domingo, 23 de diciembre de 2018

EN NAVIDAD, ¿DE QUIÉN DEBEMOS CUIDARNOS?

 Por : Domingo Caba Ramos
                                                                                   Juan Antonio Alix


En el más antiguo de los aguinaldos dominicanos, cuyo título original es «Cánticos» (1908), su autor, nuestro laureado poeta o cantor popular, Juan Antonio Alix (1833- 1918), afirma que en la NAVIDAD debemos cuidarnos:

 a) DE LOS CHISMOSOS, prestos siempre a generar nocivos efectos con sus lenguas lacerantes:

“Que el Niño Jesús,
muy a bien lo tenga, 
librarnos a todos,
 de las malas lenguas”

 b) DE LOS ENVIDIOSOS, siempre mortificados por el éxito ajeno:

 “Que los libre el Niño, 
de los envidiosos, 
que hacen mala sangre,
 y viven rabiosos” 

c) DE LOS MALOS VECINOS, eternos perturbadores de la paz familiar:

“Y los libre el cielo, 
de un vecino malo,
 que es mucho peor, 
que un incendio al lado”

viernes, 9 de noviembre de 2018

¡ADIOS, MAESTRO MONCHE! - (*)

(In Memoriam)

Por: Domingo Caba Ramos.
                                                                             Noel Ramón Peralta (Monche)


 « Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz…»

(JOSE MARTI)

Aunque todos sabíamos que su nombre verdadero era Noel Ramón Peralta, en la comunidad todos lo llamábamos El Maestro Monche. Y cuando no así, entonces invertíamos los términos, identificándolo, cuando a él nos referíamos, como Monche, El Maestro.

 Pero lo cierto es que una y otra forma denominativa entrañaban el gran cariño y respeto que todos sentíamos por quien durante casi cuatro décadas se encargó de alfabetizar y repartir el pan de la enseñanza a generaciones de alumnos que hoy lloran y lamentan la muerte repentina de su antiguo preceptor.

 Al servicio educativo, se integró el maestro que nos ocupa muy joven todavía, cuando apenas había trillado las rutas de la adolescencia, y provisto de un grado académico que no superaba el octavo curso. Una baja formación profesional que, sin embargo, estaba muy por debajo del alto nivel de competencia mostrado en sus siempre constructivas prácticas pedagógicas.

 Posiblemente nunca mantuvo este maestro contacto con los más avanzados principios de la Didáctica o de aquellos postulados que norman el arte de enseñar. Probablemente tampoco conoció a los más destacados representantes del pensamiento pedagógico, registrados en la historia de la educación dominicana y /o universal. Pero a pesar de semejante desconocimiento, justo es reconocerlo, la calidad de su enseñanza siempre se puso de manifiesto en el ejercicio de su trabajo docente.

 En otras palabras, no poseía, el Maestro Monche, título de licenciado, maestría, ni siquiera de bachiller; sin embargo, enseñaba, que es lo que un buen maestro debe hacer.

Para lograr eso, sólo le bastó trabajar con entrega, pasión, responsabilidad y amor, tanto por su oficio como por los cientos de alumnos que pasamos por sus manos, y que , gracias a sus empeños, recibimos las primeras lecciones o aprendimos a leer y a escribir en el centro educativo en el que ejerció durante treinta y siete años, ubicado en uno de los parajes que conforman la sección Ceiba de Madera, del municipio de Moca.

 Su presencia como maestro desbordaba los límites del espacio enmarcado en las cuatro paredes del aula escolar, para insertarse en el mismo corazón de la comunidad, vale decir, ningún otro educador logró, como él, mantener un contacto tan íntimo, tan estrecho con la comunidad educativa. En esta, él, además del maestro, era el medidor o tasador de la tierra en venta o recibida por herencia, el consejero familiar, el fino peluquero y aquel que se desplazaba a la casa a inyectar al enfermo que requería de sus servicios.

Así era este singular educador. Así era ese tierno, pero firme maestro cuyos restos hoy yacen sepultados en los Estados Unidos en el frío espacio de un sepulcro silencioso.

 Todavía lo recuerdo. De mediana estatura, poco hablar, lento caminar, el largo cordón, soporte de su inseparable llavero, moviéndose circularmente alrededor de su dedo índice, y una sonrisa en la que no podía ocultar la natural timidez que eternamente yacía plasmada en su rostro.

Poseía un concepto casi militar de la disciplina escolar. Por esos sus medidas disciplinarias eran recias, firmes y rígidas, pero sin abandonar nunca esa ternura casi paternal y ese trato afable que siempre lo caracterizó en su roce con los alumnos.

En la vida de todo ser humano, los hechos y seres que forman parte de sus primeras experiencias difícilmente resulten cubiertos por el manto del olvido. De ahí que en el ámbito escolar, cualquier estudiante, con relativa facilidad, borre de las páginas del recuerdo a quienes fueron sus profesores en la secundaria y en la universidad, pero jamás olvidará al maestro que en la escuela primaria le impartió sus primeras lecciones, y, muy particularmente, a quien lo alfabetizó o lo enseñó a leer y a escribir.

De ese maestro siempre tendremos latente su imagen y patente su recuerdo. Como patente y latente siempre hemos tenido la imagen y el recuerdo del maestro que en la antes citada escuela, a todos nos alfabetizó y suministró esas primeras lecciones.

Víctima de un fulminante paro cardíaco, falleció en Nueva York, el día 13 del presente mes (noviembre), el Maestro Monche. Ante tan infausta noticia, y transidos por el profundo dolor que hoy a todos nos embarga, pienso que sus exalumnos, padres de familias y todas las agrupaciones que conforman las fuerzas vivas de la comunidad, debemos amarrar nuestras voces , para en un gesto de sentida expresión de gratitud, despedirlo o decirle con el más doloroso de los acentos:

 ¡Adiós, Maestro Monche!

 ¡Adiós, Maestro Monche!, te decimos todos los que fuimos tus alumnos o saboreamos el néctar nutritivo de tus sabias enseñanzas.

¡Adiós, Maestro Monche!, te dice esa comunidad que tantos te agradece y a la que tantos le diste y enseñaste.

 O Talvez, más que un simple adiós, lo ideal sería decirte con las palabras que pronunciara nuestro Poeta Nacional, Pedro Mir, frente al cadáver del maestro y escritor Manuel de Js. Camarena en su famoso «Grito para enterrar un maestro»:

«Maestro: 

Tu imperio de silencio y de penumbra
 ha comenzado al fin.

 Enmudeciste

 para adorar tu soledad tranquilo
 pero a tu oído bajarán las horas
 a decirte el secreto de los siglos
 pero a tu voz la ahuecará el recuerdo 
para llorarte en la ilusión de un nido… 

Enmudeciste

 para vivir tu eternidad tranquilo, pero en tu tumba
 muchos lamentos vivirán contigo
 muchos sollozos besarán tus huellas 
para alfombrar de llanto tu camino. 

Maestro: 

No te decimos adiós. Tú no te has ido. 
Tú estás en el recuerdo palpitante 
y eterno en las raigambres del gemido.
 Cada lágrima en flor del estudiante 
apretada en el pecho conmovido,
 será como un puñal de sentimiento 
que querrá defenderte del olvido…» 

 (*) – Palabras escritas el 28 de noviembre del 2007 con motivo del sentido fallecimiento del profesor Noel Ramón Ramón Peralta (Monche), ocurrido en N.Y., Estados Unidos, en fecha 13/11/2007

martes, 6 de noviembre de 2018

PROCESO POR LA SOMBRA DE UN BURRO

(A mi amigo, Dr. Piero Espinal)
Por : Domingo Caba Ramos

El pasado jueves, en el Gran Teatro del Cibao, participé en el acto de puesta en circulación del libro «En torno a la libertad», del destacado actor y dramaturgo dominicano Iván García (San Pedro de Macorís, 1938), y en el cual se recogen veintinueve obras de su fecunda producción teatral. Una de estas obras es «Proceso por la sombra de un burro», estrenada en 1974 en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Se trata de una adaptación a comedia musical de la divertida comedia que para radio había popularizado el pintor y escritor suizo Friedrich Dürrenmatt (1921/1990)

 En ella se narra el proceso judicial entablado por un dentista y un burrero a causa de la sombra de un burro. El dentista ha alquilado los servicios de un burro para viajar urgentemente a un pueblito de difícil acceso, ubicado en la zona montañosa, con la finalidad de corregir los problemas dentales que sufría la querida de un influyente político gobiernista. Para mitigar los efectos del insportable calor, el médico decide descansar bajo la sombra del animal. Este hecho desencadena la ira del burrero quien alega que la sombra de su burro no estaba incluida en el precio del alquiler.

