martes, 6 de noviembre de 2018

PROCESO POR LA SOMBRA DE UN BURRO

(A mi amigo, Dr. Piero Espinal)
Por : Domingo Caba Ramos

El pasado jueves, en el Gran Teatro del Cibao, participé en el acto de puesta en circulación del libro «En torno a la libertad», del destacado actor y dramaturgo dominicano Iván García (San Pedro de Macorís, 1938), y en el cual se recogen veintinueve obras de su fecunda producción teatral. Una de estas obras es «Proceso por la sombra de un burro», estrenada en 1974 en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Se trata de una adaptación a comedia musical de la divertida comedia que para radio había popularizado el pintor y escritor suizo Friedrich Dürrenmatt (1921/1990)

 En ella se narra el proceso judicial entablado por un dentista y un burrero a causa de la sombra de un burro. El dentista ha alquilado los servicios de un burro para viajar urgentemente a un pueblito de difícil acceso, ubicado en la zona montañosa, con la finalidad de corregir los problemas dentales que sufría la querida de un influyente político gobiernista. Para mitigar los efectos del insportable calor, el médico decide descansar bajo la sombra del animal. Este hecho desencadena la ira del burrero quien alega que la sombra de su burro no estaba incluida en el precio del alquiler.

Para resolver el caso, solicitan la intervención del juez, pero el problema persiste, originándose así un escandaloso juicio en el que los abogados de ambas partes emplean las más corruptas estrategias en bien de sus propios intereses, y en el que las fuerzas vivas de la ciudad forman dos bandos que deciden tomar partido por una y otra parte (el dentista y el burrero)

 Ambas partes, en última instancia,  apelan a la fuerza, contratando para tal fin los servicios de un pirata con el propósito de que incendie la ciudad. El fuego se produce en el momento en que el burro allí se presenta, después de haberse escapado del patio de la corte donde permanecía secuestrado, por orden del juez, hasta el fin del proceso. La ciudad queda destruida y los personajes terminan culpando al burro del terrible incendio.

Tras el animal preguntar solemnemente acerca de si él realmente era el burro en el caso en que se encontraba envuelto, todos encararon al público con los graciosos, satíricos y no menos aleccionadores versos de cierre que a continuación se transcriben:

« ¿Es el burro testarudo,
 porque quiere descansar, 
o el humano que muy burro,
 pretende hacerlo parar?

 Cuando un político es bruto,
 la gente le grita: ‟ ¡burro!”
 y a nadie se le ha ocurrido, 
llamar al burro político.

 ¿Quién será más burro, 
el burro, ese animal testarudo,
 o el humano, ese gran bruto, 
que al burro lo llama burro? 

 El burro, pobre animal, 
todo el mundo lo critica, 
sin saber que todo el mundo,
 padece del mismo mal»

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