Por: Domingo Caba Ramos.
“La actual tendencia al
desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina
va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones
extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan
dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la
redacción y lectura de los textos.”
(Real Academia Española)
Las
deficiencias lingüísticas y comunicativas que muestran los estudiantes
dominicanos que cursan estudios en los niveles primario y secundario es cada
vez mayor. En tal virtud, seguimos ocupando los primeros lugares en el mundo. El
último informe PISA, por ejemplo, reveló que el rendimiento de los estudiantes
dominicanos en Lectura, Matemática y Ciencia está por debajo del resto de los
países de América Latina. En los tres renglones, nuestro país ocupó la peor
posición y el peor lugar entre todos los países de habla hispana.
En el caso particular
del uso de la lengua, tales fallas se aprecian claramente en los estudiantes
que cursan las asignaturas básicas del nivel superior. Su incompetencia salta a
la luz: no saben leer, escribir ni mucho menos interpretar o desentrañar el
sentido profundo de un texto. Su capacidad para conceptualizar y expresar sus
ideas en forma coherente y lógica es casi nula. Y su cultura general, brilla
por su ausencia.
Tan grave situación,
sin embargo, a las autoridades educativas poco parece importarles. Por eso, en
lugar de diseñar estrategias para enfrentarla, prefieren concentrar gran parte
de sus energías en un proyecto de secundaria y/o cuestionada importancia como es la puesta en práctica de la política o ideología
de género en la escuela dominicana. Como parte de esta política, nuestras a autoridades
les interesa más enfrentar el llamado “sexismo lingüístico” y la supuesta “discriminación” que este acarrea, y no las
incompetencias lectoras y expresivas que muestran nuestros estudiantes. Por el
momento, su máxima aspiración es que en la escuela dominicana y, por extensión,
en todo el país, se institucionalice el uso de la absurda, redundante,
antieconómica, cursi y no menos ridícula doble mención genérica
(Todos y todas; bienvenidos y bienvenidas; los niños y las niñas; los maestros
y las maestras)
1. 1. . ¿Y qué es el sexismo lingüístico?
El feminismo define el sexismo
lingüístico como todos aquellos vocablos o frases que, debido a la forma de
expresión escogida por el hablante, resultan discriminatorios por razones de
sexo. Para evitarlo, entre a otras alternativas, recomienda el uso de dobletes
genéricos del tipo “Todos y todas”, “los
ciudadanos y las ciudadanas“; “los dominicanos y las dominicanas”, etc. El uso de estos dobletes , me parece un recurso cursi,
absurdo, ridículo innecesario y carente por completo de soportes lingüísticos.
2. 2. La Real Academia Española (RAE) y el
uso de la lengua no sexista.
Las propuestas para el uso de una lengua no sexista,
encuentran su rechazo o entran en contradicción con lo planteado y prescrito al respecto por la Real Academia Española (RAE) en dos de sus textos
fundamentales: El Diccionario panhispánico de dudas (2005) y la Nueva gramática de la lengua española
(2010), ambos de carácter panhispánico y
consensuados por la Asociación de Academias de la Lengua Española.
« En los sustantivos que designan
seres animados –
se lee en el Diccionario panhispánico de
dudas (pág. 311) – el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los
individuos de sexo masculino, sino también para designar a la clase, esto es, a
todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es un
animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, –
amplía el precitado lexicón - los nombres apelativos masculinos, cuando
se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro
sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio
hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres
prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos
referirnos a un conjunto formado exclusivamente por alumnos varones, pero
también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas… »
En relación con la sistemática y persistente
campaña que con el propósito de “desmaculinizar”
la lengua, desarrolla y ha desarrollado durante años el movimiento feminista,
la Real Academia, en el texto de referencia, apunta lo siguiente:
« A pesar de ello, en los últimos
tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección
lingüística (Subrayado
nuestro, D.C), se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la
alusión a ambos sexos. Se olvida de que en la lengua está prevista la
posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical
masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria
alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía
expresiva... » (pág. 311)
Aludir a los dos sexos ( los niños y las niñas, los
ciudadanos y las ciudadanas ), con
el afán de no incurrir en la supuesta “discriminación
lingüística” constituye, según la RAE,
una “innecesaria costumbre”, generadora de “engorrosas repeticiones”, las que,
unidas al deseo de mitigar la pesadez de
la expresión que esas repeticiones provocan, se tratará de evitar mediante “la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la
gramática: las y los ciudadanos” (
pág. 311) Sin embargo, así es que el Ministerio de Educación desea que los
estudiantes dominicanos hablen y escriban.
La doble mención genérica, de acuerdo
con el criterio académico, solo es admisible, cuando se interpreta como señal
de cortesía en ciertos usos vocativos:
señoras y señores; amigas y amigos; damas y caballeros, etc.