miércoles, 29 de diciembre de 2010
EUGENIO DE JESUS MARCANO FONDEUR (1923 – 2003)
Para quienes desconocen la labor de este destacado botánico y entomólogo dominicano que en una ocasión se autodefinió como “un profesor viejo y feo que a veces priva en saber…”, he aquí solamente algunos datos acerca de la luminosa trayectoria científica y docente del ilustre tamborileño que hoy ocupa nuestra atención.
Hijo de Jesús María Marcano Santana y de Clemencia Bienvenida Fondeur, Eugenio de Jesús Marcano (Geno) nació en la comunidad de Licey Arriba, Tamboril (Licey los Marcanos), el 27 de septiembre de 1923, y murió en la ciudad de Santo Domingo el 18 de septiembre del 2003.
Realizó sus primeros estudios en la escuela elemental de Licey al Medio, pasando luego a la Escuela Primaria de Tamboril, centro en donde completó la educación primaria. En Santiago de los Caballeros continuó sus estudios secundarios en el Liceo Secundario “Ulises Francisco Espaillat,” donde obtuvo el título de Maestro Normal de Primera Enseñanza. También cursó estudios comerciales.
Años más tarde se trasladó a la provincia de Santiago Rodríguez, en cuya capital, Sabaneta, desempeñó el puesto de contable en el Banco Agrícola y fundó la primera escuela comercial de este municipio: el Instituto Comercial San Ignacio de Loyola.
En abril de 1947contrajo nupcias con la joven Consuelo Martínez, unión que originó el nacimiento de sus cinco hijos: José Eugenio, Clemencia Consuelo, Jesús María, Matilde Asunción y Eugenio de Jesús.
Nunca terminó el bachillerato. Abandonó los estudios secundarios cuando cursaba el tercer año decepcionado o insatisfecho con el profesor de Química, el cual enseñaba teoría y teoría, pero nada de demostración en el laboratorio. Decidió entonces por sí solo construir sus propios caminos en el campo de la investigación científica.
LABOR DOCENTE
Fue profesor – director de la primera escuela de comercio que funcionó en Sabaneta.
En el año 1953 fue nombrado profesor de Botánica en la Academia Comercial “Santiago”, en el Liceo Secundario “Ulises Francisco Espaillat” y en la Escuela Normal “ Prof. Emilio Prud – Homme”, pertenecientes todas estas instituciones educativas a la ciudad de Santiago de los Caballeros.
En febrero de 1955 fue nombrado Curador del herbario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), año a partir del cual impartió en esta las cátedras de Botánica, Entomología y Geología, del departamento de Biología, de la Facultad de Ciencias de esa alta casa de estudios. En ese mismo año se le designó profesor de las mismas asignaturas en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal.
LABOR CIENTIFICA.
Como parte de su incansable y fecunda labor científica, el profesor Marcano participó en numerosos congresos internacionales. Entre estos:
1. XXI Congreso Internacional de Apicultura. Universidad de Maryland, E.U.A., 1966.
2. IV Congreso Internacional de Zoología. México, 1977.
3. XIII Período de sesiones de la Comisión Forestal para América Latina. México, 1980.
4. X Período de sesiones de la Comisión Forestal para América del Norte. Patzcuaro, Micoacán, México, 1980.
5. XI Congreso Internacional de Botánica. Seattle, E.U.A., 1969
CARGOS DESEMPEÑADOS.
• Director del Museo Nacional de Historia Natural de Santo Domingo.
• Asesor honorífico del Jardín Botánico.
• Investigador honorífico asociado en Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de Santo Domingo. ( 1985 )
• Field Asóciate Invertebrate, Paleo Florida State Museum, Gainesville, E.U.A. ( 1984-1987 )
PUBLICACIONES.
Los hallazgos encontrados por Marcano Fondeur en el mundo natural, frutos de sus constantes investigaciones, aparecen recogidos en los diversos libros que publicó. Forman parte de estos, los siguientes títulos:
1964. Manual de Botánica general y sistemática
1964. Apuntes para el estudio de los insectos dañinos a nuestra agricultura.
1973. Informe sobre la flora apícola dominicana.
1974. Insectos que atacan los frijoles en el Valle de San Juan
1975 Zonas ecológicas dominicanas.
1975 Las plantas venenosas y la medicina popular
1975 La apicultura en la región oriental.
1976. Informe preliminar sobre la flora apícola de Venezuela.
1977. Plantas venenosas en República Dominicana.
1980. Decálogo para la conservación de la naturaleza en la R. D
1982. Formación de La Isabela, pleistoceno temprano.
1984. Introducción a los problemas de la conservación de la R.D.
1987. Nuevos escorpiones de la República Dominicana. La Habana, Cuba.
SOCIEDADES CIENTIFICAS A LAS QUE PERTENECIO.
a) Sociedad Dominicana de Botánica ( miembro co – fundador )
b) Academia de Ciencias de la República Dominicana ( miembro co – fundador )
c) Sociedad Dominicana de Entomología
d) Sociedad Dominicana de Geología
e) Sociedad Dominicana de Orquideología
DISTINCIONES RECIBIDAS.
Como premio a sus valiosos aportes en beneficio del avance educativo y científico de la República Dominicana, fueron muchos los honores o reconocimientos recibidos por este eminente investigador de parte de diferentes instituciones y organismos socioculturales, tales como la UASD, la Academia de Ciencias de la República Dominicana, Instituto Politécnico Loyola, ANPA, Asociación Dominicana de Ciencias Biológicas, Asociación de Estudiantes de Biología de la UASD, Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Sociedad Ecológica del Cibao, UTESA, programa “El gordo de la semana”, Museo Nacional de Historia Natural, Instituto Agrario Dominicano, etc.
El 8 de febrero de 1975, la Universidad Autónoma de Santo Domingo le otorgó el título de Doctor Honoris Causa de Biología, y en 1978, el ayuntamiento de tamborileño emitió una resolución declarándolo “HIJO DISTINGUIDO DEL MUNICIPIO DE TAMBORIL”
Como podrá apreciarse, la labor desarrollada por este incansable investigador de nuestro mundo natural fue más que fecunda. El, junto al también tamborileño José de Jesús Jiménez Almonte (1905 – 1982), figura entre los científicos naturalistas de mayor relieve nacidos en la República Dominicana en el siglo XX .
Para quienes desconocen la labor de este destacado botánico y entomólogo dominicano que en una ocasión se autodefinió como “un profesor viejo y feo que a veces priva en saber…”, he aquí solamente algunos datos acerca de la luminosa trayectoria científica y docente del ilustre tamborileño que hoy ocupa nuestra atención.
Hijo de Jesús María Marcano Santana y de Clemencia Bienvenida Fondeur, Eugenio de Jesús Marcano (Geno) nació en la comunidad de Licey Arriba, Tamboril (Licey los Marcanos), el 27 de septiembre de 1923, y murió en la ciudad de Santo Domingo el 18 de septiembre del 2003.
Realizó sus primeros estudios en la escuela elemental de Licey al Medio, pasando luego a la Escuela Primaria de Tamboril, centro en donde completó la educación primaria. En Santiago de los Caballeros continuó sus estudios secundarios en el Liceo Secundario “Ulises Francisco Espaillat,” donde obtuvo el título de Maestro Normal de Primera Enseñanza. También cursó estudios comerciales.
Años más tarde se trasladó a la provincia de Santiago Rodríguez, en cuya capital, Sabaneta, desempeñó el puesto de contable en el Banco Agrícola y fundó la primera escuela comercial de este municipio: el Instituto Comercial San Ignacio de Loyola.
En abril de 1947contrajo nupcias con la joven Consuelo Martínez, unión que originó el nacimiento de sus cinco hijos: José Eugenio, Clemencia Consuelo, Jesús María, Matilde Asunción y Eugenio de Jesús.
Nunca terminó el bachillerato. Abandonó los estudios secundarios cuando cursaba el tercer año decepcionado o insatisfecho con el profesor de Química, el cual enseñaba teoría y teoría, pero nada de demostración en el laboratorio. Decidió entonces por sí solo construir sus propios caminos en el campo de la investigación científica.
LABOR DOCENTE
Fue profesor – director de la primera escuela de comercio que funcionó en Sabaneta.
En el año 1953 fue nombrado profesor de Botánica en la Academia Comercial “Santiago”, en el Liceo Secundario “Ulises Francisco Espaillat” y en la Escuela Normal “ Prof. Emilio Prud – Homme”, pertenecientes todas estas instituciones educativas a la ciudad de Santiago de los Caballeros.
En febrero de 1955 fue nombrado Curador del herbario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), año a partir del cual impartió en esta las cátedras de Botánica, Entomología y Geología, del departamento de Biología, de la Facultad de Ciencias de esa alta casa de estudios. En ese mismo año se le designó profesor de las mismas asignaturas en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal.
LABOR CIENTIFICA.
Como parte de su incansable y fecunda labor científica, el profesor Marcano participó en numerosos congresos internacionales. Entre estos:
1. XXI Congreso Internacional de Apicultura. Universidad de Maryland, E.U.A., 1966.
2. IV Congreso Internacional de Zoología. México, 1977.
3. XIII Período de sesiones de la Comisión Forestal para América Latina. México, 1980.
4. X Período de sesiones de la Comisión Forestal para América del Norte. Patzcuaro, Micoacán, México, 1980.
5. XI Congreso Internacional de Botánica. Seattle, E.U.A., 1969
CARGOS DESEMPEÑADOS.
• Director del Museo Nacional de Historia Natural de Santo Domingo.
• Asesor honorífico del Jardín Botánico.
• Investigador honorífico asociado en Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de Santo Domingo. ( 1985 )
• Field Asóciate Invertebrate, Paleo Florida State Museum, Gainesville, E.U.A. ( 1984-1987 )
PUBLICACIONES.
Los hallazgos encontrados por Marcano Fondeur en el mundo natural, frutos de sus constantes investigaciones, aparecen recogidos en los diversos libros que publicó. Forman parte de estos, los siguientes títulos:
1964. Manual de Botánica general y sistemática
1964. Apuntes para el estudio de los insectos dañinos a nuestra agricultura.
1973. Informe sobre la flora apícola dominicana.
1974. Insectos que atacan los frijoles en el Valle de San Juan
1975 Zonas ecológicas dominicanas.
1975 Las plantas venenosas y la medicina popular
1975 La apicultura en la región oriental.
1976. Informe preliminar sobre la flora apícola de Venezuela.
1977. Plantas venenosas en República Dominicana.
1980. Decálogo para la conservación de la naturaleza en la R. D
1982. Formación de La Isabela, pleistoceno temprano.
1984. Introducción a los problemas de la conservación de la R.D.
1987. Nuevos escorpiones de la República Dominicana. La Habana, Cuba.
SOCIEDADES CIENTIFICAS A LAS QUE PERTENECIO.
a) Sociedad Dominicana de Botánica ( miembro co – fundador )
b) Academia de Ciencias de la República Dominicana ( miembro co – fundador )
c) Sociedad Dominicana de Entomología
d) Sociedad Dominicana de Geología
e) Sociedad Dominicana de Orquideología
DISTINCIONES RECIBIDAS.
Como premio a sus valiosos aportes en beneficio del avance educativo y científico de la República Dominicana, fueron muchos los honores o reconocimientos recibidos por este eminente investigador de parte de diferentes instituciones y organismos socioculturales, tales como la UASD, la Academia de Ciencias de la República Dominicana, Instituto Politécnico Loyola, ANPA, Asociación Dominicana de Ciencias Biológicas, Asociación de Estudiantes de Biología de la UASD, Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Sociedad Ecológica del Cibao, UTESA, programa “El gordo de la semana”, Museo Nacional de Historia Natural, Instituto Agrario Dominicano, etc.
El 8 de febrero de 1975, la Universidad Autónoma de Santo Domingo le otorgó el título de Doctor Honoris Causa de Biología, y en 1978, el ayuntamiento de tamborileño emitió una resolución declarándolo “HIJO DISTINGUIDO DEL MUNICIPIO DE TAMBORIL”
Como podrá apreciarse, la labor desarrollada por este incansable investigador de nuestro mundo natural fue más que fecunda. El, junto al también tamborileño José de Jesús Jiménez Almonte (1905 – 1982), figura entre los científicos naturalistas de mayor relieve nacidos en la República Dominicana en el siglo XX .
jueves, 23 de diciembre de 2010
SU ÚLTIMA NOCHEBUENA
Por : Domingo Caba Ramos
( A Basilio Caba y Josefina Rubio - Gina - )
( A Basilio Caba y Josefina Rubio - Gina - )
Doña Librada Ramos, Vda. Caba. Última foto, tomada por su nieta Claritza en el encuentro que se describe, en el momento en que ingería una reducidísima porción de su bebida favorita : ponche "Crema de oro")
“La ausencia tiene un frío,
que penetra en las almas,
y las sume, las sume,
en una honda nostalgia…
que semeja la muerte,
que semeja a la nada…”
(Domingo Moreno Jimenes)
“La presencia del Año Nuevo, entre otros días navideños, le era un tanto indiferente, vale decir, no le emocionaba del todo; pero el día de nochebuena su estado espiritual se tornaba totalmente distinto. Ese día, un regocijo incontenible embargaba su alma. Un alma cronológicamente casi anciana, pero sicológicamente casi joven. Un alma alegre, noble, festiva, comprensiva y entusiasta”
Y en el párrafo siguiente ampliaba:
“En las primeras horas de la tarde de tan tradicional y regocijante fecha la veíamos ya bañadita, empolvada y enfundada en su clásico vestido color crema, nublando el invernal horizonte vespertino con el humo emanado del cigarrillo que muy señorialmente inhalaba, mientras se balanceaba con aire triunfal en su vieja y cantarina mecedora de caoba”
En cuanto a sus manifestaciones ya en el momento del encuentro, así describía yo su conducta:
“Y ya en plena noche, la luz de la tierna sonrisa que se desprendía de su moreno rostro, parecía alcanzar mayor esplendor hasta el punto de opacar el fulgor de un lucero tímidamente atrincherado en un rincón del estrellado espacio celestial… Y presa de la emoción, elevaba el volumen del radio tan pronto escuchaba su canción favorita. Y en el momento de la cena comía con voracidad… Y abrazaba y besaba a cada uno de sus hijos. E ingería, a escondida de algunos de estos, el anís o el ponche médicamente prohibidos: sus bebidas favoritas”
En diciembre de 1996 compartimos con ella su última nochebuena. Ese día su estado de ánimo parecía distinto al de las demás nochebuenas: apenas comió, apenas reía, su rostro lucía apagado y su mirada, en ocasiones, se perdía en el lejano horizonte. Ese día, mi viuda y siempre recordada madre, doña Librada, no parecía la misma. Quizás su cuerpo estaba siendo azotado desde ya por los efectos devastadores del fulminante paro cardíaco que cincuenta y tres días después ( 16/2/97) paralizó los latidos de su tierno corazón, excluyéndola para siempre del mundo de los mortales.
“A partir de tan infausta fecha - escribimos en el precitado texto - las navidades sin su presencia, ya no tienen para sus hijos el mismo significado, la misma alegría, el mismo sabor, el mismo tono jubiloso”
Y a partir de dicha fecha, el veinticuatro de diciembre de cada año, cuando muere la tarde y se apaga el sol, suelo presentarme al camposantos donde yacen sus restos, provisto de rosas y claveles rojos, y allí, junto a ella, al pie de su tumba solitaria, permanezco acompañándola por varios minutos para que no sienta sola y piense que la hemos olvidado.
Allí, cada año, en el más acá, acostumbro a postrarme al pie de su sagrada sepultura para compartir con ella su día favorito de navidad, un día que de seguro habrá de estar alegremente celebrando en uno de los espacios insondables del más allá.
