viernes, 12 de diciembre de 2014

EL USO DE LA LENGUA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


 Por: Domingo Caba Ramos.

“Colocar al frente de un programa de radio o de televisión a un discapacitado lingüístico es como poner de inspector de semáforos a un daltónico…” 

(Pedro Luis Barcia)

 Contrario a lo que debería ser su verdadera función, en el uso cotidiano de la lengua en nuestros medios de comunicación se leen y escuchan las más sorprendentes y hasta jocosas irregularidades léxicas, ortológicas, semánticas, sintácticas y morfológicas. Imperan en ellos los vulgarismos, novismos, el estilo coloquial y frases que se apartan por completo del registro estándar de la lengua. Medios en los que a la hora de informar se prestigia el contenido y descuida la forma, creando así las condiciones para que los hablantes copien e integren a su caudal lingüístico los frecuentes desatinos que a través de ellos leemos y escuchamos.

 La radio, la prensa y la televisión, más que formar prefieren adaptarse lingüísticamente al lector, y, merced a este proceder, en los comunicadores nuestros prima la idea de que se debe hablar y escribir para los iletrados, imitar su lengua, emplear su sociolecto, esto es , utilizar siempre la norma popular o las formas expresivas de los sectores menos instruidos. Para llevar a cabo su “función orientadora”, los usos lingüísticos que se prestigian son, extrañamente, los correspondientes a los hablantes que poseen más bajo nivel de escolaridad.

 De ahí que en la cabina de radio y televisión se hable como si se estuviera en el banco del parque o en la esquina del barrio. Tan preocupante realidad se pone de manifiesto tanto en la comunicación oral como escrita.

Para comprobar los desajustes expresivos de la lengua oral basta escuchar uno que otro de los tantos programas de opinión que se transmiten en nuestro país. En estos espacios se oye de todo: gritos, amenazas, insultos, injurias, pronunciación desastrosa, vulgaridades. Quien así lo desee confirmar solo tiene que escuchar, por ejemplo, las inconductas verbales del principal actor del programa de radio “El gobierno de la mañana”, que se difunde de lunes a viernes por la emisora Z -101. Un ejemplo basta para ilustrar:

«No joda ombe, coño… Se va a joder el programa por la politiquería de estos dos intolerantes, soberbios y engreídos… En Martínez Pozo y José Laluz yo me cago en ellos, coño… Espérenme en el parqueo, jijos e putas…»

En parecidos términos se expresa la regidora y periodista que en la misma estación radial labora en un programa que se transmite en horas de la tarde .

 Un popular comunicador de Santiago, apelando a un código de expresión muy particular, pintoresco y, en cierto modo conceptualmente distorsionador, en su muy escuchado programa de radio, en lugar de “mataron a un ladrón”, prefiere informar que: “Calimbaron a un ladrón …”. En vez de “la camioneta iba llena de personas”, se le escuchará decir que « la camioneta iba "timbí” de personas» Y en vez de informar que a un ciudadano le robaron, dirá que a esa persona “le cantaron bingo”

 Pero no solo los productores de programas de radio y televisión hieren nuestros tímpanos con sus insultos y términos descalificadores.

 Hasta los líderes religiosos también se desplazan por esos escabrosos senderos de la lengua. Como desafortunadamente procedió recientemente el máximo representante de la Iglesia católica dominicana al calificar a uno de sus pastores de “sinvergüenza”, “chusma”, “estúpido”, “perverso”, “lacra”, “cretino”, “pelafustán”, “vil”, “bestia” e “inescrupuloso”.

 Debido al fuerte influjo que ejercen en la sociedad, los profesionales de la información deberían manejar con mayor prudencia y cuidado el idioma. Deberían tener presente que su conducta lingüística se constituye en un marco de referencia, susceptible de ser imitada. Tal y como señala Salvador Gutiérrez, miembro de la Real Academia Española:

 “Existe una tendencia a tomar como referencia a quienes nos hablan a través de un periódico, de una radio o de un libro. Los periodistas tienen una mayor responsabilidad sobre el uso del lenguaje porque sus palabras tienen también una mayor repercusión social”.

 En la comunicación escrita el problema es tan grave como en la oral. Si leemos con detenimiento los diferentes diarios que circulan en nuestro país, fácilmente descubriremos los gazapos o errores gramaticales que en esos medios se publican.

