Por: DOMINGO CABA RAMOS
«Siempre he creído que cada artista es una expresión
de la vida a través de su arte y su estilo. Pero esa expresión no tiene género,
porque tanto la música como la literatura, deben expresar al pueblo, y el
pueblo es su único género y autor. Entonces, toda obra de arte no es más que
una obra humana que expresa simbólicamente, y por diversos medios, un aspecto
de la realidad estéticamente entendida...»
Ramón Leonardo
De su libro autobiográfico Historia de mi voz, 2010
El viernes de la pasada semana, mientras tratábamos el
tema del día en la universidad donde imparto docencia, un joven estudiante, un
tanto fuera de contexto, me sorprendió con la siguiente pregunta: «¿Quién fue
Ramón Leonardo? Hoy he escuchado su nombre más de una vez, pero no sé de quién
se trata»
«Posiblemente hoy hayas leído o escuchado su nombre –
le respondí - porque un día como hoy (28 de febrero), hace setenta y siete
años, ese querido, respetado y siempre recordado artista nació aquí, en la
llamada Ciudad Corazón. Se trata de un destacado cantante, músico y compositor
– continué - que
puso su arte y su voz al servicio de los mejores intereses de la nación
dominicana durante un ambiente político, los famosos doce años de gobierno de
Joaquín Balaguer (1966 -1978), en el que imperaba el miedo, el terrorismo de
Estado, las desapariciones, los apresamientos y todo tipo de represión política
en contra de los opositores o enemigos del régimen. En medio de tan tétrico
panorama, la canción protesta de Ramón Leonardo se convirtió en el más efectivo
instrumento para crear conciencia social y en el medio a través del cual el
pueblo expresaba sus angustias reprimidas. Tal fue el impacto de su
artística, valiente y militante labor concientizadora, que en el país no solo
constituía un riesgo escuchar sus canciones, sino también mencionar su nombre.
No sé cómo se le escapó a la muerte»
Finalmente, y
para mayor información, le prometí al inquieto estudiante publicar el texto -
semblanza que a continuación se trascribe, el cual se me concedió el honor de
redactar y leer el 20 de septiembre del 2018 en el acto organizado en Casa
de Arte, Santiago, por la Asociación de Escritores y Periodistas de
Santiago y la Dirección Regional de Cultura (zona norte).
Ramón Leonardo: El cantor del pueblo
«Ramón Leonardo Blanco Quesada. Cantante,
compositor, activista social, militante revolucionario, líder religioso y
exprofesor de artes marciales, nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros
el día 28 de febrero de 1948. Hijo del comerciante don Leoncio Blanco y la
señora Ángela Quesada, también cantante.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, al mismo tiempo
que se destacaba como estudiante de karate, disciplina en la que alcanzó el
grado de Cinturón Negro, tanto en el estilo chino (Kung Fu) como en el coreano
(Moo Do Kwan). También obtuvo el título de Técnico en Máquinas- Herramientas en
la Escuela de Técnicos Medios de la Pontificia Universidad Católica Madre y
Maestra (PUCMM)
En el ámbito musical, recibió clases de acordeón y piano con el maestro
Primitivo Santos y de trompeta en la Escuela Municipal de Santiago con los
maestros Julio César Curiel y Manolo García. Su pasión artística la heredó de
su madre.
“Mi madre – afirma al respecto- sembró en mí los genes del arte.
En su juventud – continúa – mi madre formó parte del dueto
Apolo, junto a Teté Marcial, quienes eran acompañadas al piano en sus
presentaciones en vivo en la emisora HI3U, por el entonces joven y después
afamado compositor, Diógenes Silva”
Pero no solo de su madre. Dos de sus tíos también fueron prestigiosos músicos,
en tanto que su padre, aunque en otra faceta del arte, se destacó como fino
declamador.
Incursionó en la guitarra, y sus experiencias en el barrio Mejoramiento Social
lo impulsaron a escribir sus primeras canciones sociales y románticas, naciendo
de esta manera el que luego sería el reconocido “Cantor del pueblo”.
En esa época funda el Club Superación, actualmente Club Sameji.
En los Estados Unidos grabó su primer disco titulado “Yo canto al amor”,
con el auspicio de su tío Baby Quesada. Más tarde sus temas “Todos
somos iguales” y “Juventud” alcanzaron un nivel tal de popularización
que lo llevaron a debutar como cantante profesional el 5 de abril de 1970.
Sus canciones sociales, incluidas en su primera grabación, hicieron
posible el nacimiento del “Grupo Expresión Joven”, el cual lideraba
musicalmente junto a Cholo Brenes.