Para resolver el caso, solicitan la intervención del juez, pero el problema persiste, originándose así un escandaloso juicio en el que los abogados de ambas partes emplean las más corruptas estrategias en bien de sus propios intereses, y en el que las fuerzas vivas de la ciudad forman dos bandos que deciden tomar partido por una y otra parte (el dentista y el burrero)

 Ambas partes, en última instancia,  apelan a la fuerza, contratando para tal fin los servicios de un pirata con el propósito de que incendie la ciudad. El fuego se produce en el momento en que el burro allí se presenta, después de haberse escapado del patio de la corte donde permanecía secuestrado, por orden del juez, hasta el fin del proceso. La ciudad queda destruida y los personajes terminan culpando al burro del terrible incendio.

Tras el animal preguntar solemnemente acerca de si él realmente era el burro en el caso en que se encontraba envuelto, todos encararon al público con los graciosos, satíricos y no menos aleccionadores versos de cierre que a continuación se transcriben:

« ¿Es el burro testarudo,
 porque quiere descansar, 
o el humano que muy burro,
 pretende hacerlo parar?

 Cuando un político es bruto,
 la gente le grita: ‟ ¡burro!”
 y a nadie se le ha ocurrido, 
llamar al burro político.

 ¿Quién será más burro, 
el burro, ese animal testarudo,
 o el humano, ese gran bruto, 
que al burro lo llama burro? 

 El burro, pobre animal, 
todo el mundo lo critica, 
sin saber que todo el mundo,
 padece del mismo mal»

domingo, 4 de noviembre de 2018

 ESCOGIDISTA DESDE ANTES DE NACER
(A Elvis Caba, mi sobrino, el más escogidista de todos los escogidistas)
Por : Domingo Caba Ramos

                                                                                    Nicol María Caba

A ella, mi pequeño manojito de ternura, no solo le encanta el color rojo del batallador equipo de su papi, sino también escuchar los imponentes y desafiantes rugidos del Rey de la selva, el LEÓN. Por eso vibra de emoción cuando ve su cuerpo adornado con los símbolos escarlatas. Así es Nicol, mi pequeño manojito de ternura.  Así es Nicol, la más auténtica expresión de mi otro yo. Así es Nicol María: una flor que llora y un diamante que respira.

                                                                                     Domingo Caba Ramos

viernes, 28 de septiembre de 2018

RAMÓN LEONARDO (*)

Por: Domingo Caba Ramos
                                                                              Ramón Leonardo


 Ramón Leonardo Blanco Quesada. Cantante, compositor, activista social, militante revolucionario, líder religioso y profesor de artes marciales, nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros el día 28 de febrero de 1948. Hijo del comerciante don Leoncio Blanco y la señora Anglae Quesada, también cantante.

Cursó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, al mismo tiempo que se destacaba como estudiante de karate, disciplina en la que alcanzó el grado de Cinturón Negro, tanto en el estilo chino (Kung Fu) como en el coreano (Moo Do Kwan). También obtuvo el título de Técnico en Máquinas- Herramientas en la Escuela de Técnicos Medios de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM)

En el ámbito musical, recibió clases de acordeón y piano con el maestro Primitivo Santos y de trompeta en la Escuela Municipal de Santiago con los maestros Julio César Curiel y Manolo García.

Su pasión artística la heredó de su madre.

«Mi madre – afirma al respecto- sembró en mí los genes del arte. En su juventud – continúa – mi madre formó parte del Dueto Apolo, junto a Teté Marcial, quienes eran acompañadas al piano en sus presentaciones en vivo en la emisora HI3U, por el entonces joven y después afamado compositor, Diógenes Silva» 

Pero no solo de su madre. Dos de sus tíos también fueron prestigiosos músicos, en tanto que su padre, aunque en otra faceta del arte, se destacó como fino declamador.

 Incursionó en la guitarra, y sus experiencias en el barrio Mejoramiento Social lo impulsaron a escribir sus primeras canciones sociales y románticas, naciendo de esta manera el que luego sería el reconocido CANTOR DEL PUEBLO. En esa época funda el Club Superación, actualmente Club SAMEJI.

En los Estados Unidos grabó su primer disco titulado «Yo canto al amor», con el auspicio de su tío Baby Quesada. Más tarde sus temas “Todos somos iguales” y “Juventud” alcanzaron un nivel tal de popularización que lo llevaron a debutar como cantante profesional el 5 de abril de 1970.

 Sus canciones sociales, incluidas en su primera grabación, hicieron posible el nacimiento del “Grupo Expresión Joven”, el cual lideraba musicalmente junto a Cholo Brenes.

Canciones de la autoría de Chico González con música de Ramón Leonardo, se escucharon en la radio dominicana en la década de los setenta, provocando que fuera encarcelado en cinco ocasiones e impedida su entrada a ciudades donde tenía que actuar.

El canto social lo llevó a ser denominado “Padre de la Canción de Protesta de la República Dominicana”. Fue parte del histórico evento “Siete días con el pueblo”, celebrado en nuestro país del 25 de noviembre al 1 de diciembre de 1974, en cuya apertura no pudo participar por encontrase preso en Dajabón, acusado de «agitador» o alterar el orden público.

Canciones como”, “Francisco Alberto¨ “Abra la reja Señor Gobierno”, “Soldado”, “Universidad” y ¨Está llegando la hora¨, entre otras, acompañaron al proceso político y social del pueblo en esa época, bajo el gobierno de Joaquín Balaguer. Se trata de canciones que como lo expresa el propio cantautor « son recordadas por generaciones que tuvieron que enfrentar la intolerancia de un régimen que encarceló, exilió, asesinó y reprimió a miles de jóvenes estudiantes y a dirigentes políticos. Fueron canciones que acompañaron la lucha de la época, que aguijoneaban las emociones sociales y alimentaban la rebeldía patriótica» .

 La primera de estas, «Francisco Alberto caramba», prohibida en el mismo año en que se compuso y difundió (1973), más que una canción se convirtió en un verdadero himno de combate. El espíritu libertario de los dominicanos se encendía desde el mismo momento en que se escuchaban los primeros acordes de la guitarra que acompañaba su interpretación. Con toda propiedad debemos afirmarlo: en la historia de las luchas políticas de la República Dominicana, ningún otro texto discursivo y/o literario ha logado, como Francisco Alberto, encender el ánimo y prender la mecha de la rebeldía.

 Por esa razón, debo decir, sin temor a exagerar, que el régimen balaguerista le tenía más miedo o pavor a la bélica guitarra de Ramón Leonardo que a los fusiles de los guerrilleros que tuvo que enfrentar en febrero del antes citado año en la loma de Playa Caracoles, San José de Ocoa.

Con la canción protesta, Ramón Leonardo supo forjar conciencia, gestar esperanzas, sueños y utopías en una juventud que aspiraba a una nueva sociedad en la que reinara la libertad, la justicia social y el respeto a los derechos humanos. Es por eso que los jóvenes de entonces veíamos en este combativo cantautor a nuestro más digno referente y fue por eso que supo ganarse, hasta la fecha, el respeto y el aprecio del pueblo dominicano.