 Discordancias, faltas ortográficas, errores conceptuales, uso inadecuado de los signos de puntuación, corte indebido de palabras al final del renglón y la presencia de frases ambiguas o pleonásticas, se destacan entre las más frecuentes de esas irregularidades

viernes, 5 de diciembre de 2014

EL NIÑO QUE VIVIÓ EN LA CÁRCEL (*)



Por: Domingo Caba Ramos

 “El novelista crea caracteres y a menudo sucede que esos caracteres se le rebelan al autor y actúan conforme a sus propias naturalezas, de manera que con frecuencia una novela no termina como el novelista lo había planeado, sino como los personajes de la obra lo determinan con sus hechos”

 (Juan Boch)
                                                           Dr Frank Espino

 «El día empezó brisoso.Joel se levantó como siempre a las 6:00 de la mañana. Abrió la ventana de madera reforzada con material de zinc, que miraba al este, y se dijo para sí: “A pesar del vientaso, el cielo luce despejado…"» (Cap. 1)

Así comienza la trama en “El niño que vivió en la cárcel”, la singular novela de dramática esencia escrita por el destacado médico ginecólogo, Francisco Espino Torres.

Toda trama supone necesariamente el planteamiento de una historia, de un problema que se complica en la medida en que esa historia se desarrolla, desarrollo este que a la vez contribuye a crear la tensión narrativa que aumenta a la par con la progresión de la historia contada.

 Y eso, en realidad, es lo que sucede en “El niño que vivió en la cárcel”. El narrador atrapa al lector en el mismo primer párrafo y lo suelta al final del relato, en el preciso momento en que Joel, ¡por fin!, logró desvelar el misterio que durante cuarenta y cinco años mantuvo envuelto el secreto relativo a su verdadera paternidad.

 Todo sucedió en tiempos del “corte” o matanza de haitianos llevada a cabo en la República Dominicana durante la dictadura de Trujillo. Juana, una negra que parecía haitiana sale a comprar leche para mitigar el hambre del negrito hijo que lleva en los brazos. Unos guardias la apresan por ser negra y no portar la declaración de nacimiento del niño (Joel) y es conducida a la cárcel junto a este.

 Para evitar que el pequeño muriera de hambre y frío, la madre se lo concede en adopción a un soldado del régimen (Niple). Joel es ya un hombre y cree que Niple es su padre biológico. Esta creencia se mantuvo hasta que doña Carmen, cuñada suya, levanta el velo que descubre la verdad.

La obra está inspirada en un hecho real, recreado, naturalmente, por la fantástica imaginación del narrador. Se trata de una dramática y desgarrante historia en la que el elemento humano aparece en primer plano.

 La novela como subgénero narrativo, ¿para qué sirve?, ¿Cuál es su función?

 En virtud de su naturaleza eminentemente estética, la novela, como expresión del arte literario, cumple una función lúdica, por cuanto su intención primaria consiste en recrear la realidad a través de la palabra. Pretende conmover la sensibilidad del lector o despertar en este sensaciones y sentimientos. Significa esto, que más que reproducir la realidad, el novelista lo que hace es recrearla o inventar un mundo imaginario semejante o parecido al mundo de la experiencia.

Pero aparte de esta función, la novela tiene como propósito crear conciencia y producir cambios en el seno de la estructura social. George Lukács (1885 - 1971), brillante pensador marxista de origen húngaro, establece al respecto que “la novela debe ocuparse de la vida del hombre que vive, cargado de problemas, convertido él mismo en problema, en este nuestro mundo absurdo”

 En parecidos términos escriben los profesores y ensayistas españoles Martín Duque y Marino Fernández Cuesta, cuando, citando a Ortega y Gasset, afirman que:

«La función esencial de la novela moderna es describir una atmósfera, a diferencia de otras formas épicas, cuya misión es referir una acción concreta» (1973:99)

Merced al planteo precitado, vale resaltar que el Dr. Espino describe una realidad en la que la atmósfera de la tiranía trujillista se percibe en cada uno de los nueve capítulos que conforman la obra. El sabe muy bien lo que es el drama, por la condición del actor teatral que fue durante sus años juveniles cuando cursaba estudios de medicina en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). No debe extrañar, pues, el intenso tono dramático que a todas luces se aprecia en el entramado narrativo de “El niño que vivió en la cárcel”

En la historia de la literatura dominicana no abundan los médicos que se hayan destacados como creadores literarios, y en el género de la novela, mucho menos. El doctor Espino, sin embargo, nos sorprende con esta su primera novela. A él, que, en su condición de médico ginecólogo, ha contribuido con sus conocimientos científicos a que tantas madres paran a sus tiernas criaturas humanas, esta vez le ha correspondido dar a luz una criatura literaria emanada de su fértil imaginación creadora.