“La ausencia tiene un frío,
que penetra en las almas,
y las sume, las sume,
en una honda nostalgia…
que semeja la muerte,
que semeja a la nada…”
(Domingo Moreno Jimenes)
Hace tres años, en un artículo publicado en la prensa nacional, expresé que “la nochebuena era su día”, el día de la época navideña que más disfrutaba y que con más júbilo esperaba, quizás por la gran alegría que sentía cuando compartía junto a sus hijos y nietos en los encuentros familiares. Por eso, en el referido artículo, afirmaba yo lo siguiente:
“La presencia del Año Nuevo, entre otros días navideños, le era un tanto indiferente, vale decir, no le emocionaba del todo; pero el día de nochebuena su estado espiritual se tornaba totalmente distinto. Ese día, un regocijo incontenible embargaba su alma. Un alma cronológicamente casi anciana, pero sicológicamente casi joven. Un alma alegre, noble, festiva, comprensiva y entusiasta”
Y en el párrafo siguiente ampliaba:
“En las primeras horas de la tarde de tan tradicional y regocijante fecha la veíamos ya bañadita, empolvada y enfundada en su clásico vestido color crema, nublando el invernal horizonte vespertino con el humo emanado del cigarrillo que muy señorialmente inhalaba, mientras se balanceaba con aire triunfal en su vieja y cantarina mecedora de caoba”
En cuanto a sus manifestaciones ya en el momento del encuentro, así describía yo su conducta:
“Y ya en plena noche, la luz de la tierna sonrisa que se desprendía de su moreno rostro, parecía alcanzar mayor esplendor hasta el punto de opacar el fulgor de un lucero tímidamente atrincherado en un rincón del estrellado espacio celestial… Y presa de la emoción, elevaba el volumen del radio tan pronto escuchaba su canción favorita. Y en el momento de la cena comía con voracidad… Y abrazaba y besaba a cada uno de sus hijos. E ingería, a escondida de algunos de estos, el anís o el ponche médicamente prohibidos: sus bebidas favoritas”
En diciembre de 1996 compartimos con ella su última nochebuena. Ese día su estado de ánimo parecía distinto al de las demás nochebuenas: apenas comió, apenas reía, su rostro lucía apagado y su mirada, en ocasiones, se perdía en el lejano horizonte. Ese día, mi viuda y siempre recordada madre, doña Librada, no parecía la misma. Quizás su cuerpo estaba siendo azotado desde ya por los efectos devastadores del fulminante paro cardíaco que cincuenta y tres días después ( 16/2/97) paralizó los latidos de su tierno corazón, excluyéndola para siempre del mundo de los mortales.
“A partir de tan infausta fecha - escribimos en el precitado texto - las navidades sin su presencia, ya no tienen para sus hijos el mismo significado, la misma alegría, el mismo sabor, el mismo tono jubiloso”
Y a partir de dicha fecha, el veinticuatro de diciembre de cada año, cuando muere la tarde y se apaga el sol, suelo presentarme al camposantos donde yacen sus restos, provisto de rosas y claveles rojos, y allí, junto a ella, al pie de su tumba solitaria, permanezco acompañándola por varios minutos para que no sienta sola y piense que la hemos olvidado.
Allí, cada año, en el más acá, acostumbro a postrarme al pie de su sagrada sepultura para compartir con ella su día favorito de navidad, un día que de seguro habrá de estar alegremente celebrando en uno de los espacios insondables del más allá.
viernes, 5 de noviembre de 2010
USO Y ABUSO DEL POSESIVO "SU"
A todo el que se dedique a la práctica de la redacción, se le recomienda proceder con sumo cuidado en el momento de emplear el posesivo apocopado “su”, toda vez que del uso abusivo de esta forma pronominal, pueden resultar las más tormentosas confusiones u oscuras ambigüedades.
A tono con lo antes expresado, mucho más enfáticas nos parecen las palabras de Gonzalo Martín Vivaldi, al plantear que: “El abuso de pronombres puede ser defecto muy corriente al que hay que prestar atención, ya que tal abuso es, a veces, no sólo incorrecto, sino también poco elegante y hasta confuso” (Curso de redacción, 1971, Pág. 65).
Tratándose del “su” apocopado, el abuso genera mayores complicaciones semánticas por la vaguedad resultante del empleo de un pronombre que alude a diferentes personas gramaticales. Ya sea a una tercera persona (su de él, su de ella, su de ellos). Ya sea a una segunda persona (su de usted, su de ustedes)
“En realidad – continua Vivaldi- en lo que se refiere al su, la culpa de las posibles anfibologías resultantes hay que achacárselas a la pobreza del idioma. Los franceses tienen “son”, “ses”, “leur” y “leurs”. En nuestro idioma todo se reduce a “su, sus” (Ob, cit., Pág.66)
Para evitar la vaguedad originada por el uso del preindicado pronombre, Samuel Gili Gaya (Curso superior de sintaxis española, 1972) recomienda el recurso de “añadir a “su”el nombre del poseedor, o el pronombre que le representa, acompañado de la preposición ‘de’, siempre que pueda haber duda: “su casa de Luis; su casa de ellos; su casa de usted, etc.”
No obstante ser ese uno de los recursos de que se vale el idioma para resolver el problema, por razones de elengacia sintáctica, preferimos, en lugar del “su” que acompaña al nombre del poseedor, el artículo antepuesto al nombre del objeto o ser poseído. Así, en lugar de “su casa de Luis”, “su casa de ellos”, resultaría mas fluido expresar” la casa de Luis”, “la casa de ellos…”
Para evitar confusiones, Vivaldi, finalmente, aconseja:
a) Colocar el su de tal suerte que se refiera al nombre anterior mas cercano.
b). Hacer construcciones indirectas pronominales. Así, en vez de “se le llenaron sus ojos de lágrimas”, conviene escribir: “se le llenaron los ojos de lágrimas”…
DOS CASOS MUY ILUSTRADORES.
Primer caso.
En el vespertino El Nacional (oct., 6,1998.Pág. 25) fue publicado el siguiente titular “HOMBRE MATA YERNO, HIERE A SU HIJA” Y al leer el mismo, la pregunta fluye casi en forma automática: ¿Hija de quién es la dama herida, del yerno o del hombre que lo hirió?
.
En el susodicho titular, la ambigüedad es mucho más que evidente. Como evidente resulta también el tono anfibológico presente en el lead o párrafo de entrada, a pesar de que aquí el contexto salva o aclara la situación:
“Un hombre mató de una cuchillada a su yerno e hirió de tres puñaladas a su hija, en el sector Los Minas, de esta capital…”
Pero no sólo en el lead. La ambigüedad u oscuridad conceptual se repite en el segundo y sexto párrafo del preindicado texto noticioso:
“Antonio Monegro (párrafo segundo) le dio una puñalada mortal por la espalda a Elías Ortiz Suriel, mientras su nieto de dos años, Starling Javier, salvó la vida milagrosamente porque una vecina lo protegió” Merced al mensaje que se expresa en esta nota valdría preguntarse: ¿Nieto de quién es el niño Starling Javier, de Antonio Monegro o de Elías Ortiz Suriel?
“Todavía esta mañana (sexto párrafo) a Marisol Monegro no se le había comunicado que su esposo había sido asesinado por su padre. La madre del occiso informó a reportero del El Nacional, que salvó la vida milagrosamente, porque su yerno trató de matarla también a ella…”
Y en virtud de lo expresado en el párrafo pretranscrito, una vez más tendríamos necesariamente que preguntarnos: ¿ 1) Al esposo de Marisol Monegro, quién lo mató, el padre de esta o el progenitor de aquel? 2) ¿Yerno de quién es el sujeto que se menciona en la segunda oración, de la madre del occiso, o del occiso mismo?
Segundo caso.
En su edición dominical del 19 de agosto del 2007, Pág. 6A, en el periódico Listín Diario se lee un titular cuya estructura formal es bastante parecida a la del que se publicó en El Nacional, y que comentamos y transcribimos en el primer párrafo del presente apartado: “HOMBRE MATA A SU PADRE E HIERE A SU MADRE” Y al desarrollar la noticia, escribe el periodista y reportero de la redacción del referido matutino (Listín) en Santiago, lo siguiente:
“Un hombre que sufre de epilepsia mató a anoche a machetazos a su padre e hirió a su madre, mientras dormían en su casa del paraje el Samanán, de Montellano, en la provincia de Puerto Plata…”
Como en el texto primero, en el antes citado se aprecia la misma vaguedad, la misma imprecisión, la misma confusión… Y, en tal virtud, sobre el mismo bien podríamos formularnos casi las mismas preguntas orientadas a demandar respuestas aclaratorias de las dudas que esa vaguedad genera en la mente del lector.
Estas y otras ambigüedades podrían evitarse mediante el uso de pronombres demostrativos (este, esta, esa, aquel, aquella, etc.) que se refieran directamente al ser de quien se habla. Así, y tomando como ejemplo el titular “Hombre mata yerno, hiere a su hija”, el redactor bien pudo haber escrito: “Hombre mata yerno, hiere a hija de este”, si la hija era del yerno. O “Hombre mata yerno, hiere a hija de aquel”, si la hija era del hombre.
Emplear el posesivo apocopado “su”, sin incurrir en imprecisiones semánticas como las precedentemente comentadas, requiere mucho cuidado y dominio de la redacción. Quien no esté seguro de ese cuidado o de ese dominio, es preferible que no use o controle el uso abusivo de esta espinosa y tormentosa forma pronominal.
A todo el que se dedique a la práctica de la redacción, se le recomienda proceder con sumo cuidado en el momento de emplear el posesivo apocopado “su”, toda vez que del uso abusivo de esta forma pronominal, pueden resultar las más tormentosas confusiones u oscuras ambigüedades.
A tono con lo antes expresado, mucho más enfáticas nos parecen las palabras de Gonzalo Martín Vivaldi, al plantear que: “El abuso de pronombres puede ser defecto muy corriente al que hay que prestar atención, ya que tal abuso es, a veces, no sólo incorrecto, sino también poco elegante y hasta confuso” (Curso de redacción, 1971, Pág. 65).
Tratándose del “su” apocopado, el abuso genera mayores complicaciones semánticas por la vaguedad resultante del empleo de un pronombre que alude a diferentes personas gramaticales. Ya sea a una tercera persona (su de él, su de ella, su de ellos). Ya sea a una segunda persona (su de usted, su de ustedes)
“En realidad – continua Vivaldi- en lo que se refiere al su, la culpa de las posibles anfibologías resultantes hay que achacárselas a la pobreza del idioma. Los franceses tienen “son”, “ses”, “leur” y “leurs”. En nuestro idioma todo se reduce a “su, sus” (Ob, cit., Pág.66)
Para evitar la vaguedad originada por el uso del preindicado pronombre, Samuel Gili Gaya (Curso superior de sintaxis española, 1972) recomienda el recurso de “añadir a “su”el nombre del poseedor, o el pronombre que le representa, acompañado de la preposición ‘de’, siempre que pueda haber duda: “su casa de Luis; su casa de ellos; su casa de usted, etc.”
No obstante ser ese uno de los recursos de que se vale el idioma para resolver el problema, por razones de elengacia sintáctica, preferimos, en lugar del “su” que acompaña al nombre del poseedor, el artículo antepuesto al nombre del objeto o ser poseído. Así, en lugar de “su casa de Luis”, “su casa de ellos”, resultaría mas fluido expresar” la casa de Luis”, “la casa de ellos…”
Para evitar confusiones, Vivaldi, finalmente, aconseja:
a) Colocar el su de tal suerte que se refiera al nombre anterior mas cercano.
b). Hacer construcciones indirectas pronominales. Así, en vez de “se le llenaron sus ojos de lágrimas”, conviene escribir: “se le llenaron los ojos de lágrimas”…
DOS CASOS MUY ILUSTRADORES.
Primer caso.
En el vespertino El Nacional (oct., 6,1998.Pág. 25) fue publicado el siguiente titular “HOMBRE MATA YERNO, HIERE A SU HIJA” Y al leer el mismo, la pregunta fluye casi en forma automática: ¿Hija de quién es la dama herida, del yerno o del hombre que lo hirió?
.
En el susodicho titular, la ambigüedad es mucho más que evidente. Como evidente resulta también el tono anfibológico presente en el lead o párrafo de entrada, a pesar de que aquí el contexto salva o aclara la situación:
“Un hombre mató de una cuchillada a su yerno e hirió de tres puñaladas a su hija, en el sector Los Minas, de esta capital…”
Pero no sólo en el lead. La ambigüedad u oscuridad conceptual se repite en el segundo y sexto párrafo del preindicado texto noticioso:
“Antonio Monegro (párrafo segundo) le dio una puñalada mortal por la espalda a Elías Ortiz Suriel, mientras su nieto de dos años, Starling Javier, salvó la vida milagrosamente porque una vecina lo protegió” Merced al mensaje que se expresa en esta nota valdría preguntarse: ¿Nieto de quién es el niño Starling Javier, de Antonio Monegro o de Elías Ortiz Suriel?
“Todavía esta mañana (sexto párrafo) a Marisol Monegro no se le había comunicado que su esposo había sido asesinado por su padre. La madre del occiso informó a reportero del El Nacional, que salvó la vida milagrosamente, porque su yerno trató de matarla también a ella…”
Y en virtud de lo expresado en el párrafo pretranscrito, una vez más tendríamos necesariamente que preguntarnos: ¿ 1) Al esposo de Marisol Monegro, quién lo mató, el padre de esta o el progenitor de aquel? 2) ¿Yerno de quién es el sujeto que se menciona en la segunda oración, de la madre del occiso, o del occiso mismo?
Segundo caso.
En su edición dominical del 19 de agosto del 2007, Pág. 6A, en el periódico Listín Diario se lee un titular cuya estructura formal es bastante parecida a la del que se publicó en El Nacional, y que comentamos y transcribimos en el primer párrafo del presente apartado: “HOMBRE MATA A SU PADRE E HIERE A SU MADRE” Y al desarrollar la noticia, escribe el periodista y reportero de la redacción del referido matutino (Listín) en Santiago, lo siguiente:
“Un hombre que sufre de epilepsia mató a anoche a machetazos a su padre e hirió a su madre, mientras dormían en su casa del paraje el Samanán, de Montellano, en la provincia de Puerto Plata…”
Como en el texto primero, en el antes citado se aprecia la misma vaguedad, la misma imprecisión, la misma confusión… Y, en tal virtud, sobre el mismo bien podríamos formularnos casi las mismas preguntas orientadas a demandar respuestas aclaratorias de las dudas que esa vaguedad genera en la mente del lector.
Estas y otras ambigüedades podrían evitarse mediante el uso de pronombres demostrativos (este, esta, esa, aquel, aquella, etc.) que se refieran directamente al ser de quien se habla. Así, y tomando como ejemplo el titular “Hombre mata yerno, hiere a su hija”, el redactor bien pudo haber escrito: “Hombre mata yerno, hiere a hija de este”, si la hija era del yerno. O “Hombre mata yerno, hiere a hija de aquel”, si la hija era del hombre.
Emplear el posesivo apocopado “su”, sin incurrir en imprecisiones semánticas como las precedentemente comentadas, requiere mucho cuidado y dominio de la redacción. Quien no esté seguro de ese cuidado o de ese dominio, es preferible que no use o controle el uso abusivo de esta espinosa y tormentosa forma pronominal.
viernes, 29 de octubre de 2010
LA MARCHA DE LOS PENDEJOS
En la Venezuela pre Chávez, sacudida por la corrupción en todos los órdenes, uno de sus más brillantes hijos, el escritor Arturo Uslar Pietri, convocó a una marcha nacional de todos los pendejos. Fue como si el reivindicativo y famoso grito « ¡Proletarios del mundo uníos!», se trocara de repente por ¡Pendejos del mundo uníos!
Pienso que igual llamado es necesario hacerlo en República Dominicana, país en donde bien podríamos hablar de la existencia de dos clases sociales antagónicas no identificadas aún por los cientistas sociales: los pendejos y los “otros”
¿Y quiénes son los pendejos?
« Los pendejos – apunta el narrador, ensayista y filólogo, Andrés L Mateo – son, históricamente, quienes nunca se han aprovechado de la riqueza pública.Son seres de buena fe descendidos de otro universo que alimentaron la manía sacrosanta de recordar el catecismo cuando las briznas de la tentación les nubló el pensamiento…» (Al filo de la dominicanidad, p.65, 1966)
Los pendejos – amplío yo – son la mayoría: los marginados, sufridos y sacrificados. Los que todavía creen que se existen principios éticos y morales que rigen la conducta humana.
Pendejos son los que pagan impuestos, la luz, agua y demás servicios públicos. Los que aplauden y vibran de emoción al escuchar las promesas casi divinas emanadas de las bocas “sacrosantas” del líder que se eleva en la tribuna. Los que después de cuatro o cinco años años de estudio en la universidad, si es que encuentran trabajo, tienen que conformarse con pírricos salarios, mientras el “compañerito” del partido recibe sin trabajar jugosos ingresos.
Pendejos son los que llegan pobres a un cargo, y pobres salen del mismo. Los que por fanatismos políticos son capaces de quebrantar la armonía familiar, echándose de enemigos” a hermanos, padres, parientes y relacionados.
Pendejos, en fin, son los que el 16 de mayo, cada cuatro años, se levantan bien temprano, interesado en ser los primeros en depositar el voto redentor.
¿Y los “otros”, quiénes son?
Sencillamente, la minoría: los privilegiados, los que se encaraman en el abatimiento, la marginalidad y maltratado lomo de los pendejos para ascender al cielo del progreso y la prosperidad. Los que llegan en chancletas y bicicletas a los puestos y salen en yipetas de los mismos.
Los “otros” son los que un día organizan largas filas para regalar funditas, “juguetes y bicicletas” a las mismas familias que durante el resto del año, por faltas de recursos, no pueden comer, vestir, enfrentar sus problemas de salud ni enviar sus hijos a la escuela. Los que en un sala capitular reciben mensualmente entre cuarenta y doscientos mil pesos por ejercer el cargo “honorífico” (regidor) que la sociedad puso en sus manos.
Los “otros” son los que critican en la oposición lo mismos errores en que incurrían cuando estaban en el poder. Los que tratan de embullar a las masas o crear en sus mentes realidades encantadas con frases tales como “Todavía falta mucho por hacer…”, “E’pa lante que vamos…”, “Ni injusticias ni privilegios…”, “A todos los llevo en el corazón…”, etc.
Los otros, en fin, son los que te besan en campaña, pero te ignoran en el gobierno. Los que piensan que los pendejos son más pendejos de la cuenta; vale decir, los que entienden que los pendejos no piensan o carecen por completo de memoria e inteligencia.
En la Venezuela pre Chávez, sacudida por la corrupción en todos los órdenes, uno de sus más brillantes hijos, el escritor Arturo Uslar Pietri, convocó a una marcha nacional de todos los pendejos. Fue como si el reivindicativo y famoso grito « ¡Proletarios del mundo uníos!», se trocara de repente por ¡Pendejos del mundo uníos!
Pienso que igual llamado es necesario hacerlo en República Dominicana, país en donde bien podríamos hablar de la existencia de dos clases sociales antagónicas no identificadas aún por los cientistas sociales: los pendejos y los “otros”
¿Y quiénes son los pendejos?
« Los pendejos – apunta el narrador, ensayista y filólogo, Andrés L Mateo – son, históricamente, quienes nunca se han aprovechado de la riqueza pública.Son seres de buena fe descendidos de otro universo que alimentaron la manía sacrosanta de recordar el catecismo cuando las briznas de la tentación les nubló el pensamiento…» (Al filo de la dominicanidad, p.65, 1966)
Los pendejos – amplío yo – son la mayoría: los marginados, sufridos y sacrificados. Los que todavía creen que se existen principios éticos y morales que rigen la conducta humana.
Pendejos son los que pagan impuestos, la luz, agua y demás servicios públicos. Los que aplauden y vibran de emoción al escuchar las promesas casi divinas emanadas de las bocas “sacrosantas” del líder que se eleva en la tribuna. Los que después de cuatro o cinco años años de estudio en la universidad, si es que encuentran trabajo, tienen que conformarse con pírricos salarios, mientras el “compañerito” del partido recibe sin trabajar jugosos ingresos.
Pendejos son los que llegan pobres a un cargo, y pobres salen del mismo. Los que por fanatismos políticos son capaces de quebrantar la armonía familiar, echándose de enemigos” a hermanos, padres, parientes y relacionados.
Pendejos, en fin, son los que el 16 de mayo, cada cuatro años, se levantan bien temprano, interesado en ser los primeros en depositar el voto redentor.
¿Y los “otros”, quiénes son?
Sencillamente, la minoría: los privilegiados, los que se encaraman en el abatimiento, la marginalidad y maltratado lomo de los pendejos para ascender al cielo del progreso y la prosperidad. Los que llegan en chancletas y bicicletas a los puestos y salen en yipetas de los mismos.
Los “otros” son los que un día organizan largas filas para regalar funditas, “juguetes y bicicletas” a las mismas familias que durante el resto del año, por faltas de recursos, no pueden comer, vestir, enfrentar sus problemas de salud ni enviar sus hijos a la escuela. Los que en un sala capitular reciben mensualmente entre cuarenta y doscientos mil pesos por ejercer el cargo “honorífico” (regidor) que la sociedad puso en sus manos.
Los “otros” son los que critican en la oposición lo mismos errores en que incurrían cuando estaban en el poder. Los que tratan de embullar a las masas o crear en sus mentes realidades encantadas con frases tales como “Todavía falta mucho por hacer…”, “E’pa lante que vamos…”, “Ni injusticias ni privilegios…”, “A todos los llevo en el corazón…”, etc.
Los otros, en fin, son los que te besan en campaña, pero te ignoran en el gobierno. Los que piensan que los pendejos son más pendejos de la cuenta; vale decir, los que entienden que los pendejos no piensan o carecen por completo de memoria e inteligencia.
lunes, 18 de octubre de 2010
EN TORNO A LA PRONUNCIACION DE LA Z
La pregunta que sirve de título al presente artículo es muy común en los cursos de lengua española que se imparten en nuestras universidades. La respuesta a tan importante cuestionamiento lingüístico bien podría resumirse como sigue:
Una de las características del español de América es el SESEO. Consiste este fenómeno lingüístico en pronunciar como s las letras z y c, esta última ante las vocales e, i, (ciguapa – ceguera) Tales letras representan el mismo sonido, vale decir, no debe establecerse entre ellas distinción fonética. De ahí que la sílaba za, en la palabra zapato, deba pronunciarse igual que sa, en sapo. O, lo que es lo mismo, en el mundo hispánico se escribirá “zapato”, pero se pronunciará siempre “sapato”
No sucede igual en el centro, norte y este de España, en cuyas hablas se pronuncia como z la s y la c que precede a las vocales e, i, originándose así el fenómeno llamado CECEO. En tal virtud, un hablante ceceante dirá [zemana] por semana, [revizión] por revisión, [zemento] por cemento, [zine] por cine.
Aunque el ceceo es un fenómeno dialectal presente en algunas zonas del sur de España, su difusión en esa zona es de mucho menor extensión que el seseo.
“El seseo – se lee en el Diccionario panhispánico de dudas – es general en toda Hispanoamérica, lo es en Canarias y en parte de Andalucía, y se da en algunos puntos de Murcia y Bandajoz. También existe seseo entre las clases populares de Valencia, Cataluña, Mallorca y el País Vasco, cuando hablan castellano, y se da asimismo en algunas zonas rurales de Galicia. El seseo meridional español (andaluz y canario) y el hispanoamericano gozan de total aceptación en la norma culta” (2005: 598)
De la cita e ideas preindicadas se infiere lo siguiente:
a) Todos los hispanoamericanos son seseantes, por tanto, en esta parte del mundo hispanohablante, la letra z carece por completo de esencia fonética o sonido propio, esto es, funciona no como fonema, sino como la expresión gráfica del fonema /s/. Lo mismo sucede con la c, la cual se pronuncia como s ( ante e,i ) y como k ( ante a,o, u )
b) Conforme a lo expresado en el apartado anterior, en Hispanoamérica es inaceptable pronunciar la z con una articulación distinta de la que se da a la s, como lo enseñaba el maestro dominicano en la escuela antigua. Vale recordar al respecto lo que siempre nos decía un profesor y destacado lingüista en mis años de estudios en la UASD: “Quien en Hispanoamérica mete la z en la pronunciación, también mete la pata…”
c) Si bien el ceceo cubre un radio de acción que abarca la mayor parte de España, no es verdad que todos los españoles son ceceantes o “hablan con la zeta”, como se afirma popularmente. Este fenómeno, como ya se explicó, sólo se verifica en el centro, norte y este de España. Los canarios en su totalidad, así como una buena parte de andaluces, murcianos, catalanes y gallegos, son seseantes, vale decir, pronuncian las palabras “azul”, “cine”, “Saturno” y “corazón”, como las articula un dominicano, un colombiano o un cubano. Dirían, pues [ asul], [ sine] , [ Saturno] y [ corazón ]
La pregunta que sirve de título al presente artículo es muy común en los cursos de lengua española que se imparten en nuestras universidades. La respuesta a tan importante cuestionamiento lingüístico bien podría resumirse como sigue:
Una de las características del español de América es el SESEO. Consiste este fenómeno lingüístico en pronunciar como s las letras z y c, esta última ante las vocales e, i, (ciguapa – ceguera) Tales letras representan el mismo sonido, vale decir, no debe establecerse entre ellas distinción fonética. De ahí que la sílaba za, en la palabra zapato, deba pronunciarse igual que sa, en sapo. O, lo que es lo mismo, en el mundo hispánico se escribirá “zapato”, pero se pronunciará siempre “sapato”
No sucede igual en el centro, norte y este de España, en cuyas hablas se pronuncia como z la s y la c que precede a las vocales e, i, originándose así el fenómeno llamado CECEO. En tal virtud, un hablante ceceante dirá [zemana] por semana, [revizión] por revisión, [zemento] por cemento, [zine] por cine.
Aunque el ceceo es un fenómeno dialectal presente en algunas zonas del sur de España, su difusión en esa zona es de mucho menor extensión que el seseo.
“El seseo – se lee en el Diccionario panhispánico de dudas – es general en toda Hispanoamérica, lo es en Canarias y en parte de Andalucía, y se da en algunos puntos de Murcia y Bandajoz. También existe seseo entre las clases populares de Valencia, Cataluña, Mallorca y el País Vasco, cuando hablan castellano, y se da asimismo en algunas zonas rurales de Galicia. El seseo meridional español (andaluz y canario) y el hispanoamericano gozan de total aceptación en la norma culta” (2005: 598)
De la cita e ideas preindicadas se infiere lo siguiente:
a) Todos los hispanoamericanos son seseantes, por tanto, en esta parte del mundo hispanohablante, la letra z carece por completo de esencia fonética o sonido propio, esto es, funciona no como fonema, sino como la expresión gráfica del fonema /s/. Lo mismo sucede con la c, la cual se pronuncia como s ( ante e,i ) y como k ( ante a,o, u )
b) Conforme a lo expresado en el apartado anterior, en Hispanoamérica es inaceptable pronunciar la z con una articulación distinta de la que se da a la s, como lo enseñaba el maestro dominicano en la escuela antigua. Vale recordar al respecto lo que siempre nos decía un profesor y destacado lingüista en mis años de estudios en la UASD: “Quien en Hispanoamérica mete la z en la pronunciación, también mete la pata…”
c) Si bien el ceceo cubre un radio de acción que abarca la mayor parte de España, no es verdad que todos los españoles son ceceantes o “hablan con la zeta”, como se afirma popularmente. Este fenómeno, como ya se explicó, sólo se verifica en el centro, norte y este de España. Los canarios en su totalidad, así como una buena parte de andaluces, murcianos, catalanes y gallegos, son seseantes, vale decir, pronuncian las palabras “azul”, “cine”, “Saturno” y “corazón”, como las articula un dominicano, un colombiano o un cubano. Dirían, pues [ asul], [ sine] , [ Saturno] y [ corazón ]
jueves, 14 de octubre de 2010
MARIO VARGAS LLOSA : PREMIO NOBEL DE LITERATURA
La Academia Sueca de ciencias, por fin, decidió otorgarle el Premio Nóbel de Literatura al laureado escritor peruano Mario Vargas Llosa. Y decimos por fin, toda vez que el autor de “La fiesta del chivo” había sido varias veces nominado al prestigioso galardón, pero a pesar de sobrarle méritos, nunca había sido favorecido con el mismo. Algo igual sucedió con Jorge Luis Borges, con la diferencia de que a este nunca se le concedió la universal distinción .
Desde que se otorgó por vez primera en 1901, cientos tres escritores han recibido el Premio Nóbel de Literatura. Entre estos, sólo diez son de lengua castellana, seis de origen americano y cuatro de nacionalidad española.
Vargas Llosa se convierte así, en el sexto escritor hispanoamericano y el noveno de lengua española que recibe ese reconocimiento. En orden de antigüedad, esos galardonados son los siguientes:
1904: José Echegaray y Izaguirre (España),
1922: Jacinto Benavente (España)
1945: Gabriela Mistral (Chile)
1956: Juan Ramón Jiménez (España)
1967: Miguel Ángel Asturias (Guatemala)
1971: Pablo Neruda (Chile)
1982: Gabriel García Márquez (Colombia)
1989: Camilo José Cela (España)
1990: Octavio Paz (México)
2010: Mario Vargas Llosa (Perú)
Aunque nació ( 1936 ) en Arequipa, ciudad ubicada al sur de Lima, al año de nacidoVargas Llosa se trasladó junto a su madre a la ciudad de Cochabamba, Bolivia, donde pasó su niñez y realizó parte de sus primeros estudios.
Célebre novelista, cuentista, ensayista, periodista, dramaturgo y político, está considerado como una de las figuras cumbres de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Es autor de una vasta y original producción que renovó substancialmente el concepto de la novela realista sujeta a la forma documental o testimonial. En su personalidad literaria interactúan el creador y el crítico que analiza con agudeza su propia creación.
Entre sus más renombradas novelas merecen citarse : La ciudad y los perros ( 1963 ), La casa verde ( 1966 ), Pantaleón y las visitadoras ( 1973 ) , Conversación en la catedral ( 1969 ), La tía Julia y el escribidor ( 1977 ), La guerra del fin del mundo ( 1981 ).
Como ensayista ha publicado importantes trabajos acerca de la obra literaria de varios escritores, tales como García Márquez, Gustave Flaubert, José María Arguedas y José Lezama Lima.
Aparte del Premio Nóbel, este novelista ha sido objeto de otros no menos importantes reconocimientos, entre estos, el muy afamado Premio Cervantes, la más alta distinción que se concede a un escritor de lengua española.
La Academia Sueca de ciencias, por fin, decidió otorgarle el Premio Nóbel de Literatura al laureado escritor peruano Mario Vargas Llosa. Y decimos por fin, toda vez que el autor de “La fiesta del chivo” había sido varias veces nominado al prestigioso galardón, pero a pesar de sobrarle méritos, nunca había sido favorecido con el mismo. Algo igual sucedió con Jorge Luis Borges, con la diferencia de que a este nunca se le concedió la universal distinción .
Desde que se otorgó por vez primera en 1901, cientos tres escritores han recibido el Premio Nóbel de Literatura. Entre estos, sólo diez son de lengua castellana, seis de origen americano y cuatro de nacionalidad española.
Vargas Llosa se convierte así, en el sexto escritor hispanoamericano y el noveno de lengua española que recibe ese reconocimiento. En orden de antigüedad, esos galardonados son los siguientes:
1904: José Echegaray y Izaguirre (España),
1922: Jacinto Benavente (España)
1945: Gabriela Mistral (Chile)
1956: Juan Ramón Jiménez (España)
1967: Miguel Ángel Asturias (Guatemala)
1971: Pablo Neruda (Chile)
1982: Gabriel García Márquez (Colombia)
1989: Camilo José Cela (España)
1990: Octavio Paz (México)
2010: Mario Vargas Llosa (Perú)
Aunque nació ( 1936 ) en Arequipa, ciudad ubicada al sur de Lima, al año de nacidoVargas Llosa se trasladó junto a su madre a la ciudad de Cochabamba, Bolivia, donde pasó su niñez y realizó parte de sus primeros estudios.
Célebre novelista, cuentista, ensayista, periodista, dramaturgo y político, está considerado como una de las figuras cumbres de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Es autor de una vasta y original producción que renovó substancialmente el concepto de la novela realista sujeta a la forma documental o testimonial. En su personalidad literaria interactúan el creador y el crítico que analiza con agudeza su propia creación.
Entre sus más renombradas novelas merecen citarse : La ciudad y los perros ( 1963 ), La casa verde ( 1966 ), Pantaleón y las visitadoras ( 1973 ) , Conversación en la catedral ( 1969 ), La tía Julia y el escribidor ( 1977 ), La guerra del fin del mundo ( 1981 ).
Como ensayista ha publicado importantes trabajos acerca de la obra literaria de varios escritores, tales como García Márquez, Gustave Flaubert, José María Arguedas y José Lezama Lima.
Aparte del Premio Nóbel, este novelista ha sido objeto de otros no menos importantes reconocimientos, entre estos, el muy afamado Premio Cervantes, la más alta distinción que se concede a un escritor de lengua española.
viernes, 24 de septiembre de 2010
EL PODER EDUCATIVO DE NUESTROS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL.
