sábado, 19 de abril de 2014

UNAS SENCILLAS NOTAS PARA DOS GRANDIOSAS VOCES : VARGAS LLOSA Y GARCÍA MÁRQUEZ

 Por : Domingo Caba Ramos.


1. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ ( In Memoriam ).

 Célebre novelista y cuentista colombiano, periodista y guionista de cine, nació en Aracataca, Colombia, en 1928. Hasta los ocho años de edad vivió con sus abuelos. Realizó sus primeros estudios en Barranquilla. Tiempo después pasó a Bogotá donde cursó la carrera de leyes y cuyo título de abogado lo obtuvo en 1947. Alternó sus estudios con la actividad literaria y periodística.

Su actividad literaria se inicia con La hojarasca (1955), novela a la que le siguieron El coronel no tiene quien le escriba (1961), Los funerales de la mamá grande (1962), La mala hora (1964), y las dos más celebres de sus novelas: Cien años de soledad (1967) y El otoño del patriarca (1975).

 En 1982 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

 Para las letras colombianas, García Márquez señala una nueva orientación frente a la tradición lograda por La Vorágine, de José Eustasio Rivera.

 Para la historia de literatura hispanoamericana, su obra narrativa, inscrita en la tendencia del realismo mágico, se consolida como una de las máximas expresiones de la denominada nueva novela latinoamericana, movimiento al que también pertenecieron Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa.

Para la historia de la literatura universal del siglo XX, su obra alcanzó tempranamente la inmortalidad, aun cuando su pluma continuó enriqueciendo el universo del arte literario. Comparado con Cervantes, es hoy día uno de los escritores hispanoamericanos más leídos, traducidos, comentados y estudiados.

Iluminadores estudios sobre su obra han realizado famosos escritores como Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa. Entre los numerosos recursos que empleó en su obra destaca el humorismo nacido de la exageración, el absurdo y lo imprevisible.

2. DIÁLOGO ENTRE DOS GRANDES DE LA LITERATURA. 


Vargas Llosa - :« ¿Para qué crees que sirve tú como escritor?»

García Márquez - : « Yo tengo la impresión de que empecé a ser escritor cuando me di cuenta de que no servía para nada. Mi papá tenía una farmacia y, naturalmente, quería que yo fuera farmacéutico para que lo reemplazara. Yo tenía una vocación totalmente distinta: quería ser abogado, porque en las películas los abogados se llevaban las palmas en los juzgados defendiendo las causas perdidas. Sin embargo, ya en la universidad, me encontré con que tampoco iba a servir para abogado. Empecé a escribir los primeros cuentos y, en ese momento, no tenía noción de para qué servía escribir. Pero después, analizando el oficio del escritor, pienso que la literatura y, sobre todo, la novela, tiene una función, creo que una función subversiva, en el sentido de que no conozco ninguna buena literatura que sirva para exaltar valores establecidos. Siempre, en la buena literatura, encuentro la tendencia a destruir lo establecido, lo ya impuesto, y a contribuir a la creación de nuevas formas de vida, de nuevas sociedades, en fin, a mejorar la vida de los hombres»

Vargas Llosa - : «O sea, ¿que tú piensas que la literatura es una actividad que, desde el punto de vista social, es eminentemente subversiva?»

García Márquez - : «Creo que el escritor está siempre en conflicto con la sociedad; más aun, tengo la impresión de que se escribe como una forma de resolver es conflicto personal del escritor con su medio. Cuando yo me siento a escribir un libro es porque interesa contar una buena historia. Una historia que guste. Lo que sucede es que yo también tengo una formación ideológica; creo que el escritor, todo escritor, tiene una formación ideológica, y si esa formación es firme, y si el escritor es sincero en el momento de contar su historia, esta posición ideológica se verá en su historia, y es a partir de este momento que esa historia puede tener esa fuerza subversiva de que hablo»

 Vargas Llosa - : «Entonces, en ese caso, el factor puramente racional no es preponderante en la creación literaria. ¿Qué otros factores serían los preponderantes, qué elementos determinarían la calidad de la obra literaria?

