domingo, 13 de noviembre de 2016

“ NOCHE DE LLUVIA” : UN POEMA DE JUANA DE IBARBOROU

 Por : Domingo Caba Ramos

 “Comenzaré por decir, sobre los días y años de mi infancia, que mi único personaje inolvidable fue la lluvia. La lluvia austral que cae como una catarata del Polo, desde los cielos del Cabo de Hornos hasta la frontera. La lluvia caía en hilos como largas agujas de vidrio que se rompían en los techos o llegaban en olas transparentes contra las ventanas” 

( Pablo Neruda )

 " La lluvia - argumentaba yo en uno de mis artículos publicados en este y otros medios de prensa - embriaga el espíritu, excita la inspiración de los poetas y provoca en los seres dotados de cierto grado de sensibilidad artística toda una gama de dulces sensaciones y sentimientos"

 No resulta extraño entonces que la lluvia se encuentre presente en los versos de los más renombrados poetas de la literatura universal . Vale citar, entre estos , a Pablo Neruda ( 1904 - 1973 ), Antonio Machado ( 1875 - 1939 ), Juana de Ibarborou ( 1892 - 1919 ) y Federico García Lorca ( 1898 - 1936 ), afamado bardo granadino este último, quien en su composición " LLUVIA" , describe así el fenómeno base de su poética inspiración :

 “ La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
 algo de soñolencia resignada y amable,
 una música humilde se despierta con ella,
 que hace vibrar el alma dormida del paisaje” 

Pero nadie como Juana de Ibarborou, o Juana de América, como fue proclamada, supo plasmar en líricos versos el impacto sentimental que produce en las almas enamoradas ver la lluvia caer “ en hilos como largas agujas de vidrio…" , o cuando esta entona su sinfónico concierto al romper en los techos o contra las ventanas . Qué romántico mortal no habrá ordenado alguna vez, como la amada aludida por la insigne poetisa uruguaya : " Llueve… Espera, no te duermas…" 


 NOCHE DE LLUVIA

"Llueve... Espera, no duermas, 
estáte atento a lo que dice el viento,
 y a lo que dice el agua que golpea,
 con sus dedos menudos en los vidrios.

 ¡Cómo estará de alegre el trigo ondeante!
 ¡Con qué avidez se esponjará la hierba!
 ¡Cuántos diamantes colgarán ahora,
 del ramaje profundo de los pinos! 

 Espera, no te duermas. Escuchemos,
 el ritmo de la lluvia,
apoya entre mis senos,
 tu frente taciturna.
 yo sentiré el latir de tus dos sienes,
 palpitantes y tibias,
 como si fueran dos martillos vivos,
 que golpearan mi carne. 

 Espera, no te duermas. Esta noche,
 somos los dos un mundo, 
aislado por el viento y por la lluvia,
 entre la cuenca tibia de una alcoba. 

Espera, no te duermas. Esta noche,
 somos acaso la raíz suprema,
 de donde debe germinar mañana,
 el tronco bello de una raza nueva"

(Juana de Ibarborou )