martes, 1 de octubre de 2013

EN TORNO AL LIBRO "PARTE DE MI VIDA", DE RAMÓN ANTONIO VERAS.

Por: Domingo Caba Ramos.

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 II. Valor didáctico del libro. 

 El libro Parte de mi vida, conviene repetirlo, vale no solo como memoria y autobiografía, sino también como código de conducta. Y vale como esto último, por cuanto en su sentido profundo entraña múltiples enseñanzas. Esto significa que más allá del interés meramente informativo, del deseo de comunicar a sus descendientes detalles importantes acerca de lo que fue su “vida material y espiritual en la niñez…”, el doctor Veras, consciente o inconscientemente, quiso transmitirles o dejarles a sus “hijos, nietos y nietas” una lección de vida que los guíe por las rutas de la grandeza espiritual y los aparte de los antivalores que en forma progresiva se multiplican y ganan espacio en este mundo posmoderno.

 ¿Cuáles son esas enseñanzas?

 El primer mensaje que se extrae de la lectura del texto es que independientemente de lo mucho que en el presente nos haya favorecido la fama, nuestro pasado de humildad, pobreza y limitaciones, nunca debemos ocultarlo. Así parece entenderlo el autor de Parte de mi vida, cuando sin complejos ni prejuicios describe la paupérrima situación en la que se desarrolló su niñez, y confiesa, en tal virtud, que fue limpiabotas, canillita, mensajero, aguatero, aprendiz de mecánica y bacheador de calles. Y sin vergüenza, prejuicios ni complejos igualmente confiesa que en el hogar de sus años infantiles no existían más ajuares que «una tinaja, cuatro catres, una pequeña cama, dos o tres sillas de guano y cinco o seis platos, algunas cucharas, mosquiteros y sábanas…»

 Pero no solo eso. 

Negro Veras, además de pretender que sus “hijos, nietos y nietas” se enteren de los episodios más relevantes que rodearon la niñez del padre y el abuelo, desea que sus vástagos aprendan y tengan muy presente:

 a) Que el ser humano debe ser franco y sincero, y que la simulación la mentira deben siempre evitarse: « La franqueza – afirma - ha sido una línea de comportamiento en mi vida… La simulación no tiene espacio en mí. Al fingimiento lo veo como algo insoportablemente artificial. Detesto el aparentar porque la apariencia no me cuadra…» (pág. 30)

b) No se debe discutir ni tratar de convencer a quien no está preparado para aceptar la verdad absoluta.

 c) No es posible botar los alimentos que sobran en la mesa, mientras existan otros que los puedan disfrutar : « Todo excedente de la ración alimenticia, generalmente termina siendo distribuido entre familiares, amigos y conocidos» ( pág.41)

 d) Solo a través del trabajo y los estudios la persona puede desarrollarse material y espiritualmente: « Yo vivía convencido de que estudiando y trabajando podía llegar a cambiar la vida material y espiritual mía y de mi familia…» ( pág. 45)

 e) La pobreza no necesariamente implica suciedad : « La pobreza no entraña suciedad, una no se corresponde ni acompaña a la otra» (pág.45)

f) La puntualidad es un atributo: «… detesto que me hagan esperar más allá de la hora acordada… (pág. 58), «Mi deseo es que mis nietos y nietas hagan de la puntualidad un atributo de su vida…» (pág. 59)

 g) Al ser que nos trajo al mundo, la madre, debemos siempre amarlo, respetarlo y reconocer la abnegación, entrega y grandes sacrificios que este es capaz de realizar en pos del bienestar general de sus hijos: « Todo ser humano con sensibilidad  sabe lo que significa una madre. Pero para nosotros, nuestra madre además del cariño de madre que le tenemos, también la adoramos como nuestra madre y nuestro padre» ( pág.68)

 h) Hay que fomentar la práctica de ahorro y no aferrarse al dinero u otros bienes materiales: « A mis nietos y nietas les digo que vean el dinero como una mercancía más, que no se aferren a nada material…» (pág. 72)

 i) No debemos ser conformistas ni resentidos.

 j) Debemos ser transparentes en nuestros actos.

k) Los padres deben ser los mejores amigos de sus hijos: « Mis hijos saben que han tenido y tienen en mí a su mejor amigo…» (Pág. 109)

 l) Hay que ser constante y perseverante : «El mundo es de los que luchan contra la adversidad» ( pág.117) Estos son solo algunas de las ideas que se traducen en la más constructiva enseñanza, no solo para los hijos, nietos y nietas del doctor Veras, sino para todo quien lea su muy valioso texto.

 III. “Áspero”, “malas pulgas”, “quisquilloso”, “poco tierno” y “malo de lavar…”

 El doctor Negro Veras, afirman jocosamente sus más cercanos y queridos amigos, es “áspero”, “quisquilloso”, “malo de lavar” y “malas pulgas” lo acompañan.

 Saber si las anteriores cualidades se corresponden con la realidad, pienso que carece de importancia y trascendencia. Lo que sí importa, es saber que este digno ciudadano ha sabido prestigiar la teoría con la práctica , defender durante toda su vida  los mejores intereses de sus país y mostrar una ejemplar conducta social y familiar que lo han llevado a ganarse el respeto y aprecio de todo el pueblo dominicano.