Por: Domingo Caba Ramos.
Es increíble la exagerada expresividad del dominicano. Pienso que talvez no existe en el mundo otro ser más parlanchín y comunicativo que los nacidos en esta tierra.
Es sorprendente cuan imposible se le hace al dominicano promedio mantenerse en silencio cuando no debe hablar. De ahí que nunca calle, siempre está hablando o articulando palabras. Nunca le da “vacaciones a la lengua”. Por eso todo lo informa, todo lo comunica , todo lo pregunta, no importa lo íntimo que sea el mensaje de que se trate.
Y es por eso que cuando se nos interroga sobre cualquier asunto, nuestras respuestas generalmente trascienden el contenido de la interrogación, contestando mucho más de lo que se nos ha solicitado. Y en tal virtud, en los casos en que solo debemos responder con una palabra, con un sí o con un no, agregamos datos adicionales que se convierten casi en un verdadero reportaje periodístico.
¿Cuántos hijos tienes? – le pregunté al alguien una vez, en una entrevista de trabajo.
La respuesta fue toda una verdadera autobiografía:
“Tengo cinco hijos, tres varones y dos hembras. Las hembras ya se casaron, la más vieja tiene un niño y la otra está embarazada. Los varones no se han casado, están estudiando…”
Yo tuve que esperar pacientemente a que su biográfica perorata terminara.
Así somos los dominicanos : sumamente expresivos, extremadamente parlanchines.
Móntese en una guagua del transporte público o vaya a un centro de belleza, y de seguro que usted, amigo lector, sin proponérselo, se enterará de las más sorprendentes, inimaginables y confidenciales informaciones.
jueves, 31 de octubre de 2013
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