Pero además de la canción de tipo social, Ramón Leonardo incursionó en género romántico, como bien se pone de manifiesto en títulos como «Nunca supe más de ti», «Camino hacia al altar», «Los celos», «Te extraño tanto» y otras que en su momento alcanzaron gran popularidad y difusión.

En 1984 Ramón Leonardo abandona el canto romántico e inicia un proceso de conversión que lo lleva a predicar lo que él llama la buena Nueva de la Salvación. Para tal fin compone temas alusivos, funda el Ministerio Acción Evangelizadora Católica, abre programas de radio y televisión y recorre parte del país y los Estados Unidos.

Este cantautor ha publicado escrito los siguientes libros: «Historia de mi voz», «Hacia el socialismo nacional democrático» y «Conceptos sobre el arte popular, sociedad y compromiso»

 En el primero de esos textos, «Historia de mi voz», el doctor Ricardo Nieves, escritor, profesor universitario y destacado comentarista de radio y televisión, escribió unas breves palabras, las cuales comparto en todas sus partes. Y por compartirlas, tengo necesariamente que terminar con ellas mi intervención. Dice Ricardo Nieves lo siguiente:

« De Ramón Leonardo puede decir: sobreviviente de una generación… cantor del pueblo en un momento en el que el más puro canto presagiaba el riesgo… cantor del amor, de la poesía, del dolor. 

Todavía se recuerda el aire irreverente de la canción que cuenta y canta rebeldía. Canción de patria, de vida, juventud y osadía. 

Ramón Leonardo congrega en cada nota de su voz la quejumbre de un tiempo muerto. Pero también aquel período de lucha y esperanza en el que, pese al otoño y sus desgarros, nos marcó para no morir. Por eso saludo la Historia de mi voz, como la historia de todas las voces enterradas, las mutiladas, las heridas, las osadas. En fin, aquellas que como la de Ramón Leonardo, todavía apuestan a la esperanza»

 (*) – Texto de las semblanza leída por el autor en fecha 20/9/2018, en el acto organizado en Casa de Arte por la Asociación de Escritores y Periodistas de Santiago, la Dirección Regional de Cultura (Norte) y el programa «Detrás de la noticia», y en el cual se reconocieron los aportes culturales de cuatro distinguidas personalidades de esta ciudad.

jueves, 13 de septiembre de 2018

LO RECONOZCO: YO ESTABA EQUIVOCADO

 Por: Domingo Caba Ramos

Pensaba, y así lo había dicho más de una vez, que los dominicanos, en su gran mayoría, no leían o sufrían de «lecturofobia» Pero me equivoqué. Y me equivoqué, por cuanto no es posible calificar de «lecturofóbica», o decir que no lee, una sociedad en donde la edición de un libro recientemente publicado, «El Manual de la chapiadora», se agotó en menos de una semana. Y aquellos que no pudieron adquirirlo, en un gesto de inusitado interés, dejaron sus nombres registrados en listas de espera.

 Por esa razón, es posible que a su autora haya que entregarle en cualquier año no muy lejano el Premio Nobel de Literatura o colocarla en el mismo pedestal de Cervantes, García Márquez, Saramago, Rulfo, Juan Bosch, Manuel del Cabral, Vargas Llosa, Pedro Mir, Rubén Darío, Pablo Neruda, Marcio Veloz Maggiolo, Aída Cartagena y otros preclaros representantes de la literatura dominicana, hispanoamericana y universal.

 Cientos de dominicanos que desconocen por completo y no les interesa saber para nada quiénes fueron o son esos y otros autores de renombres, y mucho menos sus obras, andaban como «locos» buscando el excitante «Manual…» Y comunicadores que en sus programas de opinión nunca han comentado un libro, esta vez le dedicaban minutos interminables al texto que nos ocupa.

 Tan sorprendente acontecimiento editorial retrata de manera fehaciente el gusto de nuestra gente por todo lo que sea «light», vacío, insustancial, vacuo, farandulero o carente de valor y trascendencia. 

Pero, a pesar de lo que se pueda argumentar, me equivoqué.

 Y merced a mi equivocación, pude convencerme de que el dominicano, en el continente americano, es el ser que más lee. Agotar una edición de quinientos ejemplares en solo siete días constituye una hazaña cultural que coloca a nuestro país al lado de las más desarrolladas naciones del mundo.

 Lo antes expresado quiere decir que no es cierto, como antes creía y afirmaba yo, que los hombres y mujeres de la República Dominicana sean «lecturofóbicos», odien o sientan fobia por la lectura.

 No señor. Los dominicanos acaban de demostrar que son capaces de dejar vacía la estantería de una librería, siempre que la lectura requerida sea «light», carente por completo de ideas profundas y del más mínimo valor simbólico o metafórico, que trate temas tan vacuos como el «chapeo femenino» y que no demande mayores esfuerzos para desentrañar su contenido profundo.

 Quien en el juicio anterior no crea, solo tiene que preguntárselo a la feliz autora del «monumental» y « archiinstructivo» Manual de la chapiadora.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

EL DOMINICANO, LA BOA DE HAINA Y SU MIEDO CULTURAL A LAS CULEBRAS

 Por: Domingo Caba Ramos

 Los moradores de Haina, San Cristóbal, han perdido la paz y apenas duermen. Una enorme serpiente (Boa de la Hispaniola) de aproximadamente unos 1.5 metros de largo y un grosor de seis a siete centímetros se desplaza silenciosa entre bosques, árboles y otros espacios, sin que se conozca su paradero exacto. Por eso los nervios de los «jaineros» se encuentran al borde de la explosión. Y es natural que así suceda. Es natural, porque existen miedos culturales, aprendidos. Y en nuestro país, uno de esos miedos culturales o aprendidos es el miedo a las culebras. Posiblemente el 95% o más de los dominicanos padezca esa fobia (ofidiofobia)

 A mí, por ejemplo, cuando niño, me inculcaron en mi subconsciente todo lo malo o negativo acerca de estos reptiles, las culebras. Me dijeron que estas «bajiaban» a las personas, que daban «fuetazos», que cantaban cuando eran muy grandes, que si las orinaban sacaban las patas, que introducían su cola en la boca del bebé, mientras ellas extraían la leche del seno de la madre, que cuando una resultaba herida y dividido su cuerpo en dos partes, venían otras y lo unían, que sólo agarradas con la mano izquierda se podían dominar y, por último, que antes andaban paradas, pero un día la virgen las maldijo y, a partir de ahí, comenzaron a moverse arrastrando sus cuerpos.

 Todo eso me decían insistentemente mis parientes, vecinos y demás personas mayores, logrando, de esa manera, que en mi ingenua mente infantil se forjaran las más satánicas y monstruosas imágenes relativas a la naturaleza de un animal acerca del cual, hasta en el bíblico relato, se habla de su seductor y perverso protagonismo.

 Luego aprendí que todo eso no era más que una especie de Realismo Mágico. Que nada de eso era cierto, que las culebras de aquí son inofensivas y que en lugar de proporcionarle daños a los seres humanos, lo que hacen es huir de estos.

 Eso aprendí; pero como el subconsciente no borra, confieso que de solo escuchar la palabra culebra o serpiente, mi cuerpo comienza a temblar; y cuando muy cerca tengo a uno de estos animales, mis músculos casi se paralizan y apenas puedo correr. Por esa razón, mientras más lejos de mí se encuentran, mayor es mi felicidad. Por eso, en cada serpiente yo veo un monstruo. Por eso, mientras más me dicen que las culebras y serpientes  dominicanas son inofensivas, más miedo les tengo. Mi ofidiofobia, pues, tengo que reconocerla y, al mismo tiempo, calificarla de severa o extrema.

