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Por: Domingo Caba Ramos
(Palabras de
presentación del libro Las décimas de Huchi Lora 11 (2/8/2018). Ateneo Amantes
de la Luz, Santiago de los Caballeros)
3. Huchi
Lora y sus décimas
Huchi Lora,
cibaeño como Juan Antonio Alix y Luis María Camejo, se nos presenta como un
fecundo continuador de la línea poética o vertiente lírica de sus fecundos
antecesores. Poseedor de una fina sensibilidad estética y un talento fuera de
lo común para la versificación, sus versos, en términos comparativos, semejan los
latigazos críticos de Alix y los mismos puyazos epigramáticos de Camejo. Versos que ponen de manifiesto la
sensibilidad sociocultural y el espíritu contestario que siempre ha caracterizado
a este inquieto aeda santiaguero. Versos, en fin, que recrean o regocijan por
la forma como están elaborados; pero que en ocasiones hincan, hieren o producen
llagas debido al crítico mensaje que late en su estructura conceptual.
Merced a la
idea preconsignada , Huchi Lora ha dado muestras fehacientes de ser el verdadero responsable de que la décima no
haya sucumbido o emitido su último suspiro en la República Dominicana; pues
sabido es que luego de la desaparición
física de Alix y Camejo , si bien en los
últimos tiempos se han realizado en el país uno que otro concurso de décima y
surgido, a propósito, talentosos cultivadores de esta tradicional
estrofa, su repercusión nacional puede
considerarse como muy tímida . Ningún otro decimero de importancia, aparte de
Huchi, ha logrado imponer su nombre en el mundo cultural dominicano. Solo él ha
mantenido el fervor y persistencia en el cultivo de una forma estrófica que
tanto en España como en la República Dominicana y en otros pueblos de
Hispanoamérica ha merecido la atención para fines de creación, no solo de
poetas populares, sino también de consagrados representantes de la poesía
culta.
Y es que contrario
a falsa idea que se tiene de que la décima es cosa de campesinos o de poetas
carentes de rango literario, desde los lejanos años del Mester de Clerecía,
décimas escribieron en España poetas cultos del calibre del Marquez de Santillana,
Miguel de Unamuno, Luis de Góngora, Francisco Quevedo, Fray Luis de León, Lope
de Vega y otros connotados representantes del llamado Siglo de Oro. Décimas
escribieron en Cuba José Martí, Emilio Ballagas y Nicolás Guillen. Décimas
escribió en Chile la destacada cantautora y folklorista Violeta Parra. Y
décimas escribieron en nuestro país poetas de la estatura literaria de Félix
María del Monte, Nicolás Ureña de Mendoza, Rubén Suro, José Joaquín Pérez y
Salomé Ureña.
Puede
decirse que Huchi ha tomado a la décima de la mano y no la ha dejado marchar.
Ha mantenido su vigencia o presencia no solo en los libros, sino también en la
televisión, donde al final de cada comentario cierra, a modo de resumen, con
una espinela que posiblemente sea más esperada por la teleaudiencia, que el
comentario mismo.
«Aquí, en República
Dominicana – afirma
Luis Beiro al respeto en su ya citado ensayo Panorama de la décima – un solo hombre, entre los profesionales del
país, ha mantenido su fervor hacia esta estrofa y la ha convertido en vehículo
de comunicación diaria con las masas. Él, partiendo del periodismo y de un
lenguaje directo, sin complejidades formales, ha trascendido su mensaje, sus
puntos de vista en la vida nacional, con más amplitud y nivel de credibilidad
que muchos políticos e intelectuales»
(1992:30)
De Huchi
vale destacar que por encima de todo es periodista, un veterano y polifacético
comunicador que, aparte de la décima, en su dilatada carrera profesional han
sido diversas las vías o formas de expresión que este fecundo cultor del verso
popular ha utilizado para desarrollar su oficio.
En otras palabras, además de reportero,
redactor, fundador y director de varios periódicos, tanto impresos como
digitales, Huchi es caricaturista, autor de guiones cinematográficos, de un
texto infantil y de dos libros de décimas. El primero de esos fue publicado en
1992 con el título de «Las décimas de Huchi
Lora 1». Contiene este volumen ochenta y dos
composiciones, algunas de las cuales se repiten en el tomo que ya vio la luz
pública en febrero del presente año (2018), y que esta vez se pone en
circulación aquí, en este prestigioso y centenario escenario del Ateneo Amantes
de la Luz. Nos referimos a «Las décimas de Huchi
Lora 2»
Tanto las décimas de un tomo como del
otro, como ya se dijo, fueron compuestas por el autor para cerrar sus
acostumbrados comentarios en diferentes programas de la televisión dominicana.
El primero reúne composiciones
enmarcada en el período 1990 – 92. Las décimas que conforman el segundo
volumen, cincuenta y cinco en total, con excepción de las cinco primeras y dos
de las que aparecen al final del texto, pertenecientes a la década del noventa,
se enmarcan en el período 2003 – 2018.
