdo entre la empresa Blue Parking y el ayuntamiento de Santiago”, b) “Reinaldo Pared Pérez, al resaltar entre lágrimas la labor de Norge Botello, dijo que era un hombre digno, solidario y un patriota intachable, tras destacar que su figura es insustituible en el PLD” 3) “ El jugador se lesionó tras chocar con una camioneta que se desplazaba en dirección contraria…”

Nada habría que objetar en las frases precedentes si el regidor referido hubiera entendido lo de la rescisión después de haber hecho el anuncio de la marcha; si Pared Pérez primero hubiera dicho aquello de que “Botello era un hombre digno…” y luego “destacar que su figura era insustituible…” o si el jugador hubiera fallecido tiempo después de haber chocado con la camioneta. Pero en ninguno de los ejemplos analizados, ‘tras’ expresa posterioridad, sino simultaneidad, vale decir, las acciones verbales a que se refiere (anunciar/entiende; dijo/destacar; lesionó/chocar) suceden a un mismo tiempo, y no una primera y la otra después. (7/1/09)
REDUNDANCIAS, DISCORDANCIAS Y ERRORES CONCEPTUALES EN LA PRENSA DOMINICANA.

En la prensa dominicana son innúmeros los gazapos o errores conceptuales y/o gramaticales que diariamente se publican. Entre los más comunes merecen citarse el uso de frases pleonásticas, ambiguas y discordantes. Veamos sólo algunos, extraídos de reportes periodísticos publicados en diferentes medios de información:

1) « En ese lapso de tiempo más de doscientas personas…» (Pleonasmo) - Lapso significa período de tiempo.

2) «Aún todavía la Junta Central Electoral no ha informado qué partido resultó triunfante en los pasados comicios electorales…» (Pleonasmo doble) - “Aún” y “todavía” son términos sinónimos, lo mismo que “comicios” y “electorales”.

3) « Martes, 24 de julio espere nuestro suplemento especial dedicado a Santa Ana, patrona de la provincia de Navarrete…» (Error conceptual) – Navarrete no es provincia, sino uno de los municipios de la provincia de Santiago.

4) «El síndico de la provincia Espaillat declaró…» (Error conceptual) - El síndico es la máxima autoridad del municipio, no de la provincia.

5) «El presidente de la República viajará mañana a Valverde, Mao…»
(Error conceptual) – Escribir o pronunciar Valverde, Mao, es afirmar de manera desacertada que Valverde (provincia) pertenece a Mao (municipio cabecera), cuando todos sabemos que es este, el municipio, el que forma parte de la provincia. Dígase pues, Mao, Valverde. O, sencillamente, Mao o Valverde, dependiendo de a quién se aluda, si al municipio o a la provincia.

6) « El síndico municipal de Santiago declaró ayer…» (Pleonasmo) – No existe en nuestro país un síndico, lo mismo que un ayuntamiento, que no sea municipal.

7) «El ingeniero Hipólito Mejía, declaró en Santiago…» - (Uso indebido de la coma) -Sólo es posible separar el sujeto y el predicado mediante comas cuando entre uno y otro elemento oracional media algún inciso o frase aclarativa, como bien se aprecia en el ejemplo que sigue: «El ingeniero Hipólito Mejía, ex presidente de la República, declaró en Santiago…»

Además de los casos de redundancias ya transcritos, es común leer en los diarios que se publican en nuestro país frases o construcciones pleonásticas como las siguientes:

“Base fundamental”, “estafeta de correo” , “conclusiones finales” , “hijo primogénito”, “hechos reales o concretos” , “polos opuestos”, “sorpresas inesperadas”, “experiencias previas”, “preparar de antemano”, “arrastrar por el suelo’, “ví con mis propios ojos” “muchacho joven”, “ idiomas diferentes”, y “mitades iguales”, entre otras.