Compadezco a los hermanos moradores del municipio de Haina. Sé que hasta tanto esa gigantesca y trotamundos boa no aparezca, tranquilos nunca estarán. Yo, en su lugar, quizás hubiera abandonado el lugar y colocado en mi casa el siguiente letrero: CERRADA HASTA NUEVO AVISO…

viernes, 31 de agosto de 2018

CÁPSULAS LEXICOSEMANTICAS

 Por: Domingo Caba Ramos

1. «SEÑORES DE LA MESA PRINCIPAL…»

Cuando escucho a un maestro de ceremonias decir: «Señores de la mesa principal…», busco en cada una de las partes del salón en donde se está desarrollando el acto ceremonioso y no veo más que una sola mesa. Es entonces cuando logro convencerme de que ese archimanoseado «Señores de la mesa principal », en un lugar donde solo hay una mesa con personas sentadas a su frente, carece por completo de pertinencia semántica y sustancia discursiva. En otras palabras, una mesa principal implica, necesariamente, la existencia de otra u otras no principales. Si estas no existen, el sintagma «mesa principal», entonces sobra.

2. ¿ANALFABETO O ANALFABETA?

 Acerca del término analfabeto, dice don Mariano Lebrón Saviñon en su libro «Usted no lo diga» (2008: 32):

« No debe decirse analfabeta para aludir alguien que no sabe leer ni escribir. Lo correcto es analfabeto. ‟Este muchacho es analfabeto, no analfabeta” Esta forma existe, pero es la femenina cuando se refiere a una niña o una mujer. ‟ El pobre Juan es un analfabeto y su mujer también es analfabeta”

¿Qué significa eso?

 Sencillamente que analfabeto es un adjetivo que sufre flexión, accidentes gramaticales o variación, tanto de género como de número. De ahí que si de un ser femenino se trata, se dirá analfabeta (Esa funcionaria es casi analfabeta) y analfabeto si se refiere a una persona de género masculino (Ese funcionario es casi analfabeto)

 «Este adjetivo –señala al respecto el ‟Diccionario Panhispánico de dudas” -, usado a menudo como sustantivo, tiene dos terminaciones, una para cada género: «El indio Trinidad era analfabeto y desconocía la aritmética»; «Se cree que soy una analfabeta». No debe usarse la forma analfabeta para el masculino, como si fuese común en cuanto al género: «Este es el héroe de millones, un analfabeta funcional que falla goles». (2005:47)

No obstante el prescriptivo juicio académico, son muchos los hablantes dominicanos y de otras zonas hispanoamericanas (Colombia, Méjico, Guatemala, Nicaragua, Puerto Rico, Cuba, Perú, Chile, etc.) que emplean esa forma femenina para calificar o modificar el sentido de nombres masculinos.

 A pesar de eso, apunta el lingüista y filólogo venezolano de origen polaco, Ángel Rosenblat (1902-1984), «… en el castellano general se dice ‟María es una analfabeta”, ‟Juan es un analfabeto” » (‟Buenas y malas palabras”, 2004:91)

« ¿Cómo se explica entonces esa difundida forma en -a para el masculino?» - se pregunta Rosenblat.

El propio autor responde que la palabra analfabeta fue adoptada de la lengua italiana por analogía o semejanza formal con otros nombres masculinos terminados en -a: poeta, nauta, acróbata, autodidacta, esteta, políglota, autómata, etc. « Pero hay que distinguir – aclara el distinguido hispanista – los acabados en -a etimológica (poeta, nauta, etc.) de los que tienen una -a ultracorrecta, que no se justifica ni por el griego ni por el latín. De este tipo es autodidacta, muy usado en Hispanoamérica, aunque hay actualmente una fuerte tendencia a favor de autodidacto, que es lo etimológico y lo académico. Del mismo tipo es analfabeta» (Ídem, 92)

En conclusión, como bien lo prescribe el diccionario académico, «No debe usarse la forma analfabeta para el masculino, como si fuese común en cuanto al género»

 3. GENTE/GENTES

 La duda persiste y las preguntas se repiten: ¿Siempre se utiliza en singular o se puede pluralizar el sustantivo gente? ¿Es correcto decir, por ejemplo, «Las gentes del Cibao son simpáticas »? o «La gente del Cibao es simpática» ¿Cuándo es correcto utilizarlo en plural?

La validez de una u otra forma, singular/ plural, dependerá del significado o valor semántico que se le atribuya en un determinado contexto.

 La voz gente, según el diccionario académico, es un sustantivo colectivo que significa «Pluralidad de personas» Con este significado, dicho sustantivo deberá emplearse siempre en singular: «El escándalo de la gente no dejaba dormir a los vecinos» «Un grupo de gente se concentró frente a la iglesia»

Pero en el español dominicano y en otros pueblos de América el vocablo gente se emplea con carácter individual, equivalente a la voz persona. En casos como estos, dicha palabra, escrita así, en singular, no designa, como lo define el Diccionario, «Pluralidad de personas», sino un «individuo de la especie humana» o« un hombre o mujer cuyo nombre se ignora o se omite…»

 a) Él era una gente muy caballerosa.
b) Ellos eran gentes muy caballerosas.

El Diccionario panhispánico de dudas (2005:313), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias Españolas, es más específico y aclara mejor el asunto al establecer que:

 «gente. 1. En el español general, este sustantivo femenino se emplea como nombre colectivo no contable y significa ‘personas’: «La gente acudía a su bar» «En torno a nosotros había un grupo de gente joven que reía y voceaba» Como otros nombres colectivos, admite un plural expresivo, usado casi exclusivamente en la lengua literaria: «Fue ella quien me introdujo en las cosas, en las comidas, en las gentes de aquí»

2. En el español de ciertas zonas de América, especialmente en México y varios países centroamericanos, se usa también con el sentido de ‘persona o individuo’, es decir, como sustantivo contable y no colectivo: «Luis era una gente muy caballerosa»; con este sentido, su uso en plural es obligado cuando se desea aludir a más de una persona: «Alrededor de la tina, en la que podían caber cinco gentes, había muchas plantas». En España solo es normal el uso de gente con referente singular en la expresión buena (o mala) gente, que también se documenta en el español americano: «Yo soy muy buena gente»; «Tato, por su parte, no era mala gente»

 3. En el español coloquial de muchos países de América se emplea también, como adjetivo o como sustantivo, con el sentido de ‘[persona] honesta, amable y servicial’ y ‘[persona] distinguida o de buena posición’: «Sería conveniente que llamara al doctor Pereyda [...]; él es muy gente y seguramente no le cobrará»; «Ese es para mí menos que nada, aunque estos caballeros hablen de él como si fuera gente»

lunes, 27 de agosto de 2018

EL SAMÁN DE ICO

 Por : Domingo Caba Ramos
  (A mi apreciada amiga, Carmen Yolanda Martínez)


 Cual celoso guardián del municipal entorno, se yergue radiante, imponente y señorial en el dinámico cielo de la Pajiza Aldea. Sus ramas entretejidas conforman una especie de fáunico colchón que cubre y recrea con su sombra protectora el amplio patio, en el fondo del cual yace, como reliquia bendita, la histórica residencia donde habitaron los ángeles protectores del simbólico y venerado árbol.