 ¡Enhorabuena!, Dr. Espino.

(*) -Palabras leídas por el autor en  el acto de puesta en circulación , el 3 de diciembre del 2014, en el salón de actos de la Clínica  Unión Médica ( Santiago de los Cablleros )



martes, 2 de diciembre de 2014

LA MONA CURIOSA Y DOÑA ASUNCION.


  Por : Domingo Caba Ramos.

  La historia de “La mona curiosa” es tan curiosa como el curioso personaje que le sirve de protagonista. La leí hace ya varios años en uno de los textos narrativos que conforman la rica y siempre aleccionadora literatura infantil de la hermana república de Cuba.

Por curiosa, la mona de nuestra historia era sumamente intrigante y conflictiva. Y todo por su odiosa práctica de emitir opiniones, ofrecer informaciones y formular preguntas que bordeaban el mundo íntimo de los otros animales. Preguntas e informaciones que casi siempre molestaban y desencadenaban la ira de todos los habitantes del bosque.

Al sapo, por ejemplo, un buen día le pregunta que por qué sus ojos eran tan grandes y feos; al camello que a qué se debía esa joroba que ningún otro animal poseía; con el elefante insiste en que le explique el porqué de su extraño moco y grandes patas. Y no arrepentida por la carrera que con el fin de agredirla le dieron los tres animales antes citados, molestos por los cuestionamientos, se encuentra con la jirafa, a la que sin mediar palabras, luego de secarse el sudor, le pregunta : “ ¿ Por qué tú usas piyama…? ¿A qué se debe ese pescuezo tan largo?

 Repuesta de la agresiva persecución que en su contra también emprendió la jirafa, la mona, triste y cabizbaja, se sentó en una piedra a meditar. Su entrañable amiga, la chiva, al observarla en semejante estado anímico, le pregunta:

-“¿Qué le pasa doña mona que tan angustiada la veo?”

 _ “Soy una desgraciada, nadie me quiere, todos quieren golpearme o matarme…” – contestó. Y acto seguido procedió a contarle a su amiga lo que le había sucedido. Al oír el relato, la respuesta de la chiva no se hizo esperar:

“_ No, mi amiga mona, usted no es tan fatal como piensa. La fatalidad se la está creando usted por decir lo que no debe decir y preguntar lo que no debe preguntar. Respete el mundo íntimo de los demás y elimine la costumbre de hacer preguntas necias y emitir juicios que rocen ese mundo, y le aseguro que todos los animales la apreciarán y nadie la rechazará ni intentará nunca matarla o agredirla”

 "COSAS DE DOÑA ASUNCIÓN"

 Doña Asunción, concebida, al parecer, a imagen y semejanza de la mona curiosa, también tiene su historia. Una historia fantástico - realista relatada por José Luis Perales en una de sus populares canciones, “ Cosas de doña Asunción”, en la que nos cuenta cómo esta dama solía reunirse todas las tardes, a las cinco, junto al maestro, el boticario y el cura del lugar para desarrollar así placenteras jornadas de cálidas y chismográficas murmuraciones.Así describe Perales a doña Asunción :

 "Son las cinco de la tarde, 
comienza la reunión,
 la partida de canasta, 
la carla de religión. 

La maestra, el boticario, 
el cura y doña asunción; 
el café de media tarde,
 y algo de conversación.

 Y hablarán... del hijo de don Ramón,
 tan listo que parecía, 
y se ha convertido en pastor .

No se si me engañaré, 
comenta doña asunción, 
pero anoche vi a fulano, 
que rondaba el callejón..."

 Y una tercera   historia, referida por mí, inspirada en una doña Asunción de carne y huesos, como la que a continuación me permito describir:

 A pesar de poseer formación universitaria y ejercer el más formativo de los oficios, su conducta verbal semeja la de aquellas comadres de barios que han convertido el chisme y la intriga en sus pasatiempos favoritos.

 En la institución donde trabaja o ha trabajado y, posiblemente, en el vecindario urbano donde reside, ella todo lo sabe o procura saberlo, todo lo indaga, todo lo pregunta, todo lo comenta, todo lo informa. Y cuando por alguna razón no logra conseguir la respuesta deseada, entonces se la inventa, la presume, la infiere y la comunica como si se tratara de la más incontrovertible de las verdades.

