miércoles, 30 de diciembre de 2020

EL HOMBRE LIGHT

 

Por: Domingo Caba Ramos.

¿Conoce usted, amigo lector, los rasgos caracterizadores del hombre light? ¿Conoce usted el perfil psicológico de este nuevo personaje, típico de la postmodernidad?

El Dr. Enrique Rojas (1949), afamado investigador, ensayista y siquiatra español, lo describe en forma magistral en su libro “El hombre light (1996)

El hombre light, al decir del citado autor, emerge en sociedades moralmente enfermas. Entre ese individuo y los llamados productos light no existen diferencias algunas. Así como estos productos carecen de grasa, alcohol, azúcar, caloría, glucosa, cafeína, nicotina y otros elementos esenciales, el light es un ente que carece por completo de sustancia, principios, contenido, ideales  y  valores. Se trata de un ser, hombre o mujer, sumamente superficial, “entregado al dinero, al poder, al éxito y al gozo ilimitado y sin restricciones” (pág.11), un individuo “relativamente bien informado, pero con escasa educación humana” (pág. 13) Un ser frío que no cree en casi nada y cuyas opiniones cambian rápidamente y se ha apartado de los valores trascendentes.

Plantea Rojas que este hombre carece de referentes. En su mundo interior posee un profundo vacío existencial, y no es feliz aun cuando tenga todas sus necesidades materiales resueltas. Su condición de persona light, lo transforma en un sujeto insustancial, indiferente, consumista, falso, hipócrita, materialista, simulador y dueño de una conducta desprovista de sólidos principios.

Apunta el reputado profesional de la conducta, que al hombre light “Todo le interesa, pero a nivel superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que percibe, y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frívolo. Que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. Todo se torna en él etéreo, leve, volátil, banal, permisivo…” (pág.14)

El hedonismo y la permisividad, según Rojas, constituyen las dos notas distintivas del comportamiento light.

A la persona light nada le atormenta. Nada le preocupa. Nada le quita el sueño. Siempre que logre sus propósitos, para él el mundo está perfecto. Es un ser eminentemente ataráxico, hedonista y aséptico, en cuyo cerebro brillan por su ausencia valores como la vergüenza, la pasión, el sentimiento de culpa, la solidaridad, la lealtad, la sinceridad, la seriedad y la responsabilidad, entre otros.

« Estamos – subraya Enrique Rojas – en la era del plástico, el nuevo signos de los tiempos» (p.17). Era en la que «el ideal aséptico es la nueva utopía» (p.16)

Y así es.

Como afirma el citado escritor madrileño, en nuestras cotidianas relaciones interpersonales estamos rodeados de personas plásticas, frívolas, livianas, fofas y acomodaticias. De seres descomprometidos o desvinculados de casi todo lo que los rodea. De seres con un ansia desmedida de protagonismo, cuyo propósito fundamental es despertar admiración y envidia. Seres para quien el protagonismo ajeno poco importa y hasta cierto grado le asquea, apelando, en tal virtud, a todos los recursos par opacarlo.

En términos generales, el hombre light se caracteriza porque es un ser:

1)      Hedonista: el placer para él está por encima de todo.

2)       Débil de pensamiento: sus convicciones carecen de firmeza y sus opiniones cambian con facilidad.

3)       Ideológicamente pragmatista.

4)      Plástico o superficial.

5)       Frío, indiferente o neutral: se resiste a asumir compromisos.

6)       Carente de valores y /o principios trascendentes.

7)       Ciegamente aferrado a lo que está de moda o vigente socialmente.

8)      Moralmente vacío.

9)      Individualista y materialista: débil concepto de la solidaridad y colaboración humanas.

¿Dónde podemos encontrarnos con esta categoría de individuo?

Sencillamente mire a su alrededor, observe con detenimiento y ahí usted encontrará no sólo uno, sino decenas de estos inauténticos, plásticos y muchas veces ponzoñosos personajes.

 

sábado, 26 de diciembre de 2020

LOS ACORTAMIENTOS DE PALABRAS EN EL HABLA DOMINICANA

 
Por: Domingo Caba Ramos.

«Quienes acortan las palabras y vulneran las reglas gramaticales cuando usan internet, en redes sociales y chats, piensan como un mono»

(Mario Vargas Llosa)

Los acortamientos de palabras están muy, pero muy moda. Los jóvenes los han creado e integrado a sus cotidianas formas expresivas. Y es tal la magnitud de su empleo, que no obstante carecer tales acortamientos de pertinencia léxica y aprobación académica, los adultos, mediante el proceso de arrastre e irracional imitación, también los han incorporado a sus habituales usos lingüísticos. No extraña, pues, leer en las redes sociales y otras fuentes escritas, irregulares enunciados como los siguientes:

1. « Aquí estamos en el "cumple" de mi amiga…»
2. «A mi niño le fue muy bien en el "cole"…»
3. «En la semana próxima comenzaré mis estudios de medicina en la "uni" »
4. «Yo estoy "tranqui", aquí en casita»

¿Por qué los no tan jóvenes y hasta profesores de lengua española utilizan estos cortes indebidos de palabras, así como el llamado sociolecto de la juventud?