Una práctica muy normal en nuestros medios informativos es aquella que consiste en atribuirles títulos universitarios (Lic., Dr., Ing., etc.) a personajes públicos que nunca han pisado las aulas de una universidad. En otras palabras, son muchos los periodistas que, al parecer, entienden que un funcionario, político o empresario tiene que ser necesariamente ingeniero, licenciado o doctor en una determinada área del saber. Y por esta razón, esos comunicadores suelen graduar con sus plumas a muchos de esos líderes políticos y empresariales. Se trata, vale aclararlo, de una práctica no siempre gratuita o en la se incurre por simple inobservancia o ingenua ignorancia. En ocasiones debemos interpretarla como premeditados ensalzamientos expresados con el propósito de generar prebendas personales o lograr un objetivo determinado.

Conviene señalar que en materia de lengua, tanto en su expresión oral como escrita, el uso tiende a canonizar voces y/o construcciones inadmisibles desde el punto de vista morfosintáctico. Es el caso del siguiente texto publicitario:

«Hacemos exámenes de la vista gratis »

En este anuncio, la intención comunicativa se distorsiona, por cuanto contrario a la idea que se intentó comunicar, gratuidad de los exámenes, en lugar de estos, lo que resulta ser gratis es la vista. Lo contrario hubiera sucedido de haberse escrito:

«Hacemos exámenes gratis de la vista»

Talvez ocurre por la rapidez con que se redacta la noticia. Quizás se deba a ignorancia o indominio linguístco.Posiblemente se trate de un simple descuido. Pero lo cierto es que los gazapos antes señalados los leemos u oímos diariamente en los medios de comunicación social de República Dominicana.

8/1/09
EL ESTUDIANTE DOMINICANO: AUTENTICA EXPRESION DE LA POSTMODERNIDAD.
Por : Domingo Caba Ramos
 

“El hombre Light carece de referentes, tiene un vacío moral y no es feliz, aun teniendo materialmente casi todo…”
(Enrique Rojas)

A partir del siglo XX el mundo comenzó a vivir o dio inicio a un nuevo proceso histórico identificado por filósofos, sociólogos, sicólogos y otros pensadores con el nombre de postmodernidad. Y entre las características sicosociales que tipifican este período valen citarse las siguientes:

Las personas sólo quieren vivir o se interesan por el presente. El pasado y el futuro carecen de importancia.
Constante búsqueda de lo inmediato.

  • Proceso de pérdida de la personalidad individual.
  • Culto al cuerpo y a la liberación personal.
  • Disfrute desenfrenado de los placeres que presenta la vida.
  • Desaparición de todo tipo de idealismos.
  • Desaparición de la valoración del esfuerzo.
  • Pérdida de la fe en la razón y la ciencia y, contradictoriamente, culto a la tecnología.
  • Culto a lo fácil y rechazo a todo lo que implique sacrificio.
  • Pérdida progresiva de los valores.
  • Individualismo o pérdida progresiva de la solidaridad y la sensibilidad social.
  • Emerge con toda su fuerza el hombre Light.
  • Pérdida de la ambición personal de autosuperación.
  • Enriquecimiento rápido y sin esfuerzos.

Es en ese contexto en el que necesariamente debemos situar a muchos de los estudiantes dominicanos que cursan estudios en los diferentes niveles de enseñanza, si en realidad deseamos comprender o descubrir las reales razones que llevan a los mismos a comportarse de manera apática e irresponsabilidad frente a sus compromisos académicos.

Para la mayoría de nuestros educandos, pensar parece ser un pecado mortal. Por eso olvidan o no realizan los ejercicios, investigaciones y tareas asignadas. Por eso todo lo copian o bajan de internet. El famoso “copia y pega”, que tantos daños ha producido en el mundo estudiantil, campea por sus fueros. Y la “lecturofobia” se constituye en uno de los males que más afecta su desarrollo.