No importa lo mucho que sus viperinas palabras contribuyan a empañar la imagen moral de quienes la rodean. Su lengua, mortal como el veneno de la víbora y destructora como la furia del huracán, no conoce descanso, nunca calla, nunca disfruta vacaciones, siempre está en constante movimiento: preguntando, informando, enjuiciando, opinado, murmurando y lacerando o enturbiando ajenas reputaciones. Y merced a tan intrigante y cloacal actitud, es muy común que de su boca emanen consideraciones del tipo:

“¿Supiste lo que le que ocurrió a Doroteo…?” 
“¿Y tú no sabes que Susa es amante o se entiende con Yeyo…!” 
“¡Señores!, ¿y ustedes saben la última…? 

Por eso, y sin que ella siquiera se lo imagine, todos la llaman “lengua de jabón”.

El secreto para ella no existe, no es más que una ilusión o una simple palabra formada por siete letras, y la discreción, un don o cualidad carente por completo de sentido. Por eso en ella nadie confía. Por eso a ella todos le temen. Todos toman frente a ella las previsiones de lugar para no verse envuelto en las redes venenosas de su lengua ponzoñosa.

Ella, vale reiterarlo, es un ser con existencia real, no un personaje fantástico de esos a que no tiene acostumbrado García Márquez en sus geniales y mágicas narraciones. Un ser que si bien posee nombre propio, he preferido ocultar su identidad , por ética y delicadeza,  tras el nombre imaginario de doña Asunción.

Cada vecindario, centro de trabajo y grupo social cuenta con su doña Asunción o con su mona curiosa o mono curioso. Descubrir a este tipo de espécimen humano siempre será importante como una forma de bloquear o reducir los dañinos afectos de su nociva conducta lingüística.

domingo, 23 de noviembre de 2014

“EL NEGRO TRAS DE LA OREJA”


 ( Al expelotero dominicano Samuel Sosa ( Sammy )

Por : Domingo Caba Ramos

 “El negro dominicano es mentalmente blanco”

                 (Sócrates Nolasco)


 “El negro tras de la oreja” (1883) es una de las más celebradas composiciones de quien con justicia ha sido considerado como el más grande poeta popular dominicano de todos los tiempos: Juan Antonio Alix (Moca, 1833- Santiago, 1918) En una de las décimas que la conforman, el entonces llamado “Cantor del Yaque” dice lo siguiente:

“Todo aquel que es blanco fino, 
jamás se fija en blancura,
 y el que no es de sangre pura, 
por ser blanco pierde el tino, 
si hay baile en algún casino,
 alguno siempre se queja,
 pues a la blanca aconseja, 
que no baile con negrillo, 
teniendo, aunque es amarillo,
 el negro tras de la oreja…”

 Entrañan estos versos una aguda crítica al dominicano de morena piel que dando muestras de su racial prejuicio se jacta orgullosamente de su aparente blancura y parece sentir vergüenza por la raíz africana de la que parte su identidad, así como del negro tinte que barniza su mulata anatomía.

 Pero el negro dominicano, al decir de Alix, no sólo enloquece o “pierde el tino” por ver transformada en blanca su morena piel, sino que al mismo tiempo es muy dado a ocultar sus raíces afroamericanas y pregonar sus vínculos con parientes de imaginada estirpe caucásica. Por eso afirma el poeta:

“El negro que tiene abuela, 
tan prieta como el carbón, 
nunca de ella hace mención, 
aunque le peguen candela, 
y a la doña Habichuela,
 como que era blanca vieja, 
de mentarla nunca deja, 
para dar a comprender, 
que nunca puede tener, 
el negro tras de la oreja…” 

Hacia el mismo blanco de la crítica contenida en la estrofa precedente dirije Papá Toño, como también se le llamó al ingenioso decimero, los incisivos versos de la siguiente espinela:

“De la parienta Fulana, 
el pelo siempre se mienta,
 pero nunca la pimienta, 
de la tía Siña Sutana,
 por ser muy blanco se afana, 
y del negro hasta se aleja,
 nublando siempre una ceja,
 cuando aquel hablarle viene, 
porque se cree que no tiene, 
el negro tras de la oreja” 