García Márquez - : « A mí lo único que me interesa en el momento de escribir una historia es si la idea de esa historia pueda gustar al lector y que yo esté totalmente de acuerdo con esa historia. Yo no podría escribir una historia que no sea basada exclusivamente en experiencias personales. Precisamente estoy ahora preparando la historia de un dictador imaginario, es decir, la historia de un dictador que se supone es latinoamericana, por el ambiente. Este dictador que tiene 182 años de edad, que tiene tanto tiempo de estar en el poder que ya no recuerda cuándo llegó a él, que no necesita mandar, está completamente solo en un enorme palacio, por cuyos salones se pasean las vacas y se comen los retratos, los grandes óleos de los arzobispados, etc. Entonces, lo que resulta curioso es que, de alguna manera, esta historia está basada en experiencias personales. Es decir, son elaboraciones poéticas de experiencias personales mías que me sirven para expresar lo que quiero en este caso, que es la inmensa soledad del poder; y creo que para expresar la soledad del poder no hay ningún arquetipo mejor que el del dictador latinoamericano que es el gran monstruo mitológico de nuestra historia»

Vargas Llosa - : « Una cosa que a mí me sorprendió en tus libros es el hecho de que casi todos los personajes de “Cien años de soledad” tuvieron los mismos nombres y que todos estos nombres se repitieran. Los hombres se llaman José Arcadio o Aureliano y las mujeres se llama Úrsula. ¿A qué se debe esto? ¿Esto fue planeado o fue espontáneo?»

 García Márquez - : « ¿Hay alguien aquí que no se llame como su papá?

Vargas Llosa - : «Bueno, yo te digo esto porque a mí me sorprendió mucho cuando tú me presentaste a tu hermano menor, que también se llama Gabriel, como tú»

García Márquez - : « Mira, lo que sucede es que yo era el mayor de doce hermanos, y que me fui de mi casa a los doce años, y volví cuando estaba en la universidad. Nació entonces mi hermano, y mi madre decía: “Bueno, al primer Gabriel lo perdimos, pero yo quiero tener un Gabriel en la casa…” Yo podría seguir explicando indefinidamente todas las cosas que parecen misteriosas y extraordinarias en “Cien años de soledad”, y que siempre tienen una explicación totalmente realista, como que mi último hermano se llame Gabriel, también»

 (La versión parcial del diálogo que aquí se transcribe fue tomada del libro “La novela en América Latina: Diálogo”, Universidad Nacional de Ingeniería, Lima, 1967) 

3. ¡HASTA SIEMPRE, SONIA! 


Sí, Sonia, "la tarde está llorando y es por ti..." como tú tantas veces nos lo dijera en el verso de una de tus más famosas canciones.

La tarde dominicana de hoy, Sonia, llora por tu muerte, por la muerte de una de las más brillantes cantantes de todos los tiempos que ha parido la República Dominicana.

 Siempre te admiré y hasta en el más allá te seguiré admirando, Sonia, no solo por tu talento artístico y por tu voz que parecía un instrumento. Te admiré por tus ideas de avanzada, por tu sensibilidad social y porque siempre defendiste y pusiste tu arte al servicio y defensa de los mejores intereses de tu patria.

La semana santa y este abril primaveral, Sonia, parecen haberse enseñado contra el arte americano, llevándose del mundo de los vivos a tres de sus más genuinos representantes: Cheo Feliciano en Puerto Rico, García Márquez en toda América y en nuestro país nos dejaron sin ti. Nos dejaron sin el arrullo, calor , mensaje edificante y ternura de tu dulce voz.

 Como los seres como tú nunca mueren, por ahora solo me resta decirte: 4. ¡HASTA SIEMPRE, SONIA!