jueves, 20 de agosto de 2009



ANDRES ACEVEDO Y SUS POESIAS PARA NIÑOS


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« La literatura para niños implica un lenguaje claro y comunicativo, que satisfaga el apetito natural de sueños y aventuras mediante ese mundo verbal de fabulaciones que articulan signos y símbolos portadores de sentido»

(Bruno Rosario Candelier)


¿POR QUE ESCRIBIR POESIAS PARA NIÑOS?

Crear poesías para niños constituye un ejercicio escritural más complejo o menos sencillo de lo que parece. Para cultivarla, aparte de estar prevalido de la sensibilidad artística y aliento creativo requeridos para tal fin, el adulto que la concibe debe poseer alma de niño, amar a los niños, sentir como niño y penetrar en lo más íntimo o recóndito de esa zona casi extraterritorial que conforma el siempre fantástico y tierno mundo de la niñez. O, para decirlo con palabras parecidas a las de Pedro Henríquez Ureña, para escribir versos infantiles es condición necesaria que el adulto no haya perdido su corazón de niño.

La desvinculación del poeta infantil con el universo psicológico de la infancia origina, como bien lo apunta Acevedo, que muchos temas sean enfocados “desde la perspectiva del creador adulto, y no desde el entorno vivencial del infante” Y origina igualmente que muchas creaciones no pasen de ser lo que la inmensa Gabriela Mistral consideró como “simples balbuceos de docentes”

Andrés Acevedo muestra plena conciencia de su oficio de escritor, y parece estar muy convencido o sentir gran satisfacción de haberse dedicado a recrear el mundo de los menores con el rítmico y lírico acento de sus cantos infantiles. Merced a este planteo, ninguna sorpresa pueden causar las razones vertidas por este aedo de la chiquillada, cuando confiesa que escribe poesías para niños debido al “amor que siento hacia ellos…”, para testimoniar la “ magia contenida de su mundo”, “ recrear una y otra vez mi pasado de niño…” y “ … dejar constancia de la imprescindible armonización entre la naturaleza y la infancia…”

Javier Villegas Fernández, destacado poeta peruano, Premio Nacional de Poesía y consagrado cultor del verso infantil, explica también las razones que lo llevaron a escribir ese tipo de literatura:

« Escribimos literatura infantil – argumenta Villegas F. - porque constituye la mejor manera de expresar el sentimiento de ese niño que todos llevamos dentro, porque sólo mediante ella se pueden inventar mundos fantásticos, en donde todo se torna real gracias a la fantasía y porque a través de ella la realidad y la fantasía se complementan, se vuelven una armonía para penetrar con mucha sutileza en las zonas más recónditas del alma de los niños.

Para que la poesía infantil sea aceptada como tal o encasillada en su justo lugar, ya se afirmó en otra parte del presente trabajo, lo estético de imponerse a lo didáctico; lo artístico a lo instrumental; lo bello, a lo utilitario. Una poesía que en primer término lleve al deleite espiritual y no la lección instruccional. Pero además de su naturaleza estética, esta expresión poética, ha de cumplir con otras características tales como: musicalidad, brevedad, sencillez y claridad.

La producción poética de Andrés Acevedo, vale reiterarlo, cumple con cada uno de esos rasgos. Ha logrado este artista literario y conocido animador cultural crear:

A ) Una poesía en la que sin marginar el mensaje, sentido o configuración semántica del verso, se prioriza la esencia estética e imaginativa del mismo :

« Yo quiero subir
al cielo infinito
para sonreír
con los angelitos » ( “ARCOIRIS DERRETIDO”, p. 13)


B) Una poesía clara y sencilla:

« Tengo dos gatitos
con saco y corbata
que son vecinitos
de una vieja rata» ( VERSOS PARA NIÑOS RECITADORES», p.16)

C) Una poesía breve y musical:

«La luna asoma
su miradita.
por la casona
de mi abuelita» (“VUELVETE MI NIÑO”, p.32)


En la literatura dominicana, la poesía para niños ha contado con muy pocos cultivadores. Y para estos no existen distinciones institucionalmente establecidas. Quizás se deba esto al prejuicio o falsa concepción de que a la producción de este tipo de expresión poética sólo se dedican aquellos que carecen del talento requerido para componer versos para adultos o que, naturalmente, entrañen mayor nivel de complejidad temática y/o estructural.

Olvidan talvez quienes así piensan, que si bien la infantil es literatura para menores, no se trata por eso de una literatura menor. Se trata, al contrario, de una literatura (poesía, cuento, teatro) entre cuyos cultores se encuentran registrados verdaderos clásicos del género o autores de la estatura literaria de Gabriela Mistral, Emilio Ballagas, Juan Ramón Jiménez, Julio Cortázar, Pedro Henríquez Ureña, Federico García Lorca, José Martí, Mark Twain y Antoine de Saint Exupery, entre otros.

En nuestro país, cual Quijote sin Sancho, Andrés Acevedo ha decidido abrirse caminos y formar parte de la lista de poetas que han decidido construir sus mundos imaginarios teniendo como centro al niño. Ojalá que a pesar del panorama nada motivador y, si se quiere adverso, en que desarrolla la literatura para niños en la República Dominicana, Acevedo continúe deleitando a los infantes, y, por qué no, también a los adultos, con los bellos cantos emanados de su siempre activa y fértil imaginación.