Por: DOMINGO CABA RAMOS
«El género masculino, por no ser el marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos, por lo que puede emplearse para referirse a seres de ambos sexos. Desde un punto de vista lingüístico, no hay razón para pensar que este género gramatical excluye a las mujeres en tales situaciones. Son Innecesarias, pues, las variables de inclusión del doble género como “todos y todas”, “todxs”, “todes” o “tod@s”»
(Real Academia Española)
Últimamente se ha puesto de moda el uso de la letra “e” como marca de género inclusivo, lo que ha dado lugar a la creación de nuevas y extrañas variantes morfológicas en la lengua española que afectan la estructura interna de algunos pronombres : “elles", “aquelles”, “nosotres” , “todes”, “míes”, “vosotres”.
Se trata de un recurso creado y promovido en determinados ámbitos (grupos minoritarios pertenecientes a la comunidad LGTB) para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno los dos géneros gramaticales tradicionales (masculino y femenino), es decir, para referirse a personas de género no binario. Con igual propósito se utiliza la letra “x”. Conforme a tales formas de expresión, en lengua no binaria habría que decir:
1. «Todes nosotres llegamos muy bien. Espero que elles también no hayan tenido problemas»
2. «Todxs nosotrxs llegamos muy bien. Espero que ellxs también no hayan tenido problemas»
Pero estas construcciones expresivas no solo introducen variaciones formales en los los pronombres, sino también en otras categorías gramaticales, tales como los sustantivos (“hije”, “niñe”, “hermane”, “abuele”), adjetivos (“Bienvenides”, “hermoses”, “buenes”, “contentes”, etc. y artículos o determinantes (“les”, “unes”). Tales variantes originarían, pues, enunciados del tipo: «Les hijes de mis hermanes son unes muchaches muy estudioses»
El empleo las letras “e” y “x” tiene como finalidad fundamental “visibilizar” a los miembros de esa minoría LGTB), así como los dobletes genéricos del tipo “todos y todas”, promovidos por las líderes feministas, pretenden “visibilizar” o sacar a la mujer del supuesto anonimato en que históricamente la ha mantenido sumida, según el feminismo, la llamada lengua sexista o no inclusiva.
Al respecto, la RAE ha establecido que «El uso de de la letra “e” como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado…». De igual forma se ha pronunciado acerca de la letra “X”, la que aparte de innecesaria, agrega que es impronunciables.
Como podrá apreciarse, el uso de las letras “e” y “x” como presunta marcas de género inclusivo, impulsado durante los
últimos años por la comunidad LGTB, se constituye
en uno más de esos inventos léxicos que
cual moda lingüística , y en nombre de
la diversidad, tratan de imponer a toda costa determinadas corrientes o grupos minoritarios. Novedades o formas expresivas que como el uso
del símbolo de la arroba (@) y de los
desdoblamientos genéricos (los maestros y
las maestras; bienvenidos y bienvenidas; es@s dominican@s; l@s dominican@s,
etc.) estimulados por el ala ortodoxa o radical del movimiento feminista hacen
que la expresión lingüística se torne confusa, dudosa, pesada, ambigua,
redundante, antieconómica, cursi, ridícula y, sobre todo, carente por completo
de elegancia y fluidez.