Por: Domingo Caba Ramos
2 de 2
Coronel Francisco Alberto Caamaño
En el artículo anterior manifesté que, contrario a lo que pudiera pensarse, el coronel Francisco Alberto Caamaño, en los años que recibía entrenamiento en Cuba (1966 -1973 ) con miras al desembarco que en febrero de este último año, el 16 de febrero, habría de realizar por Playa Caracoles, San José de Ocoa, aprovechaba parte de su tiempo libre, en el campamento , para esparcir su espíritu, ya sea componiendo merengues o tocando tambora y otros instrumentos utilizados en la ejecución de nuestro baile típico dominicano.
Pero no solo merengues. El excomandante de Caracoles y héroe de la revuelta armada que se inició el 24 de abril de 1965, compuso además un himno (1970) de lírica esencia (1970) e inconfundible acento antiimperialista, y cuyos versos se nos presentan como la auténtica proclama de la acción guerrillera que tres años después llevaría a cabo en las montañas de Ocoa.
Acerca de tan desconocido canto épico, los ya citados periodistas cubanos, Sáenz Padrón y Hugo Ríuz, señalan lo siguiente:
« Entre los documentos a llevarse, por sus fuertes manos pasaron, en más de una ocasión, las estrofas del himno que compuso en 1970 y que a ratos tarareaba con sus compañeros en el duro entrenamiento. Confiaba que, con una música más apropiada que la ideada por él con sus débiles conocimientos en la materia, fuera en el futuro una canto de lucha y victoria en la patria» (pág.244)
Los versos que conforman el himno precitado dicen así:
«Volvemos a combatir
como lo hicimos en abril
contra el yanqui invasor
volvemos a combatir
volvemos a combatir
pues queremos patria libre
patria libre o morir.
Soldado guerrillero
soldado popular
empuña firme el arma
que vamos a pelear.
Soldado guerrillero
ataca con tesón
al yanqui miserable
genocida y cobardón.
Estaremos en la loma
hasta la liberación
pues aquí ya defendemos
nuestra patria con valor.
Campesino y soldado
obrero e intelectual
estudiante y patriota
a luchar, a luchar.
Las montañas y los bosques
nos dan la seguridad
de forjar nuestro ejército
en la combatividad.
Los fusiles, nuestras armas
los sabremos empuñar
combatimos contra el yanqui
lo podemos derrotar.
¡Compatriotas, compatriotas!
¡A luchar, a luchar, a luchar!
¡A luchar, a luchar, a luchar!
(Francisco A. Caamaño)
Ponernos en contacto con esta faceta oculta o desconocida del coronel Caamaño es comprender que el bravo héroe de abril y de Caracoles no fue un mito creado por la imaginación popular. Es darnos cuenta que Caamaño era un ser humano como los demás, un hombre como los demás. Un ser que reía, sufría, se divertía y sentía como los demás. Un ser que no solo era capaz de accionar el gatillo heroico en el frente de batalla, sino también componer, en los momentos de esparcimientos, un pimentoso merengue y cantarlo al son de típicos instrumentos por él ejecutados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario