Por DOMINGO CABA RAMOS
«Todo está en la palabra…»
(Pablo Neruda)
1. De la palabra a los emoticones
Con la red de Internet, y muy
particularmente vía wasap, se han masificado o popularizado hasta alcanzar
niveles sorprendentes. Me refiero a esos símbolos utilizados en mensajes de
textos para representar estados de ánimo o emociones, mejor conocidos con los
nombres de emoticón, emojis y emoticonos.
En
relación con esta forma de expresión, vale subrayar que los emoticones por sí
solos nunca deben sustituir o desempeñar el rol de la palabra. Lo ideal sería
que el símbolo apareciera junto a esta cuando con él se persigue añadir
contenido emocional a la información que la palabra comunica. Pero además, por
más emoción que transmita un gráfico, nunca será comparable al sentimiento que
entraña la expresión lingüística. Tampoco se debe olvidar que el signo natural
y constante de comunicación que emplean los humanos para comunicarse no es el
dibujo, sino la palabra.
2. «Llámame
o tírame por whatsapp»
Los dos jóvenes se encuentran en un supermercado. Después de
sostener una amena conversación, uno le dice al otro, en el momento de
despedirse:
– «Llámame o tírame por whatsapp»
Créanme que el uso de la construcción verbal “tírame”, con
el mismo sentido de “escríbeme” atrapó mi atención y mi curiosidad lingüística.
Y es que entre los verbos “tirar” y “escribir” existe
tal distancia semántica (significativa) que difícil resulta admitir o entender
que en lugar de «Llámame o tírame por whatsapp», el joven de
nuestra historia no se dijera: «Llámame o escríbeme por whatsapp»
Esta y otras creaciones léxicas se deben no solo a la natural
evolución de la lengua, sino también al imperio de las modernas
tecnologías que, vía las redes sociales, poco a poco van imponiendo
unas formas expresivas que de manera inconsciente, y por efecto de la
masificación lingüística, se implantan en el léxico activo del sociolecto de la
juventud, razón por la cual es archirecurrente su presencia en la diaria
conversación.
3.
«Ello hay…»
Se trata de uno de los
numerosos dominicanismos sintácticos característicos del español dominicano.
Así debe considerarse, por cuanto no se conocen estudios lingüísticos que
demuestren que semejante construcción se registra en otras variantes
dialectales del mundo hispanohablante. Se realiza cuando a la forma
impersonal “hay “se le antepone la voz neutra “ello”, tanto
al afirmar como al preguntar:
_“¿Ello hay clases mañana?
_“Sí,
ello hay…”
Semejante “fósil lingüístico”,
como se puede apreciar, nada aporta, nada amplía, nada aclara y nada agrega al
sentido de lo expresado. Y su uso solo contribuye a violar el principio de
economía lingüística o ley del menor esfuerzo. Se trata de una de las tantas “expresiones
chatarra” empleadas por los hablantes dominicanos en el uso cotidiano
de la lengua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario