(Prólogo al libro «Ortografía para estudiantes», del prof. Edwin Paniagua)
Por: Domingo Caba Ramos.
“… la ortografía representa el pilar fundamental de la unidad de la lengua. Mientras los demás planos lingüísticos (fonología, morfología, sintaxis y léxico) se hallan sujetos a los parámetros de variación, la ortografía es un código uniforme en el que todas las variables se diluyen…”
(Ortografía de la lengua española, 2010, XL).
La Ortografía es la disciplina lingüística que se ocupa de describir y explicar las normas que regulan la correcta escritura de la lengua. Regula la Ortografía el modo correcto de escribir, es decir, el buen uso de los signos gráficos dentro de la palabra.
Esa regulación apunta hacia el logro de un magno propósito: la unidad de la lengua. De no existir un código ortográfico, compuesto por reglas claras y precisas que rijan el uso del idioma, inevitable resultaría la fragmentación de este, por cuanto en cada comunidad lingüística se establecerían normas sectoriales y se escribiría atendiendo a sus particularidades fonéticas. Y si cada miembro de una comunidad de hablantes escribiera según su propio criterio articulatorio, la lengua escrita se convertiría en un verdadero caos comunicativo. De ahí que se haya escrito con sobradas razones que «… la ortografía representa el pilar de la unidad de la lengua».
Con el propósito de preservar esa unidad y reforzar el dominio del código escrito de la lengua, se han escrito numerosos y valiosos manuales de ortografía, entre ellos, este que el profesor Edwin Paniagua pone en manos de los estudiantes.
Los problemas ortográficos siempre han existido, existen y existirán a través del tiempo. Borra este juicio la falsa creencia de que la solución de tales problemas se origina, inicia y termina en los niveles básicos y medio del proceso educativo, y que, por esa razón, al ascender al nivel superior, los estudiantes nada o muy poco tienen que aprender; pero nada más distanciado de la realidad.
Está más que comprobado que nuestros estudiantes universitarios y, peor aún, los profesionales egresados de los centros de estudios superiores, conservan notables deficiencias en el manejo del código gráfico de la lengua española, como muy bien se puede apreciar en la nota que un ingeniero industrial me remitió vía correo electrónico cuando ambos desempañábamos puestos directivos en un prestigioso grupo empresarial de la ciudad de Santiago de los Caballeros. El texto de la breve nota decía así:
« La reunión se llebara a cabo a la sinco de la tarde en el salon de conferencia y en ella trataremos asunto muy inportante para la compañía y para todo los empleado…»
¿Qué significa eso?
Que si las fallas ortográficas son continuas y permanentes, el aprendizaje y la enseñanza para superarlas deben ser también procesos continuos y permanentes. Consciente, talvez, de esa realidad, el texto del profesor Paniagua no ha sido concebido para estudiantes de un grado específico, sino para los que cursan estudios en todos los niveles de enseñanza. De ahí su título: Ortografía para estudiantes. O, lo que es lo mismo, esta Ortografía para estudiantes bien puede ser utilizada por el alumno que se sienta en el pupitre del nivel básico, en la butaca del nivel medio o en la silla de la universidad.
Como bien lo afirma el afamado lingüista y maestro puertorriqueño, doctor Humberto López Morales:
« Al enseñar Ortografía se corre el riesgo de quedarse en formulaciones teóricas. Siempre es una tentación para todo autor el ofrecer un elaborado corpus de doctrina, olvidando o relegando la praxis a una mínima expresión…», vale decir, que la teoría no debe imponerse a la práctica.
El profesor Paniagua también parece haber asimilado bastante bien esta otra lección, toda vez que la lectura es uno de los recursos didácticas que emplea al tratar cada tema, esto es, apela a textos cuyo contenido guarda estrecha relación con cada tema tratado. Ese enfoque integrador también le imprime dinamismo al proceso enseñanza – aprendizaje de la Ortografía.
Es importante precisar que en estos tiempos posmodernos, caracterizados por el facilismo y la vida acelerada, constituye un gran reto enseñar ortografía Tiempos en los que los particularismos ortográficos parecen competir con el criterio académico. Tiempos en los que la red de Internet con su chateo y conversaciones rápidas ha establecido sus propios códigos ortográficos. Tiempos, en fin, en los que nuestros jóvenes prefieren escribir bn, en lugar de bien; xq, en vez de porque; llovien2, por lloviendo; cole, en vez de colegio; uni, en vez de universidad y 100pre, en lugar de siempre.
Sin embargo, conviene hacer el esfuerzo por aprender y adquirir un adecuado dominio de la ortografía, por tratarse esta de un instrumento de capital importancia para el enriquecimiento de la composición y la redacción. Porque su dominio es fundamental para la exacta formulación escrita de nuestros pensamientos. Porque su aprendizaje, aparte de conceder prestigio, favorece el análisis, comprensión y fluidez de las ideas. Porque el dominio ortográfico repercute, necesariamente, de manera positiva en el dominio de los aspectos léxico, semántico, sintáctico y morfológico de la lengua.
Por último, vale también precisar que en el proceso enseñanza – aprendizaje de la Ortografía, la principal responsabilidad descansa en el alumno que aprende y no en el maestro que enseña, esto es, se aprende ortografía cuando se desea aprender ortografía. De lo contrario, las mejores intenciones y todos los esfuerzos que pueda realizar aquel que enseña quedan sepultados en el nicho de la inoperancia y el desinterés.
Ojalá que el estudiante a cuyas manos llegue esta importante y didáctica Ortografía para estudiantes quiera o desee verdaderamente aprender ortografía. De suceder así, el éxito estudiantil y, más tarde el profesional, le sonreirá.
SANTIAGO DE LOS CABALLEROS.
4 de mayo del 2013.
domingo, 6 de octubre de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)