Por: Domingo Caba Ramos
1. “Provincia de Moca”.
Un día de estos enciendo el televisor y en el programa de noticias que se trasmitía por uno de los canales locales (Santiago) se informa que: “Residentes en la provincia de Moca se quejaron por el alto precio de las facturas de la energía eléctrica…”
¡Provincia de Moca!, repetí con inevitable asombro. Y es que con ese nombre, Moca, solo conozco el municipio principal, capital o común cabecera de la provincia Espaillat, vale decir, no tengo conocimientos de que alguna provincia de la República Dominicana se llame así.
2. El siempre tormentoso “su” posesivo.
En uno de nuestros más leídos diarios digitales se lee lo siguiente:
«Un hombre mató a balazos a su suegro y a su hijastra la madrugada de este lunes…»
¿Hijastra de quién era la joven asesinada, del suegro o del hombre asesino? En el citado texto noticioso es notoria la ambigüedad o ausencia de claridad. Para evitar esa ambigüedad o garantizar la claridad, lo apropiado habría sido escribir:
a) «Un hombre mató a balazos a su suegro y a la hijastra de este (del suegro) la madrugada de este lunes…»
b) «Un hombre mató a balazos a su suegro y a la hijastra de aquel (del hombre) la madrugada de este lunes…»
La misma ambigüedad está presente en el siguiente titular: «Haitiano mata la dueña de la casa que cuidaba horas después de llegar de los Estados Unidos». ¿Quién llegó de los Estados Unidos, el haitiano o la dueña de la casa?
Acerca del uso del “su" posesivo ya había emitido mis consideraciones en un artículo titulado Uso y abuso del posesivo “su”. Y, a modo de conclusión, en el párrafo final de dicho trabajo, afirmaba yo que: «Emplear el posesivo apocopado “su”, sin incurrir en imprecisiones semánticas, requiere mucho cuidado y dominio de la redacción. Quien no esté seguro de ese cuidado o de ese dominio, es preferible que no use o controle el uso abusivo de esta espinosa y tormentosa forma pronominal»
3. «En ese lapso de tiempo, más de doscientas personas fueron detenidas por la policía…» (Pleonasmo). En esta información, ofrecida por un reportero local para un noticiero de televisión, el complemento “de tiempo” sobra o marca la redundancia por cuanto lapso significa nada más y nada menos que espacio de tiempo.
4. «Aún todavía la Junta Central Electoral no ha declarado cuál fue el partido político que resultó triunfador en los pasados comicios electorales». (Pleonasmo doble). Aún y todavía son términos sinónimos, lo mismo que comicios y elecciones.
5. «Martes, 24 de julio espere nuestro suplemento especial dedicado a Santa Ana, patrona de la provincia de Navarrete. (Error conceptual). Navarrete no es provincia, sino uno de los municipios de la provincia de Santiago. En igual error se incurre cuando se le denomina provincia a San Francisco de Macorís, que como se sabe es el municipio principal, común cabecera o capital de la provincia Duarte.
6. «Los ladrones no pudieron llevarse ni un solo peso debido a que la caja fuerte estaba herméticamente cerrada» (Pleonasmo). Hermético significa lo mismo que cerrado.
7. «El alcalde de la provincia de Moca declaró…» (Error conceptual). El alcalde es el ejecutivo máximo del municipio, así como el gobernador lo es de la provincia.
8. ¿Valverde, Mao o Mao, Valverde?
Uno de nuestros periódicos matutinos publica: «El Presidente de la República viajará mañana a Valverde, Mao a inaugurar...»
Mao es el municipio principal, común cabecera o capital de la provincia Valverde; pero esta, en su condición de provincia, de ningún modo puede pertenecer al municipio de Mao. Sin embargo, tal parece que esa es la creencia de los periodistas, escritores, hablantes, en fin, de quienes utilizan tanto en la lengua oral como escrita la toponímica expresión Valverde, Mao, la cual, en la práctica de los hablantes dominicanos, se ha convertido en una especie de mito geográfico - gramatical.
Y es que pronunciar o escribir Valverde, Mao es tan impropio como decir República Dominicana, Santiago, o Santiago, Tamboril; pues con ello se estaría aseverando que la República Dominicana pertenece a Santiago y que esta última jurisdicción está comprendida dentro del territorio de Tamboril, cuando en la realidad lo que se da es el caso inverso.
Basta decir Mao, Valverde o simplemente Mao. Esto último, por la razón de que no existe un principio normativo que obligue al hablante a mencionar el nombre de la provincia cada vez que se refiera al municipio cabecera, tal y como ocurre generalmente con los topónimos ya referidos, y cuya práctica, por su carácter exclusivo, resulta un tanto curiosa, toda vez que no se realiza cuando se denominan las demás provincias y capitales de provincias del país. En otras palabras, tratándose de Mao y Valverde, los dominicanos siempre que nombran uno de los dos términos, inmediatamente refieren el otro, expresando, de esa manera, Valverde, Mao o Mao, Valverde; pero nunca se les ha ocurrido decir: Espaillat, Moca; Duarte, San Francisco de Macorís; María Trinidad Sánchez, Nagua, etc.
9) «El ingeniero Hipólito Mejía, declaró en Santiago…» - (Uso indebido de la coma) – Entre el sujeto y el verbo no debe colocarse coma. Sólo es posible separar el sujeto y el predicado mediante comas cuando entre uno y otro elemento oracional media algún inciso o frase aclarativa, como bien se aprecia en el ejemplo que sigue:
«El ingeniero Hipólito Mejía, expresidente de la República, declaró en Santiago…»
10. «El acto de investidura se llevará a cabo
en el ayuntamiento municipal de Santiago…» (Pleonasmo). Un ayuntamiento es
una «Corporación integrada por el alcalde
y concejales de un municipio para su administración» (DRAE). Eso significa,
que todo ayuntamiento tiene que ser necesariamente municipal.
Además de los casos de redundancias ya transcritos, es común leer en los
diarios que se publican en nuestro país frases o construcciones pleonásticas
como las siguientes:
“Base fundamental” , “conclusiones finales” , “hijo primogénito”, “hechos
reales o concretos” , “polos opuestos”, “sorpresas inesperadas”, “experiencias
previas”, “preparar de antemano”, “arrastrar por el suelo’, “vi con mis propios
ojos” “muchacho joven”, “ idiomas diferentes”, y “mitades iguales”, entre
otras.
Una práctica muy
normal en nuestros medios informativos es aquella que consiste en atribuirles
títulos universitarios (Lic., Dr., Ing., etc.) a personajes públicos que nunca
han cursado estudios superiores. En otras palabras, son muchos los periodistas
que, al parecer, entienden que un funcionario, político o empresario tiene que
ser necesariamente ingeniero, licenciado o doctor en una determinada área del
saber. Y por esta razón, esos comunicadores suelen «graduar» con sus plumas a
esos líderes políticos y empresariales. Se trata, vale aclararlo, de una
práctica no siempre gratuita o en la que se incurre por simple inobservancia o
ingenua ignorancia. En ocasiones debemos interpretarla como premeditados
ensalzamientos expresados con el propósito de generar prebendas personales o
lograr un objetivo determinado.
En otro orden conviene señalar que en materia de lengua, tanto en su expresión
oral como escrita, el uso tiende a canonizar voces y/o construcciones
inadmisibles desde el punto de vista morfosintáctico. Es el caso del siguiente
texto publicitario:
«Hacemos exámenes de la vista gratis »
En este anuncio, utilizado en el pasado por una conocida óptica, la intención comunicativa se distorsiona, por
cuanto contrario a la idea que se intentó comunicar, la gratuidad de los exámenes, en lugar de
estos, la que resulta ser gratis es la vista. Lo contrario hubiera sucedido de
haberse escrito:
«Hacemos exámenes gratis de la vista»
Tal vez sucede por la rapidez con que generalmente se redacta la
noticia. Quizás se deba a ignorancia o indominio lingüístico. Posiblemente se
trate de un simple descuido. Pero lo cierto es que los gazapos arriba señalados,
los leemos o escuchamos con muchas frecuencias en los medios de comunicación
social de la República Dominicana.
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