viernes, 17 de abril de 2009

ASI NO, POETA
Por : Domingo Caba Ramos (En reconocimiento y respeto al “Poeta del pueblo”, Dionisio López Cabral)

Por: Domingo Caba Ramos

“Con el viento que no ha llegado
mi verso limpia distancias”


(Manuel del Cabral)


En la noche de este primer lunes de noviembre, ví al poeta postrado en su lecho de enfermo, paralizados sus movimientos y apagado, por inviolables imperativos médicos, el eco persistente de su voz huracanada.

En la noche de este primer lunes de noviembre, lo ví tendido en una de las camas distribuidas en la siempre indeseada quinta planta del principal recinto hospitalario de la Región del Cibao, con su triste mirada perdida en la distancia.

En la noche de este primer lunes de noviembre, observé su cuerpo exhausto o desprovisto de esa fuerza vital que siempre hemos percibido en la voz y en los corporales movimientos del famoso bardo santiaguero.

En la noche de este primer lunes de noviembre, supe que algunos de sus amigos, entre ellos, poetas y escritores , en un decoroso gesto de fraternal y poco común solidaridad que los enaltece, en ocasiones han tenido que bañarlo y ayudarlo a levantar del lecho nada grato en el que desde hace veinte días yace acostado.

En la noche de este primer lunes de noviembre, impulsado talvez por su convencido “aguiluchismo”, y consciente, posiblemente, de mi irrenunciable “escogidismo”, tan pronto me vio, suavemente bajó el volumen del radito que yacía encima de su pecho adolorido, para informarme con firmeza, pero sin su efusión característica: « Las Aguilas están ganando y El Escogido perdiendo… »


En fin, en la noche de este primer lunes de noviembre percibí el dolor plasmado en su rostro demacrado, y al contemplarlo en tan enfermizo estado, me pareció escuchar el eco persistente de una voz interior que me invitaba a decir con pesaroso e imperativo acento:

No poeta, así no. Así no quiero verte.

Quiero verte recorrer las calles de tu pueblo en una noche cualquiera, preñando de versos, símbolos y metáforas el vientre de la Gran Ciudad.

No poeta, así no. Así no quiero verte.
Quiero verte iluminando el horizonte con el “ayer de tu canto”

No poeta, así no. Así no quiero verte.

Quiero verte una vez más multiplicando tu voz a través de tus líricos gritos, calificados por tu amigo entrañable, Tomás Morel, como “puñaladas que agujerean las noches misteriosas de lo insondable”

« No poeta, así no. Así no quiero verte.

Quiero verte de nuevo en tu habitat, construyendo tus siempre originales, repentinos y breves versos. Tan breves, que parecen “escritos casi sin palabras”.
Versos de tan rápida lectura, que bien podríamos compararlos con esos relámpagos que iluminan, con su efímero fulgor, el horizonte sombrío: llegan y tan veloz desaparecen, que su existencia difícil resultaría admitirla, de no ser por la estela de luz que dejan tras sus pasos.

No poeta, así no. Así no me gusta verte.

Mas que en la cama de una quinta y aborrecible planta hospitalaria , prefiero verte pletórico de vitalidad, desplazándote, como siempre lo has hecho, de un escenario cultural a otro, discutiendo sobre arte y literatura, declamando, pariendo poemas, gestando cultura y violentando rígidos protocolos , para tronar con tu verbo explosivo, ya sea para defender tu punto de vista sobre un tema específico, o para declamar o dar a conocer el último parto de tu fértil imaginación creadora o algunos de los tantos versos que de manera repentina afloran a la fuente inagotable de tu manantial poético. Porque tú, poeta, con mucha propiedad bien podría decir lo mismo que sobre sí pregonó el famosísimo gaucho cantor, Martín Fierro:

«Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar,
al pie del eterno padre,
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua,
ni me falte la palabra,
el cantar mi lengua labra,
y, poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra»


26/11/06

AL SAMÁN DE TAMBORIL


Por : Domingo Caba Ramos

El Banco Central realizó en 1999 una loable labor de difusión cultural al reunir en siete tomos todos los números publicados de los “Cuadernos Dominicanos de Cultura”, revista literaria cuyo primer número vio la luz pública en septiembre de 1943, y en la cual publicaban sus trabajos (poemas, ensayos, cuentos y obras teatrales) los más destacados representantes de la intelectualidad dominicana de la época.

El consejo de dirección de esa prestigiosa publicación estaba compuesto por Pedro René Contín Aybar, Rafael Díaz Niese, Héctor Inchaustegui Cabral, Emilio Rodríguez Demorizi, Tomás Hernández Franco y Vicente Tolentino Rojas.

En el tomo primero, cuaderno #7, pág. 529, aparece un singular poema titulado "Al samán de Tamboril”, de afectivo tono y telúrico aliento, en el cual su autor, Gabriel Silveira Leal, eleva un canto de amor al árbol tradicional del pueblo de Tamboril.

Interesado en obtener información acerca del Gabriel Silveira Leal, consulté las más diversas fuentes; pero en ninguna logré  encontrar el dato deseado. Como último recurso se me ocurrió consultar al
 doctor Mariano Lebrón Saviñón, poeta, médico, ensayista, humanista, y quien fuera uno de los colaboradores distinguidos de los referidos Cuadernos.

 ¿Quien fue Gabriel Silveira Leal?, pregunté a don Mariano, exdirector de la Academia Dominicana de la Lengua y miembro prominete de la Poesía Sorprendida.

«Silveira Leal jamás existió como persona – me respondió de manera enfática . Su nombre – aclara el Premio Nacional de Literatura ( 1999)  - más bien se trató de un seudónimo extrañamente utilizado por Tomás (Tomás Hernández Franco) para firmar algunas de sus composiciones poéticas. Tomás  amaba entrañablemente a su publo y , en tal virtud, nos parece  sumamente extraño que no identificara con su nombre la autoría de un poema de tan profunda raigambre tamborileña»

En la explanada frontal de la casa del autor de “Yelidá”, en Tamboril, estaba plantado el famoso árbol que tanto veneraron y que tan gratos recuerdos les trae a todos los tamborileños que hoy superan los sesenta años de vida.

Y en cuanto al poema que nos ocupa, “Al samán de Tamboril”, y cuya versión completa aparece al pie de estas notas, Lebrón Saviñón apunta lo siguiente:

«Contín Aybar lo declamaba con mucha frecuencia, le gustaba mucho y fue quien lo presentó a la dirección de los Cuadernos para fines de publicación»

Veamos su contenido:

«AL SAMAN DE TAMBORIL»
(Marzo, 1944)
(Gabriel Silveira Leal)
                                        Samanes históricos de Tamboril. Foto tomada por Tomás H. Franco en 1944


«No es sino un gran árbol que ha perdido su follaje. Desde mi habitación lo contemplo y envío mis recuerdos a cantarle corros en redor. Este árbol es mi infancia. Este árbol es mi vida. A través de mis andanzas por el mundo ha sido punto de apoyo entre la realidad y el ensueño, entre la tristeza y la paz. Es mi hermano mayor, mi hermano de ambiente, diría, pues, hemos bebido juntos sol, viento y luna y lluvia.

Está en medio del poblado, en la explanada que aísla mi casa de las demás, y donde por el día vienen a jugar los niños al salir de la escuela, y en las noches es asilo de los sueños de los enamorados y bahía donde solitarios anclan meditaciones y esperanzas.

Es un bello samán, de lucientes hojas, que de repente se han ido a volar, como mis pensamientos.

La vida del pueblo discurre a su vera. Es un patriarca, señero y grave, con austero silencio y ternura umbrosa, corazón de perfume y auras llenas de melodía.

De pequeño, una bala, en una de nuestras revueltas civiles, le hendió el entonces débil tronco. Mi padre, con tierra, grama y flejes, le hizo un vendaje. Ahora la herida no es sino esa gran cicatriz donde algunas veces hace nido un ave y otras, cuelgan su panal las abejas. Yo escondí en ella mis tesoros juveniles, fue mi alcancía, y hoy, ya cansado, con polvos de caminos rápida y largamente recorridos empañándome los ojos, vengo a sonarla en busca de mis haberes, porque ardido de fatigas terrenales, quiero un balance de olvido y de sombras para fabricarme un sueño.

¡Viejo samán de mi pueblo, amigo, hermano, yo te saludo! Los niños que te cercan ya pueden ser mis hijos y aún cantan los versos que aromaron mi infancia. Y aquel viejo, taciturno, que descansa el ala de tus pensamientos en tus desnudas ramas, antes de echarlos a andar mundo arriba, mundo abajo, puedo ser yo.