Merced al cuestionamiento que late en las estrofas pretranscritas, debo reiterar lo que una vez escribi en uno de mis artículos :

«El negro siempre ha sido discriminado en Santo Domingo, y tan acentuado está el prejuicio racial en el subconsciente de los dominicanos que hasta las personas de piel oscura rechazan lo negro. O, lo que es lo mismo, tienden a autodiscriminarse. En torno a este juicio, Sócrates Nolasco (1884-1880), llegó a decir que: ‘El negro dominicano es mentalmente blanco…’ Mientras que para el brillante declamador e intérprete de la poesía afroantillana, Carlos Lebrón Saviñón, ‘el primer discriminador del negro es el propio negro’ Nuestro sueño dorado el llegar a ser blancos y con semejante actitud mostramos un profundo desconocimiento o nos resistimos a reconocer las raíces biológicas y culturales que nos dieron origen » (La información, 25/5/90)

 Quien niegue o dude si realmente si "el negro dominicano es mentalmente blanco”, que busque una foto reciente del llamado “ Bambino del Caribe”, el expelotero dominicano Samuel Peralta Sosa ( Sammy ), quien, valiéndose  de modernos  procedimientos químicos, ha hecho lo iinmaginable por no exhibir   la piel negra   que se esconde detrás de su  rostro blanco.

viernes, 14 de noviembre de 2014

EL IRREGULAR Y TORMENTOSO PAGO DE LOS MAESTROS PENSIONADOS.

Por : Domingo Caba Ramos.

En diciembre del pasado año, el presidente Danilo Medina, mediante decreto 329-13, aumentó hasta quince mil pesos mensuales el salario mínimo de las pensiones y jubilaciones de los maestros, con retroactividad a partir de octubre de 2013. Se trató, con justicia hay que decirlo, de un apreciable incremento en términos relativos, por cuanto existían maestros que devengaban los irrisorios montos de ocho mil, siete mil, seis mil, cinco mil y hasta menos de cuatro mil pesos mensuales, por lo que al elevarlos a quince mil, eso representó, para una gran cantidad de maestros, un aumento de más de un 100%.

Hasta ahí todo estuvo bien, y por esa razón los educadores beneficiados recibieron y aplaudieron con mucho júbilo la medida presidencial. Hasta el propio ministro de Educación, Carlos Amarante Baret, desbordante de emoción, afirmó en el acto en que se anunció el aumento que “hoy el presidente Danilo Medina decide ponerle fin a la agonía que han venido sufriendo miles de maestros a nivel nacional al ser pensionados con menos de cinco mil pesos mensuales”.

 Lo que en realidad no anda bien es la inexplicable irregularidad como se efectúa el pago de la cantidad aumentada, a tal grado que el correspondiente al mes de octubre, en vez del día 18 de este mes, según lo establecido, los maestros lo cobraron el 11 de noviembre, vale decir, casi un mes después. De manera que la agonía de una buena parte de los maestros pensionados y jubilados persiste en lo que al pago respecta. Digo de una buena parte, porque es bueno que los amables lectores sepan o recuerden que  extrañamente  no todos los profesores pensionados y jubilados están registrados en una misma institución, esto es, unos cobran a través del Ministerio de Hacienda y otros, vía el Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA).

 También conviene recordar que según el Ministerio de Hacienda estableció, en noviembre del 2013, el pago a los pensionados y jubilados civiles debe realizarse los días 18 de cada mes.

 ¿Qué sucede con los maestros? 

Que los que cobran vía INABIMA reciben de manera regular su pago completo en la fecha antes indicada, vale decir el día 18, mientras que a los que les pagan a través del Ministerio de Hacienda, en esta fecha solo reciben el monto devengado antes del aumento, en tanto que el monto aumentado (completivo), le llega un día cualquiera, sin fecha fija, como sucedió, como ya dijimos, en octubre, cuyo pago completivo se efectuó el 11 de noviembre. Solo en el pasado mes de septiembre estos exservidores recibieron sus salarios completos.

En otras palabras, si un maestro cobraba cinco mil pesos antes del aumento, eso continúa recibiendo todos los días 18, mientras que los diez mil pesos restantes, por concepto de completivo, los cobra cuando el mes ha terminado o en la primera o segunda semana del mes siguiente.

