miércoles, 7 de mayo de 2014

LA MÁS AUTÉNTICA EXPRESIÓN DE MI OTRO YO

 Por: Domingo Caba Ramos.




                                       
  Cuando duerme, mi chiquita parece un ángel, y la ternura que irradia su rostro infantil alcanza su máxima expresión.
                                        

Cuando sonríe, de su angelical carita parece emanar una luz que ilumina cada uno de los espacios insondables de mi mundo mental.


                                        


                                        

Cuando ríe, el eco jubiloso y cuasi sinfónico de su risa embriagante impacta todo mi cuerpo, esparciendo mi mente y fortificando mi espíritu.

                                        
 Cuando postrada en su cuna, risueñamente abre y blande sus frágiles bracitos pidiéndome que la cargue o arrulle en mis brazos, una emoción incontenible, casi volcánica, invade todo mi ser.


Cuando para dormirse se acurruca o recuesta su cabecita en mi pecho, todos los órganos de mi cuerpo tiemblan de emoción.
                                     

Cuando me mira, alza los brazos y sonríe jubilosamente en el instante en que me ve llegar  a la casa, o acaricia mi rostro con sus manitas de seda, una extraña sensación de placer se aposenta en mi cerebro.

                                                  

Cuando escucho sus tenues gorjeos, sus melódicos balbuceos, sus sonoros y muy recreativos “aaaaaaaaaaaa”, sus tiernos “tatatata”, “papapapa” y otros jugueteos prelinguísticos, confieso que me resulta imposible describir la emoción que siento en ese momento.

                                      

El día 1 del mes que transcurre, ella cumplió nueve meses de haber llegado a este mundo a saturar de amor y de alegría cada rincón de nuestra casa, y a alumbrar los senderos que bordean mi existencia.

Ella es Nicol María :  la ternura encarnada en un frágil y pequeño cuerpo de niña.


 Ella es Nicol : “Mi pequeño manojito de ternura”.

                              


  Ella es Nicol : la más auténtica expresión de mi otro yo.
 Ella es Nicol : una flor que llora y un diamante que respira.

                                        


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