Esperaré al recrecer de tu follaje. Atisbaré la canción de tus venas. Creeré que me nacen, como a ti, renuevos primaverales. Sorprenderé en las pequeñas cosas el vibrar solemne de la vida. Partiré mi pan de esperanzas, y de mi mano comerán sus migajas las volanderas brisas. A otros viajes alimento darán y hasta la muerte, tu noble figura amable presidirá mi existencia.»


20/9/97





miércoles, 15 de abril de 2009


CAPSULAS LEXICOSEMANTICAS



1. DESVELIZAR - DESVELAR - DEVELAR

Innumero son los hablantes dominicanos y de otras zonas del mundo hispánico que emplean el verbo desvelizar como sinónimo de descubrir o revelar. Sin embargo, el término que mejor se corresponde con el sentido profundo de la segunda formal verbal es desvelar o develar, toda vez que significa ‘quitar el velo’ o la “Tela con que se oculta algo” De ahí que desvelizar ni siquiera aparece registrado como entrada en los diccionarios académicos. No así desvelar o develar, de cuyo valor semántico se expresa lo siguiente:

a) « Develar. ‘Revelar’ o ‘descubrir, dejar ver’. Este verbo, de uso principalmente literario, y que es un galicismo, ha sido acogido por la Academia, así como el uso equivalente de desvelar, de aceptación mucho más amplia que develar. Los derivados respectivos son develador, develamiento, desvelador y desvelamiento» (Seco, Manuel. Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, 1996 pág.148)

b) « Desvelar. Además de quitar el sueño, la Academia ha aceptado el sentido, cada vez más difundido, de revelar, descubrir, etcétera» (Manual del español urgente, EFE, 1995, pág...178)

c) « Desvelar (se). Infinitivo de dos verbos etimológicamente diversos: 1) ‘Quitar el sueño y, como pronominal, ‘perder el sueño o no poder conciliarlo’. 2) ‘Quitar el velo que cubre algo, y, en sentido figurado, ‘descubrir o revelar algo oculto o desconocido. Existe también, tanto para el sentido recto como figurado, la variante develar, de uso mayoritario en el español americano. Se desaconseja, por innecesaria, la forma desvelizar, usada en México y algunos países centroamericanos con el sentido de ‘quitar el velo’…» (Diccionario panhispánico de dudas. Real Academia Española, 2005, p.226)

Conforme al docto criterio académico expresado en los juicios precedentes, habría entonces que concluir que una estatua, por ejemplo, se desvela o devela; nunca se desveliza.



11. ¿DESAPARTAR O APARTAR?

En el uso cotidiano de nuestra lengua, en ocasiones empleamos voces o palabras con las cuales decimos todo lo contrario de lo que realmente queremos expresar. Este es el caso del verbo «desapartar», voz compuesta por el prefijo de origen latino des que significa “privación o negación” y apartar que soporta los significados de “separar, desunir y dividir” Conforme a esta estructura o base etimológica, desapartar equivaldría a ‘no apartar’, ‘ no unir’, ‘no dividir’. Y, por extensión, cuando se nos manda a desapartar a los niños o adultos que han iniciado una riña, se nos está ordenando que no los separemos, sino que tratemos de unirlos, acercarlos o juntarlos lo más que podamos. Se nos está instruyendo, simple y sencillamente, que evitemos que el pleito se detenga.

¡¡¡ Cosas de nuestra lengua!!!

5/9/07
DUDAS, CONFUSIONES Y VACILACIONES EN EL USO DE ALGUNAS FORMAS DEL ESPAÑOL.



CUALQUIERA / CUALESQUIERA .

“No me gustan las empresas encuestadoras – comenta el periodista – que cualesquiera las contrata.”

El uso del pronombre relativo indefinido “cualquiera” está determinado por el número de la forma verbal con la cual concuerde. Si el verbo está expresado en singular se usará cualquiera: “A cualquiera que se atreva a desobedecer la orden lo cancelaremos…”; mas se empleará “cualesquiera” si la desinencia verbal aparece expresada en número plural: “A cualesquiera que se atrevan a desobedecer la orden los cancelaremos”

Sin embargo, es común, como se aprecia en el comentario pretranscrito, la práctica de concordar la voz “cualquiera” con el verbo en singular: “cualesquiera las contrata” en lugar de “cualesquiera las contratan”.


“EN BREVES MINUTOS VOLVEMOS …”

A pesar de lo mucho que se repite aquello de “breves minutos”, todavía considero que todos los minutos están compuestos por sesenta segundos, vale decir, que no existen minutos ni más ni menos extensos que otros. Como bien se observa en el “Manual del español urgente”, de la Agencia Efe (1995):

“Parece absurdo hablar de breves minutos cuando estos tienen siempre la misma duración. Es preferible decir unos pocos minutos o, simplemente, unos minutos” (p.159)


PRESENTACION / LANZAMIENTO.