Todos lo llaman el SAMÁN DE ICO, aquel médico filántropo del pueblo tamborileño (Ico Martínez), a quien la muerte, avara e ingrata como siempre, decidió un mal día cualquiera del año 2010 llevárselo a su indeseado regazo y excluirlo para siempre del mundo de los vivos.

sábado, 25 de agosto de 2018

LA VIDA DEL GATO SEGÚN JUAN ANTONIO ALIX

Por: Domingo Caba Ramos
                                                                                         Juan Antonio Alix


 Juan Antonio Alix (Moca,1833- Santiago, 1918), «Papá Toño» o «El Cantor del Yaque», como lo llamaban en su tiempo, está considerado como el más grande poeta popular dominicano de todos los tiempos , «el más fecundo de nuestros juglares» y, al decir de Joaquín Balaguer, « el más regocijado de nuestros ingenios y el poeta que con mayor fidelidad ha traducido en versos las peculiaridades y matices característicos de la sicología dominicana» Según este autor, «El mundo de Juan Antonio Alix se reduce a la realidad que lo circunda…»

 En esa realidad – afirmo yo - ningún detalle se le escapa. Todo lo toma en cuenta. Por eso le cantó a los más diversos aspectos de la vida nacional. Por eso en sus décimas no solo hubo espacios para temas tan relevantes como la crítica de inconfundible sabor satírico a los oportunistas («Los mangos bajitos») y a los legisladores incompetentes ( «Corroboro, corroboro»), sino también para temas o aspectos tan aparentemente insustanciales como el follón que un humilde ciudadano dejó escapar en el momento en que el cura oficiaba una misa («El follón de Yamasá»), el tormentoso olor de un basín con cacá ubicado en el aposento (« El basín» ), el temblor que le impedía a la vieja Rosa no ensuciar el calabazo mientras defecaba en este («La vieja Rosa »), así como la oreja que un « condenado» e «inhumano ser» le cortó al loco de Ñico el Loco («La oreja de Ñico el Loco») Y por eso acerca de Juan A. Alix dice Emilio Rodríguez Demorizi que « Su criollismo no era unilateral, sino poliédrico…» 

Ni siquiera la conducta o comportamiento animal le fue indiferente a nuestro poeta cantor. Así se pone de manifiesto en una muy graciosa y quizás no tan conocida composición, «La buena vida del gato», en la que Papá Toño describe la vida de «Gran Señor» de un ser que como el gato goza del exclusivo privilegio de pasar el día durmiendo y la noche gozando, “en correría» o parrandeando:



 LA BUENA BUENA VIDA DEL GATO

 «La vida que pasa el gato,
 cualquiera la envidiaría, 
el día lo pasa durmiendo,
 y de noche en correría. 

 Cuando un gato se enamora,
 para entrar en relaciones, 
empieza a cantar canciones, 
de la noche a toda hora, 
y así que le canta y llora, 
a su novia largo rato, 
entra sin pagar barato,
 en relación amorosa,
 conque, miren si es dichosa,
 la vida que pasa el gato. 

 Cuando son gatos ladrones, 
de pollos y de gallinas, 
con esas comidas finas, 
no piensan en los ratones, 
y así viven como dones, 
de alta categoría, 
y, como no hay policía, 
ni juez que le dé mal trato,
 la suerte que tiene el gato, 
cualquiera la envidiaría. 

 Un gato muy consentido, 
un gato muy consentido, 
en la cama de su dueño, 
como un niñito querido, 
rompe todo y hace ruido, 
sin andar nada temiendo,
 y, cuando no está corriendo,
 o con algo retozando,
 y en rincones escarbando, 
el día lo pasa durmiendo. 

 El trabajo nada más, 
del gato es arar la tierra, 
porque en ella es que entierra ,
lo que bota por atrás, 
pues no se olvida jamás, 
de enterrar su bobería, 
pero lo que es en el día, 
cuando no está comiendo, 
así lo pasa durmiendo, 
y de noche en correría» 

 PAPÁ TOÑO
Santiago, noviembre,1900

viernes, 17 de agosto de 2018

DE LA «CASA DE JUERGA» A «CORROBORO, CORROBORO»

 Los legisladores, en todo tiempo y lugar, parecen ser los mismos. Así se pone de manifiesto, entre otras composiciones literarias, en la escena primera del cuadro segundo del sainete “La casa de la juerga” (1906), del destacado dramaturgo español, de origen andaluz, Pedro Muñoz Seca (1879/1936), quien fuera llamado el Lope de Vega o «Fénix de los Ingenios» del siglo XX.

El autor pone en boca de Antoñito, personaje central, el siguiente parlamento, el cual, con inocultable ironía, entraña una contundente crítica a la incompetencia o carencia de formación académica mostrada por sus compatriotas diputados de la época en que vivió.

¿No es ese diputado igual al que nos describe Juan Antonio Alix en sus famosas décimas «Corroboro, corroboro» y a la mayoría de los que hoy, en la República Dominicana, van y se sientan todas las semanas en el Congreso Nacional?

LA CASA DE JUERGA (1906) 

«Tengo un borrico canelo,
 más sabio que un profesó,
 con orejas de ministro 
y ojos de gobernaó. 

Rebusna como si fuera,
 diputao ministerial ,
y se come hasta el pesebre ,
como cualquier consejal. 

Yo quisiera que a mi burro,
 lo sacaran diputao, 
porque otros siendo más burros,
 a ese puesto ya han llegao. 

Pero temo que de serlo,
 vaya a quedarme sin él, 
porque como allí habrá tantos,
 no lo voy a conocer»

lunes, 13 de agosto de 2018

¿DÓNDE ENCONTRAR LA VERDADERA POESÍA?


 No se crea que solo hay poesía en la secuencia de versos que forman un poema. Auténtica poesía podemos también encontrarla en las más diversas manifestaciones de nuestro mundo natural.

Auténtica poesía podemos encontrarla en la  risa y sonrisa de un bebé, en la lluvia con su armónico sonido e impresionante descenso hacia la Tierra, en las ramas de los árboles cuando ejecutan su baile al ser mecidas por el viento, en el sinfónico canto del ruiseñor, en las olas que como veloces e impetuosas sierpes de desplazan por nuestros mares tropicales, en los sonidos que cual polifonía cuasi divina emiten invisibles pajaritos en nuestras noches campestres.

Hay auténtica poesía en una puesta de sol, en un bello atardecer, en una noche de luna llena, en el alba que anuncia un nuevo día, en el murmullo de las olas o el estruendo por estas emitido al estrellarse contra las rocas.

Hay, finalmente, verdadera poesía, en la sonrisa incierta del anciano y en la madre que tierna y amorosamente amamanta a su criatura.

miércoles, 1 de agosto de 2018

CINCO PÉTALOS HAN BROTADO DE UNA FLOR

 Por : Domingo Caba Ramos


« ¡Hosanna! Nicol María,
¡Salve! mi niña adorada,
con pétalos de guirnalda,
yo te espero este gran día...»


(Domingo C. Ramos: Del poema «¡Salve! mi bella Nicol», 1/8/2013)


 En ocasiones, en el momento menos esperado, se me acerca y con su infantil y tierna voz me dice: «Papi te quelo mucho» Todo mi cuerpo tiembla.

 En otra ocasión, cuando me acompaña en el carro, en cualquier momento se para en el asiento trasero, me abraza, me besa y otra vez se escucha su amoroso y tierno: «Papi te quelo mucho» Es entonces cuando debo concentrarme para no perder el control y chocar mi vehículo. La emoción me descontrola.

Y en más de una oportunidad, al ella notar que me preparo para salir de la casa, busca un peine y me dice: «Papi siéntate, para peinarte» Y comienza a pasar el peine por mi cabeza. Cuando cree que terminó su estilística labor, entonces me dice: «Ya papi…», con la satisfacción plasmada en su angelical rostro. Y yo, entonces, le hago creer que realmente me peinó, la beso, la abrazo y le doy las gracias.

Un día como hoy, hace cinco años, nació ella, una flor a la que cinco pétalos le han nacido.

Un día como hoy, para alegría y regocijo de su padre, nació ella, mi pequeño manojito de ternura.

 Un día como hoy, 1 de agosto, nació Nicol, la más auténtica expresión de mi otro yo.

Un día como hoy, nació Nicol María: una flor que llora y un diamante que respira.

martes, 24 de julio de 2018

¿DESAFORTUNADAMENTE O INFORTUNADAMENTE?

Por: Domingo Caba Ramos

 (A los hermanos, licenciados Juan y Rey Estévez: dos contadores con sólida sensibilidad lingüística) 

El falso juicio se ha masificado, propalado y repetido de manera tal que, indudablemente, ha alcanzado la categoría de auténtico mito: «La palabra desafortunadamente no existe en español, porque no aparece en el diccionario. Por tanto, en su lugar, debe usarse infortunadamente». Así reza el archidifundido y desacertado argumento.

