viernes, 7 de febrero de 2020

HACER : UN VERBO CON PODERES IMPERIALES



Hacer: un verbo con poderes imperiales.
Por: Domingo Caba Ramos.

En diciembre del recién pasado año escuché y leí las siguientes notas periodísticas:

1) - " Todos bailaron, bebieron y compartieron en un ambiente de sana camaradería. Y como hacía mucha hambre, al llegar a la mesa comieron con voracidad... ".

            2) " Agentes de la policía apresaron a una pareja que fue sorprendida haciendo el amor en el interior de una yipeta... "


La primera nota constituye el párrafo final de una extensa crónica en la que uno de los reporteros de un famoso canal de televisión de Santo Domingo describe la fiesta que esta empresa ofreció en navidad a todos sus empleados. La segunda se explica por sí sola.

En la primera se afirma que " hacía mucha hambre ", en lugar de " sentían mucha hambre”. Y en la segunda se dice que la pareja fue "sorprendida haciendo el amor ", en vez de " fue sorprendida cuando sostenía relaciones sexuales". Y es que el hambre, en tanto sensación o necesidad fisiológica, es un deseo que se siente o experimenta, como sentimos la sed, el dolor, la fiebre, etc., Mientras que el amor, en tanto entidad abstracta, es un sentimiento, manifestación o impulso interior que se expresa a través de las más diversas formas afectivas; pero imposible sería, por su propia naturaleza, hacerlo y construirlo, como imposible resultaría igualmente hacer y construir el odio.

 Si así fuera, los prostíbulos habría entonces que considerarlos como verdaderos santuarios del amor. Y auténtico amor sería, además, el que quedaría edificado en cada relación sexual sostenida entre la linda jovencita y el  acaudalado hombre de avanzada edad, a quien ella finge amar , sólo por el  apartamento, el vehículo o el dinero  que de él espera recibir. De ahí que no exista en nuestra lengua una expresión más ligera, ilógica, irreal y carente por completo de valor semántico que la archimanoseada y eufemística frase: " hacer el amor”

Y todo por el uso dominante y monopólico de un verbo que históricamente ha marginado o situado en un plano secundario a las demás formas verbales del español. A tono con esta idea, Martín Vivaldi plantea lo siguiente:

“El verbo hacer, tan amplio y tan 'incoloro' se nos está introduciendo en el habla popular y en la escritura con profusión peligrosa para la pureza del idioma. La influencia es francesa. Hoy se hace todo. Así, se dice corrientemente: ' hacer música', por escribir o componer música’; ' hacer un viaje ', por ' viajar ‘; ' hacer un proyecto', por ' formar un proyecto’, etc. " (2000:140)


Si bien el muy citado profesor, periodista y lingüista español recomienda que “Emplearemos correctamente el verbo hacer siempre que nos refiramos a una acción manual, de manipulación o artesanía", este mismo autor entiende y aconseja emplear siempre el verbo que mejor precise el sentido de la acción expresada. Conforme a esta recomendación:

En lugar de…                                           Lo apropiado hubiera sido

Hizo la comida                                                Cocinó la comida
Hicieron una fiesta                                          Realizaron una fiesta
Hizo tres disparos al aire                                Realizó tres disparos
Hacer un libro                                                 Escribir un libro
Hicimos mucho dinero                                   Ganamos mucho dinero
Haré el informe                                               Redactaré el informe
Le hicieron su oficina                                     Le construyeron su oficina
 Le harán una despedida                               Le organizarán una despedida

Estos son sólo algunos ejemplos.

 Si al final de un día cualquiera pudiéramos leer y escuchar todo lo que en su transcurso expresamos, posiblemente nos convenceríamos de una vez y para siempre de la forma monopólica y señorial como se comporta el verbo hacer en el uso cotidiano de la lengua española.

Igual vaguedad sucede con otras formas verbales, llamadas por Vivaldi”Verbos fáciles“: poner, decir, haber, estar, ser, tener, etc... Entre estos y otros verbos fáciles, hacer, a todas luces, parece ser el más fácil de todos. Particularmente, para la mayor parte de los hablantes dominicanos, todo se hace: ¡hasta el amor…!

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