“Lanzar” es un verbo regular de primera conjugación entre cuyos significados no existe uno que se corresponda con el de “presentar”. Pero a pesar de esa falta de equivalencia semántica, es común y corriente leer o escuchar frases como :

1. “El lanzamiento de la campaña tendrá lugar…”
2. “Nos place invitarle al lanzamiento del proyecto…”
3. “El próximo viernes se llevará a cabo el lanzamiento de la pizarra del Estadio Cibao…”



Podría argumentarse que “ lanzamiento” se emplea en estos ejemplos en sentido figurado o metafórico, pero semejante planteo resulta a todas luces insostenible por cuanto entre los verbos “ lanzar” y “ presentar”, así como los nombres que de ellos se derivan, “ lanzamiento” y “ presentación ”, no existe relación de semejanza alguna.

Hablar o escribir con claridad , precisión y concisión, muy especialmente cuando redactamos textos discursivos, constituyen la base para una mejor aproximación, interpretación o compresión del verdadero sentido de lo expresado. A tono con este planteamiento, ¿no se correspondería más con la precisión y claridad del mensaje, hablar de la presentación en vez del “lanzamiento” del proyecto, de la campaña o de la pizarra de las Águilas Cibaeñas?


2/8/07
LA GRANDEZA DE JUAN PABLO DUARTE

« La política no es una especulación; es la ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar la inteligencia notable»

(JUAN PABLO DUARTE)

Febrero es el mes de la Patria. Y hablar de la patria dominicana es recordar necesariamente a su ilustre libertador. Es evocar la figura insigne del patricio Juan Pablo Duarte.

Es mucho lo que se ha escrito y escribirá acerca de la grandeza heroica o estatura patriótica de este digno dominicano. Son muchos los hechos que en ese sentido registra nuestra historia. Hechos, en cada uno de los cuales late el fervor patriótico, entrega, desprendimiento y ausencia de protagonismo. Hechos en los que se pone de manifiesto cómo en la mente del fundador de la República sólo un interés tenía cabida: el destino, la felicidad y el progreso del pueblo dominicano. Veamos sólo algunas de esas acciones:

Estando en el exilio, y no habiendo recursos que hicieran posible la continuación de la lucha en pos de la independencia, envió una carta a su madre y familiares solicitándoles a estos la venta de los bienes heredados de su padre para comprar armas y pertrechos con miras a ser utilizados a favor de la causa independentista. «El único medio que encuentro para reunirme con ustedes es independizar la Patria. Para conseguirlo es necesitan recursos, recursos supremos, y cuyos recursos son, que ustedes de mancomún conmigo y nuestro hermano Vicente ofrendemos en aras de la Patria lo que a costa del amor y trabajo de nuestro padre hemos heredado…»

En dos oportunidades rechazó la presidencia de la República que notables ciudadanos de Santiago y Puerto Planta le ofertaron mediante proclama pública. En el primer caso, el 4 de julio de 1844, duarte, institucionalista como siempre, rechazó tan alta y prestigiosa posición por entender que la forma como se quería elevarle hasta allí violentaba por completo el espíritu de la ley. Estas fueron sus palabras ala respecto:  
« Yo no aceptaría ese honor sino en el caso de que se celebraran elecciones libres y que la mayoría de mis compatriotas, sin presión de ninguna índole, me eligiera para tan alto cargo…»
Y en Puerto Plata, cuatro días después, rechazó de nuevo el cargo argumentando que:

« Me habéis dado una prueba de vuestro amor, y mi corazón reconocido debe dárosla de gratitud. Ella es ardiente como los votos que formulo por su felicidad. Sed felices, hijos de Puerto Plata,y mi corazón estará satisfecho, aun exonerado del mando que queréis que obtenga; pero sed justos lo primero, si quréis ser felices, pues ese es el primer deber del hombre;y sed unidos,y así apagaréis la tea de la discordia, y venceréis a vuestros enemigos,y la patria será libre y salva,y vuestros votos serán cumplidos, y yo obtendré la mayor recompensa,la única a que aspiro:la de veros libres,felicies,independiente y tranquilos…»

Una vez proclamada la independencia, se constituyó una junta de gobierno, la Junta Central Gubernativa, la cual tendría como finalidad organizar y dirigir los destinos del país hasta tanto se celebraran elecciones libres. Duarte, no obstante sobrarle méritos para presidir el citado gobierno provisional, fue designado como simple vocal, en tanto que Tomás Bobadilla, el mismo que no creía en la lucha de los trinitarios, se le nombró presidente. El patricio, sin embargo, aceptó resignadamente el secundario cargo.

