jueves, 11 de septiembre de 2014

ALGO MÁS QUE LA TANDA EXTENDIDA



Por: Domingo Caba Ramos

  En la versión digital del Listín Diario (11/9/2014) se lee lo siguiente:

“Unos 7,850 nuevos maestros ingresaron al sistema educativo en el mes de agosto para llenar las plazas vacantes del presente año escolar. La información la ofreció el viceministro de Educación, Luis Matos, quien señaló que el balance de la cantidad de nombramientos supera todas las cifras de los últimos 50 años del sistema educativo” 

Ese número forma parte de los ocho mil maestros que requiere el sistema educativo para llenar las vacantes surgidas como resultado de las miles de aulas que se han estado inaugurando para dar respuesta a la principal exigencia de la tanda extendida.

El establecimiento de la tanda o jornada extendida ha sido una feliz iniciativa del actual presidente de la República, Lic. Danilo Medina, cuyas reales intenciones por mejorar el sistema educativo están exentas de cualquier tipo de duda o discusión. Tal ha sido su empeño en bien de este sector, que bien podría afirmarse, con las palabras del pueblo, que para Medina, la educación pública constituye “su niña bonita”.

Esa iniciativa del gobierno debe contar con el respaldo o apoyo incondicional no solo de todos los actores que conforman la comunidad educativa: maestros, alumnos y padres, sino también de las diferentes organizaciones de la sociedad civil.

Esa jornada completa tiene como propósitos mejorar la calidad de la enseñanza y la búsqueda de una educación integral, por cuanto se persigue que aparte de las asignaturas tradicionales, la oferta curricular incluya otras disciplinas como Educación Cívica, Educación Sexual y talleres de actividades artísticas (pintura, teatro, música, danzas…) y todas las disciplinas de la Educación Física.

 La primera fase de ese magno proyecto educativo se ha concentrado en la construcción de las aulas requeridas para su ejecución y el nombramiento de los maestros que estos espacios demandan. En este proceso de nombramientos se incluyen a aquellos docentes que por años laboraban en una sola tanta. Al completar dos, su nivel de ingreso aumenta y esto ha contribuido a que por primera vez el entusiasmo y la esperanza hayan tenido cabida en el ánimo del maestro dominicano.

 A todo esto hay que agregar el hecho de que hoy a cada centro docente se le asigna un presupuesto mensual para cubrir los gastos de mantenimiento, una realidad que parecía un sueño en mis años de director, época en que para pintar una puerta y comprar una caja de tiza había que “hacer malabares”, casi pedir limosnas o lograr que “a regañadientes” los padres aportaran los recursos.

 Pero para mejorar la calidad de la enseñanza en las escuelas públicas de la República Dominicana, no basta con nuevos edificios, buenos presupuestos escolares y mejores salarios para el personal docente.

Para mejorar la calidad de la enseñanza , es necesario que además de las tandas, la responsabilidad, calidad y competencia o formación del maestro también sean extendidas ( segunda fase )

 Es necesario que el maestro lea, se actualice, incremente su cultura general, participe en actividades culturales extraescolares, que esté vinculado al mundo de la cultura, que abandone la improvisación y planifique bien las clases que imparte, que parte de su responsabilidad es asistir diariamente y puntualmente a cumplir con su trabajo, que al ejercer su labor debe pensar siempre en el alumno que la sociedad puso en sus manos y no solo en el día veinticinco de cada mes. En fin, debe pensar y actuar como maestro dentro y fuera de la escuela.

 Para mejorar la calidad de la enseñanza se requiere la puesta en marcha de un científico sistema de supervisión docente. Supervisar no es, como ocurre en la actualidad, presentarse a un liceo y ver si el maestro tiene al día el libro de asistencia. Quien más actualizado tenga dicho libro, aunque su quehacer en el aula sea de pésima calidad, mejor puntuación obtendrá para fines de incentivos. Eso no es supervisón.

Para mejorar la calidad de la enseñanza, es necesario que a los puestos directivos vaya quien mejor escalafón o curriculum haya demostrado poseer y no quien más haya levantado en campaña la bandera del partido en el poder. No es posible que un maestro carente por completo de prendas morales y /o profesionales usted se entere de que de repente, y por razones políticas, fue ascendido a un puesto superior.

Las buenas intenciones del presidente de la República debemos complementarlas con un cambio de actitud. No es posible una auténtica revolución de la educación dominicana, sino se produce una revolución en la mente del maestro. De lo contrario, continuaremos escuchando a muchos de nuestros docentes decir: " Si yo va sabío", “íbanos”, “estudiábanos”, “habemos””negoceo” y “hablábanos. 

O sentir estupor al enterarnos de que una encuesta realizada recientemente en  un centro educativo de la ciudad de Santiago de los Caballeros, reveló que siete de los profesores que allí imparten docencia, no sabían que el palo que sostiene la bandera se llama asta y la soga driza.