Analizar, comparar y asociar ideas para extraer conclusiones constituyen procesos del pensamiento lógico que brillan por su ausencia en las prácticas cotidianas de nuestros estudiantes universitarios. Como también se han convertido en un gran mito o brillan por su ausencia procesos como la conceptualización, la producción de conocimientos y la generación de ideas originales. La red de internet, en ese sentido, ha constituido para ellos la mejor tabla de salvación. Gracias a esta, los trabajos de investigación de no pocos alumnos del nivel superior generalmente se reducen a la conjugación de los cuatro verbos mágicos: copio, pego, imprimo y entrego.”

Lo antes expresado explica las bajas calificaciones que obtienen muchos estudiantes, en la universidad, por ejemplo, cuando en los exámenes se les pide que expliquen, comparen, establezcan diferencias, etc. Y también explica por qué esos mismos estudiantes, durante las clases cotidianas, no son capaces de explicar un tema determinado si no se les permite leer, por primera vez, el texto en el que se habla acerca de dicho tema.

Así son nuestros estudiantes: fiel y auténtica expresión de una postmodernidad que les aconseja “no matarse mucho”, “cogerlo suave”, “disfrutar el presente”, no agradecer ni valorar los esfuerzos o múltiples sacrificios en que incurren los padres para costearles sus estudios, o, que les aconseja, simple y sencillamente: “Vivir la vida…”

Pero lo más preocupante de todo es que ese facilismo, ese “cogerlo suave”, esa apatía, y ese” no matarse mucho”, característicos de la postmodernidad, también tipifica el comportamiento de muchos profesores dominicanos que, desafortunadamente y para desgracia de los estudiantes, imparten docencia en los diferentes niveles de enseñanza.

20/1/09

viernes, 10 de abril de 2009

DUARTE A TRAVÉS DE SUS VERSOS

Por : Domingo Caba Ramos

« Duarte no fue ajeno al quehacer poético. La Providencia le concedió el don profético de la inspiración…»

Julio Jaime Julia.

En el sentido técnico y artístico del término, Duarte no fue poeta. La poesía no constituyó para él una actividad constante y permanente. No fue un quehacer habitual en su vida. Escribió impulsado por las circunstancias o los imperativos del momento, y muy particularmente, como una forma de desahogo sentimental, vale decir, como un instrumento de expresión de sus sentimientos patrióticos. De manera muy especial, la expresión de las penas, el dolor, la angustia y las emociones que el destierro o exilio en su alma desencadenaban.

Sus poesías, al decir de Joaquín Balaguer, fueron “escritas sin pretensiones literarias, no estaban destinadas a la publicidad y en su mayor parte desaparecieron en el destierro con el resto de sus papeles íntimos…” A través de las mismas se puede determinar la dimensión de sus sentimientos patrióticos y conocer aspectos importantes de su personalidad. La casi totalidad de sus versos constituyen el más fiel retrato de la figura del patricio.

En LA CARTERA DEL PROSCRITO expresa el pesar que se siente en la vida azarosa del exilio:

“Cuan triste, largo y cansado,
cuan angustioso camino,
señala el Ente divino,
al infeliz desterrado.

Llegar a tierra extranjera,
sin idea alguna ilusoria,
sin porvenir y sin gloria,
sin penates ni bandera…”


En TRISTEZA DE LA NOCHE la soledad, las nostalgias, el dolor y la melancolía pueblan la mente atormentada del padre de la Patria:

Triste es la noche, muy triste,
para el mísero mendigo,
que sin pan, tal vez, ni abrigo
maldice la soledad.