El 21 de marzo de 1844, la Junta Central Gubernativa lo designa jefe de una división que debía dirigirse al sur de nuestro país a combatir las fuerzas haitianas comandadas por el Riviere Herard. De regreso a la capital dio a conocer un informe en el que rendía cuentas para justificar un gasto de 173 pesos de mil que se le habían entregado, y devolvió al Estado los 827 pesos restantes. Vale resaltar que al recibir ese dinero no se entregó recibo ni tampoco se le exigió que debía rendir la cuenta referida.

La noche del 10 de agosto de 1844 Duarte, junto a otros patriotas, abandona el país, desterrado y acusado por Pedro Santana de traidores de la Patria. En su poema “ Romance”, conformado por versos de indiscutible acento intimista, nuestro Padre de la Patria funde su yo en el ellos, describiendo así tan aciago acontecimiento en tercera persona del plural, como si se tratara de un simple testigo del hecho relatado y no el principal protagonista de la innoble medida ejecutada por el tirano presidente :

« Ellos que al nombre de Dios,
patria y libertad se alzaran,
ellos que al pueblo le dieron,
la independencia anhelada,
anzados fueron del suelo,
por cuya dicha lucharan…»

Compare las acciones antes referidas, simples muestras de las tantas ejecutadas por el patricio en vida, con las llevadas a cabo por los políticos que nos han gobernado, gobiernan o desean regir los destinos de República Dominicana, y entonces usted se convencerá de una vez y para siempre que ningún otro dominicano ha podido igualar en grandeza moral, heroica y patriótica al padre de nuestra independencia.

2/6/2007

martes, 14 de abril de 2009

LOS FRUTOS DE LA PERSEVERANCIA

“El sendero era áspero y resbaladizo. Uno de mis pies resbaló golpeando al otro y sacándolo del camino, pero me recuperé y me dije: « Es un resbalón, no una caída»

( Abraham Lincoln)

A todos, sin excepción, en más de una oportunidad, posiblemente nos ha sucedido lo mismo: un fracaso y otro fracaso; un golpe y otro golpe; una amarga experiencia y otra amarga experiencia.

Es entonces cuando nuestro universo mental se puebla de sombras y fantasmas.

Es entonces cuando en dicho universo bailan y saltan, cual serpientes endemoniadas, las malditas y tétricas imágenes de un lúgubre y martillante pasado.

Es entonces cuando la fe se nos apaga, la impotencia nos abruma, en lugar de luz, vemos penumbras por doquier, el más claro día nos parece oscuro, el pesimismo traza el rumbo de nuestra conducta, el derrotismo guía todas nuestras percepciones y hasta la existencia misma nos parece carente por completo de sentido.

Es entonces cuando vale leer las recientes declaraciones de un empresario tan próspero como don Manuel Arsenio Ureña, quien perseveró, se superó, trabajó y triunfó. Y quien a su decir, cuando niño tuvo que limpiar zapatos, recorrer ocho kilómetros a pie y descalzo para asistir a la escuela en su campo natal, y en ocasiones saciar el hambre con verdolaga (planta herbácea de hojas carnosas) por no encontrar en el seno de su familia otra cosa que comer.

Es entonces cuando conviene leer la famosa historia que acerca del ex presidente de los Estados Unidos transcribimos a continuación:

Abraham Lincoln no se dio por vencido.

« Probablemente el más grande ejemplo de persistencia es Abraham Lincoln. Si quieres aprender algo sobre alguien que no se dio por vencido, no busques más:

Nacido en la pobreza, Lincoln se enfrentó con la derrota toda la vida. Perdió ocho elecciones, fracasó dos veces en negocios y enfermó de los nervios. Se hubiera dado por vencido muchas veces, pero no lo hizo, y por eso se convirtió en uno de los más grandes presidentes en la historia de los Estados Unidos.