Canciones de la autoría de Chico González con música de Ramón Leonardo, se
escucharon en la radio dominicana en la década de los setenta, provocando que
fuera encarcelado en cinco ocasiones e impedida su entrada a ciudades donde
tenía que actuar.
El canto social lo llevó a ser denominado “Padre de la Canción de
Protesta de la República Dominicana”. Fue parte del histórico evento “Siete
días con el pueblo”, celebrado en nuestro país del 25 de noviembre al 1 de
diciembre de 1974, en cuya apertura no pudo participar por encontrase preso en
Dajabón, acusado de “agitador” o alterar el orden público.
Canciones como”, “Francisco Alberto¨ “Abra la reja
señor Gobierno”, “Soldado”, “Universidad” y ¨Está llegando la hora¨, entre
otras, acompañaron al proceso político y social del pueblo en esa época, bajo
el gobierno de Joaquín Balaguer. Se trata de canciones que como lo expresa el
propio cantautor “son recordadas por generaciones que tuvieron que
enfrentar la intolerancia de un régimen que encarceló, exilió, asesinó y
reprimió a miles de jóvenes estudiantes y a dirigentes políticos. Fueron
canciones que acompañaron la lucha de la época, que aguijoneaban las emociones
sociales y alimentaban la rebeldía patriótica” .
La primera de estas, “Francisco Alberto caramba”, prohibida
en el mismo año en que se compuso y difundió (1973), más que una canción se convirtió
en un verdadero himno de combate. El espíritu libertario de los dominicanos se
encendía desde el mismo momento en que se escuchaban los primeros acordes de la
guitarra que acompañaba su interpretación. Con toda propiedad debemos
afirmarlo: en la historia de las luchas políticas de la República Dominicana,
ningún otro texto discursivo y/o literario ha logrado, como “Francisco
Alberto”, encender el ánimo y prender la mecha de la rebeldía.
Por esa razón, debo decir, sin temor a exagerar, que el régimen
balaguerista le tenía más miedo o pavor a la bélica guitarra de Ramón Leonardo
que a los fusiles de los guerrilleros que tuvo que enfrentar en febrero del
antes citado año en la loma de Playa Caracoles, San José de Ocoa.
Con la canción protesta, Ramón Leonardo supo forjar conciencia, gestar
esperanzas, sueños y utopías en una juventud que aspiraba a una nueva sociedad
en la que reinara la libertad, la justicia social y el respeto a los derechos
humanos. Es por eso que los jóvenes de entonces veíamos en este combativo
cantautor a nuestro más digno referente y fue por eso que supo ganarse, hasta
la fecha, el respeto y el aprecio del pueblo dominicano.
Pero además de la canción de tipo social, Ramón Leonardo incursionó en el
género romántico, como bien se pone de manifiesto en títulos como “Nunca
supe más de ti”, “Camino hacia al altar”, “Los celos”, “Te extraño tanto”
y otras que en su momento alcanzaron gran popularidad y difusión.
En 1984 Ramón Leonardo abandona el canto romántico e inicia un proceso de conversión
que lo lleva a predicar lo que él llama la buena Nueva de la Salvación. Para
tal fin compone temas alusivos, funda el Ministerio Acción Evangelizadora
Católica, abre programas de radio y televisión y recorre parte del país y los
Estados Unidos.
Este cantautor ha escrito los siguientes libros: “Historia de mi voz”,
“Hacia el socialismo nacional democrático” y “Conceptos sobre el arte
popular, sociedad y compromiso”
En el primero de esos textos, “Historia de mi voz”, el
doctor Ricardo Nieves, escritor, profesor universitario y destacado
comentarista de radio y televisión, escribió unas breves palabras, las cuales
comparto en todas sus partes. Y por compartirlas, tengo necesariamente que
terminar con ellas mi intervención. Dice Ricardo Nieves lo siguiente:
“ De Ramón Leonardo puede decir: sobreviviente de una generación… cantor del
pueblo en un momento en el que el más puro canto presagiaba el riesgo… cantor
del amor, de la poesía, del dolor. Todavía se recuerda el aire irreverente
de la canción que cuenta y canta rebeldía. Canción de patria, de vida, juventud
y osadía. Ramón Leonardo - continúa Nieves - congrega
en cada nota de su voz la quejumbre de un tiempo muerto. Pero también aquel
período de lucha y esperanza en el que, pese al otoño y sus desgarros, nos
marcó para no morir. Por eso saludo la Historia de mi voz, como la historia de
todas las voces enterradas, las mutiladas, las heridas, las osadas. En fin,
aquellas que como la de Ramón Leonardo, todavía apuestan a la esperanza”»