Ahora que los actos de violencia y delincuencia campean por sus fueros en la RepúblicaDominicana. Ahora que el hijo atraca a su padre, el amigo hace lo mismo con su «enllave» de infancia y el empleado asesina a su empleador para robarle. Ahora que las columnas que servían de sostén a los valores tradicionales de la sociedad dominicana, parecen haberse derrumbados.
Ahora que hasta niños de diez años violan y matan
al ser violado, y a sabiendas de que la conducta del hijo constituye el más
fiel reflejo de la educación recibida de los los padres. Ahora que, como
sabiamente decían nuestros mayores, todo parece indicar que ya no hay padres
para hijos, ni hijos para padres, ni hermanos para
hermanos, quizás convenga compartir de nuevo el contenido del
presente artículo, publicado hace varios años en la prensa nacional :
«Emilio Calatayud es abogado, escritior y
popular juez de menores de Granada, España, que dentro y fuera de su país se ha
hecho famoso por sus educativas y rehabilitadoras sentencias, dictadas a la
hora de aplicar justicia a los menores de edad, las cuales persiguen, más que
castigar, reeducar la conducta de todos aquellos menores que incurren en
prácticas o acciones reñidas con la ley, y hacer que estos descubran sus más
importantes valores.
Considera este singular magistrado que aparte de
otras causas, la delincuencia juvenil
es originada o está íntimamente asociada a la mala educación que los padres
brindan a sus hijos. Que detrás de la conducta delincuencial infantojuvenil
existe una familia disfuncional, un niño maleducado y unos padres
incompetentes, vale decir, unos padres creadores de hijos delincuentes.
Plantea Calatayud que todo el mundo puede
regenerarse, y que la mejor forma de lograr esto, fundamentalmente cuando de
menores se trata, es mediante la educación, y no necesariamente a través de la
represión, el castigo y la privación de libertad. Esta visión del delito y la
justicia es lo que ha llevado a dicho magistrado a emitir numerosas sentencias,
consideradas ejemplares por el propio juez, que, por originales, han impactado
considerablemente y generado sorpresas en la sociedad española
.
Pero ha sido su muy interesante "Decálogo para formar un delincuente", publicado
en su libro: Reflexiones de un juez de menores (2007),
lo que más fama le ha dado al singular juez que nos ocupa. Como considero, lo
mismo que este, que muchos padres y madres se comportan como genuinos o
auténticos constructores de delincuentes, me permito presentarles a ellos el
contenido del referido decálogo:
DECALOGO PARA FORMAR
UN DELINCUENTE
1. Comience desde la
infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el
mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe por su
educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que
pueda decidir libremente.
3. Cuando diga
palabrotas, celébreselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le
diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de
culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él
deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la
responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo
que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén
esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su
cónyuge en presencia del niño. Así a él no le dolerá demasiado el día en que la
familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero
que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario
trabajar.
9. Satisfaga todos sus
deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían
producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte
en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos
ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren
fastidiarlo.
Y cuando su hijo sea ya
un delincuente, proclame que nunca pudo hacer nada por él»
Así concluye el famoso magistrado español su
muy interesante y aleccionador decálogo,
texto al cual yo le agregaría un párrafo final, para recomendarle a papá y a
mamá lo siguiente:
Si usted desea tener en su casa un
"pichón" de delincuente o un hijo antisocial, sencillamente
apruebe todos los actos de travesuras que este cometa, nunca lo reproche ni
castigue y defiéndalo "a sangre y fuego". Ante la sociedad,
preséntelo como un ángel bajado del cielo, dígale que todo lo que él hace está
bien, apele a todos los recursos posibles para ocultar sus actos de travesuras
y, en situaciones de conflictos, trate de mostrarle al mundo las bondades
e inocencia de su adorado "muchacho
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