 En relación con una y otra voz conviene aclarar lo siguiente:

 Afortunado: es el participio regular del verbo afortunar. En tanto participio, el precitado verboide se comporta como un adjetivo. Según el diccionario de la Real Academia España, la voz afortunado soporta los siguientes significados:

1. Que tiene fortuna o buena suerte. 
2. Que es resultado de la buena suerte. 
3. Feliz, que produce felicidad o resulta de ella. 
4. Oportuno, acertado, inspirado… 

De afortunado, procede otro adjetivo : desafortunado (Carente de fortuna, desacertado, inoportuno.. ) y el adverbio modal afortunadamente (Por fortuna, felizmente, de manera afortunada ), el cual, a su vez, origina el también adverbio de modo desafortunadamente, voz prefijada de correcta estructura morfológica, y la que por los elementos léxicos que la conforman entraña los significados de no afortunado, por desgracia y lamentablemente : « Desafortunadamente, nada se puede hacer para salvarle la vida» 

Conforme a lo antes dicho, no existen, pues, razones de naturaleza morfosintáctica y/o léxicosemántica que puedan justificar la no validez del término desafortunadamente, independientemente de que este aparezca o no registrado como entrada en el diccionario de la RAE, vale decir, el hecho de no figurar en el precitado texto académico, de ningún modo significa que el susodicho adverbio sea inexistente o no forme parte del léxico activo del mundo hispanohablante.

 ¿Por qué no figura la palabra en la versión general e impresa del diccionario?

La página Wikilengua aclara, apropósito, lo siguiente:

«El sufijo -mente sirve para formar adverbios, principalmente de modo, a partir adjetivos. Es un sufijo muy productivo y con él se forman palabras a menudo y con facilidad, aunque con ciertas restricciones… El DRAE solo recoge una selección de los derivados en mente, por lo que no incluye adverbios correctos como desafortunadamente o brevemente» (http://www.wikilengua.org/index.php/-mente)

La propia Real Academia Española, en su página de Twitter (RAE (@RAEinforma) establece que «El DRAE no recoge todos los derivados correctamente por economía de espacio, en especial los adverbios terminados en mente» Y al relacionar semánticamente uno y otro adverbio, lo docta corporación lingüística establece de manera escueta que «Ambos son igualmente correctos y de sentido equivalente» Esto quiere decir, que tan válido es el uso de infortunadamente como desafortunadamente.

 Por esa razón, y contrario a lo que podría pensarse de manera colectiva, no resulta extraño que en una de las actualizaciones de la versión en línea del diccionario, 2017, Edición Tricentenario (http://dle.rae.es/?id=CNPcYcG), la RAE haya incluido el término desafortunadamente con los siguientes significados:

a) «Por desgracia o lamentablemente»
 b) «Con poco acierto u oportunidad»

Infortunadamente, según el DRAE, significa «De manera infortunada o desgraciada» «Sin fortuna, con desgracia»

 Basta una simple comparación de los sentidos que soportan ambos términos para concluir que uno y otro significan relativamente lo mismo (desgraciadamente, lamentablemente, no afortunado…) Ambas formas, como bien lo prescribe la RAE, son sinónimas y gramáticamente correctas.

jueves, 12 de julio de 2018

¡ADIOS, MAESTRO MONCHE! - (*)

 Por: Domingo Caba Ramos.

 (*) – Palabras escritas el 28 de noviembre del 2007 con motivo del sentido fallecimiento del profesor Noel Ramón Ramón Peralta (Monche), ocurrido en N.Y., Estados Unidos, en fecha 13/11/2007. La reproducimos en este medio como honra a su memoria.


                                                                          Profesor Noel R. Peralta (Monche)

 « Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz…»

 (JOSE MARTI)

Aunque todos sabíamos que su nombre verdadero era Noel Ramón Peralta, en la comunidad todos lo llamábamos el Maestro Monche. Y cuando no así, entonces invertíamos los términos, identificándolo, cuando a él nos referíamos, como Monche, el Maestro. 

Pero lo cierto es que una y otra forma denominativa entrañaban el gran cariño y respeto que todos sentíamos por quien durante casi cuatro décadas se encargó de alfabetizar y repartir el pan de la enseñanza a generaciones de alumnos que hoy lloran y lamentan la muerte repentina de su antiguo preceptor.

 Al servicio educativo, se integró el maestro que nos ocupa muy joven todavía, cuando apenas había trillado las rutas de la adolescencia, y provisto de un grado académico que no superaba el octavo curso. Una baja formación profesional que, sin embargo, estaba muy por debajo del alto nivel de competencia mostrado en sus siempre constructivas prácticas pedagógicas.

 Posiblemente nunca mantuvo este maestro contacto con los más avanzados principios de la Didáctica o de aquellos postulados que norman el arte de enseñar. Probablemente tampoco conoció a los más destacados representantes del pensamiento pedagógico, registrados en la historia de la educación dominicana y /o universal. Pero a pesar de semejante desconocimiento, justo es reconocerlo, la calidad de su enseñanza siempre se puso de manifiesto en el ejercicio de su trabajo docente.

En otras palabras, no poseía, el Maestro Monche, título de licenciado, maestría, ni siquiera de bachiller; sin embargo, enseñaba, que es lo que un buen maestro debe hacer.

 Para lograr eso, sólo le bastó trabajar con entrega, pasión, responsabilidad y amor, tanto por su oficio como por los cientos de alumnos que pasamos por sus manos, y que , gracias a sus empeños, recibimos las primeras lecciones o aprendimos a leer y a escribir en el centro educativo en el que ejerció durante treinta y siete años, ubicado en uno de los parajes que conforman la sección Ceiba de Madera, del municipio de Moca.

 Su presencia como maestro desbordaba los límites del espacio enmarcado en las cuatro paredes del aula escolar, para insertarse en el mismo corazón de la comunidad, vale decir, ningún otro educador logró, como él, mantener un contacto tan íntimo, tan estrecho con la comunidad educativa. En esta, él, además del maestro, era el medidor o tasador de la tierra en venta o recibida por herencia, el consejero familiar, el fino peluquero y aquel que se desplazaba a la casa a inyectar al enfermo que requería de sus servicios.

 Así era este singular educador. Así era ese tierno, pero firme maestro cuyos restos hoy yacen sepultados en los Estados Unidos en el frío espacio de un sepulcro silencioso.

 Todavía lo recuerdo. De mediana estatura, poco hablar, lento caminar, el largo cordón, soporte de su inseparable llavero, moviéndose circularmente alrededor de su dedo índice, y una sonrisa en la que no podía ocultar la natural timidez que eternamente yacía plasmada en su rostro.

 Poseía un concepto casi militar de la disciplina escolar. Por esos sus medidas disciplinarias eran recias, firmes y rígidas, pero sin abandonar nunca esa ternura casi paternal y ese trato afable que siempre lo caracterizó en su roce con los alumnos.

 En la vida de todo ser humano, los hechos y seres que forman parte de sus primeras experiencias difícilmente resulten cubiertos por el manto del olvido. De ahí que en el ámbito escolar, cualquier estudiante, con relativa facilidad, borre de las páginas del recuerdo a quienes fueron sus profesores en la secundaria y en la universidad, pero jamás olvidará al maestro que en la escuela primaria le impartió sus primeras lecciones, y, muy particularmente, a quien lo alfabetizó o lo enseñó a leer y a escribir.

 De ese maestro siempre tendremos latente su imagen y patente su recuerdo. Como patente y latente siempre hemos tenido la imagen y el recuerdo del maestro que en la antes citada escuela, a todos nos alfabetizó y suministró esas primeras lecciones.

