Lengua y beisbol en la República Dominicana.
Por: Domingo Caba Ramos.
“Una prueba más de que el juego de pelota es un deporte íntimamente integrado a la tradición y que constituye un elemento distintivo de la identidad dominicana es que parte de su terminología ha dado lugar a la creación de expresiones metafóricas que trascienden el ámbito del deporte y pertenecen ya al lenguaje corriente usado por la población"
(Orlando Alba: lingüista dominicano)
.
Verdaderamente no sabemos si la caña de azúcar continúa siendo el producto principal de la República Dominicana ; pero lo que sí sabemos es que en ningún otro país de América produce más políticos y peloteros que el nuestro. Merced a este último producto, no resulta extraño que en el habla popular dominicana todo se compare con el béisbol. En otras palabras, el juego de pelota yace permanentemente presente en nuestra diaria conversación.
Los ejemplos sobran. Veamos:
Cuando un ejecutivo o jefe inicia su mandato, ejecutando estrictas medidas, de él se dirá que “vino por la goma” o “duro y curvero”.
En la Liga Municipal Dominicana- comentaba recientemente un periodista-“se está jugando una pelota caliente”.
Un paciente que yace al borde de la muerte es un enfermo que está en “tres y dos”.
El estudiante entrega el examen al profesor y abandona el aula bastante jubiloso:
-¿Cómo te fue?- le pregunta un compañero.
-¡Muchacho!, eso fue un “flaicito al cátcher”.
El jefe de la Policía encabeza un operativo sorpresa en el barrio Capotillo. El naranjero de la esquina reporta el caso afirmando que “allá bajo la pelota ta que arde”.
A don Andrómedo lo cancelaron del trabajo, lo dejó su esposa y por último se enfermó. Por eso no se cansa de decir que “yo estoy pasando por la peor racha de mi vida”.
Don Eugenio Cabral, exdirector general de la Defensa Civil, siempre vivía quejándose de los pocos recursos económicos que recibía dicha institución: “En la Defensa Civil jugamos sin trochas o a mano pelá”- eran sus palabras habituales.
Cuando un dirigente político cesa o decide no participar en el debate electoral casi siempre da a conocer la decisión expresando que “en esta oportunidad yo he preferido ver el juego desde las gradas”.
Mi tío Luis solía declarar con reiterada frecuencia que muy poco le importaba lo fea que pudiera ser una mujer si con esta sólo sostendría una sola relación o aventura sexual. “En palo largo, mi sobrino, no se pisa base”.
Para el hablante dominicano hacer un buen negocio es “pegar un palo a la pared”, mientras que el individuo que en una determinada reunión aportó la idea más juiciosa o racional de inmediato se dirá que “la botó por los cuatrocientos” o “la botó con las bases llenas”.
El viejo Miningo no cree en cuentos con su hija Abelaida. Desde que el novio de esta llega a la casa, el anciano comienza a observar los movimientos del Romeo enamorado tratando de explorar sus reales intenciones: “Desde hace días - rezonga con tono autoritario- le estoy cogiendo las señas para que no se burle de mí ni de mi hija”.
Cuando la policía logra apresar al delincuente que por mucho tiempo anduvo prófugo, la frase deportiva no se hace esperar: “¡por fin le hicieron out!”.
La persona que enfrenta una situación en la que no se vislumbran las más mínimas posibilidades de éxitos, es una persona que se encuentra en “conteo de tres y dos y el ampalla en contra”.
El marido llegó a la casa y encontró a su mujer abrazada con otro. El pleito que se armó fue tremendo. Horas después, los vecinos comentaban con inocultable picardía: “A la tipa la agarraron fuera de bases”.
Los dominicanos llevamos el béisbol en las venas, vale decir, nacemos beisbolistas, crecemos beisbolistas y morimos beisbolistas. Y como el sujeto-hablante construye sus comparaciones a partir de los elementos que forman parte de la realidad que le rodea, no es raro, pues, la continua presencia del léxico beisbolístico en el habla popular dominicana.
jueves, 16 de enero de 2014
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