Sencillamente porque de manera impensable resultan atrapados por la moda léxica o en las redes del proceso de masificación lingüística. Esta masificación conduce al usuario de la lengua a hablar irracionalmente como hablan los demás y a escribir como escriben los demás.

Conviene aclarar que en el contexto lingüístico en que se usan, voces como las susodichas: "uni", "cole", "cumple" y "tranqui", carecen por completo de fundamentación lexicosemántica.

 En el caso específico de "cumple", el único significado que desde el punto de vista semántico soporta es ser voz correspondiente a la tercera persona del singular del verbo cumplir; pero nunca el de ser sinónimo de cumpleaños.

El Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, afirmó en una entrevista publicada no hace mucho que los jóvenes que acortan las palabras y vulneran las reglas gramaticales en los chats de internet, Twitter y Facebook piensan como un mono.

Merced a ese juicio, yo agrego que no solo los jóvenes.  Aunque con menos frecuencia, también muchos adultos suelen emplear el mismo sociolecto de la juventud, diciendo o escribiendo “uni”, por universidad; “cole”, por colegio; “tranqui”, por tranquilo; “cumple”, por cumpleaños; “bn”, por bien; “vien2”, por viendo; “llovien2”, por lloviendo; “xq”, en vez de por qué; “100pre”, en vez de siempre y 3mend2, en lugar de tremendo, etc.

Quizás convenga recordarles a quienes escriben “k” y “q”, en vez de “que” y “bn”, en lugar de “bien”, que en español, contario a lo que sucede en otras lenguas, el alemán, por ejemplo, una de las características relevantes de las consonantes es que no pueden formar sílabas, ni mucho menos palabras, por sí mismas, como sí ocurre con las vocales. Quiere decir esto, que una N, una S, una T o una B solas no significan absolutamente nada.

Las jergas juveniles siempre han existido, vale decir, cada generación ha creado y empleado las suyas. Lo preocupante es que en el uso cotidiano de la lengua, estas se lexicalicen, esto es, se empleen de manera regular y en todas las circunstancias como si se tratara de voces de la lengua estándar. Como le ocurrió en una ocasión a una de mis estudiantes en la universidad quien, por lo antes expresado, se atrevió a escribir y enviarme la nota siguiente:

« Apreciado profesor: le escribo para informarle k hoy no podré asistir a la “uni” ni a su clase de lengua española como 100pre xq fui a buscar a mi niño al “cole” y me cogió lo tarde y además x aquí ta llovien2 mucho.  Además mi niño también está de "cumple" y quiero celebrárselo»

Así le escribió la joven estudiante de Medicina nada más y nada menos que a su maestro de Lengua Española 11.

¿Cuál fue mi reacción al leer esto? Ya todos podrán imaginarse.


Y ante la presencia de tales desatinos ( uni”, “100pre”, “xq”, “cole”, “llovien2” y "cumple”), ¿qué le respondí a la joven estudiante? Sencillamente lo que un profesor de Lengua Española tenía que responderle.
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jueves, 10 de diciembre de 2020

¡CARAMBA WILLIAM!


Por: Domingo Caba Ramos

 ¡Caramba William !                    

Cuando observo tus fotos, las de ayer y las de hoy, las imágenes de ese ayer romántico, fraterno y de sueños permanentes, cual cinta cinematográfica, bailan o desfilan sin cesar por la pantalla de mis recuerdos entrañables.

                                                                                  William Manzueta ( foto reciente )
 

¡Caramba William!

Con tu cuerpo pobre de masa, “cinturita de guitarra”, cabellos partido en dos y esa sonrisa casi angelical que, por eterna, jamás se apartaba de tus labios, todavía me parece verte circular por el amplio campus de la Escuela Normal " Luis Núñez Molina", o escuchar tus divertidas ocurrencias en la hora de la noche en la que por norma institucional ya había que permanecer en silencio en el cuarto que compartías con tus compañeros  Eddy Samuel, Felucho, Ramón Emilio, Pedro Reinoso y quien esto escribe.

                                                              De pie, segundo de izq. a der, camisa manga larga de ramos  

                                                                             Por las calles de su natal Cevicos
 

¡Caramba William! ¡Cómo te recuerdo!