Lincoln fue un campeón, y nunca se dio por vencido. He aquí un bosquejo de su camino hacia la Casa Blanca:

1816 – Su familia fue sacada por la fuerza de su casa. El tuvo que trabajar para sostenerla.
1818 – Murió su madre.
1831 – Fracasó en los negocios.
1832 – Se lanzó como candidato a un cargo legislativo, y perdió.
1832 – También perdió su trabajo.Quizo entrar a la facultad de leyes, y no pudo.
1833 – Pidió dinero prestado a un amigo para comenzar un negocio, pero al finalizar el año estaba en bancarrota. Pasó los siguientes años de su vida pagando la deuda.
1834 – Presentó otra vez su candidatura para la legislatura del Estado, y ganó.
1835 – Estando comprometido para casarse, murió su novia, y esto lo dejó destrozado.
1836 – Enfermó de los nervios, y estuvo en cama durante seis meses.
1838 – Buscó ser presidente de la legislatura del Estado, y perdió.
1840 – Buscó ser presidente de un colegio electoral, y perdió.
1843 – Se lanzó como candidato para el Congreso, y perdió.
1846 – Presentó su candidatura para el Congreso y esta vez ganó, fue a Washington y tuvo un buen desempeño.
1848 – Se presentó para la reelección al Congreso, y perdió.
1849 – Buscó el empleo de Encargado de la Oficina del Catastro en su Estado natal, y fue rechazado.
1854 – Presentó su candidatura para el Senado de los Estados Unidos, y perdió.
1856 – Buscó la nominación vicepresidencial de la convención nacional de su partido, y obtuvo menos de cien votos.
1858 – Se presentó de nuevo para el Senado de los Estados Unidos, y perdió otra vez.
1860 – Fue elegido presidente de los Estados Unidos »

10/5/07

lunes, 13 de abril de 2009

¿MAO, VALVERDE O VALVERDE, MAO?


Mao es el municipio principal, común cabecera o capital de la provincia Valverde. Pero esta, en su condición de provincia, de ningún modo puede pertenecer al municipio de Mao; pero tal parece que esa es la creencia de los periodistas, locutores, escritores, hablante común y de quienes emplean tanto en la lengua oral como escrita la toponímica expresión Valverde, Mao, la cual, en la práctica de los hablantes dominicanos, se ha convertido en una especie de mito geográfico-gramatical.

Y es que pronunciar o escribir Valverde, Mao, es tan impropio como decir República Dominicana, Santiago, o Santiago, Tamboril; pues con ello se estaría afirmando que nuestro país pertenece a Santiago y que esta jurisdicción está comprendida en el territorio de Tamboril, cuando sabido es que lo inverso es lo que se corresponde con la realidad.

Dígase, pues, Mao, Valverde o simplemente Mao. Ello así, por la razón de que no existe un principio normativo que obligue al hablante a mencionar el nombre de la provincia cada vez que se refiera al municipio cabecera de esta, tal como ocurre a menudo con los topónimos ya referidos, y cuya práctica, por su carácter exclusivo, resulta un tanto curiosa, por cuanto la misma no se realiza en el momento de nombrar las demás provincias y capitales de provincia del país. En otras palabras, tratándose de Mao,Valverde, los dominicanos siempre que mencionamos uno de los términos, de inmediato nos referimos al otro, vale decir, siempre decimos Valverde,Mao ; pero nunca se nos ha ocurrido expresar Moca,Espaillat;San Francisco de Macorís,Duarte, o Cotuí,Sanchez,Ramírez.

14.4/07
HACER : UN VERBO CON PODERES IMPERIALES


En diciembre del recién pasado año escuché y leí las siguientes notas periodísticas:

1) - " Todos bailaron, bebieron y compartieron en un ambiente de sana camaradería. Y como hacía mucha hambre, al llegar a la mesa comieron con voracidad.... ".

2) " Agentes de la policía apresaron a una pareja que fue sorprendida haciendo el amor en el interior de una yipeta.... "


La primera nota constituye el párrafo final de una extensa crónica en la que uno de los reporteros de Telecentro describe la fiesta que esta empresa televisiva ofreció en navidad a todos sus empleados. La segunda se explica por sí sola.