 Víctima de un fulminante paro cardíaco, falleció en Nueva York, el día 13 del presente mes (noviembre), el Maestro Monche. Ante tan infausta noticia, y transidos por el profundo dolor que hoy a todos nos embarga, pienso que sus exalumnos, padres de familias y todas las agrupaciones que conforman las fuerzas vivas de la comunidad, debemos amarrar nuestras voces , para en un gesto de sentida expresión de gratitud, despedirlo o decirle con el más doloroso de los acentos:

 ¡Adiós, Maestro Monche! 

¡Adiós, Maestro Monche!, te decimos todos los que fuimos tus alumnos o saboreamos el néctar nutritivo de tus sabias enseñanzas.

 ¡Adiós, Maestro Monche!, te dice esa comunidad que tantos te agradece y a la que tantos le diste y enseñaste.

Nos despedimos de ti, Maestro, con las mismas palabras utilizadas por la también maestra y poetiza Salomé Ureña para honrar la memoria del eximio educador y pensador puertorriqueño, Eugenio María de Hostos:

«Te vas, pero germinará la simiente que dejas en el surco y los frutos del porvenir se fecundarán con las sabias de tus doctrinas pedagógicas.

¡Adiós!. Cuando en las horas tranquilas que te esperan bajo otro cielo, acuda a tu memoria un pensamiento de amargura, en el cual palpite el nombre de mi patria, piensa también que hay en ella corazones amigos que te recuerdan y almas agradecidas que te bendicen »

 (*) – Palabras escritas el 28 de noviembre del 2007 con motivo del sentido fallecimiento del profesor Noel Ramón Ramón Peralta (Monche), ocurrido en N.Y., Estados Unidos, en fecha 13/11/2007. La reproducimos en este medio como honra a su memoria.

miércoles, 4 de julio de 2018

DEL PADRE ROGELIO AL REVERENDO FRANCISCO BATISTA

 Por: Domingo Caba Ramos

«Las leyes injustas son la telaraña a través de la cual pasan las moscas grandes y las más pequeñas quedan atrapadas»

 (Honorato de Balzac)

                                                                                Padre Rogelio Cruz

 La comunidad salesiana ya está tranquila. La espinita (Rogelio Cruz) que tanto hería y «daños» le provocaba a su muy sensible y eclesiástica piel, por fin fue eliminada. El padre Rogelio fue expulsado de dicha congregación y, con su expulsión, parece que llega la tranquilidad al seno de esta.

El reverendo Francisco Batista, inspector superior para las Antillas de la antes citada Orden, debe estar, en estos momentos, preñado de felicidad.

 Batista fue quien ordenó el traslado de Rogelio Cruz a Colombia y el mismo que denunció que este había procreado varios hijos y llevó a cabo la investigación que dio al traste con la separación del polémico sacerdote de origen mocano de la Sociedad de San Francisco de Sales.

 Por esa razón, lo reitero, el padre Francisco Batista, muy feliz ha de estar y, con él, toda la comunidad salesiana; pues ya ese «necio», «jodón», «desobediente» y «cabeza caliente» llamado Rogelio Cruz no cuenta en su seno.

 Se trata del mismo Francisco Batista que a la luz del valiente testimonio de la señora Yasmín Peralta, parece tener en su haber un pasado nada luminoso, poblado de acciones que por su gravedad sí merecen que cualquier cura sea excluido de la Iglesia.

 No pudiendo contener las lágrimas, Yasmín Peralta confesó en el programa de Nuria Piera (marzo 2018) que conoció al salesiano, hoy superior, cuando ella tenía quince años, y que dos años después sostuvieron relaciones sexuales. Cuenta que ese día el sacerdote, con quien frecuentemente hablaba, fue a buscarla a su casa, sin imaginar que llegarían tan lejos. Que ella había tomado unas copas demás y eso contribuyó a que Batista se aprovechara y terminaran en una cabaña ubicada en San francisco de Macorís, hace aproximadamente veinticinco años.

Reveló que en ese momento no se encontraba en sus «cabales» y por eso, cuando despertó, quería morirse de tristeza, pero que, a pesar de todo, mantuvieron relaciones por varios meses.

 Peso eso no es lo más grave del caso.

 Revela Yasmín Peralta que tras salir embarazada le solicitó apoyo al religioso, y que este solo se limitó a incentivarla para que abortara, cuando ella tenía ya unos tres meses de embarazo. Ese, confiesa, fue el punto detonante para que todo se terminara. Y aclaró, finalmente, que ella no fue la única, ya que existen muchas otras mujeres víctimas del padre Batista; pero no hablan por miedo.

Hasta aquí el testimonio.

Un testimonio que de ser cierto revela, entre otras, cuatro faltas graves cometidas por el ahora inspector superior de la congregación salesiana, Francisco Batista, algunas de las cuales la Iglesia condena y/prohíbe de manera persistente:

1. Violación de la norma del celibato sacerdotal obligatorio. 
2. Violación sexual. 
3. Relación sexual con una menor de edad. 
4. Inducción a la práctica del aborto.

 Compare, amigo lector, esas faltas con los motivos que originaron la expulsión del padre Rogelio y, posiblemente, usted llegue a la conclusión que el inquieto cura, hoy extrañado de la Iglesia, nada que no sea mostrar su compromiso con los mejores intereses del país ha hecho, y que resulta ser un verdadero «niño de teta» al lado de su inquisidor, perseguidor y «puritano» superior.

A pesar de que han transcurrido tres meses, después de la denuncia de la señora Peralta, ninguna investigación ha realizado al respecto la Orden Salesiana ; pero como esta congregación, como lo demostró con el caso Rogelio, es tan «sensible, estricta, rigurosa y ñoña» con sus leyes internas, y muy cuidadosa de que sus miembros cumplan al pie de las letras esas leyes, estamos más que seguros que muy pronto su inspector superior será sometido a la más una estricta y rigurosa investigación en relación con la grave denuncia que públicamente dio a conocer la señora Yasmín Peralta.

Si no lo hace, entonces estaríamos frente a una institución de doble moral y carente por completo de la más mínima credibilidad.

jueves, 28 de junio de 2018

«GRITO PARA ENTERRAR UN MAESTRO»

 Por: Domingo Caba Ramos

 (Composición poética, de elegíaco acento, leída por su autor, Pedro Mir, en el acto de inhumación del cadáver del profesor Manuel de Jesús Camarena Perdomo (*), llevado a cabo a finales de marzo de 1938) 

Este sábado, 30 de junio, se celebrará el «Día del Maestro» dominicano. Cada quien que cursó estudios en un centro docente quizás recuerde con fraternal cariño y mayor gratitud a uno o más de los maestros que pasaron por su visa, y que por su dedicación, sabias enseñanzas y ejemplar comportamiento ético resulta difícil excluirlo del nicho de la memoria.

 Cada quien talvez recuerde con dolor inmenso el fúnebre momento en que vio a su maestro descender, para morar eternamente en el siempre silencioso e indeseado espacio del lecho sepulcral. Y quienes en ese instante no tuvieron la oportunidad de pronunciar unas palabras de despedida ante el féretro de su antiguo preceptor, esta vez quizás resulte propicia la ocasión para decirle a este con las palabras de nuestro Poeta Nacional:

 GRITO PARA ENTERRAR UN MAESTRO

 «Maestro: 
 Tu imperio de silencio y de penumbra
 ha comenzado al fin. 

Tuyo es el ritmo.
 callado del misterio. Tuyo el beso
 que ha de ahuyentar las sombras del olvido. 
Tuya esta pena que se abrió la entraña
 para cerrar tus párpados dormidos.

 Enmudeciste
 para adorar tu soledad tranquilo
 pero a tu oído bajarán las horas 
a decirte el secreto de los siglos 
pero a tu voz la ahuecará el recuerdo 
para llorarte en la ilusión de un nido
 y el último destello de tus ojos 
saldrá a la tierra floreciendo en lirios. 