“Triste es la noche, muy triste,
para el bueno y leal patricio,
a quien aguarda el suplicio,
que le alzó la iniquidad…”

El 22 de agosto de 1844 el presidente de la República, dictador Pedro Santana, firma la sentencia mediante la cual se destierra a perpetuidad a Duarte junto a otros patriotas, acusados de “traidores de la Patria” El 10 de agoto los desterrados abandonan el país e inician la tortuosa ruta del destierro rumbo al puerto de Hamburgo, Alemania. La larga travesía es aprovechada por nuestro libertador para en la que se considera su mejor composición poética, ROMANCE, describir o dejar gravado en románticos y épicos versos el dolor que siente quien se ve obligado a abandonar su lar nativo e iniciar el recorrido que conduce al mundo pesaroso del exilio:

“Era la noche sombría,
y de silencio y de calma,
era una noche de oprobio,
para la gente de Ozama,
noche de mengua y quebranto,
para la patria adorada,
y el recordarla tan sólo,
el corazón apesara.

Ocho los míseros eran,
que mano aviesa lanzaba,
en pos de sus compañeros,
hacia la extrajera playa.

La humildad característica del patricio no le permite referirse en primera persona a una gesta en la que él es su principal actor. Por eso siempre habla en tercera persona del plural:

“Ellos que al nombre de Dios,
patria y libertad se alzaran,
ellos que al pueblo le dieron,
la independencia anhelada,
lanzados fueron del suelo,
por cuya dicha lucharan.
proscritos sí, por traidores,
los que de lealtad sobraban.

Sólo para presentarse como un simple testigo o relator de las quejas y lamentos percibidos emplea Duarte esa primera persona que tanto les gusta a los políticos del momento:

“Se les miró descender,
a la ribera callada,
se les oyó despedirse,
y de su voz apagada,
yo recogí los acentos,
que por el aire vagaban”


22/1/09
CAPSULAS LEXICOSEMANTICAS
Por : Domingo Caba Ramos.


1. AMARAR /ACUATIZAR

Hace apenas días, un avión tuvo que posarse sobre las aguas del río Hudson, en Nueva York. Acerca de los verbos que definen tal acción, la Fundación del Español Urgente, que opera bajo la asesoría de la Academia Española de la Lengua, publicó unas recomendaciones que por su gran valor nos permitimos compartir con nuestros amables lectores:

«amarar» y «acuatizar»

19/01/2009 - “La Fundación del Español Urgente señala que en español existen cuatro verbos para la acción de posarse un avión sobre el agua: amerizar, amarizar, amarar y acuatizar.En algunos casos los «aterrizajes forzosos» terminan no siendo tales «aterrizajes», como el caso del avión que la semana pasada lo hizo sobre las aguas del río Hudson, en Nueva York, porque no se posó sobre tierra firme u otra superficie sólida, sino sobre el agua.Los dos primeros (amerizar y amarizar) aparecen en el Diccionario esencial de la lengua española, de la Real Academia Española, pero nos remiten al tercero amarar, y también prefiere el sustantivo amaraje, en lugar de amerizaje y amarizaje. También está en el diccionario acuatizar, y su definición es casi exacta a la de los tres anteriores.En los cuatro casos el diccionario hace referencia a los hidroaviones, pero por extensión esos verbos se usan también en español para cualquier tipo de avión que se posa en el agua por causas imprevistas.Aunque los cuatro verbos signifiquen lo mismo, lo habitual en español es usar amerizar, amarizar o amarar cuando el avión se posa sobre el mar, mientras que acuatizar se utiliza cuando se trata de otras superficies de agua, como lagos o ríos.Así, pues, la Fundéu BBVA recomienda que se de preferencia a los términos amarar y amaraje cuando se trate del mar, y acuatizar y acuatizaje cuando se trate de ríos o lagos.”

2. «Enterrar» y «Encarnar.»

Error parecido al que se comete cuando se emplean los verbos “amarar” o “amarizar” por acuatizar, es en el que se incurre cuando utilizamos la forma “enterrar” por “encarnar”.

Enterrar, significa introducir en la tierra, mientras que encarnar significa introducir en la carne. Esto quiere decir que en una riña con armas blancas a alguien le pueden encarnar un puñal en el pecho, pero jamás enterrar. Se puede enterrar un cadáver, una semilla, una caja y cientos de objetos más.

¿Armonía o harmonía?

