Por : Domingo Caba Ramos
Don Domingo Caba Quezada
Apreciado padre:
Tu alma despegó hacia el más allá cuando la mía casi aterrizaba en el más acá. Los latidos de tu noble corazón se paralizaron casi en el mismo instante en que el mío comenzaba a emitir sus primeras pulsaciones. Falleciste un 6 de agosto y casi dos meses y medio después (31 de octubre) nací yo.
Por esa razón no me concediste la tierna oportunidad de «besarte la mano» o decirte, aunque fuera una vez: ¡PAPÁ!
Por esa razón, la palabra papá, dirigida o para llamar a un ser humano, nunca tuve el privilegio de pronunciarla.
Por esa razón, la palabra papá, posiblemente sea la que menos han articulado mis labios en toda mi existencia.
Por esa razón, nunca pude decirte un día como hoy: ¡TE FELICITO PAPÁ!
Acerca de ti son tantas las preguntas que me he formulado : ¿Cómo hablabas? ¿Cómo caminabas? ¿Cómo reías? ¿Cómo sonreías?
Sin embargo, ¡cuán orgulloso me siento que fueras mi padre! ¡Qué orgullo me siento cada vez que de ti me han hablado! : que eras muy estricto, muy responsable, muy honesto y, sobre todo, muy amoroso con tus seis hijos. Unos hijos para los cuales deseaste siempre todo lo bueno, muy especialmente que fueran personas de bien y, fundamentalmente, que se formaran académicamente. Y cuán orgulloso me siento de que mi madre, ese ángel con nombre de mujer, haya honrado mi nombre asignándome el tuyo.
Por suerte que el timón del barco familiar quedó en buenas manos, en las manos de la mejor madre del mundo En las manos del ser más extraordinario del universo. En las manos de tu esposa, doña Librada Ramos, nuestra eterna e inolvidable progenitora. Unas manos que supieron conducir el barco hacia el puerto que tú siempre soñaste.
Por eso debes sentirte tranquilo en tu eterno refugio del más allá, en tanto que aquí, en el más acá, por primera vez en mi vida, siento una inmensa satisfacción al decirte con motivo del «Día de los padres:
¡TE FELICITO PAPÁ!
Domingo Caba Ramos
28 de julio del 2019
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