 ¿Es posible que eso ocurra en un momento en que se habla de revolución en la educación dominicana? ¿Cómo es posible que los servidores de una misma institución estén registrados en nóminas diferentes? ¿Cómo es posible que en Era de la tecnología y la automatización de los procesos no se pueda diseñar un sistema informático de manera tal que el pago completo a los maestros pensionados y jubilados se realice sin fallar en la fecha oficialmente establecida? ¿No resulta hasta cierto punto un cuadro lastimero ver a un maestro yendo cuatro y hasta y cinco veces en un día a un cajero automático a revisar si definitivamente fueron depositados los “chelitos” milagrosos? ¿Merecen esos educadores semejante trato, luego de haber dejado su juventud en las aulas escolares?

El ministro de educación, Carlos Amarante Baret, tiene la última palabra.

lunes, 10 de noviembre de 2014

¿”CORROBORO, CORROBORO” O “CORREBURRO, CORREBURRO”?



 Por: Domingo Caba Ramos.

“Señora: El legislador dominicano es un tipo curioso, alto o bajo de estatura; blanco, indio o moreno de color; delgado o grueso; feo o buen mozo; que estos son los caracteres variables o comunes; su aspecto no es del todo desagradable y hasta parece un hombre civilizado…”

 - Francisco Moscoso Puello – “Cartas a Evelina” (1913)

                                                                     Juan Ant.. Alix

  Juan Antonio Alix (Moca, 1833- Santiago, 1918), talentoso bardo popular y crítico social por excelencia, se mofaba o burlaba de la incompetencia mostrada por los legisladores de su tiempo en una muy famosa y socarrona composición de inconfundible acento epigramático titulada “Corroboro, corroboro” ( 1884), cuyos versos dicen así :

 -Dime, querido Vidal,
 tú que eres medio letrado,
para ser buen diputado,
a un Congreso Nacional
¿debe ser hombre leal,
de inteligencia y decoro?
 No sea penguinche, Teodoro
, que para un congreso ir,
 no hay más que saber decir,
 corroboro, corroboro.

Si es así, amigo Vidal,
yo tengo un loro educado,
 que sería buen diputado,
 a un Congreso Nacional,
pues él aunque es animal,
no se venderá por oro,
y sabe tanto mi loro,
que si uno habla por allá,
él contesta por acá,
corroboro. Corroboro.

-Pues Vidal, a mi entender,
creí que los diputados,
 eran patriotas y honrados,
y de bastante saber,
 que el pueblo sabía escoger,
hombres serios como un toro,
 y nunca elegir un moro,
 para que sea mal cristiano
, ¿no es así, querido hermano?
 corroboro, corroboro.

En los gobiernos pasados,
los jefes que gobernaban,
ellos mismos arreglaban,
 moldes para diputados ,
y algunos salían dañados,
 pues no servían para coro,
 pero otros, créalo, Teodoro,
que antes de al Congreso ir,
 los enseñaban a decir,
corroboro, corroboro.

Al pie de las décimas, su autor, el entonces llamado “Cantor del Yaque”, nos presenta un relato anecdótico que no podía ser más jocoso y aleccionador:

 « No recuerdo en qué pueblo de la República – escribe Alix - fue que eligieron un diputado al Congreso, y después de elegido le pusieron un maestro para enseñarlo a decir ‘corroboro, corroboro’. Tenía el diputado en cuestión una memoria tan feliz que sólo un mes necesitó para aprenderse la lección, la cual durante el viaje de su pueblo a la capital, repetía diciendo: “para que no se te olvide, corroboro, corroboro, corroboro”. Bien»


Ya en el Congreso, – continúa el poeta – y tan pronto como dejara la palabra un diputado mejor elegido, se levanta nuestro héroe, diciendo: ¿“Me dejan meter el pico…?” Comprendiendo el presidente del Congreso la significación de estas palabras, le contestó que sí, que tenía la palabra.  El diputado, después de toser quince veces, escupir y pasarle el pie a lo que había escupido, se tiró del fondillo, que tenía entre peña y peña, se alzó los pantalones y dijo: “Señores: como mi vale, el que acaba de hablar, él yo somos… así… (juntando los dos índices) para que no se te olvide, " ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro!"