Por esa razón, mi inolvidable compañero, en el pasado reciente, y asido del más entrañable y fraterno de los afectos, en un artículo publicado en la prensa naional, expresé acerca de ti lo siguiente:

«En nuestro grupo de estudiantes normalistas, en aquella académica y  reglamentada vida de internado, William Manzueta era el clásico bufón. Se burlaba hasta de su propia figura. Nadie se le escapaba; pero que conste, se trataba de una burla sana, “blanca”, “inocente”, preñada de fraternos sentimientos. Una burla ingenua, si se quiere, como sano e ingenuo era el noble ser que la expresaba.  Sincero, trato agradable y con un sentido del humor por encima de lo normal, constituía él la terapia de hembras y varones. Pero, desafortunadamente, la distorsión  o el desbalance inesperado de su estructura mental,  le imprimió, muchos años después, un giro diferente a su vida y  normal proceder, borrando así de aquel rostro siempre alegre, su sonrisa habitual »

                                              En el  centro, acompañado por parte de nuestras compañeras de estudio
 

¡Caramba, William!

El destino, en ocasiones,   se comporta de manera cruel, ingrata, perversa y traicionera con los seres de más noble y límpido accionar. Por eso, hermano mío, cuando observé tus más recientes fotos, el solo verlas y recordarte, produjo en mí una gran alegría; pero al compararlas con las imágenes del ayer, las más variadas, encontradas y conmovedoras emociones se gestaron con ímpetu impactante   en mi cerebro.

 
                                                        En compañia de nuestra compañera Adria                                             

 ¡ Caramaba William!                  

Por último debo confesarte que esas imágenes, las de ayer y las de hoy,  que proyectan los perfiles de tu siempre frágil armazón corporal , podrán ser distintas; pero el amor que por ti sentimos quienes tuvimos el honor de haber sido  tu condiscípulo en nuestro inolvidable y exigente centro de formación de maestros, siempre será el mismo. Ojalá, William,  que un día nos podamos ver, cara a cara.

                                                                          

¡Caramba, William...!


 

jueves, 26 de noviembre de 2020

LA NATURALEZA PUNZANTE DEL EPIGRAMA

Por: Domingo Caba Ramos

El epigrama es una estrofa. Una estrofa breve cuyos versos entrañan siempre sátira, burla e ironía. Versos que como saetas punzantes hieren o producen llagas, ronchas y escozor.

Martín Duque y Marino Fernández Cuesta (193:31), lo definen de manera escueta como “un breve poema festivo”, en tanto que Fernando Lázaro Carreter (1923 – 2004), desarrolla más el concepto al establecer que epigrama es una «Composición poética breve, en que, con agudeza y precisión, se expresa un pensamiento festivo o satírico»

Empleando la misma forma o estructura del epigrama, en el siglo XVIII, Juan de Iriarte (1702 – 1771) lo definió de la siguiente manera:

«A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser

pequeño, dulce y punzante»

« El cultivo del epigrama entre nosotros – apunta el poeta Rubens Suro (1916 – 2006) da un salto feliz de Meso Mónica a Juan Antonio Alix, y de este a Joaquín María Bobea y Luis M. Camejo. Para mi ver y observar, – amplía Suro – son los más sobresalientes de todas las épocas. Guardando las distancias de tiempos y de méritos, yo me atrevería, actualizando un poco las cosas, agregar a esos nombres los de Narciso González (Narcisazo) y Tomás Casals Pastoriza (Tomasito), quienes han puesto durante varios años la nota jocosa y alegre con sus chispeantes epigramas en los periódicos donde su colaboración ha sido altamente apreciada por parte de los lectores…» (Discurso de ingreso como miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, febrero 8, 1987)

Pero a pesar de los diferentes autores antes citados, en la República Dominicana, es mi parecer, nadie como el santiaguero Luis María Camejo Aracena (¿1872? cultivó con igual maestría   el epigrama. De él se puede afirmar que es el más grande epigramista dominicano de todos los tiempos. Sus pimentosos y punzantes versos fueron reunidos en el libro “Puyas de la javilla” (1936), el único que publicó.  En calidad y talento, solo Juan Antonio Alix (1833-1918), nuestro celebrado Cantor del Yaque, se le aproxima.

Una sola muestra basta para valorar en su justa dimensión el genio epigramático de este olvidado y, para muchos, desconocido cantor popular.

Camejo relata poéticamente el caso de un joven acusado de raptar a una muchacha. El sujeto, según el poeta, era sumamente feo, y por ser así, el fiscal solicitó su libertad, por entender que no era legal ni humano castigar a un hombre desprovisto por completo de belleza física, pues de la única forma que podría disfrutar el cuerpo de una mujer, era si la raptaba.  Así cuenta nuestro epigramista   la graciosa historia:

«Por raptar una muchacha,

hicieron un hombre preso,

que tenía a más de obeso,

la cara de cucaracha.

El fiscal, al ver la facha,

de aquel nuevo fariseo,

exclamó: « Como es tan feo,

no es legal que se castigue,

pues, ¿cómo diablo consigue

una mujer sin que peque?

Y yo apuesto hasta mi cheque,

contra el palo de la escoba,

a que la niña más boba,

no se deja sorprender,

de un hombre, que halla mujer,

solo así, si se la roba»

 

Luis M. Camejo