viernes, 15 de mayo de 2009

EL DOMINICANO Y SUS "VAINAS"


Por : Domingo Caba Ramos


El conductor amigo detuvo bruscamente la marcha acelerada del vehículo, y con gesto de incomparable cortesía me invitó a subir a su confortable y recién comprado Mercedes Benz, otorgándome así una muy agradecida “bola” que habría de trasladarme hacia la llamada Villa del Viaducto ( Moca ). A su lado iba un pintoresco personaje que no tardó mucho tiempo en reiniciar el diálogo momentáneamente suspendido, abarrotado casi en todas sus partes de los más singurales giros expresivos propios de la lengua coloquial.Era todo un ramillete de vainas lo que se desprendía de aquella boca pueblerina.

No quise desaprovechar tan inesperado y suculento manjar lingüístico, y acto seguido procedí a oprimír las teclas de mi aparato grabador con miras a registrar las realizaciones léxicas del fortuito informante o viajero parlanchín.

Al transcribir literalmente la conversación, pude apreciar que el resultado no podía ser más sorprendente : en apenas minuto y medio de grabación, el hablante que nos ocupa realizó o pronunció la palabra vaina nada más y nada menos que veinte veces.

Conforme a lo antes expresado, valdría entonces preguntarse:

1) Desde el punto de vista semántico, ¿cuál el verdadero valor denotativo que el susodicho vocablo encierra?

2) Desde el punto de vista sociolingüístico, ¿cuáles hablantes suelen emplearlo con más frecuencia?

En lo que respecta al primero de los anteriores cuestionamientos, debemos consignar que tan popular terminología pertenece al ámbito de las Ciencias Naturales, específicamente a la Botánica.

Vaina, se lee en la duodécima edición del Diccionario de la Lengua Española, 1970, Pág. 1320, es la “Túnica o cáscara tierna en que están encerradas algunas simientes…” También el “Ensanchamiento del pecíolo o de la hoja que envuelve el tallo”.

Pero los sentidos que a dicho término le emprimen los hablantes dominicanos en su diaria conversación se apartan por completo del núcleo significativo alrededor del cual giran las acepciones precedentes.

Nótese que hablamos de sentidos, no de sentido. Y es que vaina es una voz que en la práctica domínicoparlante no siempre alude a la misma realidad, vale decir, en ocasiones entraña las más diversas connotaciones según el contexto lingüístico o situacional en que se emplee. O, lo que es lo mismo, para los dominicanos, la palabra vaina, entre otros valores, significa :

1) Problema o contrariedad : “ Qué vaina, ya se fue la luz otra vez!”, “ En mi casa nunca falta una vaina”

2 ) Molestia o necedad : “ Ese vecino, con su música y su vaina, no deja dormir a nadie”, “ Me siento una vaina ahí,en el estómago, que no me deja comer…”

3) Grosería, majadería o insulto : “ Yo no le soporto vainas a nadie…”, “Fui al programa y le dije como veinte vainas por fresco…”, “ Me dijo una vaina que no me gustó, y le entré…”, “ Cada vez que voy a cobrarle siempre me sale con la misma vaina…”

4) Realidad desconocida : “ El médico me aplicó una vaina rarísima..”, “ ¿ Y qué vaina es esa…”.
En ocasiones soporta dicha voz el mismo significado que la palabra etcétera: “Fuimos a la playa, nos bañamos, bailamos, bebimos, gozamos mucho y vaina...”

El término, en tanto muletilla reveladora de pobreza léxica, es usado con más frecuencia por los hablantes de más bajo nivel de instrucción; pero la práctica ha demostrado, sin embargo, que el mismo se realiza, en mayor o menor grado, en todos los estratos sociales de la población dominicana.

Pero no se crea que se trata de una particularidad lingüística privativa del español dominicano. La muy citada estructura léxical, vale aclarar, igualmente la encontramos presente en otros dialectos del mundo hispánico, como se desprende del fragmento que a continuación transcribimos, tomado del cuento “Un día de estos”, del afamado narrador colombiano Gabriel García Márquez:

­_Me pasa la cuenta – dijo
_ ¿A usted o al municipio?
_ Es la misma vaina…


17-2-2008)-

jueves, 14 de mayo de 2009

PABLO NERUDA Y SU «VERSAINOGRAMA A SANTO DOMINGO»

Por : Domingo Caba Ramos


Pablo Neruda o Pablo de América (1904-1973) fue un poeta universal, Premio Nóbel de Literatura y uno de los más grandes poetas de las letras hispanoamericas.