Por : Domingo Caba Ramos
“Colocar al frente de un programa de radio o de televisión a un discapacitado lingüístico es como poner de inspector de semáforos a un daltónico…”
( Pedro Luis Barcia )
La teoría pedagógica sitúa los medios de comunicación social, “mas media” o medios de información, como sería lo más aceptado denominarlos, dentro de los llamados poderes educativos, entendiéndose como tales, todas aquellas instituciones u organismos que ejercen influencia educativa en el individuo. Son, al decir de Francisco Larroyo, las “Agencias que más activamente influyen en la formación de las nuevas generaciones”.
Los demás poderes educativos son la escuela, la familia, la Iglesia y el Estado. A la luz de lo que es y ha sido la práctica cotidiana de los diferentes medios de información que operan en República Dominicana, valdría la pena preguntarse, ¿cumplen los medios precitados con la noble misión de ejercer influjos positivos en las jóvenes generaciones de nuestro país?, ¿educan realmente tales medios?
En otras palabras, la prensa, la radio, la televisión, etc., ¿forman o deforman; fomentan ellos verdaderos valores, o, por el contrario, incentivan los contravalores en las frágiles mentes de nuestros niños y jóvenes? Todos estos cuestionamientos afloran casi de manera automática a mi pensamiento:
a) Cuando aprecio la débil presencia de programas educativos en la radio y la televisión.
b) Cuando percibo la elevadísima proporción de imágenes agresivas que se proyectan diariamente por nuestra pantalla chica.
c) Cuando leo en la prensa los calificativos peyorativos o epítetos martillantes, insultantes y denigrantes que suelen utilizar nuestros líderes políticos, religiosos y sindicales para combatir las ideas de sus oponentes.
d) Cuando en lugar del argumento razonado y fundamentado teóricamente, en el debate político se apela al insulto y a la ofensa de tipo personal.
e) Cuando observo o escucho aquellos programas de radio y televisión en los que la chercha insustancial y los comentarios insípidos, chabacanos o carentes de peso social constituyen sus principales soportes.
F) Cuando aprecio el bajo nivel académico que muestran la mayoría de los locutores que laboran en las estaciones de radio, muchos de los cuales, en lugar de hablar, más bien lo que hacen es vocear frente a un micrófono.
g) Cuando escucho a un locutor o productor de televisión emitir argumentos baladíes, baladronadas o blasonadas intrascendentes de inconfundible carácter pedantesco, carentes por completo de la más mínima importancia para el interés colectivo y bastante distorsionadores del comportamiento de la gran masa de tele-espectadores.
h) Cuando leo los reportes noticiosos plagados de errores ortográficos, sintácticos y semánticos.
i) Cuando escucho la desastrosa pronunciación, vulgaridades, exabruptos, procacidades, “malas palabras” o inmundicias verbales emitidos por muchos de los que se dedican a comentar las noticias a través de la radio y la televisión, expresándose como si estuvieran en el banco del parque o en la gradería del estadio
j) Cuando leo o escucho a muchos de nuestros cronistas de farándula en cuyos comentarios se hace más hincapié en la vida personal del artista que en el trabajo profesional por este realizado.
k) Cuando escucho la desastrosa pronunciación, vulgaridades, exabruptos, procacidades, “malas palabras” o inmundicias verbales emitidos por muchos de los que se dedican a comentar las noticias a través de la radio y la televisión, expresándose como si estuvieran en el banco del parque o en la gradería del estadio.
l) En fin, cuando todas las mañanas escuchamos a un anciano comunicador, con ínfulas de "humano enciclopédico", emitir sus inmundicias verbales a través de un programa de radio.
Me pregunto, finalmente, si los medios de comunicación social de República Dominicana cumplen cabalmente con su papel educativo, cada vez que observo a muchas de las personas que a ellos tienen acceso, maltratar o irrespetar los más elementales principios de la lengua de Cervantes.
“Colocar al frente de un programa de radio o de televisión a un discapacitado lingüístico es como poner de inspector de semáforos a un daltónico…”
( Pedro Luis Barcia )
La teoría pedagógica sitúa los medios de comunicación social, “mas media” o medios de información, como sería lo más aceptado denominarlos, dentro de los llamados poderes educativos, entendiéndose como tales, todas aquellas instituciones u organismos que ejercen influencia educativa en el individuo. Son, al decir de Francisco Larroyo, las “Agencias que más activamente influyen en la formación de las nuevas generaciones”.
Los demás poderes educativos son la escuela, la familia, la Iglesia y el Estado. A la luz de lo que es y ha sido la práctica cotidiana de los diferentes medios de información que operan en República Dominicana, valdría la pena preguntarse, ¿cumplen los medios precitados con la noble misión de ejercer influjos positivos en las jóvenes generaciones de nuestro país?, ¿educan realmente tales medios?
En otras palabras, la prensa, la radio, la televisión, etc., ¿forman o deforman; fomentan ellos verdaderos valores, o, por el contrario, incentivan los contravalores en las frágiles mentes de nuestros niños y jóvenes? Todos estos cuestionamientos afloran casi de manera automática a mi pensamiento:
a) Cuando aprecio la débil presencia de programas educativos en la radio y la televisión.
b) Cuando percibo la elevadísima proporción de imágenes agresivas que se proyectan diariamente por nuestra pantalla chica.
c) Cuando leo en la prensa los calificativos peyorativos o epítetos martillantes, insultantes y denigrantes que suelen utilizar nuestros líderes políticos, religiosos y sindicales para combatir las ideas de sus oponentes.
d) Cuando en lugar del argumento razonado y fundamentado teóricamente, en el debate político se apela al insulto y a la ofensa de tipo personal.
e) Cuando observo o escucho aquellos programas de radio y televisión en los que la chercha insustancial y los comentarios insípidos, chabacanos o carentes de peso social constituyen sus principales soportes.
F) Cuando aprecio el bajo nivel académico que muestran la mayoría de los locutores que laboran en las estaciones de radio, muchos de los cuales, en lugar de hablar, más bien lo que hacen es vocear frente a un micrófono.
g) Cuando escucho a un locutor o productor de televisión emitir argumentos baladíes, baladronadas o blasonadas intrascendentes de inconfundible carácter pedantesco, carentes por completo de la más mínima importancia para el interés colectivo y bastante distorsionadores del comportamiento de la gran masa de tele-espectadores.
h) Cuando leo los reportes noticiosos plagados de errores ortográficos, sintácticos y semánticos.
i) Cuando escucho la desastrosa pronunciación, vulgaridades, exabruptos, procacidades, “malas palabras” o inmundicias verbales emitidos por muchos de los que se dedican a comentar las noticias a través de la radio y la televisión, expresándose como si estuvieran en el banco del parque o en la gradería del estadio
j) Cuando leo o escucho a muchos de nuestros cronistas de farándula en cuyos comentarios se hace más hincapié en la vida personal del artista que en el trabajo profesional por este realizado.
k) Cuando escucho la desastrosa pronunciación, vulgaridades, exabruptos, procacidades, “malas palabras” o inmundicias verbales emitidos por muchos de los que se dedican a comentar las noticias a través de la radio y la televisión, expresándose como si estuvieran en el banco del parque o en la gradería del estadio.
l) En fin, cuando todas las mañanas escuchamos a un anciano comunicador, con ínfulas de "humano enciclopédico", emitir sus inmundicias verbales a través de un programa de radio.
Me pregunto, finalmente, si los medios de comunicación social de República Dominicana cumplen cabalmente con su papel educativo, cada vez que observo a muchas de las personas que a ellos tienen acceso, maltratar o irrespetar los más elementales principios de la lengua de Cervantes.
sábado, 18 de septiembre de 2010
¡ADIOS DOCTOR MARTINEZ!
Por : Domingo Caba Ramos
“Hay muertos que van subiendo
cuando más su ataúd baja…”
(Manuel del Cabral)
Se apagó la estrella que más iluminó los espacios insondables de las almas atribuladas del municipio de Tamboril: ¡murió el Dr. Jorge Armando Martínez (Ico)!, y con su muerte, ha dejado de latir un corazón noble, bueno y generoso. El mismo corazón que logró que otros tantos corazones se mantuvieran palpitando en el corazón de su siempre adorada Pajiza Aldea.
¡Murió el doctor Martínez!, posiblemente el más consagrado y auténtico filántropo dominicano del siglo XX.
¡Murió el doctor Martínez! Tamboril está de luto. Ha muerto su médico. Ha muerto el protector de los pobres y el médico de los necesitados. Ha muerto su ícono. ¡Ha muerto un grande! Ha muerto, en fin, un hombre noble.
El dolor y la tristeza yacen plasmados en cada morador de su aldea gentilicia: en cada madre que ayudó a parir en forma gratuita; en cada pobre enfermo a quien curó y donó medicinas; en cada trabajador del Seguro Social, institución en la que ejerció durante treinta y cinco años; en cada habitante del sector (Barrio de Ico) cuyo terreno donó. Un dramático silencio cunde en la aldea y hasta el inmenso samán (Samán de Ico) plantado en la explanada frontal de su casa, parece llorar la partida de su amo.
¿Qué tamborileño no sintió alguna vez aliviado su dolor al sentir en la zona sensible el calor de las tiernas y amorosas manos de este APOSTOL DE LA MEDICINA? Los pacientes sin recursos se presentaban a su consultorio privado acompañado sólo del dolor y sin un centavo en los bolsillos. Ico, aparte de examinarlos sin cobrarles, les regalaba los medicamentos. Y no conforme con el altruismo mostrado en el ejercicio de su profesión, destinó una buena parte de la herencia de sus padres a la compra de solares que regaló a los pobres, conformando así lo que hoy se conoce como Barrio de Ico.
¡Murió don Ico Martínez! Y con su muerte, Tamboril pierde a uno de sus más prestantes hijos, y los pobres, a su verdadero e inolvidable ángel protector.
Caballeroso, sencillo, decente, cortés, jocoso y juguetón, nació este digno ciudadano el 23 de abril de 1923. Cursó los estudios primarios en su pueblo natal y los secundarios en el Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat (UFE), Santiago. En 1949 se graduó de doctor en medicina en la Universidad de Santo Domingo, realizando luego una especialidad en pediatría, en Canadá.
Al terminar el bachillerato, la incertidumbre invadió su mente juvenil: quería estudiar tanto medicina como ingeniería, pero el amor por la primera de estas carreras se impuso. Doña Elsa Brito, su comadre y amiga, entiende, sin embargo, que en la práctica Ico supo integrar una y otra profesión, por cuanto al mismo tiempo que curaba a los enfermos ayudaba a construir casas para los pobres. Al respecto apunta la destacada maestra y poetisa tamborileña, en carta que enviara a su amigo entrañable en 1963 al enterarse de que este había decidido inscribirse en los cursillos de cristiandad, lo siguiente :
“Hay ideales en pugna y profesiones en conflicto: el médico y el ingeniero se abrazarán un día. La ciencia de Hipócrates brotará como rama de olivo verde, adornando la viña del Señor. La otra profesión, con raíces numéricas, se desprenderá como un sueño aparentemente no real, pero sí realizado en una dimensión más serena. Viviendas diseñadas con el talento de la ingeniería cristiana, donde también estarán los enfermos aliviados y sanados…”
Sus hechos convirtieron a don Ico en un ser inmenso y gigante, como gigante e inmenso es el samán que de manera señorial yace plantado en la explanada frontal de su residencia. Merced a todos esos méritos acumulados, y con las palabras utilizadas por Salomé Ureña para honrar la memoria del eximio pensador antillano Eugenio María de Hostos, le decimos al médico amigo que acaba de partir:
¡Adiós!, doctor Martínez, cuando en las horas tranquilas que te esperan bajo otro cielo, acuda a tu memoria un pensamiento de amargura en el cual palpite el nombre de tu pueblo, piensa también que hay en él corazones amigos que te recuerdan y almas agradecidas que te bendicen.
jueves, 26 de agosto de 2010
LO QUE ES, LO QUE FUE Y OTROS “LOQUEISMOS”
(A los locutores, maestros, periodistas comentaristas)
Por: Domingo Caba Ramos
“Siempre es bueno, al escribir o al hablar, prescindir de muletillas, de puntos de apoyo innecesarios o superfluos " (MARTIN VIVALDI)
Indudablemente tenemos que admitirlo: en el habla dominicana la expresión está de moda. Con asombrosa frecuencia aparece en boca de locutores, periodistas, comentaristas y hablantes dominicanos en general.
La expresión, en tanto muletilla, nada significa, nada aclara o agrega al sentido del mensaje que se desea transmitir. En tal virtud, su empleo, por innecesario, hace que la comunicación se torne pesada, machacona, inarmónica o carente de fluidez y elegancia sintáctica. Pero, a pesar de todo, dicha locución está muy, pero muy de moda. Y como toda moda, los dominicanos la hemos asumido e incorporado inconsciente e irreflexivamente a nuestro léxico activo.
Nuestros comunicadores sociales, a través de la radio y la televisión, se han encargado de canonizarla y multiplicarla, logrando así que a una cantidad bastante representativa de hablantes les resulte casi imposible
desprenderse de ella en su cotidiana práctica lingüística. A la misma, por carecer de registro y definición académicos, bien podríamos denominarla “loqueísmo”, asociándola, por analogía, al “queísmo” y “dequeísmo” de que nos hablan los manuales de redacción.
¿Qué se entendería entonces por loqueísmo?
Llamaríamos así, al uso innecesario, vicioso y repetido de la construcción gramatical “lo que” delante del verbo ser. (“lo que es”, “lo que fue”, “lo que son”......)
Veamos sólo algunos ejemplos, la mayoría de ellos extraídos de programas transmitidos a través de la llamada pantalla chica:
1.- " La policía sigue trabajando arduamente para reducir lo que es el consumo y tráfico de drogas...”
2.- “Ellos solicitaron que se mejore lo que es el servicio energético... “
3.-”Nos estamos quedando muy por debajo de lo que fue la meta establecida..."
4.- ”Aquí estamos observando lo que son las diferentes comparsas..."
5.- ” Y a continuación pasaremos algunas imágenes de lo que fue el desfile del carnaval de Santiago..."
6.-”Eso afecta mucho lo que es mi dieta balanceada..."
Tache o borre en cada caso la susodicha locución conjuntiva (“lo que es” – “lo que fue” – “lo que son”) y además de convencerse que la misma allí ningún papel gramatical desempeña, apreciará que sin ella la frase se tornará más ágil, fluida y elegante.
¿No será ese archimanoseado “lo que”, una de esas “expresiones chatarra” a las que se refiere la profesora y lingüista mexicana, doña Beatriz Escalante?:
“Un día, sin darnos cuenta, tenemos el cerebro repleto de expresiones chatarra: carentes de lógica, falta de idea, de significado y de intencionalidad, es decir, expresiones poco o nada inteligentes. En un sentido ideal, los comunicadores deberían conocer su idioma y la materia de que hablan; no olvidar su responsabilidad social, pues cada error que comete se repite al infinito"(Curso de Redacción, 2000, Pág. xxiii)
A propósito del chatarrismo expresivo, el principio de economía lingüística recomienda evitar la pesadez, cacofonía o monotonía que se produce cuando se incurre en repeticiones de ideas o palabras tanto al hablar como al escribir.
Tales repeticiones, vale recordarlo , sólo tienen validez cuando se persigue imprimirle ritmo o musicalidad al texto poético, o cuando se tiene como propósito enfatizar o aclarar el sentido de lo expresado. De lo contrario, esa idea o esa palabra que se repite, sobra. Y todo lo que en lengua sobra, le resta elegancia, pertinencia y valor al acto comunicativo.
(A los locutores, maestros, periodistas comentaristas)
Por: Domingo Caba Ramos
“Siempre es bueno, al escribir o al hablar, prescindir de muletillas, de puntos de apoyo innecesarios o superfluos " (MARTIN VIVALDI)
Indudablemente tenemos que admitirlo: en el habla dominicana la expresión está de moda. Con asombrosa frecuencia aparece en boca de locutores, periodistas, comentaristas y hablantes dominicanos en general.
La expresión, en tanto muletilla, nada significa, nada aclara o agrega al sentido del mensaje que se desea transmitir. En tal virtud, su empleo, por innecesario, hace que la comunicación se torne pesada, machacona, inarmónica o carente de fluidez y elegancia sintáctica. Pero, a pesar de todo, dicha locución está muy, pero muy de moda. Y como toda moda, los dominicanos la hemos asumido e incorporado inconsciente e irreflexivamente a nuestro léxico activo.
Nuestros comunicadores sociales, a través de la radio y la televisión, se han encargado de canonizarla y multiplicarla, logrando así que a una cantidad bastante representativa de hablantes les resulte casi imposible
desprenderse de ella en su cotidiana práctica lingüística. A la misma, por carecer de registro y definición académicos, bien podríamos denominarla “loqueísmo”, asociándola, por analogía, al “queísmo” y “dequeísmo” de que nos hablan los manuales de redacción.
¿Qué se entendería entonces por loqueísmo?
Llamaríamos así, al uso innecesario, vicioso y repetido de la construcción gramatical “lo que” delante del verbo ser. (“lo que es”, “lo que fue”, “lo que son”......)
Veamos sólo algunos ejemplos, la mayoría de ellos extraídos de programas transmitidos a través de la llamada pantalla chica:
1.- " La policía sigue trabajando arduamente para reducir lo que es el consumo y tráfico de drogas...”
2.- “Ellos solicitaron que se mejore lo que es el servicio energético... “
3.-”Nos estamos quedando muy por debajo de lo que fue la meta establecida..."
4.- ”Aquí estamos observando lo que son las diferentes comparsas..."
5.- ” Y a continuación pasaremos algunas imágenes de lo que fue el desfile del carnaval de Santiago..."
6.-”Eso afecta mucho lo que es mi dieta balanceada..."
Tache o borre en cada caso la susodicha locución conjuntiva (“lo que es” – “lo que fue” – “lo que son”) y además de convencerse que la misma allí ningún papel gramatical desempeña, apreciará que sin ella la frase se tornará más ágil, fluida y elegante.
¿No será ese archimanoseado “lo que”, una de esas “expresiones chatarra” a las que se refiere la profesora y lingüista mexicana, doña Beatriz Escalante?:
“Un día, sin darnos cuenta, tenemos el cerebro repleto de expresiones chatarra: carentes de lógica, falta de idea, de significado y de intencionalidad, es decir, expresiones poco o nada inteligentes. En un sentido ideal, los comunicadores deberían conocer su idioma y la materia de que hablan; no olvidar su responsabilidad social, pues cada error que comete se repite al infinito"(Curso de Redacción, 2000, Pág. xxiii)
A propósito del chatarrismo expresivo, el principio de economía lingüística recomienda evitar la pesadez, cacofonía o monotonía que se produce cuando se incurre en repeticiones de ideas o palabras tanto al hablar como al escribir.
Tales repeticiones, vale recordarlo , sólo tienen validez cuando se persigue imprimirle ritmo o musicalidad al texto poético, o cuando se tiene como propósito enfatizar o aclarar el sentido de lo expresado. De lo contrario, esa idea o esa palabra que se repite, sobra. Y todo lo que en lengua sobra, le resta elegancia, pertinencia y valor al acto comunicativo.
viernes, 13 de agosto de 2010
LENGUA E IDENTIDAD
Por : Domingo Caba Ramos
No sé si se trata de una característica atribuible al género humano, pero lo cierto es que los dominicanos nos solazamos cuando nos identificamos con sociedades cuyo prestigio presumimos está muy encima de la nuestra. Esto se pone de manifiesto en el uso cotidiano de nuestra lengua, la cual suele presentarse abarrotada de voces procedentes del inglés, lengua esta que por pertenecer al imperio de cuya economía dependemos, su uso parece prestigiar al hablante que la practica.
Los ejemplos sobran:
En el seminario empresarial, el instructor nos anuncia que “en este momento haremos un “breik” (brake) para pasar al salón del lado a “lonchar” o disfrutar de un “coffe break”
Un viernes en la tarde me detengo a comprar un jugo en un establecimiento identificado con el nombre de” minimarkert”, y allí escucho la voz de un joven que le dice a otro más o menos lo siguiente:
“En el “car wash” del lado me están lavando el carro. Desde que esté listo, arrancaré hacia el salón “D’Angelo Estilo”, cerca de “Magna Motors”, para que me den un buen “look” o resalten mi envidiable “sex-appeal; porque desde esta noche me iré de “weekend” y hasta el lunes nadie me para. Si quieres, te recojo en el “lobby” del hotel, y “full time” nos iremos de parranda. Y si por el contrario deseas irte solo, puedo entregarte el número de teléfono de la “rent card” de un gran amigo mío, en donde te pueden alquilar un carro por buen precio…
Para las mentes transculturizadas, “gay” se oye mejor que homosexual; “marketing”, mejor que mercadotecnia; “feedback”, mejor que retroalimentar; “okey”, mejor que está bien; “bai” (bye) o “babai” (bye, bye) mejor que adiós; “happy hour”, mejor que hora feliz. Y en lugar del muy hispano y dominicano “¡Hola!”, distingue o prestigia más responder “¡jelou!” (¡hello!) a quien nos llama por teléfono.
Y, como si todo eso fuera poco, en el departamento de igualas médicas de una prestigiosa clínica de Santiago se lee el mandato u ordena a los asegurados , dominicanos casi todos, a que “ Please take a number” ( Por favor tome un número ) Y en la puerta de de entrada y salida de un clausurado restauran ubicado también una de las urbanizaciones de la Ciudad Corazón se agradecía la presencia a los clientes , también dominicanos en su mayoría, no con nuestra criolla
“Muchas gracias”, sino con la anglosajona inscripción “Thank you”.
En virtud de semejante práctica lingüística, fue que hace ya varios años expresaba yo, en un artículo publicado en uno de los periódicos de circulación nacional, que en nuestro país: “Para florecer y crecer necesitamos de otros aires y otros soles. El paisaje nativo nos produce nauseas. El cielo extranjero nos deslumbra. La inscripción “Made in” nos embriaga, y pletórico de emoción compramos en los Estados Unidos el pantalón que se fabrica en nuestras zonas francas…”
Cada vez que me encuentro frente a realidades lingüísticas como las antes señaladas, necesariamente tengo que preguntarme;
¿Todavía somos dominicanos?
Por : Domingo Caba Ramos
No sé si se trata de una característica atribuible al género humano, pero lo cierto es que los dominicanos nos solazamos cuando nos identificamos con sociedades cuyo prestigio presumimos está muy encima de la nuestra. Esto se pone de manifiesto en el uso cotidiano de nuestra lengua, la cual suele presentarse abarrotada de voces procedentes del inglés, lengua esta que por pertenecer al imperio de cuya economía dependemos, su uso parece prestigiar al hablante que la practica.
Los ejemplos sobran:
En el seminario empresarial, el instructor nos anuncia que “en este momento haremos un “breik” (brake) para pasar al salón del lado a “lonchar” o disfrutar de un “coffe break”
Un viernes en la tarde me detengo a comprar un jugo en un establecimiento identificado con el nombre de” minimarkert”, y allí escucho la voz de un joven que le dice a otro más o menos lo siguiente:
“En el “car wash” del lado me están lavando el carro. Desde que esté listo, arrancaré hacia el salón “D’Angelo Estilo”, cerca de “Magna Motors”, para que me den un buen “look” o resalten mi envidiable “sex-appeal; porque desde esta noche me iré de “weekend” y hasta el lunes nadie me para. Si quieres, te recojo en el “lobby” del hotel, y “full time” nos iremos de parranda. Y si por el contrario deseas irte solo, puedo entregarte el número de teléfono de la “rent card” de un gran amigo mío, en donde te pueden alquilar un carro por buen precio…
Para las mentes transculturizadas, “gay” se oye mejor que homosexual; “marketing”, mejor que mercadotecnia; “feedback”, mejor que retroalimentar; “okey”, mejor que está bien; “bai” (bye) o “babai” (bye, bye) mejor que adiós; “happy hour”, mejor que hora feliz. Y en lugar del muy hispano y dominicano “¡Hola!”, distingue o prestigia más responder “¡jelou!” (¡hello!) a quien nos llama por teléfono.
Y, como si todo eso fuera poco, en el departamento de igualas médicas de una prestigiosa clínica de Santiago se lee el mandato u ordena a los asegurados , dominicanos casi todos, a que “ Please take a number” ( Por favor tome un número ) Y en la puerta de de entrada y salida de un clausurado restauran ubicado también una de las urbanizaciones de la Ciudad Corazón se agradecía la presencia a los clientes , también dominicanos en su mayoría, no con nuestra criolla
“Muchas gracias”, sino con la anglosajona inscripción “Thank you”.
En virtud de semejante práctica lingüística, fue que hace ya varios años expresaba yo, en un artículo publicado en uno de los periódicos de circulación nacional, que en nuestro país: “Para florecer y crecer necesitamos de otros aires y otros soles. El paisaje nativo nos produce nauseas. El cielo extranjero nos deslumbra. La inscripción “Made in” nos embriaga, y pletórico de emoción compramos en los Estados Unidos el pantalón que se fabrica en nuestras zonas francas…”
Cada vez que me encuentro frente a realidades lingüísticas como las antes señaladas, necesariamente tengo que preguntarme;
¿Todavía somos dominicanos?
miércoles, 4 de agosto de 2010
VIDA, PASION Y MUERTE DE LOS PRINCIPIOS.
Por : Domingo Caba Ramos
En nuestro país hubo un tiempo en que los principios reinaban, existían o tenían sólida vigencia. Era la época en que se le rendía culto a la verdad, al deber y a los valores éticos y morales. La época en que al dominicano común se le escuchaba decir con inocultable orgullo: "Yo no transijo con mis principios", "Por principios, no acepto o hago eso", " Primero muerto, antes que coger lo ajeno", " Pobre, pero honrado…, etc.,
Pero en el preciso instante en que los antivalores penetraron a su cuerpo vigoroso, los principios comenzaron a perder peso, enflaquecieron, se enfermaron y un buen día murieron. Sólo uno logró salvársele a la muerte: el muy conocido principio maquiavélico que establece aquello de que “El fin justifica los medios”.
A partir de ese momento los verdaderos valores fueron desplazados, los contravalores asumieron el poder y el respeto a los preceptos éticos empezó a considerarse como un comportamiento típico de seres ingenuos, tradicionales o atrasados. Emerge con toda su fuerza la muy famosa “cultura del vivo” y comienza a llamársele “pariguayo”, “tonto” o “pendejo” a toda persona caracterizada por su honesto comportamiento; pero muy particularmente a todo aquel que habiendo sido funcionario no se enriqueció ni hizo uso indebido de los fondos públicos.
En semejante contexto, cumplir o no con lo prometido poco parece importar. Sentimientos como la vergüenza y la culpa se van borrando progresivamente del mural de nuestras conciencias, y nuevas frases entran a formar parte del repertorio lingüístico de los dominicanos: “El serio no goza”, “Eso lo lograré caiga quien caiga”, “Punta de lápiz no mata a nadie”, “A quien yo le debo es que tiene que preocuparse”, “Por no aprovecharse o estar privando en serio , ahora se lo está llevando el diablo”, y otras expresiones que delatan hasta dónde ha llegado en nuestro país la corrupción de las costumbres.
Dentro de ese proceso de degradación moral es que se enmarcan, por citar sólo algunas, prácticas como el transfuguismo, la compra y venta de votos, los actos de corrupción cometidos recientemente en Aduanas y otras áreas de la administración pública, la extraña conducta de la dama imputada, quien en lugar de angustia y arrepentimiento, prefiere proyectar, en pleno tribunal, la más sensual , jubilosa y despampanante de las sonrisas, como si tratara de convencer al mundo de que nada malo ha hecho, nada ha pasado, a nada hay que temer … `
Y como resultado de ese estado de descomposición social, es que la mayor parte de los dominicanos rechaza y critica despiadadamente a todo aquel que actúa con honestidad o seriedad, y admira, idolatra y le rinde un culto casi sacrosanto a toda persona asociada al crimen, al dolo, y, muy especialmente, a quienes se han hecho ricos mediante el robo y los negocios ilícitos.
Por : Domingo Caba Ramos
En nuestro país hubo un tiempo en que los principios reinaban, existían o tenían sólida vigencia. Era la época en que se le rendía culto a la verdad, al deber y a los valores éticos y morales. La época en que al dominicano común se le escuchaba decir con inocultable orgullo: "Yo no transijo con mis principios", "Por principios, no acepto o hago eso", " Primero muerto, antes que coger lo ajeno", " Pobre, pero honrado…, etc.,
Pero en el preciso instante en que los antivalores penetraron a su cuerpo vigoroso, los principios comenzaron a perder peso, enflaquecieron, se enfermaron y un buen día murieron. Sólo uno logró salvársele a la muerte: el muy conocido principio maquiavélico que establece aquello de que “El fin justifica los medios”.
A partir de ese momento los verdaderos valores fueron desplazados, los contravalores asumieron el poder y el respeto a los preceptos éticos empezó a considerarse como un comportamiento típico de seres ingenuos, tradicionales o atrasados. Emerge con toda su fuerza la muy famosa “cultura del vivo” y comienza a llamársele “pariguayo”, “tonto” o “pendejo” a toda persona caracterizada por su honesto comportamiento; pero muy particularmente a todo aquel que habiendo sido funcionario no se enriqueció ni hizo uso indebido de los fondos públicos.
En semejante contexto, cumplir o no con lo prometido poco parece importar. Sentimientos como la vergüenza y la culpa se van borrando progresivamente del mural de nuestras conciencias, y nuevas frases entran a formar parte del repertorio lingüístico de los dominicanos: “El serio no goza”, “Eso lo lograré caiga quien caiga”, “Punta de lápiz no mata a nadie”, “A quien yo le debo es que tiene que preocuparse”, “Por no aprovecharse o estar privando en serio , ahora se lo está llevando el diablo”, y otras expresiones que delatan hasta dónde ha llegado en nuestro país la corrupción de las costumbres.
Dentro de ese proceso de degradación moral es que se enmarcan, por citar sólo algunas, prácticas como el transfuguismo, la compra y venta de votos, los actos de corrupción cometidos recientemente en Aduanas y otras áreas de la administración pública, la extraña conducta de la dama imputada, quien en lugar de angustia y arrepentimiento, prefiere proyectar, en pleno tribunal, la más sensual , jubilosa y despampanante de las sonrisas, como si tratara de convencer al mundo de que nada malo ha hecho, nada ha pasado, a nada hay que temer … `
Y como resultado de ese estado de descomposición social, es que la mayor parte de los dominicanos rechaza y critica despiadadamente a todo aquel que actúa con honestidad o seriedad, y admira, idolatra y le rinde un culto casi sacrosanto a toda persona asociada al crimen, al dolo, y, muy especialmente, a quienes se han hecho ricos mediante el robo y los negocios ilícitos.
viernes, 23 de julio de 2010
¿VALVERDE, MAO, O MAO, VALVERDE?
Por : Domingo Caba Ramos
Mao es el municipio principal, común cabecera o capital de la provincia Valverde; pero esta, en su condición de provincia, de ningún modo puede pertenecer al municipio de Mao. Sin embargo, tal parece que esa es la creencia de los periodistas, escritores, hablantes, en fin, de quienes utilizan tanto en la lengua oral como escrita la toponímica expresión Valverde, Mao, la cual, en la práctica de los hablantes dominicanos, se ha convertido en una especie de mito geográfico - gramatical.
Y es que pronunciar o escribir Valverde, Mao es tan impropio como decir República Dominicana, Santiago, o Santiago, Tamboril; pues con ello se estaría aseverando que la República Dominicana pertenece a Santiago y que esta última jurisdicción está comprendida dentro del territorio de Tamboril, cuando en la realidad lo que se da es el caso inverso.
Dígase, pues, Mao, Valverde o simplemente Mao. Esto último, por la razón de que no existe un principio normativo que obligue al hablante a mencionar el nombre de la provincia cada vez que se refiera al municipio cabecera, tal y como ocurre generalmente con los topónimos ya referidos,y cuya práctica, por su carácter exclusivo, resulta un tanto curiosa toda vez que no se realiza en el momento de denominar las demás provincias y capitales de provincias del país.
En otras palabras, tratándose de Mao y Valverde, los dominicanos siempre que nombramos uno de los dos términos inmediatamente nos referimos al otro, vale decir, siempre decimos Valverde, Mao; pero nunca se nos ha ocurrido expresar: Moca, Espaillat, San Francisco de Macorís, Duarte; Cotuí, Sánchez Ramírez, etc.
miércoles, 14 de julio de 2010
GABRIELA MISTRAL: Maestra y poetisa de América y del mundo.
Por : Domingo Caba Ramos
En abril del año 1989 se cumplió el primer centenario del nacimiento de la insigne poetisa y educadora chilena Lucila Godoy Alcayaga, mejor conocida con el nombre literario de Gabriela Mistral.