El Congreso se alarmó y hubo tamaña barahúnda. Unos  sacaban revólveres, sus puñales otros, y creyendo que el diputado, que estaba frente a la escalera del edificio, había visto subir algunos hombres armados con intenciones hostiles; pero este,  al ver que él era la causa de semejante alboroto, gritó:"¡Alto!, señores, ¡alto! que me he equivocado; yo no he querido decir socorro, yo he querido decir “correburro” Un amigo de este le contestó: "Tampoco es así, colega. Usted querrá decir corroboro, ¿no es así? Sí, señor, justamente, es eso es lo yo he querido decir y se me había olvidado»

Alix termina su relato advirtiendo que:


«Es pues necesario que todos los pueblos de la república tengan presente esta circunstancia para que cuando vuelvan a ofrecerse elecciones para diputados elijan hombres inteligentes y dignos de ocupar tan delicado puesto para abolir para siempre a los correburros»

Se trata de una sabia advertencia que todos los dominicanos deberíamos tener presente en el momento de votar en las elecciones que cada cuatro años se llevan a cabo para elegir a los diputados y senadores que aparentemente nos “representarán” en el Congreso Nacional.

domingo, 9 de noviembre de 2014

MOSEÑOR FLORES



  (Notas : El presente artículo fue publicado en La Información por monseñor Benito Ángeles, rector de la Universidad Tecnológica del Cibao, el día 13 de junio de 1991. Por considerarlo de interés, en esa ocasión me permití reproducirlo en mi libro " Tamboril, su gente y su cultura y otros ensayos" (2000). Y por considerarlo de interés lo publico ahora en este espacio. D.C.)


MONSEÑOR FLORES: 25 AÑOS DE EPISCOPADO
Por : Monseñor Benito Ángeles


 «Es mejor hablar de la vida de monseñor Flores que de sus obras. Aunque no podemos separar la una de la otra. Su vida episcopal en La Vega, ha sido siempre encauzar el pensamiento transmitido por Mateo 20, 28: “no he venido a ser servido sino a servir”.

Son 25 años de episcopado, todos ellos en La Vega. Un episcopado de fecundidad, trabajo, sacrificio, entrega, renuncias, generosidad, testimonio de fe, pobreza, humildad, amor, nunca buscando a sí mismo, sino el bien y lo mejor para los demás. Monseñor Flores, un hombre de Dios y de su pueblo, sacerdote por excelencia.

Cuántas energías y fuerzas gastadas para promover las vocaciones sacerdotales y religiosas. De ahí su primer lanzamiento a una obra que ya ha dejado ver tantos frutos: el Seminario Menor Santo Cura de Arz., en Pontón, La Vega. No menos atención ha sabido dar a la defensa de la justicia y la promoción de los campesinos y obreros. Ocho (8) volúmenes de consumo interno resumen todos sus trabajos escritos sólo sobre justicia social. Siempre al lado de los más pobres para promoverlos, evangelizarlos y ofrecerles asistencia de caridad. De aquí la creación y construcción de los Centros de Promoción Campesina, Instituto Diocesano de Catequesis y Caritas Diocesanas.

 Ante las inclemencias del tiempo provocadas por el ciclón David en 1979, fundó en bien de los damnificados la Asociación Pro - Educación y Desarrollo, Inc., para organizar la distribución de solares y ayudar a construir casitas a familias pobres. Otra expresión de su afán por los pobres se manifiesta en su dedicación incondicional, como grandes y tantas las obras en que directa e indirectamente ha estado implicado monseñor Flores Santana.

 Veamos algunas tan significativas como importantes, para el desarrollo religioso, social y cultural. Nos referimos a :
   La puesta en valor del Sitio Histórico de la Concepción de La Vega. La Zona Franca Industrial de La Vega, entre otros.  Algunos datos biográficos nos dan luz para conocer más de cerca a un mitrado sellado por el servicio con amor. Monseñor Juan Antonio Flores Santana.

 Nació el día 3 de julio del 1927 en Bocas de Licey, Tamboril, provincia de Santiago, República Dominicana. Hijo legítimo de Faustino de Jesús Flores y Secundina Santana. En 1941 ingresó al Seminario Menor en el Santo Cerro, La Vega, donde por cinco años hizo estudios de bachillerato y Humanidades; luego 3 años de Filosofía en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo, estudios equivalentes a los de licenciatura. Luego fue becado por la Pontificia Universidad de Comillas (España) para estudiar Teología, el 1 de octubre de 1950.

 Obtuvo la licenciatura, Magna Cum Laude, en Teología en 1954. Se ordenó Sacerdote el 12 de julio de 1953 en la Pontificia Universidad de Comillas (España). Se graduó de Licenciado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, Magna Cum Laude, en 1956. Hizo el doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de Comillas (España), de 1958 a 1959.

