jueves, 16 de junio de 2011

LENGUA Y RELACIONES HUMANAS

El humano es un ser social por naturaleza, esto es, nace, crece, se desarrolla y actúa en un mundo de personas que viven en sociedad. Y en tanto ser social, es a su vez un ser comunicativo.

Al formar parte de una realidad social, las personas establecen múltiples relaciones con los miembros del grupo a que pertenece. Y para hacer más efectiva estas relaciones, tienen que intercambiar información con los demás y exteriorizar lo que piensan, sienten y desean. Para tal fin, precisan, pues, de ese instrumento de comunicación que todos conocemos con el nombre de lengua.

Ya conocemos que la lengua se actualiza o concretiza a través del habla, y que hablar, no es más que traducir en palabras los deseos, sentimientos y pensamientos.

Pero los hablantes no siempre manejamos la lengua de la forma más adecuada en el instante de transmitir nuestras ideas. Frecuentemente adoptamos comportamientos lingüísticos que lejos de fortalecer las relaciones humanas, lo que hacen es producir en ellas profundas grietas . De ahí que surjan los conflictos que suelen destruir los vínculos armónicos que deben primar en el seno de todo conglomerado social.

Tales conflictos se originan generalmente movidos más por palabras que por hechos. Incontables son los casos que nos permitirían validar este planteamiento : las demandas por difamación e injuria; la queja del empleado porque el jefe le habla “mal”; los chismes del vecindario que tantos roces o enfrentamientos generan ; el estudiante que se queja por la forma en que le habló su profesor; el empelado que dimite porque ya no soporta las groserías verbales de su jefe inmediato, etc,

Desavenencias como estas ocurren porque a veces no hacemos uso de la lengua con la eficacia que una buena relación social requiere. A tono con este planteamiento conviene señalar que en el momento de intercambiar ideas debemos seleccionar las palabras que en términos comunicativos generen apreciables resultados. Como bien lo dice Gastón Fernández de la Torriente: “El poder de la palabra eficaz es ilimitado no sólo en la esfera política, sino en lo personal o en las relaciones laborales” ( La comunicación oral Pág. 7).

Son muchas las personas que no se conducen con la prudencia requerida cuando tienen que hablar con los demás. Nos referimos, obviamente, a aquellos individuos que en lugar de usar la lengua para persuadir y orientar, la emplean para ofender, humillar e imponer criterios.

Ya lo explicó claramente el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez en su discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Lengua:

“La lengua tiene la posibilidad de ocultar en vez de manifestar; de engañar en vez de transmitir la verdad; de dividir en vez de unir; de enfrentar en vez de pacificar; de exacerbar en vez de suavizar; de debilitar en vez de robustecer y de trastocar en vez de ordenar”.

En relación con las consideraciones precedentemente externadas, creo pertinentes las siguientes recomendaciones :

1.- Al hablar, mire a los ojos de su interlocutor, escúchelo con interés y permítale que se exprese libremente.

2.- Llame siempre a las personas por su nombre de pila. No le diga “caballero”, “jefe”, “viejo”, "don" “amigo”, “varón”, “comandante”, “caballo”, “ilustre”, “señor”, “querido”, etc.Sencillamente llámele Luis, Abelaida, María, Efigenia, Ramón, Andrómeda o Doroteo . Recuerde en todo momento el consejo de Dale Carnegie: “El nombre de una persona es para ella el sonido más dulce y más importante que puede escuchar”.

3.- Al dirigirse a sus superiores o subalternos, hágalo con cortesía y respeto.

4.- La autoridad y el respeto se logran con palabras firmes, pero respetuosas ; nunca con el insulto grosero y bochornoso.

5.- Evite ofrecer declaraciones o emitir opiniones en torno a cualquier asunto que tenga que ver con la vida íntima o privada de sus semejantes.

6.- Procure evitar la murmuraciones, el comportamiento altanero y los autoelogios. Una y otras prácticas constituyen el sello distintivo de los seres mediocres y acomplejados. Lo que usted es o sabe debe demostrarlo con hechos, nunca con palabras. La pedantería y/o altanería es una de las conductas mas despreciadas por los seres humanos.

7. Procure no utilizar palabras con "sombras", las que hieren y bajan, en vez de elevar la autoestima de los demás. 8.- Existen hablantes de cuyas bocas en lugar de ideas lo que salen son proyectiles convertidos en palabras. Evite, pues, formar parte de su fila.

8.- Chismoso no solo es quien cuenta chismes , sino quien disfruta escuchándolos.

9.- La lengua jamás debe usarse para ofender, humilllar, denigrar o destruir.

LA LENGUA DEBE EMPLEARSE PARA ESTRECHAR LAS RELACIONES HUMANAS Y CONSTRUIR UNA SOCIEDAD CADA DIA MEJOR.

domingo, 12 de junio de 2011

CAPSULAS LEXICOSEMANTICAS

1. ¿Por qué « Jons»?

HOMS es la abreviatura o sigla del nombre del Hospital Metropolitano de Santiago. La sigla de una palabra escrita en idioma español, pero que a muchos comunicadores sociales y demás hablantes de nuestro país, y particularmente del Cibao, les ha cogido con pronunciar como si se tratara de una voz propia de la lengua inglesa: “jons”, en lugar de “ons”.