Esta trascendental mujer nació en el norte de Chile el día 7 de abril de 1889. En 1905, cuando tenía apenas dieciséis años de edad, publicó sus primeras composiciones poéticas, dedicándose al mismo tiempo a impartir docencia en los lugares más aislados de su país.
Su poesía, de carácter universalista, se distingue fundamentalmente por su gran ternura y dolor desolador. “A veces su poder emocional es tan grande - apunta Arturo Torres Ríoseco - que su poesía deja de ser expresión artística y se convierte, en cambio, en el grito desenfrenado de un evangelizador contra la injusticia y la cobardía” (Nueva Historia de la Gran Literatura Iberoamericana, 1961, pág. 124).
La obra poética de Gabriela Mistral se resume en los siguientes títulos: Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). También publicó un libro de carácter didáctico titulado Lecturas para mujeres (1923).
En 1945 la Academia Sueca reconoció la gran calidad de su universal producción literaria otorgándole el Premio Nóbel de Literatura, conviertiéndose en ese momento en la quinta mujer que alcanzaba tal distinción y el primer escritor americano que recibía un reconocimiento mundial de tal categoría. Seis años después, en 1951, obtuvo el Premio Nacional de Literatura de su Chile natal.
Pero la autora de “Tala” y “Desolación” no sólo logró nombradía en el campo de las letras hispánicas. Lo mismo que nuestra Salome Ureña, Gabriela Mistral fue, además de excelente escritora, una brillante y consagrada educadora. Sus mayores preocupaciones fueron la educación de los niños, la liberación de los humildes y el futuro de los pueblos latinoamericanos.
“Aunque Gabriela Mistral es chilena de nacimiento-aclara Ríoseco - puede decirse que pertenece a todo el mundo de habla española. Su vida ha sido intensa y trágica, y su poesía es, por cierto, espejo de dolor. En su juventud-continúa Ríoseco - fue maestra rural y luego de diez años de distinguida labor pedagógica en Chile, fue invitada por el gobierno mexicano para colaborar en la reorganización del sistema escolar de aquel país” (Ob, Cit. Pág. 123).
Fue cónsul honorario de Chile en España y profesora de literatura chilena y latinoamericana en la Universidad de Puerto Rico.
Mientras se desempeñaba en México como directora de una escuela-hogar que llevaba su propio nombre, publicó una serie de pensamientos que en conjunto sintetizan su labor educativa y conforman su ideario pedagógico. Entre esos pensamientos merecen citarse los siguientes:
a) Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto, la palabra.
b) Empecemos, las que enseñamos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.
c) La maestra que no lee tiene que ser mala maestra.
d) Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo.
e) Todo puede decirse; pero hay que dar con la forma. La más acre reprimenda puede hacerse sin deprimir ni envenenar un alma.
f) La vanidad es el peor vicio de un maestro, porque el que se cree perfecto se ha cerrado, en verdad, todos los caminos de la perfección.
g) En el progreso o desprestigio de una escuela todos tenemos parte.
h) Los dedos del modelador deben ser a la vez firmes, suaves y amorosos.
i) El maestro que no respeta su mismo horario y lo altera sólo para su comodidad personal, enseña con eso el desorden y la falta de seriedad.
j) Es un vicio intolerable el de la instrucción que antes de dar conocimientos, no enseña métodos para estudiar.
k) Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna y la relación de cada conocimiento con la vida.
l) Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho con éxito lo que se critica.
Estas son sólo parte de las ideas pedagógicas de Gabriela Mistral. Asumirlas y ponerlas en práctica sería de vital importancia para el progreso y mejoramiento de la escuela dominicana.
Víctima de una cruel enfermedad, Gabriela Mistral muere el 10 de enero del 1957. Al referirse a su muerte, el profesor cubano Salvador Bueno, en el libro “Aproximaciones a la literatura hispanoamericana”, ed. Unión, La Habana, 1984, Págs. 422-423, destaca la labor intelectual de la poetisa chilena con las siguientes palabras:
“Sus poesías fueron leídas en todos los idiomas, cantadas por las tiernas voces de pequeñuelos de diversas partes del mundo, estudiadas por los más severos jueces de la tierra. En algunos sitios alzaron estatuas en su honra; en otros su nombre engalanó escuelas, en otro fue jaculatoria, verbo de alabanza. La tímida, tosca maestrica rural fue reina de la poesía que en todos los países del globo recibió homenajes de admiración de los poderosos y de los débiles, de los cultos y de los ignorantes, de los hombres, las mujeres, y, sobre todo, de los niños...”.
En abril del año 1989 se cumplió el primer centenario del nacimiento de la insigne poetisa y educadora chilena Lucila Godoy Alcayaga, mejor conocida con el nombre literario de Gabriela Mistral.
Esta trascendental mujer nació en el norte de Chile el día 7 de abril de 1889. En 1905, cuando tenía apenas dieciséis años de edad, publicó sus primeras composiciones poéticas, dedicándose al mismo tiempo a impartir docencia en los lugares más aislados de su país.
Su poesía, de carácter universalista, se distingue fundamentalmente por su gran ternura y dolor desolador. “A veces su poder emocional es tan grande - apunta Arturo Torres Ríoseco - que su poesía deja de ser expresión artística y se convierte, en cambio, en el grito desenfrenado de un evangelizador contra la injusticia y la cobardía” (Nueva Historia de la Gran Literatura Iberoamericana, 1961, pág. 124).
La obra poética de Gabriela Mistral se resume en los siguientes títulos: Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). También publicó un libro de carácter didáctico titulado Lecturas para mujeres (1923).
En 1945 la Academia Sueca reconoció la gran calidad de su universal producción literaria otorgándole el Premio Nóbel de Literatura, conviertiéndose en ese momento en la quinta mujer que alcanzaba tal distinción y el primer escritor americano que recibía un reconocimiento mundial de tal categoría. Seis años después, en 1951, obtuvo el Premio Nacional de Literatura de su Chile natal.
Pero la autora de “Tala” y “Desolación” no sólo logró nombradía en el campo de las letras hispánicas. Lo mismo que nuestra Salome Ureña, Gabriela Mistral fue, además de excelente escritora, una brillante y consagrada educadora. Sus mayores preocupaciones fueron la educación de los niños, la liberación de los humildes y el futuro de los pueblos latinoamericanos.
“Aunque Gabriela Mistral es chilena de nacimiento-aclara Ríoseco - puede decirse que pertenece a todo el mundo de habla española. Su vida ha sido intensa y trágica, y su poesía es, por cierto, espejo de dolor. En su juventud-continúa Ríoseco - fue maestra rural y luego de diez años de distinguida labor pedagógica en Chile, fue invitada por el gobierno mexicano para colaborar en la reorganización del sistema escolar de aquel país” (Ob, Cit. Pág. 123).
Fue cónsul honorario de Chile en España y profesora de literatura chilena y latinoamericana en la Universidad de Puerto Rico.
Mientras se desempeñaba en México como directora de una escuela-hogar que llevaba su propio nombre, publicó una serie de pensamientos que en conjunto sintetizan su labor educativa y conforman su ideario pedagógico. Entre esos pensamientos merecen citarse los siguientes:
a) Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto, la palabra.
b) Empecemos, las que enseñamos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.
c) La maestra que no lee tiene que ser mala maestra.
d) Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo.
e) Todo puede decirse; pero hay que dar con la forma. La más acre reprimenda puede hacerse sin deprimir ni envenenar un alma.
f) La vanidad es el peor vicio de un maestro, porque el que se cree perfecto se ha cerrado, en verdad, todos los caminos de la perfección.
g) En el progreso o desprestigio de una escuela todos tenemos parte.
h) Los dedos del modelador deben ser a la vez firmes, suaves y amorosos.
i) El maestro que no respeta su mismo horario y lo altera sólo para su comodidad personal, enseña con eso el desorden y la falta de seriedad.
j) Es un vicio intolerable el de la instrucción que antes de dar conocimientos, no enseña métodos para estudiar.
k) Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna y la relación de cada conocimiento con la vida.
l) Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho con éxito lo que se critica.
Estas son sólo parte de las ideas pedagógicas de Gabriela Mistral. Asumirlas y ponerlas en práctica sería de vital importancia para el progreso y mejoramiento de la escuela dominicana.
Víctima de una cruel enfermedad, Gabriela Mistral muere el 10 de enero del 1957. Al referirse a su muerte, el profesor cubano Salvador Bueno, en el libro “Aproximaciones a la literatura hispanoamericana”, ed. Unión, La Habana, 1984, Págs. 422-423, destaca la labor intelectual de la poetisa chilena con las siguientes palabras:
“Sus poesías fueron leídas en todos los idiomas, cantadas por las tiernas voces de pequeñuelos de diversas partes del mundo, estudiadas por los más severos jueces de la tierra. En algunos sitios alzaron estatuas en su honra; en otros su nombre engalanó escuelas, en otro fue jaculatoria, verbo de alabanza. La tímida, tosca maestrica rural fue reina de la poesía que en todos los países del globo recibió homenajes de admiración de los poderosos y de los débiles, de los cultos y de los ignorantes, de los hombres, las mujeres, y, sobre todo, de los niños...”.
jueves, 8 de julio de 2010
ERRORES Y CONFUSIONES EN EL USO DEL VERBO HABER.
( A mi amigo y periodista Ricardo Santana)
Por : Domingo Caba Ramos
Es mucho lo que se ha escrito acerca de esta forma verbal, y, muy particularmente, sobre los errores que se cometen o de las confusiones en que se incurre al emplearla tanto en la lengua oral como escrita. Pero a pesar de todo, los errores continúan y las confusiones persisten.
Haber, vale recordar, es un verbo irregular procedente del latín ‘habere’, el cual originalmente se empleaba con el mismo significado de ‘tener’, sentido este, actualmente un tanto en desuso, por cuanto para ello utilizamos frecuentemente la forma ‘tener’ o ‘poseer’.
En la actualidad, el verbo haber se emplea más como auxiliar para formar, seguido del participio de un verbo, los llamados tiempos compuestos de este: he tenido – habían llegado – habrán venido – habías podido, etc.
En tal caso, como bien lo establecen las reglas generales de la concordancia del español, dicho verbo debe concertar en número y persona con el sujeto correspondiente:
a) “Los apagones habían desaparecido…”
b) “El apagón había desaparecido…”
Esto quiere decir, que en su función de auxiliar, el verbo haber puede usarse tanto en plural como en singular. Todo dependerá del número en que se encuentre expresado el sujeto que realice la acción por él indicada.
Pero aparte de auxiliar, haber también funciona con impersonal, vale decir, cuando se presenta en aquellas oraciones carentes de sujeto o en las que no es posible identificar la persona gramatical que ejecuta la acción verbal. Se trata de un rol secundario en el que haber se emplea para expresar, siempre en tercera persona del singular, la presencia del ser u objeto designado por el sustantivo que en la frase aparece normalmente después del verbo. :
a) “En la toma de posesión habrá muchos invitados…”
b) “En Licey al Medio hubo tres personas heridas de balas…”
c) En el hospital había varios enfermos casi al borde de la muerte…”
Nótese que en la tres oraciones anteriores, por ser impersonales, no aparecen los sujetos o seres que realizan las acciones del verbo que nos ocupa (haber), sino los objetos directos (muchos invitados – tres personas – varios enfermos) en los cuales recaen dichas acciones. Y como quienes deben concordar en número y persona son el verbo y el sujeto y no el verbo y el objeto, es irregular la práctica muy frecuente de pluralizar el verbo haber en su forma impersonal, expresando erróneamente:
a) “En la toma de posesión habrán muchos invitados…”
b) “En Licey al Medio hubieron tres personas heridas de balas…”
c) “En el hospital habían varios enfermos casi al borde de la muerte…”
¿A qué se deben estos yerros?
Sencillamente, a que se ha confundido el sujeto (inexistente) con el objeto gramatical asumido o interpretado como sujeto. Y como en los ejemplos precitados, dicho objeto (objeto directo) aparece en plural (muchos invitados – tres personas – varios enfermos) el hablante, al percibirlo como sujeto, trata de forzar la concordancia en plural con el verbo que le antecede, originando así una falsa relación entre verbo y objeto. En virtud de esa confusión, no resulta extraño leer o escuchar oraciones irregularmente formuladas del tipo:
a) “En el Palacio Nacional habían veinte periodistas esperando al Presidente…”
b) “En la yola hubieron mujeres que lloraron como niños…”
c) “En el fin de semana habrán muchas presentaciones artísticas…”
En cada uno de los anteriores enunciados, pues, el verbo haber debió expresarse en tercera persona del singular. (Había/hubo/habrá)
Habemos o la trampa de la no inclusión.
La confusión objeto – sujeto también se pone de manifiesto cuando un objeto plural tiene carácter inclusivo, vale decir, cuando de una u otra forma el hablante queda dentro del mismo. Al no sentirse incluida o afectada por la acción verbal, la persona recurre a la personificación del verbo y a la modificación de la persona gramatical, y es entonces cuando surge la forma habemos en expresiones tales como:
a) “Habemos muchos dominicanos desesperados por la actual crisis económica…”
b) “Habemos muchos políticos serios…”
Se trata, habemos, de un arcaísmo carente por completo de pertinencia sintáctica y morfológica, por cuanto si conjugamos el verbo haber en todos los modos, personas y tiempos, descubriremos que la forma habemos no aparece. Particularmente en presente del modo indicativo (primera persona del plural) sí aparece hemos, pero nunca habemos. La Asociación de Academias de la Lengua Española, en su “Diccionario Panhispánico de dudas”, apunta al respecto lo siguiente:
“La primera persona del plural del presente de indicativo es hemos, y no la arcaica habemos, cuyo uso en la formación de los tiempos compuestos es hoy un vulgarismo propio del habla popular. También es propio del habla popular el uso de habemos con el sentido de ‘somos y estamos’” (2004, pág.330)
Y más adelante, en la misma página, el citado y muy consultado lexicón advierte lo siguiente:
“No debe usarse la forma arcaica habemos para formar la primera persona del plural del presente perfecto o antepresente de indicativo, como a veces ocurre en el habla popular…”
En su lugar se recomienda la forma impersonal “hay”. Merced a esta recomendación, lo correcto sería:
a) “Hay muchos políticos serios…”
b) “Hay muchos dominicanos desesperados por la actual crisis económica…”
Es posible que en casos como los ejemplos antes trascritos, el hablante o emisor del mensaje no se sienta incluido o se considere fuera de la acción expresada por el verbo, razón que lo impulsa a emplear la forma “ habemos”. Para su satisfacción, remediar la situación o enfatizar el carácter inclusivo del ‘hay’ impersonal, entonces se recomienda acompañar esta forma verbal de otras (estamos – somos, etc.) expresada en primera persona del plural. Así, en lugar de: “Habemos muchos dominicanos inconformes… y “Habemos muchos políticos serios…”, bien podría decirse:
a) “Hay muchos dominicanos que estamos desesperados…”
b) “Hay muchos políticos que somos serios…”
Ello hay…
Igualmente procederemos erróneamente al usar el verbo haber cuando a la forma impersonal “hay “le anteponemos la voz neutra “ello”, tanto al afirmar como al preguntar:
_“¿Ello hay clases el lunes?
_“Sí, ello hay…”
Semejante “fósil lingüístico”, tan presente en el habla dominicana, nada aporta, nada amplía, nada aclara y nada añade al sentido de la expresado. Y su uso lo único que contribuye es a violar el principio de economía lingüística o ley del menor esfuerzo. Se trata de una de las tantas “expresiones chatarra” que utilizamos los hispanoparlantes.
En resumen, el verbo haber tiene dos usos generales: funciona como auxiliar e impersonal. En el primer caso puede utilizarse tanto en plural como en singular: (había traído – habían traído), mientras que el segundo sólo se empleará en tercera persona del singular (había miles de personas - Habrá numerosas presentaciones artísticas…)
En relación con la expresión: “habemos” y la construcción léxica “Ello hay”, conviene siempre recordar que en la actualidad una y otra se consideran verdaderos arcaísmos, razón por la cual sus usos, a todas luces, carecen de pertinencia lingüística.
jueves, 1 de julio de 2010
ERRATAS Y ERRATONES EN LA PRENSA DOMINICANA.
Por : Domingo Caba Ramos.
Si leemos con detenimiento los diferentes diarios que circulan en nuestro país fácilmente descubriremos los gazapos o errores gramaticales que en esos medios se publican.
