(Con motivo de su cumpleaños número ochenta y siete)
Por: Domingo Caba Ramos
“Hay gente que no respeta la estatura de los
años”
(Felipe Rojas Alou)
La frase que introduce el presente artículo la pronunció el destacado
manager dominicano que hoy ocupa nuestra atención, un tanto incómodo por
supuesto, al ser entrevistado minutos después que los Leones del Escogido se
coronaran campeones de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional (1991). Y la
misma fue externada para censurar la acre actitud asumida por los cronistas y
fanáticos que no desmayaron en cuestionar su método de dirección en el
desafortunado instante en que el combativo equipo escarlata mordía el polvo
amargo del sótano.
Nació en Haina, su bien amada y jamás olvidada patria chica, el 12 de mayo
de 1935. Nació en el vientre del gran cañaveral, importunado por el olor
penetrante del guarapo, acariciado por el viento tibio del ingenio y arrullado
por el eco tormentoso de ese “brusco
tropel de raíles” de que nos habla el poeta.
Dominicano aquí y allá, atleta a tiempo completo y caballero a carta cabal,
triunfó como lanzador de jabalinas, extraña disciplina deportiva en la que
llegó a ostentar el título de Campeón Nacional.
Como manager, conviene reiterarlo, ha triunfado en más de una oportunidad.
Y ello ha sido posible no sólo por la vasta experiencia y amplios conocimientos
que en materia de béisbol posee el exjabalinero. Ha triunfado y triunfará:
Porque sabe dirigir y sacarle el máximo y efectivo resultado a sus
jugadores.
Porque cual veterano administrador, sabe orientar, reconocer, estimular,
incentivar, brindar confianza, otorgar oportunidades, actuar con firmeza y
conceder un trato justo a sus dirigidos.
Porque nunca ha encontrado espacio en su comportamiento dirigencial la muy
odiosa y no menos rentable práctica de humillar, vejar u ofender tanto en obra
como en palabras al equipo humano bajo su dependencia.
Triunfó, en fin, porque es un
verdadero líder y el dirigente ideal que demandan los nuevos tiempos.
A él todos se solazan en identificarlo con el afectivo sobrenombre de el “Panqué
de Haina”.
Yo, por mi parte, prefiero llamarlo con merecida deferencia:
Don Felipe Rojas Alou.
(Publicado
originalmente en el Listín Diario en fecha 12/5/1992)