En la primera se afirma que " hacía mucha hambre ", en lugar de " sentían o tenían mucha hambre”. Y en la segunda se dice que la pareja fue " sorprendida haciendo el amor ", en vez de " fue sorprendida cuando sostenían relaciones sexuales". Y es que el hambre, en tanto sensación o necesidad fisiológica, es un deseo que se siente, percibe, como sentimos la sed, el dolor, la fiebre,etc., Mientras que el amor, en tanto entidad abstracta, es un sentimiento, manifestación o impulso interior que se expresa a través de las más diversas formas afectivas; pero imposible sería, por su propia naturaleza, hacerlo y construirlo. Si así fuera, los prostíbulos habría entonces que considerarlos como los verdaderos santuarios del amor. Y auténtico amor sería además, el que quedaría edificado en cada relación sexual sostenida entre la linda jovencita y el hombre acaudalado, a quien no ama, sólo por el lujoso apartamento o el carro" Mercedes" del año que este puso en manos de aquella. De ahí que no exista en nuestra lengua una expresión más ligera, ilógica, irreal, aberrante y carente por completo de valor semántico que la archimanoseada frase: " hacer el amor”

Y todo por el uso dominante y monopólico de un verbo que históricamente ha marginado o situado en un plano secundario a las demás formas verbales del español. A tono con esta idea, Martín Vivaldi plantea lo siguiente:

“El verbo hacer, tan amplio y tan 'incoloro' se nos está introduciendo en el habla popular y en la escritura con profusión peligrosa para la pureza del idioma. La influencia es francesa. Hoy se hace todo. Así, se dice corrientemente: ' hacer música', por escribir o componer música’; ' hacer un viaje ', por ' viajar ‘; ' hacer un proyecto', por ' formar un proyecto’, etc. " (CURSO DE REDACCION, ED. PARANINFO, 2000, PAG. 140)


Si bien el muy citado profesor, periodista y lingüista español recomienda que: " Emplearemos correctamente el verbo hacer siempre que nos refiramos a una acción manual, de manipulación o artesanía", este mismo autor entiende y aconseja emplear siempre el verbo que mejor precise el sentido de la acción expresada. Conforme a esta recomendación, en lugar de: hizo la comida, le hice la noche, hicieron una fiesta, hizo tres disparos al aire, hacer un libro, hicimos mucho dinero, quieren que haga el informe, las abejas hacen la miel, el presidente hizo los aumentos, ya le hicieron su oficina, y desea que le hagan una despedida, lo más propio y pertinente sería decir: cocinó la comida, lo sustituí en la noche, organizaron una fiesta, disparó tres veces al aire, escribir un libro, ganamos mucho dinero, quieren que redacte un informe, las abejas fabrican la miel, el presidente autorizó los aumentos, ya le construyeron su oficina y desea que le organicen una despedida.

Estos son sólo algunos ejemplos.

. Si al final de un día cualquiera pudiéramos leer y escuchar todo lo que en ese día expresamos , estamos seguros que nos convenceríamos de una vez y para siempre de la forma monopólica y señorial como se comporta el verbo hacer en uso cotidiano de la lengua española.

26/3/2007

CUANDO LA MADRE MUERE.

Por : Domingo Caba Ramos

“No hay un beso,
que más el alma taladre,
ni que cause más ardor,

que el que se da con dolor,
al cadáver de la madre”

(El Indio Duarte)
                                                                                  Doña Librada Ramos Vda. Caba

Desde niño le he oído declamar al Indio Duarte los fraternales versos que aparecen en la cita de entrada del presente artículo ; pero a la esencia verdadera o sentido profundo de los mismos solo pude aproximarme a partir del día 16 de febrero de 1997, fecha infausta en que falleció mi dulce, tierna y siempre recordada madre, víctima de un fulminante  paro cardíaco.

A partir de esa fecha me convencí de que solo el hijo está en capacidad de describir el dolor desgarrante que golpea el alma en el momento en que tiene que ver a su madre muerta. Los otros, aquellos que han tenido la dicha de no haber vivido tan amarga experiencia, podrán inferir o imaginarse ese dolor; pero nunca sentirlo en su justa dimensión.

Quien goce del privilegio de tener a su madre viva, jamás podrá imaginarse el pesar que tortura y abate nuestro espíritu  en el instante de recibir la demoledora noticia de : “Lamento decirte que tu madre murió…”

Quien no haya vivido la desagradable experiencia de  presenciar la partida sin regreso de ese noble ser que nos trajo al mundo, nunca entenderá el llanto desesperado ni el dolor que se siente al ver su cuerpo inerte tendido en el interior de un ataud, colocado en medio de la sala familiar o en el salón siempre indeseado de la funeraria..

Quien no haya pasado por la penosa experiencia de ver morir a ese ser inigualable llamado MADRE, jamás podrá tener conciencia plena del verdadero pesar que se siente en el momento en que manos solidarias levantan el ataud en cuyo interior yace  su cuerpo sin vida para en funeral caravana transportarlo por la ruta que conduce al camposantos.

