Por: Domingo Caba Ramos
En la Venezuela pre - Chávez, sacudida por la corrupción en todos los órdenes, uno de sus más brillantes hijos, el escritor Arturo Uslar Pietri, convocó a una marcha nacional de todos los pendejos. Fue como si el reivindicativo y famoso grito « ¡Proletarios del mundo uníos!», se trocara de repente por ¡Pendejos del mundo uníos!
Pienso que igual llamado es necesario hacerlo en la República Dominicana, país en donde bien podríamos hablar de la existencia de dos clases sociales antagónicas no identificadas aún por los cientistas sociales: los pendejos y los “otros”
¿Y quiénes son los pendejos?
« Los pendejos – apunta el narrador, ensayista y filólogo, Andrés L Mateo – son, históricamente, quienes nunca se han aprovechado de la riqueza pública. Son seres de buena fe descendidos de otro universo que alimentaron la manía sacrosanta de recordar el catecismo cuando las briznas de la tentación les nubló el pensamiento…» (Al filo de la dominicanidad, p.65, 1966)
Los pendejos – amplío yo – son la mayoría: los marginados, sufridos y sacrificados. Los que todavía creen que se existen principios éticos y morales que rigen la conducta humana.
Pendejos son los que pagan impuestos, la luz, agua y demás servicios públicos. Los que aplauden y vibran de emoción al escuchar las promesas casi divinas emanadas de las bocas “sacrosantas” del líder que se eleva en la tribuna. Los que después de cuatro o cinco años de estudio en la universidad, si es que encuentran trabajo, tienen que conformarse con pírricos salarios, mientras el “compañero” del partido recibe sin trabajar jugosos ingresos.
Pendejos son los que llegan pobres a un cargo, y pobres salen del mismo. Los que por fanatismos políticos son capaces de quebrantar la armonía familiar, “echándose de enemigos” a hermanos, padres, parientes y relacionados.
Pendejos, en fin, son los que cada cuatro años se levantan bien temprano, interesados en ser los primeros en depositar el voto redentor.
¿Y los “otros”, quiénes son?
Sencillamente, la minoría: los privilegiados, los que se encaraman en el abatimiento, la marginalidad y maltratado lomo de los pendejos para ascender al cielo del progreso y la prosperidad. Los que llegan en chancletas y bicicletas a los puestos y salen en yipetas de los mismos.
Los “otros” son los que un día organizan largas filas para regalar funditas, “juguetes y bicicletas” a las mismas familias que durante el resto del año, por faltas de recursos y trabajo, no pueden comer, vestir, enfrentar sus problemas de salud ni enviar sus hijos a la escuela. Los que en un sala capitular reciben mensualmente entre la suma de cuarenta y doscientos mil pesos por ejercer el cargo “honorífico” (regidor) que la sociedad puso en sus manos.
Los “otros” son los que critican en la oposición lo mismo que hacían cuando estaban en el poder. Los que tratan de embullar a las masas o crear en sus mentes realidades encantadas con frases tales como “Todavía falta mucho por hacer…”, “E’pa lante que vamos…”, “Ni injusticias ni privilegios…”, “A todos los llevo en el corazón…”, etc.
Los otros, en fin, son los que te besan en campaña, pero te ignoran en el gobierno. Los que piensan que los pendejos son más pendejos de la cuenta, vale decir, los que entienden que los pendejos no piensan o carecen por completo de memoria e inteligencia.
viernes, 29 de mayo de 2015
Suscribirse a:
Entradas (Atom)