En 1916, el laureado poeta dominicano, Domingo Moreno Jiménez, escribe un poema, « Aspiración», en el que anuncia su intención de cambiar el curso de la poesía nacional, de introducir nuevas formas a nuestra expresión poética, esto es, de escribir una poesía libre por completo de ataduras y cortapisas métricas .En los primeros versos del referido poema, considerado como un manifiesto de renovación métrica, expresa Moreno Jiménez lo siguiente:

“Quiero escribir un canto
sin rima ni metro
sin harmonía, sin hilación, sin nada
de lo que pide a gritos la retórica…”

Si bien son muchos los que a simple vista podrían pensar que el fundador del Postumismo incurrió en un craso error gramatical al escribir harmonía, en lugar de armonía, lo cierto es que dicha voz puede escribirse de una y otra forma, esto es, con la h o sin ella. Este último empleo, sin embargo, es el más común y el que más se recomienda académicamente.

Aparte de la ya citada composición poética, el término harmonía aparece como tal en el grupo de palabras que conforman el lema inscrito en el escudo del Ateneo “Amantes de la luz” ( Santiago) Y en cuanto al uso del mismo, no sólo este está permitido escribirlo con la grafía h , sino también cada una de las palabras que de él se derivan: harmonioso, harmónico, harmónicamente, harmonio, harmonizar, harmoniosamente, harmonista, etc. Pero todos estos usos, vale aclararlo, como sucede con el de la palabra primitiva de la cual proceden, por raros o carentes de vigencia, no se recomiendan.

Como bien se lee en el “Diccionario panhispánico de dudas”, 2005, Pág. 63:

«Armonía ‘Combinación de sonidos y acordes’ y ‘amistad y concordia’. Esta es la grafía normal en el español actual. La variante harmonía, que conserva la h del étimo latino, es hoy desusada y, por ello, desaconsejable. Lo mismo cabe decir de todas las palabras pertenecientes a su familia léxica… »

29/1/09
“CHOFEI ME DEJA AI DOBLAI "
Por : Domingo Caba Ramos

Aquella mañana, la vieja " voladora " se desplazaba como víbora endiablada por las tarvias encendidas de la ciudad capital. Al llegar a la Kennedy con Tiradentes, el eco imperativo de una voz salida desde lo más profundo de la " cocina " o asientos traseros del chatárrico vehículo, se dejó escuchar con toda la fuerza de un grito desesperado: " Chofei, me deja ai doblai”

Una irónica sonrisa se dibujó en los labios del sudoroso conductor. Y como si hubiera marcado el compás de inicio, un coro de incontenible y burlona carcajada quebró el silencio momentáneo que se produjo en el interior del recinto vehicular, al mismo tiempo que sus ocupantes repetían con el más sarcástico y mortificante de los acentos: “Chofei, me deja ai doblai " Muy pronto la paciencia del viajante cibaeño llegó a su fin. Cuando se proponía descender para quedarse en el punto anunciado, se emburujó con el primer pasajero capitaleño que encontró a su paso y allí, dentro de la guagua, se originó un intercambio de puñetazos los cuales, al rebotar entre cuerpo y cuerpo, producían un seco sonido igual al emanado del toque repiqueteado de nuestra alegre tambora.

El caso prerrelatado ocurrió en verdad hace ya unos ocho años. Se trata de uno más de los tantos enfrentamientos que suceden entre hablantes de una misma comunidad lingüística, en la que interactúan diversas variantes regionales, y en la que una de ellas, en términos normativos, se abroga el prestigio y la supremacía, adoptando, en consecuencia, una actitud de sanción y censura a cuanta práctica de la lengua se aparte de sus habituales usos idiomáticos. Por esa razón los hablantes nacidos y residentes en el Distrito Nacional, especialmente los de más bajo nivel de instrucción, gozan un mundo cuando escuchan a un cibaeño pronunciar la i en lugar de R/L.Porque desde de la óptica o percepción metropolitana de la lengua, y tomando como ejemplo la frase que nos ocupa, lo correcto sería decir: " chofel me deja al doblá “, pero nunca: " chofei, me deja ai doblai "

