lunes, 13 de abril de 2009

HACER : UN VERBO CON PODERES IMPERIALES


En diciembre del recién pasado año escuché y leí las siguientes notas periodísticas:

1) - " Todos bailaron, bebieron y compartieron en un ambiente de sana camaradería. Y como hacía mucha hambre, al llegar a la mesa comieron con voracidad.... ".

2) " Agentes de la policía apresaron a una pareja que fue sorprendida haciendo el amor en el interior de una yipeta.... "


La primera nota constituye el párrafo final de una extensa crónica en la que uno de los reporteros de Telecentro describe la fiesta que esta empresa televisiva ofreció en navidad a todos sus empleados. La segunda se explica por sí sola.

En la primera se afirma que " hacía mucha hambre ", en lugar de " sentían o tenían mucha hambre”. Y en la segunda se dice que la pareja fue " sorprendida haciendo el amor ", en vez de " fue sorprendida cuando sostenían relaciones sexuales". Y es que el hambre, en tanto sensación o necesidad fisiológica, es un deseo que se siente, percibe, como sentimos la sed, el dolor, la fiebre,etc., Mientras que el amor, en tanto entidad abstracta, es un sentimiento, manifestación o impulso interior que se expresa a través de las más diversas formas afectivas; pero imposible sería, por su propia naturaleza, hacerlo y construirlo. Si así fuera, los prostíbulos habría entonces que considerarlos como los verdaderos santuarios del amor. Y auténtico amor sería además, el que quedaría edificado en cada relación sexual sostenida entre la linda jovencita y el hombre acaudalado, a quien no ama, sólo por el lujoso apartamento o el carro" Mercedes" del año que este puso en manos de aquella. De ahí que no exista en nuestra lengua una expresión más ligera, ilógica, irreal, aberrante y carente por completo de valor semántico que la archimanoseada frase: " hacer el amor”

Y todo por el uso dominante y monopólico de un verbo que históricamente ha marginado o situado en un plano secundario a las demás formas verbales del español. A tono con esta idea, Martín Vivaldi plantea lo siguiente:

“El verbo hacer, tan amplio y tan 'incoloro' se nos está introduciendo en el habla popular y en la escritura con profusión peligrosa para la pureza del idioma. La influencia es francesa. Hoy se hace todo. Así, se dice corrientemente: ' hacer música', por escribir o componer música’; ' hacer un viaje ', por ' viajar ‘; ' hacer un proyecto', por ' formar un proyecto’, etc. " (CURSO DE REDACCION, ED. PARANINFO, 2000, PAG. 140)


Si bien el muy citado profesor, periodista y lingüista español recomienda que: " Emplearemos correctamente el verbo hacer siempre que nos refiramos a una acción manual, de manipulación o artesanía", este mismo autor entiende y aconseja emplear siempre el verbo que mejor precise el sentido de la acción expresada. Conforme a esta recomendación, en lugar de: hizo la comida, le hice la noche, hicieron una fiesta, hizo tres disparos al aire, hacer un libro, hicimos mucho dinero, quieren que haga el informe, las abejas hacen la miel, el presidente hizo los aumentos, ya le hicieron su oficina, y desea que le hagan una despedida, lo más propio y pertinente sería decir: cocinó la comida, lo sustituí en la noche, organizaron una fiesta, disparó tres veces al aire, escribir un libro, ganamos mucho dinero, quieren que redacte un informe, las abejas fabrican la miel, el presidente autorizó los aumentos, ya le construyeron su oficina y desea que le organicen una despedida.

Estos son sólo algunos ejemplos.

. Si al final de un día cualquiera pudiéramos leer y escuchar todo lo que en ese día expresamos , estamos seguros que nos convenceríamos de una vez y para siempre de la forma monopólica y señorial como se comporta el verbo hacer en uso cotidiano de la lengua española.

26/3/2007

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