jueves, 21 de marzo de 2013

EL CLÁSICO MUNDIAL : LECCIONES DEL TRIUNFO DOMINICANO. 

Por : Domingo Caba Ramos.


 El Clásico Mundial de Beisbol se desarrolló exitosamente y terminó con el triunfo del equipo representativo de la República Dominicana (no de Dominicana).

 Los dominicanos disfrutamos hasta la locura esa victoria por cuanto les confiere a nuestros peloteros la categoría de mejores del mundo, y reafirma, una vez más, que en nuestro país, el beisbol es el verdadero rey de los deportes. Sin embargo, más allá del sentido estrictamente deportivo, valdría preguntarse:

 ¿Qué lección nos deja el triunfo de nuestros atletas? ¿Por qué ganó el equipo dominicano?

 En las palabras de su manager, Tony Peña, podemos encontrar las respuestas:

 “Todo el crédito es para mis jugadores que jugaron con el corazón y demostraron que sí se puede. Al margen de su clase como profesionales, el triunfo fue posible por la dedicación, el esfuerzo y la entrega que pusieron desde que nos reunimos por primera vez para comenzar a trabajar en la preparación. Yo sólo les di la dirección para que siguieran el camino correcto, pero ellos fueron lo que ejecutaron en el terreno y quienes lograron este gran triunfo”.

 Ganaron nuestros atletas , agrego yo, porque son buenos y talentosos .Ganaron  porque trabajaron en equipo. Ganaron porque  jugaron  con pasión, entrega y responsabilidad. Ganaron porque entre ellos no reinó la intriga, el chisme, el individualismo, el protagonismo y el conflicto insustancial, sino la armonía, la camaradería, la solidaridad, la colaboración y la integración constructiva.

 Ganaron porque sus acciones o responsabilidades individuales estuvieron enfocadas hacia el logro de un propósito común.

Todos los tratadistas en la materia coinciden al afirmar que solo mediante el trabajo en equipo una organización puede alcanzar sus metas, y que para el logro de estas, todos los miembros del equipo deben operar concentrado siempre en el objetivo común que se persigue, dejar de lado las posturas individualistas, la buscadera de culpables, la búsqueda del éxito personal, los reproches no constructivos, así como las burlas, las discriminaciones y los desprecios desmotivadores.

 Plantean igualmente los especialistas que los retos o propósitos de una organización solo es posible convertirlos en realidad uniendo las fuerzas de los miembros que la conforman con la sabia dirección de un líder que los conduzca.

 Una empresa, siempre lo he sostenido, camina como camina los líderes que la dirigen. El liderazgo constituye, pues, uno de los factores más importantes para el logro de un buen trabajo en equipo.

 Un buen líder motiva, inspira, genera compromisos, provoca que los integrantes del grupo trabajen con agrado, asuman una actitud laboral positiva y se empoderen de sus obligaciones.

 Un buen líder es aquel que crea un ambiente positivo de trabajo, una edificante atmósfera laboral, eleva la moral de los miembros del equipo, haciendo que estos se sientan respetados, apoyados y valorados.

 Tony Peña y Moisés Alou, dos grandes triunfadores, manager y gerente general respectivamente del equipo que representó a la República Dominicana (no Dominicana) en el Clásico Mundial, parecen reunir esas cualidades de un verdadero líder. Ellos supieron explotar el talento y el patriotismo de nuestros peloteros y por eso hoy los dominicanos somos los verdaderos monarcas del beisbol en el mundo.

 Solo un líder auténtico es capaz de abandonar el yo protagónico, como lo hizo Tony Peña, y afirmar con la más extraña y aplaudida humildad, refiriéndose a sus peloteros:

 «Yo sólo les di la dirección para que siguieran el camino correcto, pero ellos fueron lo que ejecutaron en el terreno y quienes lograron este gran triunfo»

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