lunes, 30 de septiembre de 2019

LA VIDA EN CONDOMINIO



Por: Domingo Caba Ramos


 El CONDOMINIO: complejo minimundo en el que nada es tuyo y todo te pertenece. Así como se lee, un complicado ámbito habitacional conformado por viviendas (apartamentos) en el que solo las paredes interiores te pertenecen, no así el techo , el piso y las paredes exteriores, por cuanto tu piso es el techo del otro y el techo del otro es tu piso.

El CONDOMINIO: un nicho residencial en el que todos están aparentemente cerca; pero efectiva y afectivamente lejos. Un espacio de colectiva esencia donde el yo, el ego y el desinterés por el tú emergen con toda su fuerza.

El CONDOMINIO: un no siempre armónico mundo en el que el calor humano, el saludo afectuoso, la confianza, los hábitos de sana convivencia y los vientos solidarios de la buena vecindad casi siempre brillan por su ausencia.

 El CONDOMINIO: un complicado entorno en el que la imprudencia y descuido de unos se transforman en el más necio problema para otros.

El CONDOMINIO: un deshumanizado minimundo en el que no siempre se sabe quién vive a tu lado ni mucho menos el nombre que lo identifica.

El CONDOMINIO: un cerrado espacio en el cual convergen los más disímiles y a veces indeseables tipos humanos.

El CONDOMINIO: un lugar donde la mala educación, las malas crianzas, los temperamentos conflictivos y la ausencia de buenos modales se ponen de manifiesto en cada una de las acciones de los llamados condóminos.

EL CONDOMINIO: una comunidad de bienes donde las relaciones de mancomunidad o de solidaridad que allí deben primar o existir, no siempre existen. Un lugar donde, para evitar conflictos, es necesario preñar el cerebro de inteligencia emocional, proceder asido del más sólido estoicismo y vestirse diariamente con el traje de la paciencia, la prudencia, la armonía y el espíritu de grupo que los demás revelan no estar dotados.

EL CONDOMINIO: no importa el valor y lo lujoso que este inmueble sea. No importa que cueste mucho o poco. Que esté habitado por pobres o por ricos, por profesionales o por chiriperos. No importa que esté ubicado en un barrio marginado o en un sector exclusivo. No importa. Un condominio es un condominio. Un apartamento es un apartamento. No importa los rasgos particulares que lo caracterizan. Solo podrá variar la comodidad de uno con respecto al otro; pero las limitaciones y sombras que a la convivencia humana estos espacios residenciales le presentan son en todos las mismas.

El CONDOMINIO: un espacio habitacional característico de la gran ciudad, y al que por circunstancias diversas o por efectos del crecimiento demográfico, allí ha ido a parar, y  tenido necesariamente que adaptarse, aquel que una vez disfrutó, en la aldea o ruralía, de unas relaciones armónicas o de sana camaradería, así como de un trato fraterno, sincero, caluroso, amable y solidario dispensado por el   otrora e inolvidable vecino, casi hermano, que bordeaba su residencia y que estaba ahí, siempre presente, en los momentos en que más se necesitaba.