Discordancias, faltas ortográficas, errores conceptuales, uso inadecuado de los signos de puntuación, corte indebido de palabras al final del renglón y la presencia de frases ambiguas o pleonásticas, se destacan entre las más frecuentes de esas irregularidades. A cada uno de estos desaciertos nos hemos referido ya en otros artículos publicados en este medio. Esta vez trataremos acerca de otro de los aspectos que también tienen que ver con el uso irregular de la lengua en los medios de comunicación social de República Dominicana: las erratas.
¿Qué es una errata?
Una errata es, sencillamente, un error de imprenta. O, como la define el diccionario académico, es una “equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito…” Estos yerros de impresión casi siempre se originan a partir de la omisión, adición o cambio de letras o palabras.
Las erratas violentan por completo el sentido de lo expresado, alteran la estructura semántica de las palabras y lanzan al vacío de un solo porrazo todo el armazón conceptual concebido originalmente por el escritor.
Se trata de deslices lacerantes, mortificantes, inoportunos y siempre despreciables. Nada hiere más el alma del que escribe como la imprudente intervención de una errata traicionera.
Quien no haya tenido la experiencia de publicar un libro o escribir para un periódico o una revista ni siquiera se imagina el malestar o puyazo espiritual que se siente, como me sucedió hace diez años en este mismo diario, cuando escribimos “vaga penumbra” y nos publican “vaca penumera”. Cuando nos publican “suena” por “sueña”; “ aparato” por “apartado”; “prolongada” por “ prologada”; “ bastante vapulendo” por “ bastante vapuleado”; “ inverción” por “intervención”; “sibiste” por “ pudiste”; “ desertar” por "despertar” y “enseñamiento” por “ensañamiento”
Una errata puede transformar un tierno adjetivo, como sucedió en una ocasión con el cardenal López Rodríguez, en el más obsceno de los términos.
Pablo Neruda, el genial bardo chileno, autor de los famosos "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"´, definió así los susodichos errores:
« Las erratas son caries de los renglones, y duelen en profundidad cuando los versos toman el aire frío de la publicación…» Y los clasificó en “erratas y erratones”
Los primeros, las erratas, explica el Premio Nóbel de Literatura, «se agazapan en el boscaje de consonantes y vocales, se visten de verde o de gris, son difíciles de descubrir como insectos o reptiles armados de lancetas encubiertos bajo el césped de la litografía. Los erratones, por el contrario, no disimulan sus dientes de roedores furiosos»
En relación con las erratas bien podría compilarse un abundante y no menos curioso anecdotario. El mismo Neruda relata un caso vinculado a uno de sus libros publicados.
"En mi nombrado libro – confiesa – me atacó un erratón bastante sanguinario:« Donde digo el “agua verde del idioma…”, la máquina se descompuso y apareció “el agua verde del idiota”… Sentí el mordisco en al alma»
Y cuenta, también, el error cometido por un impresor español en perjuicio de un poeta cubano: « Allí donde el versista había escrito “Yo siento un fuego atroz que me devora”, el impresor había colocado: “Yo siento un fuego atrás que me devora”…»
Por : Domingo Caba Ramos.
Si leemos con detenimiento los diferentes diarios que circulan en nuestro país fácilmente descubriremos los gazapos o errores gramaticales que en esos medios se publican.
Discordancias, faltas ortográficas, errores conceptuales, uso inadecuado de los signos de puntuación, corte indebido de palabras al final del renglón y la presencia de frases ambiguas o pleonásticas, se destacan entre las más frecuentes de esas irregularidades. A cada uno de estos desaciertos nos hemos referido ya en otros artículos publicados en este medio. Esta vez trataremos acerca de otro de los aspectos que también tienen que ver con el uso irregular de la lengua en los medios de comunicación social de República Dominicana: las erratas.
¿Qué es una errata?
Una errata es, sencillamente, un error de imprenta. O, como la define el diccionario académico, es una “equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito…” Estos yerros de impresión casi siempre se originan a partir de la omisión, adición o cambio de letras o palabras.
Las erratas violentan por completo el sentido de lo expresado, alteran la estructura semántica de las palabras y lanzan al vacío de un solo porrazo todo el armazón conceptual concebido originalmente por el escritor.
Se trata de deslices lacerantes, mortificantes, inoportunos y siempre despreciables. Nada hiere más el alma del que escribe como la imprudente intervención de una errata traicionera.
Quien no haya tenido la experiencia de publicar un libro o escribir para un periódico o una revista ni siquiera se imagina el malestar o puyazo espiritual que se siente, como me sucedió hace diez años en este mismo diario, cuando escribimos “vaga penumbra” y nos publican “vaca penumera”. Cuando nos publican “suena” por “sueña”; “ aparato” por “apartado”; “prolongada” por “ prologada”; “ bastante vapulendo” por “ bastante vapuleado”; “ inverción” por “intervención”; “sibiste” por “ pudiste”; “ desertar” por "despertar” y “enseñamiento” por “ensañamiento”
Una errata puede transformar un tierno adjetivo, como sucedió en una ocasión con el cardenal López Rodríguez, en el más obsceno de los términos.
Pablo Neruda, el genial bardo chileno, autor de los famosos "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"´, definió así los susodichos errores:
« Las erratas son caries de los renglones, y duelen en profundidad cuando los versos toman el aire frío de la publicación…» Y los clasificó en “erratas y erratones”
Los primeros, las erratas, explica el Premio Nóbel de Literatura, «se agazapan en el boscaje de consonantes y vocales, se visten de verde o de gris, son difíciles de descubrir como insectos o reptiles armados de lancetas encubiertos bajo el césped de la litografía. Los erratones, por el contrario, no disimulan sus dientes de roedores furiosos»
En relación con las erratas bien podría compilarse un abundante y no menos curioso anecdotario. El mismo Neruda relata un caso vinculado a uno de sus libros publicados.
"En mi nombrado libro – confiesa – me atacó un erratón bastante sanguinario:« Donde digo el “agua verde del idioma…”, la máquina se descompuso y apareció “el agua verde del idiota”… Sentí el mordisco en al alma»
Y cuenta, también, el error cometido por un impresor español en perjuicio de un poeta cubano: « Allí donde el versista había escrito “Yo siento un fuego atroz que me devora”, el impresor había colocado: “Yo siento un fuego atrás que me devora”…»
jueves, 24 de junio de 2010
RECORDANDO A MIS MAESTROS
(A los profesores José Camejo y Pedro Caonabo Pichardo)
El próximo miércoles, 30 de junio, se celebrará en nuestro país el Día del Maestro. Los enjundiosos editoriales e impresionantes reportajes que con motivo de otras celebraciones se publican cada año en la prensa nacional, ese día, ténganlos por seguro, brillarán por su ausencia. Y es que más que al coronel aquel, el maestro dominicano si es verdad que no tiene quien le escriba. Y talvez muy pocos lo recuerdan. Ausentes estarán también aquellos regalitos que en épocas pasadas, con tanta ternura y amor, poníamos los alumnos en manos de nuestros profesores.
Yo, por mi parte, quiero aprovechar tan memorable fecha para recordar y rendir honor a muchos de mis ex maestros que en los diferentes niveles de enseñanza tuve el privilegio de saborear el néctar de sus sabias lecciones. Unos provistos de una sólida formación académica y/o pedagógica. Otros quizás no poseían siquiera el título de bachiller, esto es, teóricamente no conocían de Constructivismo, Funcionalismo u otras modernas corrientes educativas, ni mucho menos a los grandes pensadores de la educación universal. A estos últimos, sin embargo, difícilmente se les detectaba un trazo caligráfico irregular o una falta ortográfica en su escritura; pero con sus sombras y sus luces, todos tenían un rasgo común: enseñaban. Y enseñaban porque la mayoría de ellos disfrutaban el arte de enseñar, respetaban su trabajo, amaban a sus estudiantes, poseían mística docente, infundían valores, forjaban disciplina, actuaban con responsabilidad y, lo que es más importante: leían. Enseñaban, como bien lo recomendó Gabriela Mistral, “con su actitud, el gesto y la palabra”
Conforme a semejante contexto, en el nivel primario tengo necesariamente que recordar a mis queridos maestros Noel Ramón Peralta (Monchi), Arismendi Grullón y Leonardo Estrella (Leo), actualmente síndico de San Víctor. Mi formación profesional la asumo hoy como el edificio plantado sobre las bases que en un buen tiempo ellos supieron construir.
Olvidar no puedo en el nivel intermedio, Escuela Juan Pablo Duarte, San Víctor, Moca, a los profesores Rodolfo Rodríguez y su esposa, doña Milagros Luna; a mi profesor de español, Luis Jiménez, al director del plantel, Joaquín Medina y al maestro de matemáticas, Pedro Maximinio Reyes. De este último, muy vinculado afectivamente a mi familia, recuerdo siempre sus rabias y sus impulsos cuando nuestras bellaquerías desbordaban los límites de la paciencia. Y recuerdo igualmente que quien con él no aprendía matemáticas, no la aprendía con nadie, vale decir, nadie como él tenía tanto dominio y facilidad para enseñar tan compleja disciplina.
Del Liceo “Domingo Faustino Sarmiento”, Moca, fija yace en mi mente la imagen de la profesora Amada Ferreiras, maestra de Lengua Española y a quien todos llamábamos La querida, Frank Rosario, maestro de Filosofía y José Alba, maestro de Trigonometría. Y cómo no recordar al siempre pintoresco profesor de música Pablo Bienvenido de la Cruz.
En la Escuela Normal “Luis Núñez Molina”, donde cursé estudios pedagógicos durante dos años en la categoría de internado, razones sobran para recordar a consagrados educadores a quienes allí lo veíamos como padres y maestros: a la nunca olvidada Herminia Vda. Pimentel (doña Mamina), a Marino Henríquez (profe Maro); a los profesores Francisco Polanco y Alfredo Abel, luces que iluminaban el horizonte educativo dominicano; a Carmen Bejarán y a la maestra Mercedes María Reyes, entre otros.
Y cómo no recordar, finalmente, a mis profesores de la UASD, en los grados de licenciatura y maestría, Pedro Ureña Rib, Diógenes Céspedes, Carlisle González, Mukien Sang, Andrés Paniagua, Jesús Tellería, y, particularmente, a ese Maestro de maestros llamado Celso Benavides, uno de los académicos de más sólida formación linguística la República Dominicana.
Cuando en cualquier momento con uno de esos educadores antes mencionados me encuentro, de ningún modo siento que estoy frente a un colega o compañero de trabajo. Entiendo, al contrario, que estoy sencillamente frente a frente a mi maestro.
(A los profesores José Camejo y Pedro Caonabo Pichardo)
El próximo miércoles, 30 de junio, se celebrará en nuestro país el Día del Maestro. Los enjundiosos editoriales e impresionantes reportajes que con motivo de otras celebraciones se publican cada año en la prensa nacional, ese día, ténganlos por seguro, brillarán por su ausencia. Y es que más que al coronel aquel, el maestro dominicano si es verdad que no tiene quien le escriba. Y talvez muy pocos lo recuerdan. Ausentes estarán también aquellos regalitos que en épocas pasadas, con tanta ternura y amor, poníamos los alumnos en manos de nuestros profesores.
Yo, por mi parte, quiero aprovechar tan memorable fecha para recordar y rendir honor a muchos de mis ex maestros que en los diferentes niveles de enseñanza tuve el privilegio de saborear el néctar de sus sabias lecciones. Unos provistos de una sólida formación académica y/o pedagógica. Otros quizás no poseían siquiera el título de bachiller, esto es, teóricamente no conocían de Constructivismo, Funcionalismo u otras modernas corrientes educativas, ni mucho menos a los grandes pensadores de la educación universal. A estos últimos, sin embargo, difícilmente se les detectaba un trazo caligráfico irregular o una falta ortográfica en su escritura; pero con sus sombras y sus luces, todos tenían un rasgo común: enseñaban. Y enseñaban porque la mayoría de ellos disfrutaban el arte de enseñar, respetaban su trabajo, amaban a sus estudiantes, poseían mística docente, infundían valores, forjaban disciplina, actuaban con responsabilidad y, lo que es más importante: leían. Enseñaban, como bien lo recomendó Gabriela Mistral, “con su actitud, el gesto y la palabra”
Conforme a semejante contexto, en el nivel primario tengo necesariamente que recordar a mis queridos maestros Noel Ramón Peralta (Monchi), Arismendi Grullón y Leonardo Estrella (Leo), actualmente síndico de San Víctor. Mi formación profesional la asumo hoy como el edificio plantado sobre las bases que en un buen tiempo ellos supieron construir.
Olvidar no puedo en el nivel intermedio, Escuela Juan Pablo Duarte, San Víctor, Moca, a los profesores Rodolfo Rodríguez y su esposa, doña Milagros Luna; a mi profesor de español, Luis Jiménez, al director del plantel, Joaquín Medina y al maestro de matemáticas, Pedro Maximinio Reyes. De este último, muy vinculado afectivamente a mi familia, recuerdo siempre sus rabias y sus impulsos cuando nuestras bellaquerías desbordaban los límites de la paciencia. Y recuerdo igualmente que quien con él no aprendía matemáticas, no la aprendía con nadie, vale decir, nadie como él tenía tanto dominio y facilidad para enseñar tan compleja disciplina.
Del Liceo “Domingo Faustino Sarmiento”, Moca, fija yace en mi mente la imagen de la profesora Amada Ferreiras, maestra de Lengua Española y a quien todos llamábamos La querida, Frank Rosario, maestro de Filosofía y José Alba, maestro de Trigonometría. Y cómo no recordar al siempre pintoresco profesor de música Pablo Bienvenido de la Cruz.
En la Escuela Normal “Luis Núñez Molina”, donde cursé estudios pedagógicos durante dos años en la categoría de internado, razones sobran para recordar a consagrados educadores a quienes allí lo veíamos como padres y maestros: a la nunca olvidada Herminia Vda. Pimentel (doña Mamina), a Marino Henríquez (profe Maro); a los profesores Francisco Polanco y Alfredo Abel, luces que iluminaban el horizonte educativo dominicano; a Carmen Bejarán y a la maestra Mercedes María Reyes, entre otros.
Y cómo no recordar, finalmente, a mis profesores de la UASD, en los grados de licenciatura y maestría, Pedro Ureña Rib, Diógenes Céspedes, Carlisle González, Mukien Sang, Andrés Paniagua, Jesús Tellería, y, particularmente, a ese Maestro de maestros llamado Celso Benavides, uno de los académicos de más sólida formación linguística la República Dominicana.
Cuando en cualquier momento con uno de esos educadores antes mencionados me encuentro, de ningún modo siento que estoy frente a un colega o compañero de trabajo. Entiendo, al contrario, que estoy sencillamente frente a frente a mi maestro.
¡Felicidades a los aún viven y que sus restos descansen en paz los que ya fallecieron!
miércoles, 16 de junio de 2010
CANTO A TAMBORIL
Doña Elsa Brito de Domínguez. Maestra y poetiza, nació en Tamboril, pero reside en Santiago, ciudad en la que por más de cuarenta años ejercició el magisterio, la mayor parte de ellos en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Auténtica y fervorosa tamborileña, supo plasmar todo el amor que siempre ha sentido por su querida patria chica o venerada “PAJISA ALDEA” en su muy nostálgico y descriptivo "Canto a Tamboril":
Canto a Tamboril
Oh Tamboril adorable
pinceladas eufóricas recogen tus samanes
y al arrullo del viento
tus flores amarillas
se van de prisa a veces
y no quieren volver.
Tus rieles, dos líneas paralelas,
que estamparon su marca
en la tierra aldeana
y al vaivén de un tranvía
repiquetearon danzas en sus hierros lustrosos
que ya no volverán.
Me hablaron de tus voces, poéticas y pulcras
oí decir un día,
que a la luz de la luna
con requiebros y cuerdas de guitarra
a Tabaré leían
y amaban del poeta su lírica exquisita.
Las blancas azucenas, silvestres parecían,
placeras sin canciones bajaban a la aldea
y las extrañas blancas, rosadas y moradas,
engarzaban sus pétalos
sin temor de ser pintadas
en una florería.
El laurel con su copa desafiante y augusta
como un molino sacro
retuerce las frutitas
que se desparraman muy tristes y en calma
en la calzada agreste
que ha abrazado la tierra
como muralla inerme
de pleno Siglo Veinte.
El sol ha dormido la tierra
que bordada en tabaco suspira
y el obrero silente
ha cortado el cigarro
con chaveta hechizada
de sus hojas negruzcas y dobladas
han logrado
los silbidos, la sangre y el agua.