Obviamente que un profesional o hablante que posea un mediano o elevado nivel de escolaridad jamás empleará una y otra formas dialectales, porque una y otra se apartan por completo de la norma gramatical fijada académicamente. Y, por ende, al establecer relación entre una y otra, no es posible hablar de mayor o menor prestigio, por cuanto desde el punto de vista científico nadie habla mejor ni peor, ni tampoco existen lenguas más prestigiosas que otras. Se trata simplemente de las diferentes posibilidades que ofrece la lengua a los usuarios, en esta oportunidad, de dos comunidades dialectales diferentes.

Los dominicanos nos identificamos e intercomprendemos a través de una de las modalidades del español llamada español dominicano, la cual está conformada por un conjunto de rasgos o variantes que se distribuyen y practican en diferentes áreas dialectales, entre las que merecen citarse: el Cibao interior y el Sureste.

El Cibao interior tiene como centro Santiago,Moca,La Vega , Salcedo y San Francisco de Macorís, y el fenómeno lingüístico que lo caracteriza se llama vocalización, el cual se define como la pronunciación de las consonantes líquidas R/L y también la velar / c / como i, en posición final de sílaba : “cueipo”, “caima”, “cáraite”, etc.

El sureste, cuyo centro lo encontramos en el Distrito Nacional, se distingue por la realización de la R como L, así como la elisión de la R final de los verbos en su forma infinitiva: “coltá”, “trabajá” “escondel”, “amol”, etc.

Pero al considerar los hablantes capitaleños, como los de todas las capitales del mundo, que su norma es la valedera, no resulta extraño, pues, que muchos cibaeños incurran en casos de ultracorrección, evitando, a toda costa, pronunciar las íes hasta en las sílabas en que realmente deben articularse: “Había gente de to lo lao, de la capitar, de Azua, de Jarna y der serbo”

O, para evitar comportamientos burlescos, terminen adoptando las formas capitaleñas. De ahí que no dudamos que en una nueva experiencia, el cibaeño protagonista de nuestra historia, en lugar de su natural “chofei me deja ai doblai”, se pare en medio de minibús que lo transporta, para ordenar, a mandíbulas batientes:

“Chofel me deja al doblá”

“LA MONA CURIOSA” Y DOÑA ASUNCION.

.
Por : Domingo Caba Ramos

  La historia de “La mona curiosa” es tan curiosa como el curioso personaje que le sirve de protagonista. La leí hace ya varios años en uno de los textos narrativos que conforman la rica y siempre aleccionadora literatura infantil de la hermana república de Cuba.

Por curiosa, la mona de nuestra historia era sumamente intrigante y conflictiva. Y todo por su odiosa práctica de emitir opiniones, ofrecer informaciones y formular preguntas que bordeaban el mundo íntimo de los otros animales, preguntas e informaciones que casi siempre molestaban y desencadenaban la ira de todos los habitantes del bosque. Al sapo, por ejemplo, un buen día le pregunta que por qué sus ojos eran tan grandes y feos; al camello que a qué se debía esa joroba que ningún otro animal poseía; con el elefante insiste en que le explique el porqué de su extraño moco y grandes patas. Y no arrepentida por la carrera que con el fin de agredirla le dieron los tres animales antes citados, molestos por los cuestionamientos, se encuentra con la jirafa, a la que sin mediar palabras, luego de secarse el sudor, le pregunta : “ ¿ Por qué tú usas piyama…? ¿A qué se debe ese pescuezo tan largo?

Repuesta de la agresiva persecución que en su contra también emprendió la jirafa, la mona, triste y cabizbaja, se sentó en una piedra a meditar. Su entrañable amiga, la chiva, al observarla en semejante estado anímico, le pregunta: “¿Qué le pasa doña mona que tan angustiada la veo?”