Como bien se lee en la página de
presentación del volumen que nos ocupa:
«Lora nos presenta las crónicas de los
sucesos más relevantes del acontecer nacional de los últimos años bajo la forma
de décimas, en las cuales desborda la chispa, el buen humor, la ironía y la
gracia que caracterizan su estilo de quien puede considerarse como el decimero
más ingenioso, reconocido y diestro de los últimos tiempos»
En iguales o parecidos términos se
expresa el afamado escritor y crítico literario, Bruno Rosario Candelier,
acerca de Juan Antonio Alix, en su libro Lumbre
de la mocanidad (2018):
«Juan Antonio Alix, el principal vocero de la
poesía popularizante, y el de mayor eco y acepción popular con una obra escrita
con el lenguaje típico del Cibao, nos sirve de ejemplificación. Sus décimas reflejan el derrotero de la política
criolla y los vaivenes de la vida nacional…»
(p.33). Y más adelante, en la página que
sigue, el autor amplía el concepto al afirmar que: «El sentido del humor y la actitud sarcástica de su versificación
afloran en la poesía de Alix con tono jocoso y burlesco, elementos que el
lector habituado a la lírica popular disfruta en el lenguaje de la poesía
tradicional…» (p.34)
En Las décimas de Huchi Lora 2, aparecen referidos, en
humorístico, satírico y sarcástico acento, muchos de los sucesos más
importantes ocurridos en la República Dominicana durante el periodo ya señalado
(2003/2018). Y al aludir a ellos, como el buen cronista y agudo crítico que es,
el eco epigramático unido al buen sentido del humor no podían faltar. Títulos como:
Oración a la luz de una vela» (1995),
«El presidente en campaña» (2003), «Bajaderos constitucionales» (2009), «Con la bandera en el pecho» (2011),
«Un chele pa´rriba» (2011), «Amarillofobia» (2011), «El tiburón podrido» (2015), «Con cuaito, aimao y bebío» (2016), «Nuria y Alicia» (2017), «Aquí falta mucha gente» (2017) y «Nuestra honorable justicia» (2017),
entre otras, ponen de manifiesto esa tendencia.
En su «Oración a la luz de una vela»
(1995), el poeta, con el más irónico y mordaz acento emite un grito de
desesperación en contra de los constantes apagones que en 1995, como siempre,
golpeaban al pueblo dominicano:
«Señor de la eternidad,
líbranos de este calvario,
que al país entero, a diario,
lo sume en la oscuridad,
sálvanos ya, por piedad,
de estos crueles apagones,
que en calles y callejones,
nos viven dando esta pela,
nos tienen atentos velas,
a lámparas y velones»
Así como en su archicitada composición «Corroboro, corroboro (1884), Alix
critica ácremente la incompetencia académica de los legisladores de entonces,
lo mismo hace Huchi, haciendo uso, como aquel,
de las particularidades del habla cibaeña, con un diputado del Partido Revolucionario
Moderno (PRM) que en el 2013 sorprendió al auditorio presente en la sala de
sesiones con un callejero discurso en el que se le ocurrió decir, entre otras
nimiedades, que en su yipeta andaba “con
cuaito, aimao y bebío…” . Así, utilizando como título esta misma expresión,
poetiza el inspirado decimero y veterano periodista:
«Ya nuestra partidocracia,
no jalla que ma inventai,
bucando hacei fracasai,
a eta endeble democracia,
vea uté la última gracia,
ma bien el último lío,
que un diputao elgío,
ta haciendo la propaganda,
de que en su yipeta anda,
“cuaito, aimao y bebío”.
Hoy, cuando é tan necesaria,
una buena oposición,
que haga con fueiza y razón,
su saboi parlamentaria,
saita una mente precaria,
sin prigilio y sin sentío,
diciendo que anda prendío,
y uno dice “Vamos a vei,
¿y qué oposición va a hacei,
con cuaito, aimao y bebío…”»
En el año 2012, antes de ser electo,
el expresidente Danilo Medina declaró que jamás se le ocurría reelegirse, por
cuanto eso equivaldría a “comerse un tiburón podrido”. Cuatro
años después, ya en el poder, promovió la reforma constitucional con miras a
continuar al frente de la presidencia de la República. En una décima, El tiburón podrido (2015), cuyos versos aparecen preñados de
picardía, Huchi recrea el caso de la manera siguiente:
«Danilo había advertido,
que para repostularse,
antes había que tragarse,
todo un tiburón podrido,
hoy parece que ha cumplido,
su atinada predicción,
y sabe la población,
por el vaho del eructo,
que a través de su conducto,
está oliendo a tiburón…»
Los juicios críticos que conforman la
casi totalidad de las décimas de Lora van dirigidos no solo a uno, sino a todos
los gobiernos que hemos tenido a partir de 1990. Ninguna administración se les
escapa a sus incisivos cuestionamientos. Eso pone de manifiesto el carácter
imparcial o desapasionado de sus poéticos comentarios. Y eso,
indiscutiblemente, le imprime credibilidad al autor que los emite, en un medio
comunicacional, el dominicano, donde las palabras y los silencios se compran y
se venden como cualquier mercancía de mercado.
De manera, pues, que casos como en
intento de reelección presidencial en los diferentes períodos, el caso
Odebrech, la fobia a los colores amarillo y verde, debido al impacto de la
lucha por el 4% para la educación, del movimiento de la marcha verde y otros
aspectos más del diario acontecer dominicano están en esta singular obra del
inspirado versificador nativo de esta ciudad (Santiago). Merced a este planteo,
es de justicia afirmar que así como se ha dicho que no es posible escribir la
historia dominicana de principio del siglo XIX y final del XX sin consultar las
décimas de Juan Antonio Alix, tampoco será posible escribir la historia
nacional de fin del siglo XX y principio del XXI, sin consultar las décimas de
Huchi Lora.
En relación con el libro que con estas
últimas palabras culmino su presentación Las décimas de Huchi Lora 2, debo finalmente afirmar lo mismo que
escribiera Agustín Aybar en el prólogo al texto Puyas de la Jabilla, del ya varias veces antes citado epigramista
Luis María Camejo:
«En este libro hay para todos. Está
escrito con tinta de humanidad, de colectividad. Su gracejo, su ironía, hechos
ritmos en el verso, alcanzan y alegran al más alto y al más bajo, porque su
autor deja muy oculto el amargor de hiel de su sátira entre el dulzor de su
privilegiada fuente de buen humor…»


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