La montaña ha doblado el costado
y ha exhibido el verdor de su falda
de la entraña del suelo ha brotado
la luz transparente del ámbar.
Yelidá con su canto sonoro
fue acrobacia de imagen y esmero
que dio gala y renombre al poeta
cuando hablaba de dioses noruegos
y de sueños azules
con éxtasis augusto
y frenesí de la tierra morena.
Tamboril, te repito tu canto,
en mi línea trazada a mi antojo
con luceros por ámbar,
con savia de grama,
sudores silentes
de obreros que cantan,
un laurel hermoso
de copa gigante,
y la historia sacra
de un samán que alberga
los sueños y risas
del que hilvana cuentos
en noches de luna.
Pinceles poéticos, bordaron tus órbitas
y el cielo ha quedado como espejo mágico
retratando el marco del retrato dado
de aquellas siluetas que están en mi alma
vestidas de gala
porque son recuerdos
de mi pueblo amado.
( Autora : Elsa Brito )
Doña Elsa Brito de Domínguez. Maestra y poetiza, nació en Tamboril, pero reside en Santiago, ciudad en la que por más de cuarenta años ejercició el magisterio, la mayor parte de ellos en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Auténtica y fervorosa tamborileña, supo plasmar todo el amor que siempre ha sentido por su querida patria chica o venerada “PAJISA ALDEA” en su muy nostálgico y descriptivo "Canto a Tamboril":
Canto a Tamboril
Oh Tamboril adorable
pinceladas eufóricas recogen tus samanes
y al arrullo del viento
tus flores amarillas
se van de prisa a veces
y no quieren volver.
Tus rieles, dos líneas paralelas,
que estamparon su marca
en la tierra aldeana
y al vaivén de un tranvía
repiquetearon danzas en sus hierros lustrosos
que ya no volverán.
Me hablaron de tus voces, poéticas y pulcras
oí decir un día,
que a la luz de la luna
con requiebros y cuerdas de guitarra
a Tabaré leían
y amaban del poeta su lírica exquisita.
Las blancas azucenas, silvestres parecían,
placeras sin canciones bajaban a la aldea
y las extrañas blancas, rosadas y moradas,
engarzaban sus pétalos
sin temor de ser pintadas
en una florería.
El laurel con su copa desafiante y augusta
como un molino sacro
retuerce las frutitas
que se desparraman muy tristes y en calma
en la calzada agreste
que ha abrazado la tierra
como muralla inerme
de pleno Siglo Veinte.
El sol ha dormido la tierra
que bordada en tabaco suspira
y el obrero silente
ha cortado el cigarro
con chaveta hechizada
de sus hojas negruzcas y dobladas
han logrado
los silbidos, la sangre y el agua.
La montaña ha doblado el costado
y ha exhibido el verdor de su falda
de la entraña del suelo ha brotado
la luz transparente del ámbar.
Yelidá con su canto sonoro
fue acrobacia de imagen y esmero
que dio gala y renombre al poeta
cuando hablaba de dioses noruegos
y de sueños azules
con éxtasis augusto
y frenesí de la tierra morena.
Tamboril, te repito tu canto,
en mi línea trazada a mi antojo
con luceros por ámbar,
con savia de grama,
sudores silentes
de obreros que cantan,
un laurel hermoso
de copa gigante,
y la historia sacra
de un samán que alberga
los sueños y risas
del que hilvana cuentos
en noches de luna.
Pinceles poéticos, bordaron tus órbitas
y el cielo ha quedado como espejo mágico
retratando el marco del retrato dado
de aquellas siluetas que están en mi alma
vestidas de gala
porque son recuerdos
de mi pueblo amado.
( Autora : Elsa Brito )
CALLE "ELSA BRITO"
Por : Domingo Caba Ramos
(Resumen de la semblanza leída por el autor ( Domingo Caba R. ) el día 8 de agosto del 2007 en el acto en que se designó con el nombre de Elsa Brito una de las calles del sector Francisco A. Caamaño del municipio de Tamboril)
Doña Elsa Brito de Domínguez
Honrar honra, rezan las palabras de la vieja y conocida expresión popular. Por eso de entrada me siento en el deber de felicitar a la honorable Sala Capitular del Ayuntamiento , al Club Rotario y a las representaciones políticas del municipio de Tamboril por la feliz y sabia iniciativa de designar con el nombre de “Elsa Brito” una de las calles que conforman el área urbana de la llamada “Pajiza Aldea”
Siempre he creído que reconocer o rendir honor a quien honor merece, aparte de un noble acto de justicia, constituye la más sana expresión de nobleza y responsabilidad por parte de la persona o institución que organiza el homenaje. Y mayor significado adquiere semejante distinción si el ser reconocido aún se mantiene respirando y activo en el siempre complejo pero placentero mundo de los vivos.
De entrada debo igualmente resaltar que Tamboril está matizado por un rasgo bastante característico: a su gente, al parecer, le resulta humanamente imposible desconectarse sentimentalmente de sus raíces pueblerinas. Por eso en la distancia, a sus hijos, los recuerdos de la patria chica afloran siempre a su mente. Y así como escribió la destacada poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda cuando tuvo que abandonar la isla de sus sueños:
¡doquier que el ado en su furor me impela
tu dulce nombre halagará mi oído!”
Del mismo modo Dagoberto López, poeta tamborileño radicado desde en 1971 en E.E.U.U., escribió, en el mismo instante en que tuvo que dejar atrás su lar nativo , unos versos en los que late la nostalgia y amargura que siente todo aquel que deja tras sí el sol, el cielo y el aire del paisaje local:
“Se acerca la hora, me voy Tamboril
y voy a llevarme las cosas pequeñas de mi vida triste
las que llevo siempre en lo más profundo de mis cicatrices.
Me voy Tamboril,
me voy pero vuelvo”
Muerto a destiempo y establecido a muy temprana edad en la capital dominicana, Tomás Hernández Tolentino evoca el paisaje nativo en un canto de indiscutibles aliento nostálgico:
“Pero no hay más belleza que la de mi aldea.
¡Qué amanecer!
¡Qué dulce es recordarte Tamboril!”
En tanto que del padre del anterior y autor del famoso poema YELIDA, Tomás Hernández Franco, se registra su muy famosa y conocida frase:
“Yo fui tamborileño en París, en New York, en Centroamérica y en Santiago”
Y en ese mismo contexto, una de las hijas meritorias del municipio, maestra consagrada y poetisa de aguda sensibilidad proclama con el mayor candor o fuerza lírica que se le pueda imprimir al verso:
“¡Oh Tamboril adorable!
pinceladas eufóricas recogen tus samanes
y al arrullo del viento
tus flores amarillas
se van de prisa a veces
y no quieren volver…”
Esa hija meritoria, educadora consagrada y ciudadana ejemplar es la misma cuyo nombre identificará a partir de hoy la calle en que nos encontramos. Nos referimos a doña Elsa Vda. Domínguez, mujer de chica o diminuta anatomía , pero grande de ideas, cerebro y corazón.
Maestra y poetisa, constructora de versos y forjadora de cultura, doña Elsa nació en Tamboril, el 10 de diciembre de 1935, comunidad donde cursó sus estudios primarios y a cuyo desarrollo social y cultural siempre ha estado ligada. Sus estudios secundarios los realizó en los liceos “Ulises Francisco Espaillat” (Santiago) y “Domingo Faustino Sarmiento”, de la ciudad de Moca.
En la Escuela Normal Superior “Emilio Prud Homme” cursó estudios de formación docente y en esa prestigiosa institución, en 1957, obtuvo el título de Maestra Normal de Segunda Enseñanza, sección
Letras. Siete años más tarde, en 1963, se matriculó en la carrera de Derecho de la Universidad Católica Madre y Maestra, mas su vocación pedagógica muy pronto la llevaría no sólo a cambiar de carrera sino también de universidad, y es así como en los años 1971 y 1972 se gradúa de licenciada en educación y orientadora en la Universidad Nacional “Pedro Henríquez Ureña”
LABOR DOCENTE
Su labor docente se inició en 1957 como profesora del Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat, de Santiago, donde ejerció hasta 1975, año en que pasó a impartir clases a la Universidad Católica Madre y Maestra, centro en el que aún se mantiene activa como Profesora Asociada. También impartió docencia en los colegios Sagrado Corazón de Jesús y La Esperanza, así como las escuelas de formación de maestros “Emilio Prud Homme”, Santiago, y “Luis Núñez Molina”,en Licey al Medio.
Pero paralela a este quehacer sistemático y formal típico de la escuela, vale destacarlo, esta inquieta y fecunda educadora ha educado igualmente con su producción literaria, múltiples conferencias y conducta de madre y ciudadana ejemplar. Como ya lo postuló la también maestra y poetisa chilena Gabriela Mistral, de doña Elsa bien puede afirmarse que ha enseñado “con la acción, el gesto y la palabra”
LABOR LITERARIA
Aunque se ha destacado en el género poético, la profesora Elsa Brito ha escrito obras de ensayo y teatro. En 1976 publicó su primer libro de versos titulado “Al pie de mi escalera” y en enero del 2002 dio a la luz su más reciente obra: “La muralla de los siglos”, cuya puesta en circulación, un año después en la Casa de la Cultura Latina, en Bruselas, Bélgica, constituyó todo un acontecimiento internacional para orgullo no sólo de la autora y su familia, sino también para orgullo de todo el pueblo de Tamboril. Y todo un acontecimiento fue también la conferencia que sobre el insigne poeta tamborileño, Tomás H. Franco leyó en 1997 en la sede de la UNESCO. Ha colaborado en diferentes periódicos y revistas nacionales y representado al país en varias ocasiones en eventos culturales. Por su gran labor educativa y promotora cultural ha sido objeto de innúmeras distinciones.
Casó con el señor Pedro Domínguez (fallecido) de cuyo matrimonio nacieron cinco hijos: Pedro, Alejandro, José Luis, Elsa María y Francisco Domínguez Brito.
Por su trayectoria y aportes en favor de su pueblo y el Cibao, doña Elsa es más que merecedora del justo homenaje que en su nombre han organizado en esta calurosa mañana de agosto el Honorable Ayuntamiento y el Club Rotario de estemunicipio.
(Resumen de la semblanza leída por el autor ( Domingo Caba R. ) el día 8 de agosto del 2007 en el acto en que se designó con el nombre de Elsa Brito una de las calles del sector Francisco A. Caamaño del municipio de Tamboril)
Doña Elsa Brito de Domínguez
Honrar honra, rezan las palabras de la vieja y conocida expresión popular. Por eso de entrada me siento en el deber de felicitar a la honorable Sala Capitular del Ayuntamiento , al Club Rotario y a las representaciones políticas del municipio de Tamboril por la feliz y sabia iniciativa de designar con el nombre de “Elsa Brito” una de las calles que conforman el área urbana de la llamada “Pajiza Aldea”
Siempre he creído que reconocer o rendir honor a quien honor merece, aparte de un noble acto de justicia, constituye la más sana expresión de nobleza y responsabilidad por parte de la persona o institución que organiza el homenaje. Y mayor significado adquiere semejante distinción si el ser reconocido aún se mantiene respirando y activo en el siempre complejo pero placentero mundo de los vivos.
De entrada debo igualmente resaltar que Tamboril está matizado por un rasgo bastante característico: a su gente, al parecer, le resulta humanamente imposible desconectarse sentimentalmente de sus raíces pueblerinas. Por eso en la distancia, a sus hijos, los recuerdos de la patria chica afloran siempre a su mente. Y así como escribió la destacada poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda cuando tuvo que abandonar la isla de sus sueños:
¡doquier que el ado en su furor me impela
tu dulce nombre halagará mi oído!”
Del mismo modo Dagoberto López, poeta tamborileño radicado desde en 1971 en E.E.U.U., escribió, en el mismo instante en que tuvo que dejar atrás su lar nativo , unos versos en los que late la nostalgia y amargura que siente todo aquel que deja tras sí el sol, el cielo y el aire del paisaje local:
“Se acerca la hora, me voy Tamboril
y voy a llevarme las cosas pequeñas de mi vida triste
las que llevo siempre en lo más profundo de mis cicatrices.
Me voy Tamboril,
me voy pero vuelvo”
Muerto a destiempo y establecido a muy temprana edad en la capital dominicana, Tomás Hernández Tolentino evoca el paisaje nativo en un canto de indiscutibles aliento nostálgico:
“Pero no hay más belleza que la de mi aldea.
¡Qué amanecer!
¡Qué dulce es recordarte Tamboril!”
En tanto que del padre del anterior y autor del famoso poema YELIDA, Tomás Hernández Franco, se registra su muy famosa y conocida frase:
“Yo fui tamborileño en París, en New York, en Centroamérica y en Santiago”
Y en ese mismo contexto, una de las hijas meritorias del municipio, maestra consagrada y poetisa de aguda sensibilidad proclama con el mayor candor o fuerza lírica que se le pueda imprimir al verso:
“¡Oh Tamboril adorable!
pinceladas eufóricas recogen tus samanes
y al arrullo del viento
tus flores amarillas
se van de prisa a veces
y no quieren volver…”
Esa hija meritoria, educadora consagrada y ciudadana ejemplar es la misma cuyo nombre identificará a partir de hoy la calle en que nos encontramos. Nos referimos a doña Elsa Vda. Domínguez, mujer de chica o diminuta anatomía , pero grande de ideas, cerebro y corazón.
Maestra y poetisa, constructora de versos y forjadora de cultura, doña Elsa nació en Tamboril, el 10 de diciembre de 1935, comunidad donde cursó sus estudios primarios y a cuyo desarrollo social y cultural siempre ha estado ligada. Sus estudios secundarios los realizó en los liceos “Ulises Francisco Espaillat” (Santiago) y “Domingo Faustino Sarmiento”, de la ciudad de Moca.
En la Escuela Normal Superior “Emilio Prud Homme” cursó estudios de formación docente y en esa prestigiosa institución, en 1957, obtuvo el título de Maestra Normal de Segunda Enseñanza, sección
Letras. Siete años más tarde, en 1963, se matriculó en la carrera de Derecho de la Universidad Católica Madre y Maestra, mas su vocación pedagógica muy pronto la llevaría no sólo a cambiar de carrera sino también de universidad, y es así como en los años 1971 y 1972 se gradúa de licenciada en educación y orientadora en la Universidad Nacional “Pedro Henríquez Ureña”
LABOR DOCENTE
Su labor docente se inició en 1957 como profesora del Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat, de Santiago, donde ejerció hasta 1975, año en que pasó a impartir clases a la Universidad Católica Madre y Maestra, centro en el que aún se mantiene activa como Profesora Asociada. También impartió docencia en los colegios Sagrado Corazón de Jesús y La Esperanza, así como las escuelas de formación de maestros “Emilio Prud Homme”, Santiago, y “Luis Núñez Molina”,en Licey al Medio.
Pero paralela a este quehacer sistemático y formal típico de la escuela, vale destacarlo, esta inquieta y fecunda educadora ha educado igualmente con su producción literaria, múltiples conferencias y conducta de madre y ciudadana ejemplar. Como ya lo postuló la también maestra y poetisa chilena Gabriela Mistral, de doña Elsa bien puede afirmarse que ha enseñado “con la acción, el gesto y la palabra”
LABOR LITERARIA
Aunque se ha destacado en el género poético, la profesora Elsa Brito ha escrito obras de ensayo y teatro. En 1976 publicó su primer libro de versos titulado “Al pie de mi escalera” y en enero del 2002 dio a la luz su más reciente obra: “La muralla de los siglos”, cuya puesta en circulación, un año después en la Casa de la Cultura Latina, en Bruselas, Bélgica, constituyó todo un acontecimiento internacional para orgullo no sólo de la autora y su familia, sino también para orgullo de todo el pueblo de Tamboril. Y todo un acontecimiento fue también la conferencia que sobre el insigne poeta tamborileño, Tomás H. Franco leyó en 1997 en la sede de la UNESCO. Ha colaborado en diferentes periódicos y revistas nacionales y representado al país en varias ocasiones en eventos culturales. Por su gran labor educativa y promotora cultural ha sido objeto de innúmeras distinciones.
Casó con el señor Pedro Domínguez (fallecido) de cuyo matrimonio nacieron cinco hijos: Pedro, Alejandro, José Luis, Elsa María y Francisco Domínguez Brito.
Por su trayectoria y aportes en favor de su pueblo y el Cibao, doña Elsa es más que merecedora del justo homenaje que en su nombre han organizado en esta calurosa mañana de agosto el Honorable Ayuntamiento y el Club Rotario de estemunicipio.
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