Enmudeciste
 para vivir tu eternidad tranquilo, pero en tu tumba 
muchos lamentos vivirán contigo
 muchos sollozos besarán tus huellas
 para alfombrar de llanto tu camino. 

 Maestro: 
 Jardinera de cátedras, tu mano ha 
alargado de adioses infinitos. 
Mas, no importa. Tu mano sembradora
 eternamente enflorará el cultivo.
 Siempre tu voz palpitará en el aula
 como un millón de corazones vivos.
 Siempre tu voz acoplará el recuerdo
 con la emoción de desflorar un libro
 y habrá un intenso volotear de angustia
 en el alón de recuerdo vivo. 

 Sigue tu vuelo fantástico. Prosigue
 tu siembra de doctrinas en lo Empíreo
 y en el hondo silencio de la noche 
al rumor de los cánticos divinos
 desparrama tus cátedras celestes
 como una lluvia de luceros ígneos.

 No te decimos adiós. Tú no te has ido. 
Tú estás en el recuerdo palpitante
 y eterno en las raigambres del gemido.
 Cada lágrima en flor del estudiante
 apretada en el pecho conmovido,
 será como un puñal de sentimiento 
que querrá defenderte del olvido…» 

 (*) –El profesor Manuel de Jesús Camarena Perdomo, al decir del ensayista y escritor, Edwin Espinal Hernández, fue el primer procurador general de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de Santiago, fundada en 1908, y fue, además, miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, Sillón F, el mismo asiento que ocupa actualmente el presidente de esta institución, Dr. Bruno Rosario Candelier.

sábado, 9 de junio de 2018

EL MUNDO MARAVILLOSO DE LOS EUFEMISMOS

 Por: Domingo Caba Ramos

 «Los eufemismos pululan principalmente en los terrenos de las realidades poco agradables o poco seguras: la enfermedad, la muerte y los muertos, los demonios, el sexo, los animales temibles, etcétera» 

Mauro Rodríguez Estrada

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 En su sentido más amplio y profundo, ¿qué es propiamente un eufemismo?

  Según el Diccionario de la Real Academia Española, un eufemismo es una «manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta o franca expresión sería dura o malsonante»

Dicho vocablo procede del griego eu = bien, bonito, y femí= hablar. Se trata de voces o expresiones que no denotan el significado tal y cual, por considerar que la realidad a la cual aluden es muy dura, desagradable o cruel; por lo tanto el significado se suaviza a través de connotaciones más aceptables socialmente. Voces y expresiones utilizadas para sustituir a todas aquellas palabras (tabú) que la comunidad de hablantes considera ofensivas, obscenas, groseras, de mal gusto o que hieren la dignidad de la persona.


Para Mauro Rodríguez Estrada (1934/2007), autor de un diccionario de eufemismos, parte esencial de su libro  «Creatividad Lingüística» (1998:11), «El eufemismo es la metáfora que estimula, sublima, eleva, ennoblece, aunque también puede usarse para disimular, ocultar, distorsionar. Detrás de las palabras elusivas se esboza a menudo una cierta cobardía, un temor inconfesado a enfrentar y afrontar las duras realidades»


 Se trata, como bien amplía el reputado humanista, sicólogo y filólogo mexicano antes citado, de una «manifestación espontánea del siquismo que tiende a sobrevaluar las cosas que aprecia y a maquillar las que teme o detesta; y que instintivamente capta el poder de las etiquetas verbales» (p.12)

Esas «cosas» o elenco de palabras que se maquillan, detestan y etiquetan y que, por ende, los hablantes las sustituyen por expresiones o perífrasis eufemísticas que suavicen o disfracen su contenido, generalmente se refieren a la religión, al sexo, muerte, prostitución, marginación social o política, etc. )

Conforme a los juicios precedentes se infiere, pues, que la función del eufemismo, como creación lingüística, consiste en disfrazar, dulcificar, enmascarar, suavizar, sublimizar, decorar, atenuar y maquillar la realidad.

Pero no solo eso. En diversos ámbitos, tales como el político, periodístico y administrativo, el eufemismo se emplea para ocultar, manipular, confundir y distorsionar. De ahí que son muchos los líderes políticos, funcionarios, empresarios y presidentes de la República que se valen de esa forma de expresión para de manera maquiavélica confundir a la masa.

 «Dentro del discurso político – escribe al respecto Rodríguez Estrada – el eufemismo sirve no solo maquillar y disimular la realidad, sino también distorsionarla y crear la ilusión de una situación favorable, donde la clase en el poder cumple y maneja todo a la perfección» (ídem, p.14)

Por esta y otras razones ya expuestas, los eufemismos, entre otras finalidades, se emplean en el uso cotidiano de la lengua:

 1. Para evadir asuntos evocadores de situaciones tristes , penosas o desagradables: 

 «Invidente» (ciego ) «Interno» (preso ) «Discapacitado» ( inválido, lisiado, tullido) «Enfermo mental» (loco ) «Sobrepeso» (gordo ) «Interrupción del embarazo» ( aborto ) «Centros penitenciarios» ( cárceles ) «Residuos sólidos» (basuras ) «Sustancias prohibidas» (drogas ) «Disfunción eréctil» (impotencia) «Última morada» (tumba)

 2. Para dignificar la personalidad : 

«Trabajadora sexual» ( prostituta ) «Trabajadora doméstica» ( sirvienta ) «Adulto mayor» ( anciano ) «Maestro» ( músico de cuestionable prestigio) «Encartado» ( procesado, acusado ) «Drogodependiente» (drogadicto ) «Contento» (borracho) «Poco agraciado» (feo) «Pasadito de copas» (borracho) «Alumbrar» (parir)

3. Para sustituir términos o expresiones que aluden al sexo o entrañan prejuicios. 

«Tercera edad» (viejo) «Acostarse con…» (Sostener relaciones sexuales) «Persona de color» ( persona negra) «Persona de edad» ( vieja) «Regla o período» (menstruación) «Pompis, trasero» ( culo, nalgas ) «Encinta, en Estado» ( preñada) «Ir al baño» ( orinar, cagar, mear) «Hacer el amor» ( sostener relaciones sexuales) «Dar a luz» (parir ) «Naturaleza» ( ´pene ) «Su parte» ( su órgano sexual) «Casa de citas» (prostíbulo) «Dar del cuerpo» ( defecar, cagar)

- Otras expresiones eufemísticas:

 «País en vías de desarrollo» (país pobre) «Mercado paralelo» (mercado negro), «Revisión de los precios» (aumento de precios) «Reducción de personal» (despido masivo de personal) «Incidente» (pleito) «Aguas negras» (aguas con mierda y orines) «Ajuste de precios» (aumento de precios) «Delicado» (muy enfermo) «Cometer irregularidades» (robar)

 Algunos eufemismos se nos presentan envueltos en el manto de los diminutivos: «Te invito a tomarnos unos traguitos…» «Mi padre está delicadito de salud» «Mi madre solo tiene un dolorcito…» «Le compraré una ropita a mi niña»

El deseo de atenuar, suavizar o restarle sello negativo a la realidad ha generado la deshumanizada práctica de llamarle «clientes» a los pacientes.

- Eufemismo y disfemismo.

 Finalmente, conviene diferenciar o no confundir el eufemismo y el disfemismo. El segundo es lo contrario del primero. Tanto uno como el otro se sitúa en el ámbito de la connotación; pero mientras el eufemismo supone un procedimiento de sustitución de la expresión desagradable e inoportuna, por la agradable y decorosa, el disfemismo, por el contrario, consiste en utilizar expresiones peyorativas para degradar o desvirtuar de manera irónica y sarcástica a personas, cosas, hechos, etcétera. 

Mientras el eufemismo eleva, el disfemismo rebaja. Es lo que sucede, esto último, cuando hablamos de: «Vestir santos» (permanecer soltera o nunca casarse) « Colgar los tenis» (morir) «Trapos» ( ropa vieja o de mala calidad» o cuando llamamos «Cosa» a una persona.