Quizás actúen por analogía quienes persisten en el uso de esa ánglica pronunciación, por cuanto se sabe que en inglés la letra h suele articularse como j cuando aparece en posición inicial de palabras seguida de vocal, como bien se puede apreciar y comprobar en palabras como ‘home’, ‘how’ y ‘house’, entre otras. Tal práctica talvez pueda deberse al hecho de percibir el sonido “ jons” mucho más prestigioso y eufónico que el muy castellano “ ons”. Sin embargo, no importa la razón a que se apele. Si bien la fuerza del uso ha convertido en norma la realización fonética de la primera de las siglas precedentes, desde el punto de vista lingüístico no existen razones que justifiquen el uso de “ jons”, en lugar de “ ons”, en el momento de articular el nombre del Hospital Metropolitano de Santiago ( HOMS)

2. «Medio ambiente y medioambiental»

En la bases del concurso patrocinado por una prestigiosa empresa de Santiago, hace ya varios años, el periodista, en su programa de televisión, leyó el título del tema propuesto: “Periodismo y medioambiente”, y , un tanto confundido, no tardó en llamarme para compartir conmigo su idiomática inquietud :

- “Pensé - me dijo - que medio ambiente se escribía en dos palabras y no en una, como la veo escrita por aquí”.

“ - Así es - le respondí. No sucede lo mismo, sin embargo, cuando se trata de su adjetivo correspondiente: medioambiental, el cual sí debe escribirse en una sola palabra”

Vale destacar que medio ambiente es una forma pleonástica o redundante de decir medio o ambiente, toda vez que medio, lo mismo que ambiente, se define como el “ conjunto de circunstancias o condiciones exteriores en que vive alguien o algo”

3. «El interior del país»

Esta frase se emplea comúnmente para designar cualquier lugar o pueblo de nuestro país, distante de la capital de la República; pero sucede que según el criterio académico, interior es lo “Que está en la parte de adentro” o lo “Que está muy adentro”

Conforme a estos conceptos, sólo podríamos admitir como pueblos, sitios o lugares del interior del país aquellos situados geográficamente en el centro o “muy adentro” del territorio nacional. Por la misma razón quedarían excluidos de esa categoría los sectores alejados del centro o no ubicados “muy adentro”, como serían las comunidades fronterizas o las pertenecientes a nuestro litoral, tales como Miches, Samaná, Puerto Plata, Dajabón, etc. Si por el contrario se persiste en considerar como del interior a esos pueblos costeros, entonces también tendríamos que admitir como tal todo lo que corresponda a la parte costera o litoral de la ciudad de Santo Domingo.

4. «El Sur profundo»

¿Existe en nuestro país un sur no profundo? Honestamente no lo sé. Mas así parecen concebirlo quienes cada vez que se refieren a esa zona de la República Dominicana siempre hablan de sur profundo.

El adjetivo profundo, además de “intenso o muy vivo” entraña la idea de hondura o gran penetración. En virtud de esto, inconcebible sería considerar como honda, intensa y penetrante a la histórica, heroica y lejana región sureña. Talvez, en tales casos, en lugar de profundidad, al hablante lo que le interesa sea subrayar la idea de lejanía; y en lugar de profundo, quizás lata en su mente la idea que más se corresponde con el sentido estricto de lo expresado: la idea de sur lejano.

5. «A la altura del kilómetro… »

“El accidente se produjo a la altura del kilómetro cinco de la Autopista Duarte...”- se lee en una nota de prensa publicada recientemente en uno de nuestros diarios.

Confieso sinceramente que ignoro, y me gustaría conocer, los instrumentos técnicos de que se valen muchos de los periodistas dominicanos para determinar la “altura” o “pendiente” de un determinado kilómetro.

¿ No será esa “ a la altura del ...” una de esas famosas “expresiones chatarra” que tanto vulneran la esencia del Principio de Economía Lingüística, principio que,en el caso que nos ocupa, bien pudo respetarse si el redactor hubiera escrito : “ El accidente se produjo en el kilómetro cinco de la Autopista Duarte ...”

6. «Los añitos de Luisito»

La madre, evidentemente alegre, llama al programa de radio y solicita que le toquen “un pianito para mi niño Luisito que hoy cumple dos añitos”

Sabido es que no existen años más grandes ni más pequeños que otros, no importa que los mismos, en el plano humano, se refieran tanto a niños como a adultos. En otras palabras, un año es siempre un año. Sin embargo, resulta altamente curioso cómo la tierna madre de Luisito, mediante el proceso de transferencia semántica, y apelando al valor afectivo que entraña todo diminutivo, intenta destacar la corta edad del hijo casi recién nacido, concentrando la idea de pequeñez , no en la estatura de su niño apreciado, sino en los años por este cumplidos.

Pero “añito”, conviene destacarlo, en su sentido profundo no sólo envuelve la idea de corta edad y baja estatura, sino también de amor, ternura y afecto. Significa esto, que contrario a lo se pueda creer y se nos ha enseñado tradicionalmente en la escuela, los diminutivos, más que sentido de pequeñez, en su estructura semántica concentra un profundo contenido sentimental , esto es, soporta la idea relativa a los más diversos sentimientos : amor, odio, desprecio, burla, ternura…