Por : Domingo Caba Ramos
En 1861, en su
memorable discurso pronunciado, frente a frente al dictador Pedro Santana, para
fuertemente criticarle a este su antipatriótico proyecto de anexión de nuestra
patria a España, monseñor Meriño, con el ardiente verbo que siempre le
caracterizó, le recomendó al tirano presidente que para gobernar un país era
necesario seleccionar a los ciudadanos con mayor capacidad, sin importar sus
simpatías políticas. De ahí que con evidente tono imperativo, el entonces
Príncipe de la Iglesia Católica, le dice a Santana lo siguiente:
«Escoged siempre a los ciudadanos de
conocida honradez, a quienes solamente se deben encomendar los destinos
públicos, poseyendo aptitudes para desempeñarlos. Escogedles de cualquier
partido político que sean, que entre hombres de bien, un gobierno ilustrado no
debe hacer diferencia».
Lástima que Joaquín Balaguer,
Hipólito Mejía, Leonel Fernández, Danilo Medina y Luis Abinader, entre otros,
no hayan leído y puesto en práctica esta sabía e histórica lección, pues de así
haber sucedido, es posible que Milagros German, hoy no fuera ministra de
Cultura, no por carencia de honradez, sino por falta de competencia para
desempeñar tan importante y exigente cargo.
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