Quien goce del privilegio de tener viva a la mujer que lo parió, nunca podrá ni siquiera imaginarse el enorme  dolor que pesa sobre  el alma cuando vemos al sepulturero, con pala y plana en manos, lanzando la última porción de tierra sobre la fosa en que quedará sepultado para siempre el cadáver de la madre; o sellando con cemento la tapa que cubre el nicho funeral en el que  permanecerán para siempre, cual vegetal inanimado, las manos que tanto nos acariciaron, los brazos que tanto nos abrazaron y los labios que tanto nos besaron.


Yo, que viví esa amarga experiencia, sí puedo describir todo lo que se siente cuando la madre muere:

Cuando la madre madre, nuestro horizonte mental se nos presenta tétrico, lúgubre y sombrío.

Cuando la madre muere, todo se torna distinto a nuestro alrededor: el hogar pierde su vitalidad acostumbrada, nuestras risas y sonrisas lucen despojadas de su natural regocijo, se marchitan de repente las ramificaciones que conforman nuestro árbol espiritual, el entusiasmo se apaga, la alegría desaparece y un estado general de desconcentración se apodera de la mente.

Cuando la madre muere, el mundo que nos rodea, aunque iluminado y resplandeciente, nos parece opaco y apagado, la sonrisa se trueca por el llanto, la luz cede el paso a la tiniebla, la incertidumbre borra todo hálito de fe, la angustia ocupa el sitial de la esperanza, el desconsuelo impera en nuestro estado de ánimo y todo parece desplomarse a nuestros pies.

Cuando la madre muere, sentimos como si el cielo se desplomara sobre nuestras cabezas, y hasta el canto alegre del ruiseñor lo percibimos triste o despojado de sus naturales encantos.

Pasado mañana, domingo 28 del presente mes, se celebrará en todo el país el “Día de las madres”, ocasión bastante propicia para que todo aquel que tenga a su madre viva no solo le otorgue besos, regalos y muestras sencillas de cariño, sino que asuma el sagrado compromiso de no causarle disgustos o martirios mientras ella pueble el mundo de los vivos.

En cambio yo, como talvez lo harán todos los que perdieron a su progenitora, me presentaré a la tumba de mi madre, depositaré en la misma ocho claveles rojos, amorosamente le diré que siempre la recordaremos, que jamás la olvidaremos ni abandonaremos, que para sus hijos ella no ha muerto y, por ultimo, elevaré una plegaria al cielo por el eterno descanso de su alma.

( Publicado en la prensa nacional, con motivo del "Día de las madres, el viernes 26 de mayo del 2006  )

domingo, 12 de abril de 2009

EL DOCTOR PEREZ MEMEN Y EL "CAONABO DE ORO"


Yo no sé si como Erick, el muchacho noruego aquel del poema “hernándezfranqueño”, él nació en una “pequeña choza de brea y redes salpicada casi por las olas”.

Yo no sé si por haber nacido junto al mar, llegó a ser un “nadador de algas profundas y arenas sorprendidas/ de escamas y de agallas y de aletas”

Yo no sé si cuando niño llegó a dormirse arrullado por las brumas y el rumor generados por el loco desplazamiento de las olas peregrinas, o despertarse importunado por ese “brusco tropel de raíles” de que nos habla el poeta.

Lo que sí sé es que él nació en una ciudad, San Pedro de Macorís, caracterizada por la “ilustricidad de las letras”, y en la que todo ser, al nacer, parece traer estampado el sello del arte literario. Que su nombre es Fernando Pérez Memén. Que es autor y coautor de más de quince libros que versan sobre temas históricos, y que está considerado como uno de los más competentes historiadores de República Dominicana. Que ha recibido varios premios literarios. Y que la semana pasada, la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores ( ADPE) lo eligió para otorgarle el premio “CAONABO DE ORO” ( 2008) , la más alta distinción literaria que esa entidad otorga cada año a figuras destacadas en el campo del periodismo y las letras dominicanas.

Quienes conocemos a fondo los aportes del doctor Pérez Memén a la cultura dominicana, no podemos más que felicitar al reconocido escritor, así como considerar justa y sabia la decisión adoptada por la ADPE de conceder el CAONABO DE ORO de este año a quien de manera sostenida ha consagrado los mejores años de su vida y puesto su talento y su saber al servicio de la educación, la investigación, la región del Cibao y de su país en general.

29/9/2008