Fue canciller del obispado y párroco de Santiago y luego profesor de Filosofía y Ciencias Jurídicas en la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros. Rector del Seminario Menor San Pio X, en esa misma ciudad, de 1963 a 1966. Nombrado obispo de La Vega el 12 de junio de 1966. Fue presidente de las Comisiones Episcopales de Pastoral Familiar y de Catequesis. Miembro del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) por varios años y de la III Conferencia en Puebla, México.

 Ha escrito varios libros: “Dios y El Hombre” (600 págs.); “Vivamos con gozo nuestro sacerdocio”; “Sectas en América Latina”; “La Isla Española, Cuna de la Evangelización de América, Primicias en La Vega Real”; “Los Últimos Sucesos del Hombre y su Situación Definitiva” y otros libros más pequeños.

FELICIDADES! MONSEÑOR FLORES, en sus 25 años de Episcopado de Obispo de nuestra amada diócesis de La Vega.

La Vega, el Cibao y el País le aman de corazón y agradecen su generosa entrega.»


domingo, 2 de noviembre de 2014

¿ES CORRECTO PRONUNCIAR LA Z EN HISPANOAMÉRICA?


 Por: Domingo Caba Ramos.

 La pregunta que sirve de título al presente artículo es muy común en los cursos de lengua española que se imparten en nuestras universidades. La respuesta a tan importante cuestionamiento lingüístico bien podría resumirse como sigue: 

 Una de las características del español de América es el seseo. Consiste este fenómeno lingüístico en pronunciar como s las  letras zc, esta última ante las vocales e, i, (ciguapa – ceguera). Tales letras representan el mismo sonido, vale decir, no debe establecerse entre ellas distinción fonética. De ahí que la sílaba za, en la palabra zapato, deba pronunciarse igual que sa, en sapo. O, lo que es lo mismo, en el mundo hispánico se escribirá “zapato”, pero se pronunciará siempre “sapato”.

 No sucede igual en el centro, norte y este de España, en cuyas hablas se pronuncia como z la s y la c que precede a las vocales e, i, originándose así el fenómeno llamado ceceo. En tal virtud, un hablante ceceante dirá [zemana] por semana, [revizión] por revisión, [zemento] por cemento, [zine] por cine.

 Aunque el ceceo es un fenómeno dialectal presente en algunas zonas del sur de España, su difusión en esa zona es de mucho menor extensión que el seseo.

 “El seseo – se lee en el Diccionario panhispánico de dudas – es general en toda Hispanoamérica, lo es en Canarias y en parte de Andalucía, y se da en algunos puntos de Murcia y Bandajoz. También existe seseo entre las clases populares de Valencia, Cataluña, Mallorca y el País Vasco, cuando hablan castellano, y se da asimismo en algunas zonas rurales de Galicia. El seseo meridional español (andaluz y canario) y el hispanoamericano gozan de total aceptación en la norma culta” (2005: 598) .

 De la cita e ideas preindicadas se infiere lo siguiente:

 a) Todos los hispanoamericanos son seseantes, por tanto, en esta parte del mundo hispanohablante, la letra z carece por completo de esencia fonética o sonido propio, esto es, funciona no como fonema, sino como la expresión gráfica del fonema /s/. Lo mismo sucede con la c, la cual se pronuncia como s ( ante e,i ) y como k ( ante a,o, u ).

 b) Conforme a lo expresado en el apartado anterior, en Hispanoamérica es inaceptable pronunciar la z con una articulación distinta de la que se da a la s, como lo enseñaba el maestro dominicano en la escuela antigua. Vale recordar al respecto lo que siempre nos decía un profesor y destacado lingüista en mis años de estudios en la UASD: “Quien en Hispanoamérica mete la z en la pronunciación, también mete la pata…”

 c) Si bien el ceceo cubre un radio de acción que abarca la mayor parte de España, no es verdad que todos los españoles son ceceantes o “hablan con la zeta”, como se afirma popularmente. Este fenómeno, como ya se explicó, sólo se verifica en el centro, norte y este de España. Los canarios en su totalidad, así como una buena parte de andaluces, murcianos, catalanes y gallegos, son seseantes, vale decir, pronuncian las palabras “azul”, “cine”, “Saturno” y “corazón”, como las articula un dominicano, un colombiano o un cubano. Dirían, pues [ asul], [ sine] , [ Saturno] y [ corazón ]