martes, 21 de enero de 2025

¡HASTA SIEMPRE, MAESTRA!


Por : Domingo Caba Ramos

En mi texto memorial titulado La Normal Núñez Molina en mis recuerdos (2013), en el capítulo dedicado a mis maestros de esa otrora y prestigiosa institución docente, entre otras ideas, yo escribí lo siguiente:

«Siempre recordaré con orgullo inocultable la alta calidad, tanto humana como académica, de la mayoría de los profesores que me impartieron clases durante mis dos años de estudios (categoría Internado) en la Escuela Normal “Luis Núñez Molina”, muchos de los cuales laboraban también en las principales universidades de nuestro país…»

Y entre esos docentes me refería a Herminia Pérez (doña Mamina), subdirectora y maestra de Prácticas Escolares ; don Héctor Tejada (señor Tejada), director; Marino Henríquez (Profe Maro), profesor de Formación Religiosa y Moral y encargado del control y la disciplina pabellón varones;  Alfredo Abel ( Freddy), profesor de Metodología Especial; Francisco Polanco ( Tito), profesor de  Didáctica General; ; Petrushka Smester, maestra de Principios de Educación; Carmen Bejarán, maestra de Lengua Española y Literatura; Andrés Núñez Merette, maestro de Literatura);  Thelma Castaño, maestra de Prácticas Escolares; José Contreras, profesor de Educación Física , Manualidades y Actividades Artísticas y Apolinar Bueno, maestro de Música.

Y sobre la profesora que hoy se nos va de la Tierra para pasar a morar en otra dimensión, y de quien durante varios años me cupo el honor de ser su compañero de trabajo en la docencia universitaria, yo escribí:

«¡Cómo no recordar! también a Mercedes María Reyes, maestra de Filosofía e Historia de la Educación, y quien no obstante su carácter firme y recto, estaba dotada de un dinámico y juvenil espíritu que la impulsaba a coordinar cuantas actividades sociales y/o recreativas se realizaban periódicamente…»

Esta vez, que ya no la tenemos, debo confesar que doña Mercedes María fue un ser sumamente noble, sano, íntegro, solidario y humano. Nunca la escuché emitir juicios negativos contra nadie. En ella las palabras destinadas a lacerar o destruir ajenas reputaciones parecían no formar parte de su repertorio lingüístico. Siempre estaba presta a colaborar con los demás y la mesura de su conducta era uno de los rasgos dominantes que tipificaban su apacible temperamento.

Mi hermano Basilio, exmaestro «de larga data», dice de ella lo siguiente:

«Fue mi maestra en la PCMM de Didáctica General. Humilde, dulce, solidaria y esa sonrisa que no se apartaba de sus labios. Una extraordinaria maestra que en la PCMM mucho se compenetraba con los problemas particulares que afectaban a sus estudiantes de Educación. Era, termina Basilio, uno de esos maestros hoy en vía de extinción…»

Nativa de Salcedo, termino yo , siempre sentía un orgulloso inmenso de ser pariente de las hermanas Mirabal.

¡QUE EN PAZ DESCANSE, MI SIEMPRE RECORDADA MAESTRA!


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