_ “Soy una desgraciada, nadie me quiere, todos quieren matarme…” – contestó. Y acto seguido procedió a contarle a su amiga lo que le había sucedido. Al oír el relato, la respuesta de la chiva no se hizo esperar:

“_ No, mi amiga mona, usted no es tan fatal como piensa. La fatalidad se la está creando usted misma. Respete el mundo íntimo de los demás y elimine la costumbre de hacer preguntas necias y emitir juicios que rocen ese mundo, y le aseguro que todos los animales la querrán y nadie la rechazará ni intentará nunca matarla o agredirla”

COSAS DE DOÑA ASUNCIÓN

Doña Asunción, concebida, al parecer, a imagen y semejanza de la mona curiosa, también tiene su historia. Una historia fantástico - realista relatada por José Luis Perales en una de sus populares canciones, “ COSAS DE DOÑA ASUNCION”, en la que nos cuenta cómo esta dama solía reunirse todas las tardes a las cinco junto al maestro, el boticario y el cura del lugar para desarrollar así placenteras jornadas de cálidas murmuraciones :

 "Son las cinco de la tarde,
comienza la reunión,
la partida de canasta,
la carla de religión.


 La maestra, el boticario,
el cura y doña asunción;
el café de media tarde,

 y algo de conversación.

Y hablarán...
del hijo de don Ramón,
tan listo que parecía,

y se ha convertido en pastor

No se si me engañaré,
comenta doña asunción,
Pero anoche vi a fulano,

 que rondaba el callejón..."

Y otra historia, referida por mí, inspirada en una doña Asunción de carne y huesos como la que a continuación me permito describir:

A pesar de poseer formación universitaria y ejercer el más formativo de los oficios, su conducta verbal semeja la de aquellas comadres de barios que han convertido el chisme y la intriga en sus pasatiempos favoritos.

En la institución donde trabaja o ha trabajado y, posiblemente, en el vecindario urbano donde reside, ella todo lo sabe o procura saberlo, todo lo indaga, todo lo pregunta, todo lo comenta, todo lo informa. Y cuando por alguna razón no logra conseguir la respuesta deseada, entonces se la inventa, la presume, la infiere y la comunica como si se tratara de la más incontrovertible de las verdades. No importa lo mucho que sus viperinas palabras contribuyan a empañar la imagen moral de quienes la rodean. Su lengua, mortal como el veneno de la víbora y destructora como la furia del huracán, no conoce  descanso, nunca calla, nunca disfruta vacaciones, siempre está en constante movimiento: preguntando, informando, enjuiciando, opinado, murmurando y lacerando o enturbiando ajenas reputaciones. Y merced a tan intrigante y chismográfica actitud es muy común que de su boca emanen consideraciones del tipo:

“¿Supiste lo que le que ocurrió a Doroteo…?”
“¿Y tú no sabes que Susa es amante o se entiende con Yeyo…!”
“¡Señores!, ¿y ustedes saben la última…?

Por eso, y sin que ella siquiera se lo imagine, todos la llaman “Lengua de jabón”

El secreto para ella no existe, no es más que una ilusión o una simple palabra formada por siete letras, y la discreción, un don o cualidad carente por completo de sentido. Por eso en ella nadie confía. Por eso a ella todos le temen. Todos toman frente a ella las previsiones de lugar para no verse envuelto en las redes venenosas de su lengua ponzoñosa.

Ella, vale reiterarlo, es un ser con existencia real, no un personaje fantástico de esos a que no tiene acostumbrado García Márquez en sus geniales narraciones. Un ser con nombre propio, oculto esta vez, por razones éticas, tras el nombre imaginario de doña Asunción.

Cada vecindario, centro de trabajo y grupo social cuenta con su doña Asunción o con su mona curiosa o mono curioso. Descubrir a este tipo de espécimen humano siempre será importante como una forma de bloquear o reducir los dañinos afectos de sus nocivas conductas lingüísticas.



