Por : Domingo Caba Ramos
Aunque tenga que hacer frente a los efectos golpeantes del sueño y a las inclemencias del frío mañanero, cual “colegialista” consagrada, casi siempre es la primera en presentarse a su colegio. Cuando llega aquí y queda sola en su formador y amoroso nido de prekínder, ella ríe o llora de acuerdo a como marche su sueño y estado de ánimo.
Esta vez la cámara la sorprendió cuando una pícara y alegre sonrisa invadía su infantil y tierno rostro. ¿De qué reía? Sólo ella lo sabe. Así es Nicol: mi pequeño manojito de ternura. Esa es Nicol María: la más auténtica expresión de mi otro yo. Así es Nicol: una flor que llora y un diamante que respira.
jueves, 24 de noviembre de 2016
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