Inició su producción poética cantándole al amor, a la mujer, a las lilas, a la “metafísica cubierta de amapolas”, a la lluvia, a la naturaleza, sueños y grandes volcanes de su Chile Natal. Corresponden a esta etapa, entre otros, su libro “Crepusculario” (1923) y sus muy famosos” Veinte poemas de amor y una canción desesperada” (1924)

Pero el estallido de la Guerra Civil Española ( 18 de junio de 1936 ) le sacudió tan profundamente su conciencia que el poeta no sólo cambió el rumbo temático de su poesía, la cual se transforma en un testimonio en un testimonio directo, sino también su visión del mundo ante los problemas sociales y políticos. Asume una actitud de abierto compromiso con la causa republicana o antifranquista, abandona el tono intimista presente en sus versos de iniciación, su voz se convierte en la voz de los pueblos latinoamericanos, y es entonces cuando escribe sus libros “España en el corazón” (1937), “ Canto general a Chile” ( 1942), “ Canto de amor a Stalingrado” ( 1942 ) y su obra de mayor relieve poético, “ Canto General” ( 1950 )

En febrero de 1966, publica en Isla Negra (Chile) uno de los más solidarios y contundentes canto de protesta que se haya escrito para condenar la segunda y brutal intervención que soldados de la armada estadounidense llevaron en República Dominicana en abril de 1965:


Versainograma a Santo Domingo

Perdonen si les digo unas locuras,
en esta dulce tarde de febrero,
y si se va mi corazón cantando,
hacia Santo Domingo, compañeros.

Vamos a recordar lo que ha pasado allí,
desde que don Cristóbal, el marinero,
puso los pies y descubrió la isla,
¡ay mejor no la hubiera descubierto!
porque ha sufrido tanto desde entonces,
que parece que el diablo y no Jesús,
se entendió con Colón en ese aspecto.

Esos conquistadores españoles,
que llegaron desde España, por supuesto,
buscaban oro y lo buscaron tanto,
como si les sirviese de alimento.

Enarbolando a Cristo con su cruz,
los garrotazos fueron argumentos,
tan poderosos que los indios vivos,
se convirtieron en cristianos muertos.

Aunque hace siglos de esta historia amarga,
por amarga y por vieja se la cuento,
porque las cosas no se aclaran nunca,
con el olvido ni con el silencio.

Y hay tanta inquietud sin comentario,
en la América hirsuta que me dieron,
que si hasta los poetas nos callamos,
no hablan los otros porque tienen miedo.

Ya se sabe en un día declaramos,
la independencia azul de nuestros pueblos,
una por una, América Latina,
se desgranó como un racimo negro,
de nacionalidades diminutas,
con mucha facha y con poco dinero.

( Andamos con orgullo y sin zapatos,
y nos creemos todos caballeros)

Cuando tuvimos pantalones largos,
nos escogimos pésimos gobiernos,
(rivalizamos mucho en este asunto,
Santo Domingo se sacó los premios).

En esta variedad un tanto triste,
tuvieron a Trujillo sempiterno,
que gracias a un balazo se enfermó,
después de cuarenta años de gobierno.

Podríamos decir de este Trujillo,
(a juzgar por las cosas que sabemos),
que fue el hombre más malo de este mundo,
(si no existiese Jhonson, por supuesto),
se sabrá quién ha sido más malvado),
cuando los dos estén en el infierno),

Cuando murió Trujillo respiró,
aquella pobre patria de tormentos,
y en un escalofrío de esperanzas,
subió la luna sobre el sufrimiento.

Corre por los caminos la noticia:
Santo Domingo sale del infierno,
por fin elige un presidente puro:
es Juan Bosch que regresa del destierro,
pero no les conviene un hombre honrado
ni a los gorilas ni a los usureros.

Decretaron un golpe en Nueva York,
le echan abajo con cualquier pretexto,
lo destierran con su constitución,
instalan a cualquier sepulturero,
en el tronco del mando y del castigo,
y los verdugos vuelven a sus puestos .

"La democracia representativa,
ha sido restaurada en este pueblo"
dijo El Mercurio en su "editorial" escrito,
en la Embajada que sabemos.

Pero esta vez las cosas no marcharon,
de un modo interesado aunque severo,
a norteamericanos y gorilas,
les salieron los tornillos en el queso,
y con voz de fusibles en la calle,
Salió a cantar el corazón del pueblo.

Santo Domingo con su pueblo armado ,
borró la imposición de los violentos:
tomó ciudades, campos y en el puente,
con el pecho desnudo y descubierto,
aplastó tanques, desafió cañones.

Y corría impetuoso como el viento,
hacia la libertad y la victoria,
cuando el tejano Jhonson, el funesto,
con la sangre de muchos en las manos,
hizo desembarcar los marineros.

Cuarenta y cinco mil hijos de perra,
bajaron con sus armas y sus cuentos,
con ametralladoras y napalm,
con objetivos claros y concretos:
"Poner en libertad a los ladrones,
Y a los demás hay que meterlos presos".

Y allí están disparando cada día,
contra dominicanos indefensos.

Como en Vietnam el asesino es fuerte,
pero a la larga vencerán los pueblos.

La moraleja de este cuento amargo,
se las voy a decir en un momento,
(no se lo vayan a contar a nadie:
soy pacifista por fuera y por dentro!) :

Ahí va:

Me gusta en Nueva York el yanqui vivo
y sus lindas muchachas, por supuesto,
pero en Santo Domingo y en Vietnam,
prefiero norteamericanos muertos.


(“Versainas de protesta por el desembarco de marines en Santo Domingo, publicadas en hojas sueltas en Valparaíso y en Santiago de Chile, 1966”)