LECTURA Y ORTOGRARFIA
Por : Domingo Caba Ramos


No hace mucho un ingeniero industrial me remitió vía correo electrónico una breve comunicación parte de cuyo texto decía así:

« La reunión se llevara a cabo a la sinco de la tarde en el salon de conferencia y en ella trataremos asunto muy inportante para la compañía y para todo los enpleado …»

Al saber que un profesional fue el autor de un texto con tales faltas ortográficas, una pregunta afloró casi de manera inconsciente a mis labios:

¿Cómo es posible que una persona provista de un título universitario pueda incurrir en tan elementales desaciertos ortográficos?

Y aunque me imaginaba la respuesta, no tardé mucho en confirmarla : el susodicho ingeniero es uno de los tantos dominicanos que sufren de “ lecturofobia”, esto es, de los muchos que les tienen terror a la lectura o pesan los libros antes de leerlos . Cuando estudiante lo obligaron a leer tres obras literarias, las únicas que ha leído en su vida, en los periódicos quizás mensualmente suele leer una que otra nota deportiva y, como si todo esto fuera poco, parece disfrutar cuando afirma que “ la librerías conmigo difícilmente progresen”

Pedagógicamente está más que comprobado que el poco hábito de lectura constituye una de las principales causas que originan las faltas frecuentes que se comenten en el acto de la escritura. Que a escribir correctamente aprendemos cuando internalizamos en nuestros cerebros o nos familiarizamos con la imagen gráfica de esos dibujitos llamados letras. Y ese proceso de familiarización o fijación de los rasgos físicos de las palabras sólo es posible lograrlo a través de la lectura constante. O, lo que es lo mismo, a mayor actividad lectora, mayor calidad de la escritura.

Por eso no resulta extraño que personas con muy bajo nivel de instrucción, pero muy dedicadas a la práctica de la lectura, muestren un dominio ortográfico, cuando no perfecto, aceptable. Y por eso no tiene nada de extraño que profesionales como el ingeniero precitado escriban tal y cual como aparece en la nota más arriba transcrita.

Porque como muy acertadamente afirma el lingüista y profesor universitario, Santiago Cabanes :

« La lengua hablada entra por el oído y sale por la boca; los mudos los son por sordos. Pero la lengua escrita entra por los ojos y sale por la punta del lapicero o por la pantalla de la computadora; y todo por la magia de la lectura. Por lo tanto: buena escritura = mucha y buena lectura»
7/3/2007

EL VERBO ADECUAR: DUDAS Y CONFUSIONES.

Por : Domingo Caba Ramos

“Adecuar” es una de las tantas formas verbales cuyos usos generan vacilaciones, dudas y confusiones, muy especialmente cuando lo empleamos (‘adecuar’) en primera, segunda y tercera persona del singular (¿adecúo o adecuo?, ¿adecúas o adecua?, ¿adecúa o adecua?)

El verbo ‘adecuar’, vale aclarar, sólo se conjugaba como el verbo 'averiguar', conservando en todas las formas de su conjugación el diptongo correspondiente, vale decir, se consideraba equivocada la acentuación en 'adecúa' y ‘adecúe’. Sin embargo, recientemente la Asociación de Academias de la Lengua Española, en su Diccionario Panhispánico de Dudas (2005) admite la acentuación que antes se consideraba errónea. Además de la conjugación de 'adecuar' como 'averiguar', la docta institución admite que dicho verbo se conjugue como 'actuar' y 'situar', aunque recomienda el uso preferencial de la primera forma (adecue, adecua, etc.).

Según el mandato académico, es válido el uso tanto de 'adecúa' como 'adecua'. Y en virtud de ese mismo criterio, tan aceptable sería decir:

Es preciso que la sociedad de adecúe a la nueva ley… como " "Es preciso que la sociedad se adecue a la nueva ley….".

3/4/09