sábado, 6 de septiembre de 2025

LA EXPRESIÓN DE DOBLE SENTIDO

Por : Domingo Caba Ramos

                                                                                          Juan Antonio Alix

En la expresión lingüística, el doble sentido siempre ha existido. Un verso, frase o palabra posee doble sentido cuando el mensaje que quiso expresar el emisor es interpretado de manera distinta por el lector, oyente o receptor. Por lo general, el doble sentido casi siempre alude a todo lo relacionado con el sexo o lo sexual, y según la construcción formal de la idea expresada, bien podría clasificarse en artístico y vulgar. Este último dice, esto es, alude a la realidad de manera directa, explícita o transparente. Ejemplos de este podemos encontrarlo en las letras de bachatas, merengues, reguetones y en los llamados cuentos «coloraos».

 El primero, el doble sentido artístico, sugiere, no dice, vale decir, expresa la realidad en forma indirecta, estética o metafórica, entrañando en todo momento un fino humorismo y una elegante picardía, como los versos que se transcriben a continuación, pertenecientes a nuestro folklor poético:

 «SI YO FUERA ZAPATICO»

 «Si yo fuera zapatico,
yo me calzara en tu pie,
y ahora tuviera viendo,
lo que zapatico ve»

 (Anónimo)

 Pero fue nuestro genial poeta popular, Juan Antonio Alix (1833 – 1918), quien con mayor salero, picardía, gracias y maestría cultivó este tipo de doble sentido, es decir, el artístico. Veamos una auténtica muestra:

 «Estando una vez Teresa,
subida en un algarrobo,
desde el tronco, un Juan Bobo,
le pregunta esta simpleza:
-Muchacha, ¿qué fruta es esa?,
y teresa que no quiso,
pasar por boba ante Juan,
le contesta al truchimán:¨
- ¿Tú has visto frutas sin rizo?,
- ¡Ay, ¡cómo no!, y la que Adán,
se comió en el paraíso»

 Pero ¡cuidado!

 No debe confundir ambigüedad con doble sentido. Cuando nuestra Gloria Juan Luis Guerra dice, por ejemplo: «Quisiera ser un pez/para tocar mi nariz en tu pecera…», en poética alusión al sexo oral, eso no es doble sentido, sino ambigüedad, que es el rasgo por excelencia del texto literario.

 Un texto es ambiguo cuando admite varias interpretaciones, esto es, cuando dos o más personas lo interpretan de maneras distintas. En el doble sentido, en cambio, y como nombre lo indica, solo intervienen dos sentidos: el sentido del emisor que expresa el mensaje y del receptor que lo interpreta de manera distinta.


 

 

 

 

 

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